Cervantes era mujer
Inventar un pasado mejor de lo que fue s¨®lo contribuye a preparar un futuro peor de lo que podr¨ªa ser
Por fin la he visto. Me refiero, claro est¨¢, a Jeanne Dielman, la pel¨ªcula de Chantal Akerman elegida por los cr¨ªticos de la revista Sight & Sound como mejor pel¨ªcula de la historia. Por supuesto, no hay que hacer ni caso de esa clase de encuestas; por supuesto, todos se lo hacemos: la prueba es este art¨ªculo. En el caso de la de S&S, el resultado fue particularmente controvertido (Jeanne Dielman ni siquiera estaba disponible en ninguna plataforma televisiva; ahora puede verse en Filmin): los menos clementes opinan, como Alberto Olmos, que se trata de ¡°una pel¨ªcula incre¨ªblemente mala¡±; los m¨¢s entusiastas, como Paul Schrader, que es ¡°una gran pel¨ªcula¡±. Pero incluso el propio Schrader, autor de buenas pel¨ªculas y guionista de Taxi Driver, sospecha que la votaci¨®n se ama?¨®, que ¡°la aparici¨®n de Jeanne Dielman en el n? 1 socava la credibilidad de la encuesta¡± y que la obra de Akerman ser¨¢ recordada a partir de ahora ¡°como un hito de la distorsionada revalorizaci¨®n woke¡±: Akerman fue una lesbiana suicida, y su pel¨ªcula, un retrato de la cotidianidad de una viuda belga que se prostituye para mantener a su hijo adolescente, es reivindicada como ejemplo de cine feminista. En cuanto a m¨ª, me pareci¨® una obra muy de ¨¦poca (de una ¨¦poca, mediados de los setenta, que consideraba un m¨¦rito rodar pel¨ªculas sin argumento o con un argumento atrofiado, en las que no pasa nada), y confieso que, mientras la ve¨ªa, m¨¢s de una vez record¨¦ a aquel militar de El tercer hombre que le cuenta al novelista Joseph Cotten que le encantan sus novelas, porque, mientras las lee, puede seguir pensando en sus cosas. Olmos sostiene que el resultado de la encuesta de S&S constituye un acto de ¡°delincuencia cultural¡±; yo s¨®lo dir¨¦ que elevar esta pel¨ªcula a la altura de El hombre que mat¨® a Liberty Valance, de Fresas salvajes, de La dolce vita o de El padrino me parece como m¨ªnimo una temeridad.
Dicho esto, ?podr¨ªa servir para algo bueno? Partamos de lo obvio: la causa de la igualdad entre hombres y mujeres es, junto con la de la preservaci¨®n del planeta, la m¨¢s justa de nuestra ¨¦poca. Desde que el mundo es mundo, la mitad de la humanidad le ha tenido el pie en el cuello a la otra, la ha mantenido apartada, postergada, sojuzgada. Esto no es una opini¨®n: es un hecho. Por si hiciera falta alguna prueba de ello, bastar¨ªa con recordar que no existe ning¨²n Homero, ning¨²n Dante, ning¨²n Cervantes, ning¨²n Shakespeare mujer; tampoco ning¨²n Ford, ning¨²n Bergman, ning¨²n Fellini, ning¨²n Coppola. Existen, eso s¨ª, Teresa de ?vila, sor Juana In¨¦s de la Cruz, George Eliot o Virginia Woolf (cosa que, dadas sus respectivas circunstancias vitales, es un milagro); pero Cervantes o Ford, ninguna. Hay quien piensa que s¨ª existieron, s¨®lo que el patriarcado las ocult¨®, sin caer en la cuenta de que, si tales mujeres hubieran existido, no lo hubiera hecho el patriarcado, lo que es falso: todav¨ªa en nuestro tiempo, la abolici¨®n definitiva de los ¨²ltimos restos del patriarcado es una tarea tan indispensable (y tan urgente) como en otro tiempo lo fue la definitiva abolici¨®n de la esclavitud. No: empe?arse en descubrir las Cervantes y Ford escondidas conduce a la frustraci¨®n y la melancol¨ªa; invent¨¢rselas, como ha hecho S&S, conduce a la estafa. El resultado de la encuesta de S&S s¨®lo sirve para desprestigiar la ya desprestigiada cr¨ªtica cinematogr¨¢fica, lo que es una calamidad; la flagrante injusticia hist¨®rica cometida con las mujeres no se repara invent¨¢ndose Cervantes y Ford femeninos: se repara poniendo los medios necesarios para que existan. En esas estamos. O deber¨ªamos estar. No es tan r¨¢pido como lo de S&S ¡ªde hecho, es de una lentitud exasperante¡ª, pero no queda otra.
Insisto: la causa de la igualdad entre hombres y mujeres es la m¨¢s justa de nuestro tiempo. Pero ¡ªinsisto tambi¨¦n¡ª una buena causa bien defendida es una buena causa, mientras que una buena causa mal defendida corre el riesgo de convertirse en una mala causa. No es el fin lo que justifica los medios sino los medios los que justifican el fin. Inventar un pasado mejor de lo que fue s¨®lo contribuye a preparar un futuro peor de lo que podr¨ªa ser.
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