Jan-Jan Van Essche, el dise?ador que ha reinventado las t¨²nicas y ponchos para los hombres
La disrupci¨®n de g¨¦nero, la conciencia de clase y la responsabilidad medioambiental definen el trabajo del creador belga. Al amparo del sal¨®n Pitti Uomo, present¨® su primer desfile.
Cuando Jan-Jan Van Essche decidi¨® emprender carrera en la moda ten¨ªa 30 a?os. Era junio de 2010 y hac¨ªa casi ocho que hab¨ªa acabado los estudios, graduado en Dise?o por la Real Academia de Bellas Artes de Amberes. Que las prisas no iban con ¨¦l lo constataba ya entonces el t¨ªtulo de su colecci¨®n de debut: Yukkuri, en japon¨¦s, poco a poco, con calma. Des-pa-ci-to. Y tanto que han tenido que pasar tres lustros m¨¢s para encontrarlo al fin sobre una pasarela, en desfile (m¨¢s o menos) convencional. ¡°Primero debo convencerme de que estoy listo y despu¨¦s de que me apetece de verdad. No me gusta gastar energ¨ªa para nada¡±, dice pocas horas antes de salir a escena en el antiguo refectorio de la bas¨ªlica de Santa Maria Novella, en Florencia.
Menudo privilegio el del creador belga, que comparec¨ªa el pasado enero en la capital toscana convocado por las fuerzas vivas de Pitti Immagine Uomo en su 103? edici¨®n. No es solo que la mayor y m¨¢s importante feria de pr¨ºt-¨¤-porter masculino del mundo haya reparado en ¨¦l; es que, encima, como su ilustre invitado tiene al alcance el monumental legado hist¨®rico-cultural que sirve en bandeja la ciudad, nos encontramos conversando en el llamado Claustro Grande del complejo eclesi¨¢stico renacentista, patrimonio de la humanidad. ¡°Creo que era el momento de llevar la marca al siguiente nivel. Sobrevivir a la pandemia ha sido una victoria en s¨ª misma, pero, adem¨¢s, nos ha hecho m¨¢s fuertes, incluso hemos crecido¡±, informa Van Essche, su asc¨¦tica imagen de sant¨®n en curiosa sinton¨ªa con los frescos del Cinquecento que dan la vuelta al claustro ilustrando la Vita di Ges¨´ e dei Santi domenicani. ¡°Despu¨¦s de una d¨¦cada, sentimos que ha llegado la hora de empezar a escribir el siguiente cap¨ªtulo¡±, recalca.
El dise?ador utiliza el plural porque tambi¨¦n habla por Pi?tro Celestina, socio y compa?ero de fatigas, profesionales y personales. Se conocieron en la muy celebrada escuela de arte antuerpiense, promoci¨®n de 2003, aunque se tomaron su tiempo, faltar¨ªa, antes de echar a andar en amor y compa?¨ªa. ¡°Es una suerte tenerlo a mi lado. Puedo centrarme en dibujar y crear mientras ¨¦l procura el contexto y se ocupa de la parte comercial. Somos afortunados, porque mantenerse en el mercado siendo una firma independiente resulta complicado, podr¨ªamos irnos al garete en cualquier momento¡ Toco madera¡±, concede, refiriendo sottovoce las generaciones de colegas que llegaron detr¨¢s de los Seis de Amberes ¡ªmito fundacional de la moda belga¡ª y el fen¨®meno Martin Margiela y se fueron perdiendo por el camino. No son pocos: Jurgi Persoons, Bernhard Willhelm, Veronique Branquinho, Stephan Schnei?der, Christian Wijnants, Bruno Pieters¡ ¡°No estoy al tanto de historias ajenas, yo hablo por m¨ª, pero es cierto que pesa la leyenda. Tampoco s¨¦ qu¨¦ se espera de nosotros por el mero hecho de haber estudiado en el mismo sitio. Es verdad que, al principio, decir que vienes de Amberes te abre puertas y consigues oportunidades que otros j¨®venes dise?adores no tienen o les van a costar m¨¢s, aunque tampoco estoy seguro de si se trata de una ventaja¡±, reflexiona. Formar parte de una de las historias m¨¢s grandes de la moda contempor¨¢nea jam¨¢s contada es lo que tiene: ¡°Existe un contexto que ayuda a no tener que construir el relato desde cero. Personalmente, agradezco que hayan abierto la senda, pero no tenemos nada en com¨²n, excepto la individualidad¡±.
Basta prestar un m¨ªnimo de atenci¨®n al trabajo de Jan-Jan Van Essche (Amberes, 1980) para comprender que, en efecto, ni es un creador al uso ni se parece a los dem¨¢s. Comenz¨® dise?ando una ¨²nica colecci¨®n anual, estacionalmente etiquetada como primavera-verano, que luego ampli¨® con un refuerzo de oto?o-invierno y algunas colaboraciones y l¨ªneas especiales, como la artesanal Handwoven. Pero su objetivo nunca ha variado: proporcionarle al cuerpo no solo libertad, sino tambi¨¦n la capacidad de transformar la prenda (y no al contrario). Por eso muchas de las piezas pueden entenderse como variaciones o correcciones de otras anteriores, de lo que resulta una suerte de continuo indumentario, un bucle de pureza geom¨¦trica basado en las l¨ªneas rectangulares del quimono japon¨¦s, la chamise de tradici¨®n ¨¢rabe o el boubou, la t¨²nica favorita de ?frica Occidental. ¡°Mi f¨®rmula para vestir es simple, cuesti¨®n de capas: si hace fr¨ªo, a?ado ropa; si hace calor, quito¡±, explica. ¡°Como el estado de ¨¢nimo, el humor o el clima, la ropa influye en c¨®mo nos movemos (o no), aunque creo que la gente no es consciente de ello. En ese sentido, me gusta repasar las colecciones para ir afinando m¨¢s y m¨¢s las siluetas, porque ocurre que lo que una vez diste por bueno quiz¨¢ con la perspectiva del tiempo no lo es tanto¡±, contin¨²a. Y, al final, admite: ¡°Esta colecci¨®n en realidad no deja de ser una revisi¨®n de las anteriores, repensada, depurada para acercarme m¨¢s al cuerpo¡±. Bautizada Rito, en alusi¨®n a la interpretaci¨®n que Pina Bausch hizo de La consagraci¨®n de la primavera, de Stravinski, en 1976, su presentaci¨®n en Pitti concluy¨® con un ballet a cargo de la compa?¨ªa del core¨®grafo Sidi Larbi Cherkaoui. El movimiento, claro, se demuestra desfilando, y mejor a¨²n bailando.
Una mente dotada para la abstracci¨®n y las matem¨¢ticas, capaz de pasar del plano bidimensional a las tres dimensiones sin soluci¨®n de continuidad, tiene mucho que ver en tan din¨¢mico proceso creativo. ¡°Nada me gusta m¨¢s que el patronaje, puedo tirarme tres meses trabajando solo en ¨¦l para armar una colecci¨®n¡±, revela. Que su abuelo y bisabuelo paternos fueran sastres, en cambio, no tanto: ¡°Creo que a mi abuelo no le entusiasmaba el oficio, nunca le vi ejercerlo, pero tengo algunos de sus libros y unas tijeras. De cr¨ªo me fascinaban la ropa, las m¨¢quinas de coser¡ Mi educaci¨®n fue un tanto alternativa, hac¨ªa muchos trabajos manuales. En cualquier caso, he desarrollado mi propio lenguaje, muy distinto al de la sastrer¨ªa: yo soy de l¨ªneas rectas¡±.
Con una comunidad de amigos/clientes cultivada al calor multicultural de Atelier Solarshop, el espacio de la firma en Amberes, Van Essche est¨¢ antes por contar historias que por hacer caja, dice. De hecho, ha llegado a recortar el margen de beneficios de la colecci¨®n Handwoven para acercarla a econom¨ªas precarias. ¡°No me considero un activista, soy muy pragm¨¢tico para estas cosas¡±, asegura. ¡°Tampoco dir¨ªa que soy sostenible o inclusivo. Solo soy dise?ador, no quiero etiquetas, no necesito tender puentes porque para m¨ª no existe distancia ni separaci¨®n. Una cultura que no es permeable a otras est¨¢ acabada. Compartimos demasiado como seres humanos, y eso es lo que me apasiona¡±, concluye. ¡°No es lo que hacemos, es lo que vivimos¡±.
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