El regreso de Sabina: documental con Fernando Le¨®n, disco, gira y ajuste de cuentas con la izquierda latinoamericana
Durante m¨¢s de una d¨¦cada, Fernando Le¨®n de Aranoa ha seguido con su c¨¢mara al cantante. Sin guion. A base de complicidad y respeto. El resultado es ¡®Sinti¨¦ndolo mucho¡¯, m¨¢s un documento que un documental.
Cuando Jimena Coronado sali¨® de ver Sinti¨¦ndolo mucho le dijo a Joaqu¨ªn Sabina, su marido: ¡°Te ha sacado el alma¡±. Sab¨ªa de lo que hablaba despu¨¦s de casi tres d¨¦cadas de convivencia con el cantante, el hombre que quedaba ah¨ª, en pantalla, retratado despu¨¦s de comparecer durante 14 a?os ante la c¨¢mara de Fernando Le¨®n de Aranoa. Probablemente se refer¨ªa al alma envuelta en un halo quebradizo de humo que supura verdad. A los rastrojos de su coraz¨®n bajo el bomb¨ªn. El ¨²ltimo aliento de una carrera que se va cerrando sin fecha prevista, despu¨¦s de m¨¢s de medio siglo. Queda as¨ª atrapado ese tramo de su trayectoria en una pel¨ªcula que es m¨¢s un documento que un documental; que servir¨¢ de gu¨ªa para quien desee conocer los latidos del Sabina crepuscular.
Es mucho lo que se ve en esas im¨¢genes. Y todav¨ªa m¨¢s lo que se intuye. Retrata a un hombre que desaf¨ªa a la vida y a la muerte, que se toma a chirigota, pero algo tambi¨¦n m¨¢s en serio, desde su casa de Tirso de Molina, la llamada del comendador. Pareciera que el creador del mito de don Juan lo vigila de cerca y que Sabina se da cuenta. ?l hab¨ªa venido al mundo para llevar a cabo un plan machadiano: ¡°Ser acaso profesor de instituto y escribir alguna novela que no leer¨ªa apenas nadie¡±, dice. Pero un buen d¨ªa agarr¨® su guitarra y el plan se trunc¨®. Hasta hoy.
Observamos en cada plano de Sinti¨¦ndolo mucho el miedo y la alegr¨ªa de sacar a flote una canci¨®n; el respeto a su oficio o la impotencia por no poder dar m¨¢s de s¨ª sin dejar a veces de ser, como dice ¨¦l, ¡°due?o de lo poquito que s¨¦ hacer¡±. Tambi¨¦n la fragilidad de un icono venerado al que todo se le perdona: bien que haga mutis tras un ataque de p¨¢nico, que se quede en blanco o que se caiga ante 15.000 almas y apenas nadie pida que le devuelvan la entrada. Es el perpetuo anarco l¨²cido ante sus escasas fuerzas, aunque jam¨¢s sospechara llegar a los 73 a?os. Consciente de vivir una pr¨®rroga tras el ictus que sufri¨® en 2001, pero que no respeta los consejos del m¨¦dico; el que tiembla si se terminan las reservas de alcohol o echan la persiana los estancos¡
La estatua de piedra que conmemora al autor de El burlador de Sevilla da la espalda a su balc¨®n, y uno puede sospechar que cuando se asoma a la ventana para atestiguar la corriente que discurre en la calle, cigarro va, cigarro viene, teme que este se torne para atraparlo y llev¨¢rselo en un mal sue?o. No por casualidad, ha vivido con siete gatos, producto quiz¨¢s de su respeto al mal fario o como resquicio de buen andaluz, nacido en ?beda.
Aun as¨ª, Sabina r¨ªe a carcajadas cuando culmina cada frase. A su lado se ha sentado en el sal¨®n Fernando Le¨®n de Aranoa e inician una conversaci¨®n con el ¨²ltimo rayo vespertino de una tarde plomiza en el sal¨®n del cantante.
Est¨¢n contentos. La complicidad y el respeto mutuo se dan la mano. El primero, porque le ha gustado verse retratado mediante el pincel din¨¢mico de celuloide que teje el segundo, con sus 10 Goyas. Y el cineasta, tranquilo a sus 54 a?os tras el entusiasmo de quien protagoniza su ¨²ltima pel¨ªcula, que se estrena el d¨ªa 17 de septiembre en el festival donostiarra. Se trata ni m¨¢s ni menos que de uno de los h¨¦roes de leyenda de Le¨®n de Aranoa, como de otros tantos, a los que el cantante ha ense?ado con su voz rasgada el secreto de amar, de vivir, de so?ar, fracasar y torear los descalabros.
No hubo un plan para Sinti¨¦ndolo mucho. Fernando Le¨®n, eso s¨ª, hab¨ªa decidido terminar el documental este a?o de su resaca, quiz¨¢ para relativizar la gloria de El buen patr¨®n: ¡°Ese fue el secreto. Nos guiamos por rodajes espor¨¢dicos. Pronto entend¨ª que eso precisamente fijaba el curso a seguir: la ausencia de guion era el guion. El propio caos y compartirlo as¨ª con el espectador¡±, afirma el director.
Comenzaron con un viaje a Rota, C¨¢diz, donde Sabina y Jimena veranean. Fue en la ¨¦poca que preparaban su disco Vinagre y rosas, que apareci¨® en 2009. Le¨®n de Aranoa col¨® su c¨¢mara ya en medio del cantante y Benjam¨ªn Prado mientras el poeta conduc¨ªa y perfilaban juntos los versos de la canci¨®n Cristales de Bohemia.
El discreto invitado a esas ceremonias fue siempre Fernando Le¨®n. Sabina le abri¨® tanto la puerta de sus habitaciones que tuvo que encargarse ¨¦l, por su cuenta, de colocar las cerraduras. ¡°Que viniera ya era un lujo¡±, dice el m¨²sico. ¡°Y, adem¨¢s, me regalaba dibujitos¡±. Su confianza en el director ha sido ilimitada. Y esa actitud a Le¨®n de Aranoa le parece un acto de sabidur¨ªa. ¡°No querer esconderse. Lo sent¨ª desde que comenzamos en Rota, desde el principio me demostr¨® much¨ªsima coherencia¡±. En ning¨²n momento, reconocen, el cantante le dijo que dejara de rodar. ¡°Aqu¨ª, en cada momento, ha mandado Fernando. Yo sab¨ªa que no me iba a clavar un pu?al en la espalda¡±, dice Sabina.
Le dejaba una llave de sus hoteles all¨¢ donde paraban. Acceso total. ¡°Me dijo: ¡®Entra cuando quieras¡±. Hasta la ducha se col¨®. Y lo pill¨® cantando. Ese coto vedado qued¨® abierto sin condiciones para la c¨¢mara del cineasta. Los momentos previos a salir a escena, el proceso en que fluye la idea de un verso sobre el papel. El instante del pavor y la marcha atr¨¢s.
Arranca el documental con un testimonio previo a saltar al escenario en el WiZink Center de Madrid. ¡°Me gusta Joaqu¨ªn cuando est¨¢ a punto de actuar. Generalmente, ah¨ª uno no entra. Pero esa primera reflexi¨®n me permite luego ir hacia atr¨¢s¡¡±, comenta Le¨®n.
Habla Sabina en los primeros planos del tipo del bomb¨ªn, ese que le diferencia de aquel que sale a la calle. Confiesa lo que le inspira, lo que ha influido su m¨²sica y su escritura¡ Ese baile perpetuo y asim¨¦trico con Quevedo, Lorca, Neruda o Machado, entre Bob Dylan, Leonard Cohen o Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez, Chavela Vargas, Carlos Gardel, Peret, Quintero, Le¨®n y Quiroga, Miguel de Molina o La Ni?a de los Peines. De todos ellos, Sabina ha ido vampirizando estilos para crear su propia voz y dar de comer despu¨¦s, con su prote¨ªna singular, a los que le han seguido.
Sin alharacas ni complejos de superioridad. Repartiendo galones a grandes poetas y a referentes de la cultura popular para su propio provecho y en la misma medida. Democratizando un gusto y una manera de hacer que ha llegado a tres generaciones, desde los idealistas de la Transici¨®n hasta las quintas que van a conquistar el mundo en 5G. ¡°Una de sus virtudes, para m¨ª, es esa humildad. En cuanto sospecha que puede parecer solemne, r¨¢pidamente se echa al suelo para ponerse en su sitio¡±, afirma Le¨®n de Aranoa.
Anda terminando unos nuevos sonetos que publicar¨¢ en Visor. Para componerlos, tira de rigor y consulta los cl¨¢sicos que acumula en casa. Pero cree que la canci¨®n popular debe medirse por otros c¨®digos, diferentes a la poes¨ªa. Sin que falte ese ingrediente, defiende ali?arla con recetas dispares: con un punto de demagogia, por ejemplo. ¡°Para los sonetos, huyo de la cursiler¨ªa como de la peste. Pero en la canci¨®n popular, con un gramo de eso que desecho para los poemas vas bien, no le sobra. Tiene que ser un poquito cursi, como hac¨ªa Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez, que no se pasa nunca¡±.
Difiere tambi¨¦n de lo que algunos consideran canciones de amor. ¡°Cuando piensan que lo son, si las escuchas bien, no hay rastro¡±. Para ¨¦l, las buenas son las de desamor. ¡°A m¨ª me encantar¨ªa componerle miles a Jimena, pero al amor dom¨¦stico y feliz no hay Dios que le haga una estrofa. ?Co?o, no puede ser!¡±.
A ese arte en torno a la ruptura, Fernando Le¨®n une otra faceta. ¡°La manera en que incorpora lo coloquial en las canciones. Una de las cosas que m¨¢s me gustan de las suyas es c¨®mo dialoga. Ya haga hablar a unos argentinos o unas marujas¡±, asegura el guionista y director. En eso, ambos tienen mucho que ver, seg¨²n Sabina. ¡°?l tiene un o¨ªdo extraordinario a la hora de captar c¨®mo deben expresarse sus personajes. En cuanto a la canci¨®n popular, nace en las tabernas, no sale de ninguna academia. Yo pongo atenci¨®n en todo lo que puedo. Tanto dentro de un tren como en la calle. Sol¨ªa escribir en un bar lleno de gente, metido en un rinc¨®n donde por alguna raz¨®n me dejaban en paz. Y ahora echo much¨ªsimo de menos eso¡±, recuerda el cantante.
Los selfis no le dejar¨ªan pasar de un verso a otro. Pero as¨ª fue como en una etapa de su vida compuso y dio a luz una obra que desde Inventario, en 1978, hasta Lo niego todo, en 2017, representa el pulso y la fibra de quien ha marcado ¨¦poca y pasado a la historia por discos como 19 d¨ªas y 500 noches. Para muchos, junto a Mediterr¨¢neo, de Joan Manuel Serrat, quiz¨¢s los discos m¨¢s importantes de la canci¨®n espa?ola de los ¨²ltimos 50 a?os.
Con Serrat andaba Sabina de gira cuando sufri¨® el accidente que lo apart¨® de los escenarios hasta hoy. Su ca¨ªda en el WiZink Center, el 12 de febrero de 2020. ¡°Deb¨ª tropezarme con un cable. Todav¨ªa no s¨¦ qu¨¦ ocurri¨®, pero ya he dejado de pensarlo¡±, afirma el cantante. All¨ª andaba ese d¨ªa Fernando Le¨®n, con su c¨¢mara. Y lo capt¨® desde un lateral. ¡°Co?o, Fernandito, no me jodas, no ir¨¢s a empezar la pel¨ªcula con la hostia que me di, ?no?¡±, pregunta el m¨²sico casi al inicio del documental.
No, pero casi. El material lo ten¨ªa. No iba a desaprovecharlo. ¡°Aunque dejamos de grabar, hasta que vimos que todo iba bien¡±, comenta Le¨®n de Aranoa. ¡°Lo que me impresion¨® fue rodar a 15.000 almas en silencio¡±, comenta el director. Quince mil almas en vilo en espera de noticias hasta que Berri, su agente, sali¨® para comunicar que estaba bien, aunque el concierto quedaba suspendido.
¡°Pero me sacas entrando en la ambulancia¡¡±, tercia Sabina. No lo dice como reproche, ante eso tambi¨¦n se parte de risa. A toro pasado. Ya plenamente recuperado y fardando de clav¨ªcula nueva. El ingreso se complic¨® con un trombo. Le operaron y sali¨® bien. Hoy planea otra gira a partir de febrero de 2023. ¡°Espa?a, toda Am¨¦rica, Londres y Par¨ªs. Para lo que me queda en el convento¡ Tengo muchas ganas de empezar, pero lo har¨¦ sin anunciar que ser¨¢ la ¨²ltima. No, eso no¡±.
En el tour incluir¨¢ novedades. Las que aparezcan en un nuevo disco que grabar¨¢ este oto?o. ¡°Tengo canciones, voy teniendo. He mirado en el caj¨®n y hay cosas. Debo dos discos a mi compa?¨ªa y los pienso hacer, se han portado muy bien conmigo estos a?os, durante la covid¡±, afirma. Y con Leiva como colaborador estrella, como ya hizo en Lo niego todo. ¡°He encontrado un compa?ero de viaje estupendo¡±, asegura Sabina. Tambi¨¦n Leiva se ha encargado de la m¨²sica de Sinti¨¦ndolo mucho. El entusiasmo que gener¨® la pel¨ªcula en Sabina le anim¨® adem¨¢s a componer una canci¨®n nueva, la primera que le sal¨ªa desde la ca¨ªda en Madrid, dos a?os atr¨¢s.
Sorpresas¡ Otra de las claves de una pel¨ªcula que fue cuaj¨¢ndose entre la euforia y los sobresaltos. ¡°Al comenzar a grabar, no solo me di cuenta de que nos ¨ªbamos a divertir, sino de que siempre, a su lado, ocurr¨ªa lo imprevisible. Todo el rato pasaban cosas tremendas¡±, concluye el director. Como el episodio con Jos¨¦ Tom¨¢s, cuando fue a torear a Aguascalientes, en M¨¦xico¡ A punto estuvo de morir en la plaza con Sabina y Jimena Coronado de testigos. Hablamos del 24 de abril de 2010. El plan era el habitual entre el cantante y el torero, amigos ¨ªntimos. ¡°Yo ir¨ªa a verle por la tarde a la plaza y ¨¦l acudir¨ªa al concierto por la noche¡±, cuenta el m¨²sico. Pero ocurri¨® lo que ocurri¨®. Que el toro Navegante le clav¨® el asta en el muslo y le produjo una herida casi mortal. ¡°Fernando era un sueco para esto de los toros¡±, comenta Sabina. ¡°Me met¨ª en un curso acelerado. Tuve la sensaci¨®n de presenciar algo especial cuando estaban prepar¨¢ndose para salir al ruedo. Me impresion¨® mucho ese momento. Ves a alguien que puede encontrarse prepar¨¢ndose para morir¡, contemplando esa posibilidad al menos. El hecho de grabar es un peque?o filtro que te inmuniza, que amortigua todo lo que est¨¢s viendo. Yo lo llevo mal. Lo veo como una parte medio blasfema y casi impostora¡±, explica Fernando Le¨®n.
El dolor de Sabina en ese trance encoge. ¡°A punto estuvo de morir. El toreo y el cine no han funcionado nunca, pero esas im¨¢genes¡ Captan su grandeza y su misterio. Son de lo m¨¢s impresionante que he visto. Tom¨¢s se considera sacerdote de un rito ancestral, lo vive as¨ª y lo ves. Ese d¨ªa yo no pod¨ªa dejarlo escapar¡±, recuerda el cantante. Aun as¨ª, actu¨®. ¡°Ped¨ªan sangre para el torero, Jimena se fue a donar. Pero yo ten¨ªa que prepararme para salir al escenario. La fecha en que murieron mi padre y mi madre cant¨¦, las emociones no perjudican, no le hacen mal, al rev¨¦s. Aquel d¨ªa hice mi trabajo. Yo no s¨¦ si bien o mal¡, pero lo hice¡±.
De las personas a quien admira Sabina, Jos¨¦ Tom¨¢s entra en el club de quien no le ha decepcionado. No puede decir lo mismo de algunos pol¨ªticos. Concretamente de representantes de la izquierda en Am¨¦rica Latina, donde su voz influye: ¡°Con enorme desgarro y dolor de mi coraz¨®n, lo que ocurre en Cuba, Nicaragua, Venezuela, o a ver qu¨¦ pasa ahora en Per¨², no me convence¡ Ya no me siento amigo de la revoluci¨®n cubana, ni volver¨¦ a serlo¡±, proclama el cantante sin resquicio de duda. ¡°Las ¨²ltimas veces que estuve, la gente lo que quer¨ªa era irse. Y uno puede tener o¨ªdo, pero lo que no puede dejar al lado son los ojos y el coraz¨®n. Mi deriva en ese terreno ha sido brutal, pero es que la historia lo ha probado. A m¨ª, en Cuba, Fidel me pon¨ªa una casa de protocolo, como a Garc¨ªa M¨¢rquez; viv¨ªa como un rey y luego iba a verlo. Pero ya he dicho: esto no puede ser¡ En cuanto a Nicaragua, no hay palabras para ese canalla de Daniel Ortega y su se?ora, Rosario Murillo. No tiene buena pinta, en general, la izquierda latinoamericana, con excepci¨®n de Gabriel Boric, el chileno, y a ver qu¨¦ ocurre ahora con Lula en Brasil¡±.
Sin embargo, otros referentes crecen y se afianzan en ¨¦l, como su padre: ¡°Fue poeta de campanario. Me emociono pensando, aunque est¨¦ muerto, c¨®mo le habr¨ªa gustado ver la pel¨ªcula. Cuando leo algunos de sus versos en ?beda, algo me cruje. No tengo deudas pendientes con ¨¦l, al contrario. Era polic¨ªa y pertenec¨ªa a Acci¨®n Cat¨®lica, pero cada a?o descubro m¨¢s que se trataba de una buena persona. Solo siento que mi ¨¦xito grande no lo vivieran ¨¦l y mi madre¡±.
Cuanto m¨¢s le acorrala la vejez, m¨¢s sinton¨ªa siente Sabina con los recuerdos. Pero tambi¨¦n m¨¢s rabia al comprobar que la experiencia apenas sirve para aplacar los nervios. Y que el miedo a no decepcionar crece ante sus fieles. ¡°?Para qu¨¦ valen los a?os?¡±, se pregunta. ¡°Para nada. De la vejez no se aprende nada. Tengo miedo, m¨¢s con el tiempo, consciente de que lleno los sitios y que quienes acuden a verme se han gastado un dinerito en la entrada. De eso, con 30 a?os no era consciente, no lo ten¨ªa en la cabeza. Me refiero al hecho de que esperan de m¨ª mucho m¨¢s de lo que yo puedo dar¡±.
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