Del punk a los ¡®influencers¡¯: estas son las botas que pisan todas las modas
Primero fueron calzado obrero. Luego, el uniforme de casi todas las subculturas juveniles que desfilaron por el ¨²ltimo tercio del siglo XX, desde los punks hasta los grunges. Con el nuevo siglo, fueron abrazadas por las celebridades y los dise?adores de moda. Hoy, las Dr. Martens son un fen¨®meno global y baten r¨¦cords de ventas.
Muchos de los puestos que antes vend¨ªan grabaciones piratas de conciertos de bandas alternativas, camisetas no oficiales, chaquetas de cuero con alg¨²n agujero, botas sin cordones¡, son ahora estandarizados locales de souvenirs o, sobre todo, de pad thai, tacos o hamburguesas. El mercado de Camden Town, en el norte de Londres, fue durante d¨¦cadas el epicentro de las subculturas juveniles en Europa. Mods en los sesenta, punks en los setenta, indies y nuevos rom¨¢nticos en los ochenta, grunges, ravers y britpoperos en los noventa. ...
Muchos de los puestos que antes vend¨ªan grabaciones piratas de conciertos de bandas alternativas, camisetas no oficiales, chaquetas de cuero con alg¨²n agujero, botas sin cordones¡, son ahora estandarizados locales de souvenirs o, sobre todo, de pad thai, tacos o hamburguesas. El mercado de Camden Town, en el norte de Londres, fue durante d¨¦cadas el epicentro de las subculturas juveniles en Europa. Mods en los sesenta, punks en los setenta, indies y nuevos rom¨¢nticos en los ochenta, grunges, ravers y britpoperos en los noventa. Hoy los vestigios de todos aquellos movimientos conviven con los efectos de la turistificaci¨®n y de un incendio que en 2008 arras¨® el mercado y propici¨® una reconstrucci¨®n que se acometi¨® al gusto del consumidor contempor¨¢neo. En Camden ahora se puede comer bien, algo impensable hace 20 a?os. Y en Camden sigue teniendo sus oficinas y su tienda emblema Dr. Martens, la marca de calzado que vistieron todas y cada una de las subculturas que hicieron del barrio donde nacieron desde Madness hasta Amy Winehouse su patio de recreo y expresi¨®n personal durante medio siglo. Mientras la mitad de los negocios de la zona parecen una traici¨®n a los or¨ªgenes de la misma y la otra mitad un desesperado y condenado al fracaso intento nost¨¢lgico por mantener una idiosincrasia que ya no se vive, solo se visita y se consume, el espacio de Dr. Martens es de lo poco que tiene a¨²n sentido: no es una reliquia, tampoco una trampa para turistas.
¡°Las subculturas no son lo que eran, pero la idea de rebelarse y de expresarse a trav¨¦s de la ropa se mantiene ah¨ª, y en eso nuestras botas siguen desempe?ando un papel importante¡±, apunta Darren McKoy, director creativo de Dr. Martens, sentado en un sill¨®n en el peque?o museo y sala de conciertos que alberga la tienda de la marca. ¡°Ahora mismo, nos pueden vestir a la vez celebridades con millones de seguidores en Instagram y j¨®venes bandas de punk. Con las celebridades no trabajamos directamente, no tenemos embajadores. Las bandas, por su parte, siguen entendiendo nuestras botas como el trampol¨ªn que les ayuda a subirse al escenario¡±, remata.
El origen de las botas Dr. Martens no puede estar m¨¢s alejado de la est¨¦tica punk o de la imagen de ?Kendall Jenner luci¨¦ndolas mientras sale de un Starbucks en West Hollywood sosteniendo un caf¨¦ de medio litro. En 1947, tras haber sufrido un accidente de esqu¨ª dos a?os antes del que a¨²n sufr¨ªa secuelas, el doctor Klaus Martens desarroll¨® en M¨²nich junto a su colega el doctor Herbert Funk una suela de suspensi¨®n neum¨¢tica, s¨®lida y c¨®moda. La idea era venderla principalmente a mujeres mayores. Doce a?os m¨¢s tarde, una familia de zapateros de Northamptonshire, los ?Gribbs, adquirieron la licencia de aquellas suelas y las convirtieron en la base de una bota para obreros. Ocho agujeros, un encordado amarillo y aquella revolucionaria suela alemana ser¨ªan las se?as de identidad de aquel calzado. As¨ª naci¨® el modelo 1460, el m¨¢s emblem¨¢tico de Dr. Martens. ¡°Durante los primeros a?os sesenta, estas botas fueron ropa de trabajo, pero, a medida que avanzaba la d¨¦cada, su pedigr¨ª obrero despert¨® inter¨¦s en otras capas de la sociedad y salt¨® al universo de las subculturas, en principio, a los primeros y multiculturales skinheads, luego las populariz¨® Pete Townsend, guitarrista de The Who. Esos son los dos momentos que marcan el devenir posterior de este calzado¡±, apunta Martin Roach, historiador brit¨¢nico y autor de Dr. Martens: The Story of an Icon (Dr. Martens: historia de un icono). ¡°Para m¨ª, existen dos grandes momentos en el esplendor de las botas. El primero tiene lugar durante finales de los setenta y principios de los ochenta, con el punk y todos los movimientos culturales que vinieron justo despu¨¦s. El segundo, el grunge en los noventa¡±, interviene McKoy. ¡°Hubo en aquella ¨¦poca un uniforme entre las chicas que consist¨ªa en vestidos ligeros y estampados y s¨®lidas botas 1460. Aparte de ser est¨¦ticamente muy atractivo, fue el momento en el que las chicas realmente se apropiaron de las Dr. Martens. Hoy la mitad de nuestros productos los compran mujeres¡±.
En 2020 se cumplieron 60 a?os del modelo 1460. La marca lo celebr¨® lanzando una docena de colaboraciones con dise?adores de moda, algo que Dr. Martens lleva enfatizando desde que en 1993 Marc Jacobs subiera estas botas a la pasarela para presentar una de sus memorables colecciones grunge. ¡°Para nosotros es importante colaborar con dise?adores¡±, apunta McKoy, ¡°pero siempre manteni¨¦ndonos fieles a nuestro ADN. Tampoco es complicado porque, ya sea Marc Jacobs o Supreme, la gente con la que trabajamos siempre ha sido fan de las botas, sabe lo que son y las entienden. Eso s¨ª, no somos una firma de moda ni de lujo, y jam¨¢s lo seremos¡±.
El a?o pasado fue el mejor para las ventas de Dr. Martens, y en junio de este 2022 se anunci¨® que se espera terminar este ejercicio con una facturaci¨®n por encima de los 1.000 millones de euros y un aumento en las ventas de un 18% con respecto al a?o anterior. Inmediatamente, las acciones de la firma subieron un 19%. Este a?o la casa brit¨¢nica ha decidido expandir las tiendas propias. En Espa?a han abierto en Madrid y Valencia.
¡°Las subculturas no van a morir. Fluyen y cambian, pero no desaparecen. S¨ª es cierto que hoy las tribus son muy distintas y que las redes sociales han provocado un marasmo de est¨¦ticas muy complicado de definir, ya que todo el mundo coge elementos de distintas fuentes y los mezcla a su gusto, resultando casi siempre en propuestas est¨¦ticas que no hab¨ªamos visto jam¨¢s¡±, interviene Roach. McKoy cree que, aunque en un primer instante podr¨ªamos pensar que esta idiosincrasia ir¨ªa en contra del legado de la firma, adscrita siempre a est¨¦ticas concretas. La realidad, como las cifras de ventas confirman, es la contraria. ¡°Es la era de la customizaci¨®n y de la expresi¨®n personal, y estas botas siempre han sido un lienzo en blanco para que la gente juegue con ellas, las adapte, las transforme¡±. Uno de los ¨²ltimos retos virales en TikTok consiste en j¨®venes que no pueden permitirse los m¨¢s de 150 euros que cuestan unas 1460 pintando de amarillo los cordones de sus botas para que estas parezcan Dr. Martens. Las primeras 1460 lanzadas por la marca se vend¨ªan a dos libras el par.
Los cleintes m¨¢s madrugadores entran en la tienda de la casa en Camden Town. Casi todos son turistas y casi todos son extremadamente j¨®venes: no hab¨ªan nacido cuando los Buzzcocks lucieron ese par de Dr. Martens firmadas por ellos que se exhiben en una de las vitrinas del local. Pero eso no impide que sientan la misma conexi¨®n con este calzado que sintieron todos aquellos punks, ya sea porque sus hermanos mayores llevaban un par o simplemente porque la marca tiene una l¨ªnea vegana. Pocas firmas son relevantes tanto por la nostalgia como por la novedad.