Jos¨¦ Alfredo: hab¨ªa un hombre en M¨¦xico que lo significaba todo
Para entender M¨¦xico y a los mexicanos, nada como las rancheras de Jos¨¦ Alfredo. En el 50? aniversario de su muerte, un festival en su pueblo natal celebra su legado.
Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez recordar¨ªa siempre la impresi¨®n que le caus¨® ver por primera vez a una persona comer mel¨®n con jam¨®n. Fue al principio de su carrera. ¡°Eulalio Ferrer me invit¨® a un restaurante elegante, entre los invitados hab¨ªa un periodista muy estirado que cuando nos tomaron la orden pidi¨® ¡®mel¨®n con jam¨®n¡¯. En mi vida hab¨ªa o¨ªdo eso, entonces, cuando el mesero se dirigi¨® a m¨ª, le ped¨ª una j¨ªcama (una especie de nabo) con chorizo. No te puedes imaginar c¨®mo se rieron los dem¨¢s¡±. As¨ª lo cont¨® a su hijo Jos¨¦ Alfredo Jr. cuando este le pregunt¨® por la comida que le gustaba: ¡°La mexicana, sin duda, las botanas de las cantinas, el mole, los tacos sudados, la cecina de mi pueblo o los chiles veracruzanos rellenos de caz¨®n que prepara tu mam¨¢. Las verduras ni en la sopa me gustan. Y el pescado crudo y el arroz chino al vapor todav¨ªa menos, parece que estoy comiendo engrudo¡±, dijo. Hay comportamientos que ilustran maneras de ser y de estar en el mundo.
Seg¨²n Carlos Monsiv¨¢is, las canciones de Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez formulan un tratado del ser mexicano y la ranchera es el gran golpe de una metaf¨ªsica. Mediante un uso soberbio del acervo popular, Joseal puso letra a la emoci¨®n y supo transmitir con palabras simples sentimientos contradictorios y complejos. Como dice su hija Paloma Jim¨¦nez G¨¢lvez, doctora en Letras Hisp¨¢nicas y gran estudiosa de su obra, ¡°fue un educador sentimental¡±.
El festival internacional Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez 2023, en el 50? aniversario de su muerte, tendr¨¢ lugar en su ciudad natal: Dolores Hidalgo, cuna de la revoluci¨®n. Del 23 al 28 de noviembre, exposiciones, conciertos, conferencias, documentales rendir¨¢n tributo a este icono de la identidad nacional. Para el escritor Juan Villoro Jos¨¦ Alfredo alcanz¨® tal altura ¡°que hizo innecesario su apellido¡±. En el pr¨®logo al libro de Paloma Jim¨¦nez G¨¢lvez Cuando te hablen de amor y de ilusiones, anota: ¡°En sus canciones, M¨¦xico pudo verse en el espejo. El rencor, el despecho, la nostalgia dolorida, el revanchismo, la idolatr¨ªa rom¨¢ntica, la desaforada necesidad de querer, ?las chingadas ganas de llorar a gusto!, no han tenido entre nosotros int¨¦rprete m¨¢s profundo¡±.
Las canciones y la vida de este ¡°fil¨®sofo popular¡± apenas difieren: ¡°Estoy en el rinc¨®n de una cantina / oyendo una canci¨®n que yo ped¨ª. / Me est¨¢n sirviendo ahorita mi tequila, / ya va mi pensamiento rumbo a ti¡±. Sus composiciones son un prontuario de batallas perdidas, de soliloquios con la impaciencia. ¡°Ando volando bajo. / Mi amor est¨¢ por los suelos. / Y t¨² tan alto, tan alto / mirando mis desconsuelos¡±. Como otra gente del campo, con 11 a?os se vio obligado a abandonar Guanajuato y buscarse la vida en el bullicio de Ciudad de M¨¦xico. Fue camarero y portero de f¨²tbol, pero su coraz¨®n de charro le llev¨® por el lado de los mariachis y por inercia hall¨® un faro en la plaza Garibaldi, las persianas abiertas de su Tenampa, todav¨ªa hoy iluminado cada noche por su ausencia.
Cerca de la Casa Museo de Dolores Hidalgo se halla el cementerio al que peregrinan fervientes devotos. El arquitecto Javier Senosiain, referente de la arquitectura org¨¢nica, proyect¨® un mausoleo ¡°acorde a la personalidad de Jos¨¦ Alfredo¡± en el que un gran sombrero color cobre hace de c¨²pula.
Prueba de c¨®mo compon¨ªa Jos¨¦ Alfredo, adem¨¢s de silbando, es esta otra respuesta sobre el proceso creativo de Lleg¨® borracho el borracho: ¡°Supe de dos compadres que a toda costa quer¨ªan pagar la cuenta del otro. Eran tan amigos que decidieron salir a la calle y arreglarlo a balazos: el sobreviviente pagar¨ªa la cuenta entera, 52,35 pesos. Pero eran tantas sus ganas de invitar al otro que ninguno err¨® la punter¨ªa. As¨ª quedaron dos mujeres viudas y una cuenta por pagar¡±. Jos¨¦ Alfredo, en fin, es la evidencia de que M¨¦xico entra en vena, y cuando eso sucede, ya no hay vuelta atr¨¢s.
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