Una gran ocasi¨®n
¡°Espa?a es el problema; Europa, la soluci¨®n¡±: m¨¢s de un siglo despu¨¦s, la manida f¨®rmula de Ortega sigue siendo exacta
De nuevo: la Europa unida es, valga el ox¨ªmoron, la ¨²nica utop¨ªa razonable inventada por los europeos, porque s¨®lo ella puede preservar la paz, la prosperidad y la democracia en el continente. De ah¨ª que una Europa federal, capaz de conciliar la unidad pol¨ªtica con la diversidad ling¨¹¨ªstica y cultural, no sea s¨®lo un proyecto hist¨®rico sin precedentes; tambi¨¦n es la gran empresa pol¨ªtica del siglo XXI: la m¨¢s ambiciosa, urgente y revolucionaria. Ahora s¨®lo falta que los europeos estemos a su altura.
El 1 de julio Espa?a vuelve a ejercer la presidencia de turno de la UE. Es una gran ocasi¨®n para relanzar el proyecto; nuestro pa¨ªs posee condiciones para hacerlo. De entrada, por tama?o e importancia: Espa?a no es ni lo bastante grande para inquietar a los grandes ¡ªFrancia y Alemania¡ª ni lo bastante peque?o para ser irrelevante: no puede serlo la cuarta econom¨ªa de la UE. Adem¨¢s, a diferencia de algunos pa¨ªses esenciales ¡ªcomo Francia, que padece una derecha y una izquierda atascadas en el nacionalismo¡ª, Espa?a sigue siendo uno de los pa¨ªses m¨¢s europe¨ªstas de la UE. A?adamos que el Gobierno espa?ol es, al menos ahora mismo, el m¨¢s izquierdista de Europa, lo que lo sit¨²a en una posici¨®n ideal para combatir la falsedad flagrante, pero muy extendida ¡ªel caso de Francia es de nuevo dram¨¢tico¡ª, de que el proyecto europeo es reaccionario (otra cosa es que sea muy mejorable, como todos, empezando por el franc¨¦s). Por otro lado, la presidencia de la UE llega en un momento propicio; las tres grandes cat¨¢strofes recientes han supuesto, para la UE, tres bendiciones: el Brexit, el peor yerro cometido por los brit¨¢nicos en siglos, fue una vacuna tan eficaz contra las pulsiones separatistas que hasta Le Pen ha arrumbado el delirio del Frexit; la covid-19 provoc¨® el mayor salto federal de la historia europea, y la guerra de Ucrania, con la que Putin pensaba dividir Europa, la ha unido m¨¢s que nunca.
Dicho esto, la pregunta se impone: ?qu¨¦ puede hacer nuestro pa¨ªs para acercar la realidad a la utop¨ªa? A mi juicio, las tareas capitales siguen siendo dos. La primera consiste en lograr que la UE deje de ser un proyecto elitista, nacido de la lucidez providencial de un pu?ado de pol¨ªticos e intelectuales que a mediados del siglo XX se conjuraron para que no se repitieran los dos apocalipsis que acababan de arrasar el continente, y pase a convertirse en lo que debe ser: un proyecto popular (para lo cual la UE debe democratizar a fondo sus instituciones y abrir cauces de participaci¨®n ciudadana); es verdad que los europeos comunes y corrientes no ignoran que muchas decisiones que afectan a su vida cotidiana se adoptan en Bruselas, pero, para la inmensa mayor¨ªa de ellos, la UE a¨²n no es un proyecto propio, entra?able, y la prueba es que est¨¢ muy lejos de concitar la adhesi¨®n personal, racional y sentimental con que cuentan las viejas naciones. La segunda tarea no es menos decisiva: consiste en sustituir el paradigma competitivo y excluyente del nacionalismo, que ha regido Europa en los dos ¨²ltimos siglos (una lengua = una cultura = una naci¨®n = un Estado), por el paradigma cooperativo e incluyente del federalismo, que propugna un ¨²nico Estado pluriling¨¹¨ªstico, pluricultural y plurinacional (o incluso posnacional); se trata de buscar la unidad pol¨ªtica sin confundir unidad con uniformidad: aunque lo que nos une es mucho m¨¢s importante ¡ªy nos hace mejores y m¨¢s fuertes¡ª que lo que nos separa, debemos respetar la diversidad ling¨¹¨ªstica, cultural e identitaria. Son dos tareas ¨ªmprobas pero esenciales para la construcci¨®n de una Europa unida de verdad.
En 2004 Mark Leonard public¨® un libro titulado ?Por qu¨¦ Europa liderar¨¢ el siglo XXI? La crisis de 2008 arruin¨® esas expectativas; con permiso de la guerra de Ucrania, ha llegado el momento de reconstruirlas. El siglo XX fue el de EE UU, y el XXI se lo est¨¢n disputando EE UU y China; en esa disputa, la UE deber¨ªa tener mucho que decir. Ojal¨¢ lo diga. ¡°Espa?a es el problema; Europa, la soluci¨®n¡±: m¨¢s de un siglo despu¨¦s de acu?ada, la manida f¨®rmula de Ortega sigue siendo exacta. Ojal¨¢ nuestro pr¨®ximo gobierno ¡ªsea del color que sea¡ª lo entienda as¨ª.
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