Ideas y obsesiones
Este se?or es el alcalde de Ill¨¢n de Vacas, Toledo, un pueblo de tres habitantes, todos primos. Se trata de un ejemplo m¨¢s de la Espa?a vac¨ªa o vaciada, seg¨²n, y de la huida de la gente hacia las periferias de los grandes centros urbanos, que crecen y se estiran por donde les es posible estirarse y crecer a costa, en ocasiones, de reventar sus costuras. Viene a ser como si en una ciudad de 20 calles solo se viviera en una de ellas, abandonadas las dem¨¢s al polvo, a la desolaci¨®n y a los fantasmas, de tal forma que llegara un momento en el que diera un poco de miedo atravesarlas. La caracter¨ªstica de las calles vac¨ªas es que con el paso del tiempo pierden tambi¨¦n el alma, la sustancia. No s¨¦ si ustedes han pasado de noche por una de estas calles, pero transmiten un fr¨ªo que llega al tu¨¦tano, aunque el term¨®metro sea incapaz de registrarlo. Un fr¨ªo, dir¨ªamos, de car¨¢cter metaf¨ªsico: el fr¨ªo de la locura, porque hay barrios que se trastornan cuando llevan mucho tiempo sin ocupar.
A veces se asoma uno desde la ventanilla del avi¨®n a esos vastos territorios despoblados y se imagina un cerebro en el que todas las neuronas se agolparan en una o dos de sus regiones, abandonando el resto de la materia gris a las ideas de paso. Una idea de paso es como uno de esos abrojos que vemos rodar hacia ninguna parte, impulsados por un viento que viene del infierno, en las pel¨ªculas del Oeste. Una idea de paso es una idea perdida, sola, una idea obsesiva que te hiela la sangre tanto o m¨¢s que un barrio vac¨ªo. Hay ideas de paso que se quedan, transform¨¢ndose en tumores impalpables.
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