La palabra periodismo
Ahora la informaci¨®n llega en cualquier momento. Algunos lo llamar¨ªan continuismo, pero suena a otra cosa
Quiz¨¢s eran m¨¢s serios o se tomaban m¨¢s en serio: no dec¨ªan que iban a hacerlo ¡°peri¨®dicamente¡± sino todos los d¨ªas. Por eso ingleses, franceses, italianos no dicen periodismo sino journalism, journalisme, giornalismo. En castellano ser¨ªa di¨ªsmo: eso que se hace cada d¨ªa.
Pero fue periodismo. Hay palabras que van alej¨¢ndose de s¨ª mismas hasta que terminan por significar algo tan diferente. La palabra periodismo viene, por supuesto, de peri¨®dico: algo que sucede a intervalos regulares. Lo que suced¨ªa, en este caso, era que unas personas publicaban a tales intervalos unas hojas impresas que contaban lo que cre¨ªan que importaba. Lo que importaba fue cambiando con los tiempos: del movimiento de los barcos a las movidas de los politicastros a las moviolas de los astros el camino es largo y caprichoso. Pero lo que import¨® en el nombre fue la regularidad, y esas hojas se llamaron peri¨®dicos y quienes las hac¨ªan, periodistas, y el hecho de hacerlas, periodismo.
As¨ª que as¨ª nos llamamos, todav¨ªa, cuando esa periodicidad ya no existe. La palabra periodismo es un resto de aquellos tiempos en que los diarios sal¨ªan a la ma?ana y los telediarios a la hora de la sopa.
Ahora la informaci¨®n llega en cualquier momento, cuando quiere. Algunos lo llamar¨ªan continuismo, pero suena a otra cosa. Y, de hecho, uno de sus vicios m¨¢s notorios es la aceleraci¨®n: muchos medios se creen que el m¨¦rito est¨¢ en contar r¨¢pido lo que podr¨ªan contar bien, y corren y corren y se estampan. El prisismo ¡ªcon la venia de esta noble casa¡ª reemplaza con tal frecuencia al periodismo que el verdadero periodismo, tantas veces, consiste en desmentir lo que han contado ciertos medios antes de saberlo.
Son detalles. Mientras tanto, todos los periodistas estar¨¢n de acuerdo en que el periodismo est¨¢ en crisis. Es dif¨ªcil de negar: siempre lo est¨¢ ¡ªaunque cada momento tenga sus maneras. Ahora hablan sobre todo de fake news: yo vengo de un pa¨ªs donde la revista m¨¢s vendida titul¨® en su tapa ¡°Seguimos ganando¡± un 27 de mayo de 1982, dos semanas antes de que esos argentinos ganadores se rindieran a los ingleses en las Malvinas. Y viv¨ª en un pa¨ªs donde el medio m¨¢s rico y prestigioso confirm¨® en 2003 que Irak ten¨ªa ¡°armas de destrucci¨®n masiva¡± y, por lo tanto, hab¨ªa que invadirlo ¡ªaunque esas armas no exist¨ªan. Y vivo en un pa¨ªs donde, en 2004, los medios principales afirmaron que ETA y Txapote eran los culpables de un gran atentado que hab¨ªan cometido personas tan distintas. Las fake news, entonces, no son ni news ni new.
La crisis, si acaso, de estos d¨ªas es un producto de esos cambios t¨¦cnicos que hacen que los que escuchaban o le¨ªan tambi¨¦n hablen o escriban, y que cualquiera pueda difundir historias y que la mayor¨ªa sea ilegible y unas pocas buenas, y esas pocas tengan la posibilidad de circular mucho mejor que antes. Es la ca¨ªda de los grandes medios hegem¨®nicos, los que defin¨ªan qu¨¦ exist¨ªa y que no ¡ªy ya no lo consiguen y se duelen.
Pero insisten, en general, en hablar de esa gente que nos ense?an a considerar noticia ¡ªlos ricos, los poderosos, los futbolistas, las tetonas, los cantantes contantes y sonantes. Uno de los problemas b¨¢sicos del periodismo m¨¢s tradicional es que sigue centr¨¢ndose en las costuras de unos Estados y unos pol¨ªticos que sus lectores desde?an o detestan. Informamos sobre gente que no le interesa a nadie o sobre gente que no tiene ning¨²n inter¨¦s, y no sobre nosotros, que nos interesamos. Seguimos sin saber contar la vida, nuestras vidas. Por eso tanto ¡°p¨²blico joven¡± no sigue a los peri¨®dicos y su ¡°informaci¨®n¡± sino a otros j¨®venes que le hablan de sus cosas: las de ambos.
Mientras tanto, el periodismo de siempre sufre porque sigue creyendo, en tantos casos, que debe hacer lo de siempre y lo hace ¡ªcomo casi siempre¡ª mal: blandito, perezoso, complaciente. Aunque a veces despierta. No deber¨ªa ser dif¨ªcil: el periodismo, al fin y al cabo, consiste en averiguar algo, pensarlo, contarlo bien ¡ªy, si acaso, desmentir a quien quiere mentir al respecto. Hace unos d¨ªas sucedi¨®, aqu¨ª, en Espa?a, y le cost¨® miles de votos a un embustero desatado. Entonces muchos salimos a decir ah, por fin un poco de periodismo: cuando una palabra que designa una actividad se usa para definir un momento extraordinario de esa actividad es que esa actividad est¨¢ jodida. Que est¨¢ en crisis, dir¨ªamos, si la palabra crisis todav¨ªa significara algo.
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