Cuando las recetas las cree una m¨¢quina
Llegar¨¢ un momento en que un ¡®software¡¯ ser¨¢ capaz de crear platos por s¨ª mismo y nosotros no sabremos si aplaudir el avance tecnol¨®gico o abatirnos ante otra tradici¨®n cultural que se nos escapa
Antonia, una de las abuelas de la fabada en los anuncios de televisi¨®n, ni era abuela, ni era asturiana y, seg¨²n cuentan, tampoco sab¨ªa preparar fabada. Pero esa industria de verdades plausibles que es la publicidad nos convenci¨® de que esa mujer mayor, con el pa?uelo en la cabeza, encarnaba a la yaya perfecta. El inapelable contexto creado por la casona rural, el humo de la chimenea, las gallinas correteando o la indumentaria y actitud ingenua de los lugare?os encubr¨ªa el embuste que los ancianos colaban a los excursionistas, entusiasmados con unas legumbres de lata, creyendo que se trataba de un potaje casero. Sin duda, los abuelos del spot, en un desempe?o de mentalizaci¨®n ejemplar, alcanzan a interpretar los deseos de unos visitantes que andan a la caza de lo aut¨¦ntico y se lo dan¡ a su manera.
La teor¨ªa de la mente, en psicolog¨ªa, es la facultad de leer lo que est¨¢ pensando quien se tiene enfrente, considerando que posee las mismas facultades cognitivas que nosotros incluso cuando exprese pensamientos, creencias y emociones diferentes. ?Pero qu¨¦ sucede en nuestra mente cuando lo que tenemos delante es tan indeterminado como un Dios? Como considera el historiador y escritor israel¨ª Yuval Noah Harari en Sapiens. De animales a dioses: ¡°No hay dioses en el universo, no hay naciones, no hay dinero, ni derechos humanos, ni leyes, ni justicia fuera de la imaginaci¨®n com¨²n de los seres humanos¡±. Con todo, aceptando que ciertas ideas se mantienen exclusivamente en el imaginario colectivo, hay cerebros que las perciben como reales.
Un estudio llevado a cabo sobre un grupo de cristianos creyentes por el investigador Uffe Schj?dt, de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), demostr¨® que cuando estos hablaban con Dios se activaban las mismas ¨¢reas del cerebro que se estimulan cuando una persona habla con otra. En contraposici¨®n, las resonancias magn¨¦ticas revelaron que cuando se pidi¨® a los voluntarios que efectuaran una petici¨®n mental de regalos a Santa Claus, estas zonas permanec¨ªan inactivas. Es decir, no percibimos del mismo modo la interlocuci¨®n con un semejante que con un ente virtual, como un personaje de videojuego, porque no se espera reciprocidad de un ser inanimado y, por tanto, no es necesario saber sus intenciones.
La duda que surge es si esta desconexi¨®n o desafecci¨®n con la tecnolog¨ªa inanimada se mantendr¨¢ durante la experiencia subjetiva del valor que se asigna a un trabajo de autor¨ªa, sea un plato, partitura, texto o dise?o, creado por una inteligencia artificial. Existen o se trabaja en programas inform¨¢ticos capacitados para replicar determinados rasgos del comportamiento creativo dirigidos a escribir novelas y poemas, pintar un lienzo o componer al estilo de Chopin. En un futuro no muy lejano ser¨¢ posible dise?ar recetas o experiencias culinarias replicando procederes, aplicando probabilidades o aprovechando espacios entre ¨¢reas del conocimiento. Estamos llegando a la creatividad computacional ideada como entidad creativa en s¨ª misma, y no tanto como herramienta para asistir a la actividad innovadora humana. Cuando llegue el momento habr¨¢ que ver c¨®mo se juzga, y se siente, el desen?lace de un proceso de conceptualizaci¨®n generado artificialmente con relaci¨®n a otro producido por un humano. Si tendr¨¢ sentido desplazarse a conocer la propuesta de un restaurante sabiendo que el autor es un software.
Desde un punto de vista objetivo, hace tiempo que muchas tareas vincu?ladas a la producci¨®n recayeron en manos de la industria y admitimos naturalmente infinidad de alimentos industrializados. Pero la experiencia intersubjetiva frente a una obra, hasta ahora al menos, m¨¢s que el resultado, ten¨ªa en cuenta los procesos, la experiencia y las motivaciones del creador. Hoy sigue teniendo un atractivo pensar que la fabada la ha cocinado una abuela. Llegados a este punto, se podr¨ªa pensar que la fina l¨ªnea que distancia lo virtual de lo humano es la que separa lo sint¨¦tico de lo artesanal, pese a que hoy se complementan y van de la mano en muchas ¨¢reas de la vida. El gran problema no es ese, sino la manera en la que se conducen nuestras creencias y pensamientos en un mundo donde se fabrican realidades artificialmente. El momento en el que la conciencia cr¨ªtica se desenfoca o, peor a¨²n, se duerme.
Guiso de hierbas y patata
Ingredientes
Para 4 personas
Para las patatas
- 4 patatas medianas
Para el guiso de hierbas
- 80 gramos de tocino
- 2 dientes de ajo
- 20 mililitros de aceite de girasol
- Hierbas silvestres y cultivadas
- 50 mililitros de caldo de carne
Instrucciones
1. Las patatas
Cocer las patatas en agua con un poco de sal. Mantenerlas en un hervor muy suave para que estas no choquen entre sí y se rompan. Cuando la patata esté cocida, retirar del agua y partir por la mitad longitudinalmente. Con ayuda de una cuchara, retirar parte de la pulpa de la patata. Colocar en un horno a 150 grados durante 30 minutos o hasta que la patata se vuelva crujiente en su exterior.
2. El guiso de hierbas
En una sartén desde frío y a fuego medio sofreír el tocino cortado en lardones. Cuando esté tostado, retirar sobre un papel absorbente. Por otro lado, picar el ajo muy pequeño. Colocarlo en un cazo, cubrirlo con el aceite y ponerlo al fuego medio, sin dejar de remover, hasta que tome color dorado, retirar e incorporar las hierbas, previamente lavadas y cortadas, removiendo. Juntar los lardones, las hierbas y el caldo antes de servir.
3. Acabado y presentaci¨®n
En las medias patatas calientes disponer el guiso de hierbas con cuidado y servir. Comer con las manos si es posible.
Aporte nutritivo
La patata aporta unas 80 kilocalor¨ªas por 100 gramos de porci¨®n comestible. Contiene una cantidad moderada de hierro, pero el gran contenido de vitamina C fomenta la absorci¨®n de este mineral. Adem¨¢s, este tub¨¦rculo tiene vitaminas B1, B3 y B6, y otros minerales como potasio, f¨®sforo y magnesio, as¨ª como folato, ¨¢cido pantot¨¦nico y riboflavina.
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