La jubilaci¨®n, abismo o amanecer: claves para sacarle todo el partido a esta etapa vital
El final de la vida laboral puede suponer un alivio pero tambi¨¦n una amenaza. Es fundamental afrontar el duelo por el tiempo pasado y abrazar las nuevas oportunidades
¡°Si es tan dif¨ªcil empezar¡±, como reflexion¨® Louise Gl¨¹ck en uno de sus ¨²ltimos poemas, ¡°imagina lo que ser¨¢ terminar¡±. Esta pregunta reson¨® en m¨ª recientemente cuando un amigo me tom¨® por sorpresa al preguntarme c¨®mo creo que ser¨¢ la ¨²ltima sesi¨®n con mis pacientes en psicoan¨¢lisis. Para muchos, la decisi¨®n de jubilarse puede suponer un alivio. Para otros, puede ser como una carga amenazante. Depende de los factores involucrados. En un mundo con trabajos mal pagados, a menudo desagradables y poco gratificantes, la jubilaci¨®n se considera algo muy deseable; sin embargo, un porcentaje sorprendente de personas se jubila inesperadamente, teniendo poco o ning¨²n control sobre sus condiciones de salida.
Los efectos de la jubilaci¨®n en la salud mental son un tema de creciente preocupaci¨®n. Seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE), en enero de 2022 la poblaci¨®n mayor de 64 a?os en Espa?a ascend¨ªa a 9,5 millones de personas ¡ªcasi el 20% de la poblaci¨®n¡ª. En varios pa¨ªses de la UE se ha aumentado la edad de jubilaci¨®n y se ha reducido la generosidad de los protocolos de pensiones, porque el crecimiento demogr¨¢fico y la creciente esperanza de vida han ejercido una enorme presi¨®n sobre los sistemas de bienestar social. Si bien las reformas que desincentivan la jubilaci¨®n anticipada podr¨ªan contribuir a la sostenibilidad de las finanzas p¨²blicas, a su vez corren el riesgo de empeorar la calidad de vida de los jubilados.
Esperamos que la jubilaci¨®n elimine el estr¨¦s relacionado con el trabajo y los entornos laborales precarios, que los jubilados tengan m¨¢s tiempo libre y disponibilidad para realizar actividades edificantes, como el ejercicio, y desarrollar sus conexiones sociales, lo que ser¨ªa beneficioso para la salud mental. Sin embargo, tambi¨¦n puede acarrear cambios estresantes significativos que la afecten negativamente: la p¨¦rdida de interacciones con compa?eros de trabajo y otros contactos, as¨ª como de actividades relacionadas. Dejamos atr¨¢s nuestra identidad, tal como era en nuestros trabajos: etiquetada, medida, respetada y recompensada por el mundo exterior ¡ªaunque lamentablemente en muchos casos no es as¨ª¡ª. Adem¨¢s, la disminuci¨®n de los ingresos crea inseguridad y requiere un reajuste de expectativas en el momento en que, ir¨®nicamente, uno es ¡°libre¡± de considerar actividades como, por ejemplo, viajar. En consecuencia, estas alteraciones del estilo de vida, combinadas con el deterioro del organismo y una posible mala salud, pueden tener efectos negativos.
La buena noticia es que el avance de la edad tiende a provocar un cambio lento y misterioso, pero poderoso, en las fuerzas internas que nos impulsan a crear. Es muy probable que el l¨ªmite de tiempo imponga una presi¨®n, un incentivo, que juega un papel capital en la creatividad de muchos artistas longevos. ?C¨®mo consigui¨® Matisse no caer en el abismo de la depresi¨®n y crear sus collages m¨¢s sorprendentes en la cama o desde una silla de ruedas, mientras cuidaba con cierta devoci¨®n de sus diversas dolencias cr¨®nicas? La creatividad art¨ªstica no impide el envejecimiento del cuerpo, ni preserva la agilidad mental ni el esp¨ªritu aventurero; la explicaci¨®n del impetuoso arte de los grandes creadores debe buscarse en otra parte. ?Qu¨¦ dice el psicoan¨¢lisis sobre los or¨ªgenes de este amanecer al atardecer? Quiz¨¢s la clave est¨¦ en poder hacer duelo por las oportunidades perdidas y afrontar la perspectiva de la propia muerte, que permita vivir cada etapa como algo nuevo.
Tambi¨¦n est¨¢ la consecuencia inevitable de la longevidad como oportunidad para experimentar y aprender. El dibujo de Goya A¨²n aprendo, que data de su exilio en Burdeos, es un autorretrato simb¨®lico que se ha convertido en un referente del esp¨ªritu del artista octogenario que expresa su inquebrantable deseo de superaci¨®n personal. Edward Said, precursor de los estudios poscoloniales, ha llegado a considerarlo ¡°un estilo tard¨ªo¡±, la forma en que la obra de algunos grandes artistas adquiere un nuevo lenguaje hacia el final de sus vidas. ?Y qu¨¦ pasa si la edad y la mala salud no producen la serenidad de la madurez? Este es el caso de Ibsen, cuyas obras finales desgarran la carrera y el oficio del artista. Lejos de la resoluci¨®n, sugieren un artista enojado y perturbado para quien el medio dram¨¢tico proporciona una ocasi¨®n para provocar m¨¢s ansiedad y dejar al p¨²blico m¨¢s perplejo que antes. Seg¨²n Said, el estilo tard¨ªo implica aqu¨ª ¡°una tensi¨®n no armoniosa, no serena y, sobre todo, una especie de productividad deliberadamente improductiva que va en contra¡¡±.
Pero la prerrogativa de quienes siguen adelante es otra, Samuel Beckett da en el clavo: ¡°No puedo seguir. Continuar¨¦¡±. A medida que avanzo en edad, estas reflexiones me llevan a la pregunta de mi amigo: el tiempo, la p¨¦rdida y el duelo son partes intr¨ªnsecas de todo psicoan¨¢lisis, de principio a fin. En palabras del psicoanalista Jean Laplanche: ¡°El objetivo del psicoan¨¢lisis es ponerle fin para que pueda comenzar una nueva vida¡±.
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