El precio de la civilizaci¨®n

No se puede decir mejor: ¡°Los impuestos son el precio de la civilizaci¨®n¡±. Lo dijo Claudi P¨¦rez en este diario; o, m¨¢s bien, Claudi P¨¦rez dijo que lo dijeron ¡°los cl¨¢sicos¡±. Los cl¨¢sicos de la econom¨ªa, claro est¨¢. Pero apenas hace falta saber de econom¨ªa para entender que, como los otros, estos cl¨¢sicos tambi¨¦n llevan raz¨®n. ?Para qu¨¦ sirven los impuestos? Para pagar escuelas, hospitales, pensiones y toda la serie de servicios indispensables en la ¨²nica sociedad donde merece la pena vivir: aquella que ha sido dise?ada no para las personas excepcionales, las m¨¢s fuertes y capacitadas, sino para las comunes y corrientes, las que no son nada del otro mundo (aunque esa sociedad tambi¨¦n deba reservar un espacio y una funci¨®n para las excepciones). En resumen: imposible ser una persona civilizada sin pagar a tocateja los impuestos que te corresponden. Es verdad que, en una tradici¨®n como la nuestra, donde el catolicismo mat¨® de ra¨ªz al protestantismo, donde el esp¨ªritu picaresco derrot¨® al caballeresco y Quevedo a Cervantes, a la mayor¨ªa de la gente le trae al pairo ser civilizada o no, y quien paga sus impuestos pudiendo escaquearse es un panoli. Es verdad, pero no por ello los cl¨¢sicos dejan de ser cl¨¢sicos.

Dicho esto, ?son s¨®lo el catolicismo, la picaresca y Quevedo los responsables de que haya tan poca gente entre nosotros que obre conforme al criterio impositivo de los cl¨¢sicos, o como m¨ªnimo de que haya mucha menos gente que en algunos pa¨ªses escandinavos, que no son el para¨ªso terrenal, pero tienen una ¨¦tica fiscal m¨¢s firme que la nuestra? La respuesta es no. Porque, adem¨¢s de cobrar impuestos, nuestros gobernantes deben gastarlos bien, o por lo menos no derrocharlos. Tranquilos: evitar¨¦ la demagogia antipol¨ªtica (aunque algunos chiringuitos, algunos sueldos de s¨¢trapas y algunas trapacer¨ªas m¨¢s no sean exactamente demagogia); me limitar¨¦ a recordar un par de cifras. Seg¨²n el FMI, en 2019 la corrupci¨®n le costaba a Espa?a del orden de 60.000 millones anuales, lo que equivale a 4,5 puntos de nuestro PIB; seg¨²n la OCDE, en 2017 entre el 10% y el 30% de la inversi¨®n en un proyecto de construcci¨®n financiado con fondos p¨²blicos pod¨ªa llegar a malgastarse a causa de la mala gesti¨®n y la corrupci¨®n. ?Es comprensible o no que haya tantos espa?oles que consideran un tonto del bote a quien paga impuestos pudiendo no pagarlos? La ¨¦tica fiscal y el buen gobierno son dos caras de la misma moneda: uno paga impuestos menos a disgusto si sabe que el Gobierno no los va a malgastar, o si, al menos, como ocurre en los susodichos pa¨ªses n¨®rdicos, los ¨ªndices de corrupci¨®n figuran entre los m¨¢s bajos del planeta. Por lo dem¨¢s, la pregunta del mill¨®n es por supuesto qui¨¦n debe pagar los impuestos, y cu¨¢ntos y c¨®mo debe pagarlos. Mientras escribo estas l¨ªneas, las comunidades aut¨®nomas (y no s¨®lo las del PP) se han lanzado a un sprint fiscal a la baja, mientras el Gobierno prepara un alza de impuestos de algo m¨¢s de 3.000 millones, obtenidos de los patrimonios de m¨¢s de tres millones y de las grandes empresas. Lo primero me parece una locura en un pa¨ªs cuya presi¨®n fiscal est¨¢ 6 puntos por debajo de la media europea; en cuanto a lo segundo, me parece insuficiente: el problema no son las personas que tienen tres millones de euros, sino las que acumulan miles. Por eso me gusta mucho la propuesta del economista Thomas Piketty, quien aboga por una sociedad en la que todos podamos disponer de algunos centenares de miles de euros, y en la que algunos que crean riqueza y gozan de ¨¦xito tengan unos millones, quiz¨¢ unas decenas de millones. ¡°Pero, francamente,¡± a?ade, ¡°tener varios centenares o miles de millones no creo que contribuya al inter¨¦s general¡±. El diagn¨®stico me parece acertado; la soluci¨®n, tambi¨¦n: que los milmillonarios paguen un 90% de impuestos. ¡°Un 90% a quien tenga 1.000 millones de euros significa que le quedar¨¢n 100 millones de euros¡±, razona Piketty. ¡°Con 100 millones uno puede tener un cierto n¨²mero de proyectos en la vida¡±.

Yo creo que eso es muy civilizado. Piketty no debe de computar como cl¨¢sico, pero a veces lo parece. ?Qui¨¦n le pone el cascabel al gato?