El monstruo que hay en ti
Bataille lleva raz¨®n: todos albergamos una parte maldita; conviene saberlo: porque, si lo sabes, puedes gobernarla
En una entrevista publicada por este peri¨®dico, Guillermo Altares le pregunt¨® a Antony Beevor, a prop¨®sito de su ¨²ltimo libro, Rusia. Revoluci¨®n y guerra civil (1917-1921): ¡°?Una guerra convierte a personas normales en monstruos o los monstruos salen a la luz en las guerras?¡±. La respuesta del gran historiador brit¨¢nico es sensata. ¡°Siempre se dice que la escoria llega a la cima en esos periodos¡±, afirma y, en alusi¨®n a su libro, remata: ¡°La guerra civil fue tan intensa y cruel que los generales m¨¢s brutales llegaron a la cima¡±. S¨ª: toda sociedad tiene sus cloacas y, cuando las cosas se tuercen y las aguas residuales se desbordan, los seres del inframundo emergen a la superficie, a veces incluso toman el poder. Para ello no hace falta llegar al extremo de una guerra; como hemos comprobado los catalanes en los ¨²ltimos a?os, basta con una crisis seria. Esto, sin embargo, es s¨®lo una parte del problema (y de la pregunta de Altares); la otra es: ?qu¨¦ hacen las personas normales cuando las crisis sacan a la luz los monstruos? ?Siguen siendo normales? ?O tambi¨¦n se convierten en monstruos?
Georges Bataille argument¨® que en cada ser humano se oculta una zona oscura, un rinc¨®n donde hierven el dolor, la furia, el odio, el deseo de venganza; Bataille llam¨® a ese lugar la parte maldita, o el Mal. ¡°Hay en cada hombre un animal encerrado en una prisi¨®n, como un esclavo¡±, escribi¨® en 1929. ¡°Hay una puerta: si la abrimos, el animal se escapa como el esclavo que encuentra una salida; entonces el hombre muere provisoriamente y la bestia se conduce como una bestia¡±. Cuando eso ocurre, la vida social se vuelve imposible. Bataille sostiene con raz¨®n que, dado que la literatura se alimenta de lo malo y el escritor es una alima?a carro?era, la parte maldita constituye el mejor carburante de la literatura, que posee la virtud de transmutar el Mal en belleza y sentido (por eso los buenos escritores son tambi¨¦n alquimistas); ahora bien, ?no pueden las crisis dar rienda suelta a nuestra parte maldita, legitimar su furia, abrir la puerta de la c¨¢rcel interior y permitir que asome la bestia de Bataille? Una respuesta demoledora a esta pregunta es Una temporada de machetes, libro en el que el periodista Jean Hatzfeld entrevist¨® a una decena de responsables del genocidio que, entre abril y junio de 1994, acab¨® en Ruanda con la vida de 800.000 tutsis, asesinados a manos de sus conciudadanos hutus. Porque lo m¨¢s estremecedor del libro de Hatzfeld es que los entrevistados son personas normales y corrientes, casi todos trabajadores humildes, buenos padres de familia y cat¨®licos practicantes que, durante cuatro semanas de pesadilla, envenenados por el miedo, el odio y las mentiras de la propaganda antitutsi, se aplicaron con disciplina laboral a cazar a sus vecinos huidos al campo y a asesinarlos a machetazos. ¡°Hay participantes que cuentan que nos hab¨ªamos convertido en fieras¡±, cuenta uno de los criminales. ¡°Que la ferocidad nos cegaba. Que hab¨ªamos enterrado nuestra civilizaci¨®n bajo el follaje (¡). Esa es una gansada para torcer la verdad. Yo puedo decir que, fuera de los pantanos, llev¨¢bamos una vida muy normal. Canturre¨¢bamos por los caminos (¡) Entr¨¢bamos en calor de noche encima de nuestras mujeres y re?¨ªamos a los ni?os traviesos (¡) Est¨¢bamos deseosos de buenos sentimientos¡±. Repito: de buenos sentimientos. Jean-Baptiste Munyakore, un maestro de la zona, lo resumi¨® as¨ª: ¡°Son comportamientos m¨¢s all¨¢ de lo natural de personas muy naturales¡±.
No es verdad que s¨®lo las malas personas cometan actos malvados; dadas las circunstancias propicias ¡ªuna guerra, una crisis seria¡ª, incluso las mejores personas pueden cometer los peores errores. Bataille lleva raz¨®n: todos albergamos una parte maldita; conviene saberlo: porque, si lo sabes, puedes gobernarla; pero, si no lo sabes, corres el riesgo de que sea ella quien te gobierne a ti. ?Qu¨¦ hacen las personas normales cuando las crisis sacan a la luz los monstruos? La inmensa mayor¨ªa, tratar de disimular, intentar sobrevivir fingiendo que los monstruos son personas normales y corrientes. O convertirse en monstruos. Esto tambi¨¦n conviene saberlo.
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