Lizzy Stewart, novelista gr¨¢fica: ¡°Una mujer solitaria produce rechazo¡±
La premiada ilustradora ha abordado la zona gris del #MeToo en su obra ¡®Alison¡¯. ¡°Todav¨ªa me siento insegura sobre muchas cosas. Pero siento el permiso de decir lo que pienso. Igual a alguien le puede interesar¡±, apunta
¡°Puedo recogerte en la estaci¨®n de metro. O esperarte junto a la biblioteca¡±, ofrece por correo electr¨®nico. En Forest Hill, al sureste de Londres, la piscina p¨²blica oculta una casita de ladrillo. Es la biblioteca. A un lado, Lizzy Stewart (Plymouth, 36 a?os) agita la mano y sonr¨ªe t¨ªmidamente. Explica que una ONG recuper¨® la biblioteca cuando el Gobierno la cerr¨® por falta de medios. Alquilan mesas de trabajo. Aclara que estamos solas porque los otros tres ilustradores, que pagan 170 libras al mes por una mesa (¡°para Londres es barato¡±), le han dejado intimidad para hacer la entrevista. Ofrece t¨¦ y galletas. Es escueta hablando. Pero gesticula, como si las muecas fueran dibujos que completan lo que dice.
En 1950 Ernst Gombrich public¨® el manual can¨®nico con el que Occidente estudi¨® historia del arte. No hab¨ªa ni una sola mujer artista. ?Ha cambiado algo?
Era el libro que deb¨ªamos comprar. Lo que nos indicaba qu¨¦ era mod¨¦lico, incluso qu¨¦ hab¨ªa alterado las cosas. En mi educaci¨®n no hubo ning¨²n artista que no fuera un hombre blanco hasta que llegaron los a?os sesenta.
?Qu¨¦ pas¨® entonces?
El pop. Aparecieron mujeres, como Pauline Boty [una de las fundadoras de ese movimiento, que muri¨® con 28 a?os]. La conoc¨ª gracias a una profesora brillante que ampliaba el programa. Depend¨ªas de la voluntad de los profesores de ir un poco m¨¢s all¨¢. Toda mi vida he dibujado y pintado. De ni?a solo me interesaba eso y leer. Quer¨ªa ser pintora, pero pens¨¦ en ilustrar para ganarme la vida. Los cimientos de la historia del arte eran masculinos.
?Eso c¨®mo les hac¨ªa sentir?
Lo peor no es que sucediera, lo peor es que no lo ve¨ªamos. Lo normal era que las cosas para las mujeres fueran dif¨ªciles. Era igual de fantas¨ªa ponerse a estudiar arte siendo mujer que proviniendo de clase trabajadora. Hoy nos damos cuenta de que eso no es normal.
?Qu¨¦ porcentaje de mujeres expone, tras la revisi¨®n, en la National Gallery?
Deber¨ªa ser el 50%, pero igual es ?un 6%?
El 1%. En el Prado un 0,6%. ?Hay una historia de la ilustraci¨®n?
Es la de c¨®mo hemos dibujado o presentado el mundo. Se hicieron ilustraciones para la enciclopedia, la ense?anza, para explicar el cuerpo humano o para que los ornit¨®logos pudieran clasificar a los p¨¢jaros¡ ?Nos hemos pasado la vida dibujando! A partir del siglo XX los autores empiezan a recibir reconocimiento. Antes era considerado un oficio, no un arte.
?Hoy hay una historia can¨®nica de la ilustraci¨®n?
No. Pero si llega a existir, tendr¨¢ mujeres.
O Mary Blair. La Alicia de las grandes tazas o el Peter Pan de Disney salieron de sus manos y¡ ?qui¨¦n la conoce? La ilustraci¨®n est¨¢ mezclada con la vida ¡ªla portada de un libro, la etiqueta de una botella¡ª y muchas veces es un trabajo an¨®nimo.
?Se debe exponer un porcentaje de artistas negras, gitanas, homosexuales¡?
Debemos encontrarlos. Fui a la Tate Modern hace poco y no reconoc¨ªa casi nada de la colecci¨®n permanente. Aquello era otro museo. Era desconcertante, pero tambi¨¦n emocionante. Tuve un momento de¡ ?d¨®nde est¨¢ Hockney? Pero fue revelador poder ver arte de Oriente Pr¨®ximo que nunca hab¨ªa visto.
?C¨®mo evitar mirar desde el canon occidental?
De la misma manera que te acercas a cualquier obra de arte: con curiosidad, haciendo preguntas. Me gust¨® estudiar la historia can¨®nica. Pero tambi¨¦n ser capaz de editarla y a?adir lo que voy conociendo. Descubrir a un artista que deb¨ªamos haber conocido hace a?os es emocionante.
?Cu¨¢ndo le ha ocurrido eso?
Con Artemisia Gentileschi, como a todos, ?no? Su historia es terror¨ªfica. Ten¨ªa m¨¢s talento que sus hermanos y despert¨® sus celos. Su preceptor, Agostino Tassi, la viol¨®. No la cre¨ªan. Al final lo condenaron a un a?o de c¨¢rcel. Y muchos de sus cuadros se le atribuyeron a su padre. Pero tiene uno, Judit decapitando a Holofernes, que refleja su liberaci¨®n.
La protagonista de su novela, Alison, no necesita cortarle la cabeza a nadie para pensar por s¨ª misma.
Abandona la tranquilidad de una vida familiar para ser artista. Con timidez, dudas y miedo, pero sin tortura ni enfrentamiento.
?Hoy no necesitar¨ªa un Pigmali¨®n?
Para salir de nuestra zona de confort necesitamos que algo, una persona o un libro, nos muestre que existe un sendero para hacer un recorrido distinto. Alison no tiene modelo. No hay una mujer artista en la que se pueda proyectar. Y as¨ª era en el Reino Unido en los sesenta. No solo por ser mujer, sobre todo porque a la gente de clase trabajadora ni se le pasaba por la cabeza poder integrarse en el mundo del arte. No era una opci¨®n. Nadie te hablaba de esa posibilidad incluso si dibujabas bien.
?Fue su caso?
Me crie en Plymouth, una ciudad obrera con una historia naval. Me apunt¨¦ a Bellas Artes porque tuve suerte de que mis padres creyeran a mi profesora de Pl¨¢stica. Imagino que les aterroriz¨® pensar en mi futuro, pero, ni una sola vez, ni una, me sugirieron¡, ?sabes?¡, podr¨ªas intentar ser profesora. Si dudaron, que dudaron fijo porque no hab¨ªa ning¨²n artista en su vida ni ten¨ªan idea de lo que estaba tratando de hacer, callaron. Me dejaron hacer lo que quer¨ªa sin entender lo que era.
?Ellos c¨®mo se ganaban la vida?
Mi padre era electricista en la Marina y mi madre nos cuidaba. Cuando cumpl¨ª 12 a?os, ella fue a la Universidad a estudiar Logopedia. Hizo incluso un doctorado. Estaba fascinada con que mi madre fuera a la Universidad. Cuando eres peque?a crees que tu madre es amiga de las madres de tus amigas. Y, de repente, aparece con amigos profesores o estudiantes. Ten¨ªa 35 a?os y se hizo amiga de una chica de 24. Era tan cool¡
Una madre con amigos de varias edades.
?Y hombres! ¡°?Qu¨¦¨¦? ?Tu madre tiene amigos hombres?¡±, me dec¨ªan mis amigas. En una ciudad de provincias, y en esa ¨¦poca, era una rareza. Vengo de un mundo de clase trabajadora, pero ser¨ªa falso decir que yo soy clase trabajadora: mis padres pavimentaron el camino para sacarme de all¨ª.
?Planific¨® que su protagonista, Alison, escapara a su destino sin necesidad de hacer sangre?
Ten¨ªa que ser anodina para poder tener una vida excepcional. No se espera esa vida de una persona tan discreta. Tambi¨¦n es mi car¨¢cter. Como estudiante era muy t¨ªmida.
?Hoy no lo es?
Creo que ahora soy reservada, pero no t¨ªmida. Ni introvertida, aunque no sea extrovertida. No se pasa de un extremo al otro. Estoy m¨¢s c¨®moda con otras personas. Antes era un suplicio. Ten¨ªa que ver con no salir de mi cabeza: ?qu¨¦ dir¨¦ para estar a la altura? Esa cosa de pensar en c¨®mo vas a reaccionar en lugar de simplemente reaccionar. Justo por eso pens¨¦ en una Alison anodina. Los libros sobre artistas suelen hablar de personas fuertes, brillantes¡ Esa vida tempestuosa es en parte un clich¨¦. Y desde luego no es lo que tenemos mis amigas y yo. Nosotras nos pasamos el d¨ªa trabajando para poder seguir haciendo lo que nos gusta. Intentamos hacer ilustraciones para revistas o reunir el valor para dedicar ?a?os! a hacer un libro. Nuestra vida es trabajo. Y sent¨ªa que explicaba algo m¨¢s verdadero si contaba una vida inventada a partir de vivencias reales. Eso s¨ª, dibuj¨¦ otra artista audaz para contrastar y porque me atraen ese tipo de personas mucho m¨¢s valientes que yo. Solo si rondas a los audaces llegas a ser una persona valiente. Y para alguien creativo atreverse es esencial.
?Cree que la gente que parece valiente y atrevida lo es?
Claro que no [risas]. Y eso es maravilloso averiguarlo. Pero, aun desde el miedo, se atreven. Ser valiente no implica que no te cueste esfuerzo serlo.
?Su novela es el relato de un abuso?
Retrata situaciones de control, pero tambi¨¦n de ayuda porque muchas cosas no son blancas ni negras. Esa zona gris es la que me interesa. Cada uno de nosotros tiene un umbral de tolerancia. Alguien te puede ayudar y por eso impedir que te desarrolles. Me parec¨ªa importante contar matices. Cuando escrib¨ª la novela se hab¨ªa escrito mucho sobre el MeToo y los hombres, en esos libros y pel¨ªculas, eran despreciables. Est¨¢ claro que existen y hay personas atrapadas en relaciones poco sanas, pero no todo es terrible. El protagonista ten¨ªa que ofrecer algo real: amor, cuidado¡ ?l utiliza su juventud y devoci¨®n tanto como ella utiliza su experiencia y conocimiento.
?Por qu¨¦ hablamos de utilizaci¨®n?
Una parte interesada, que a veces no es ni consciente, va de la mano del deseo, la admiraci¨®n y el descubrimiento. Eso te transforma. Por eso para m¨ª la relaci¨®n no es de abuso. Es complicada. Y eso la hace interesante. Cuando tienes 25 a?os es m¨¢s f¨¢cil saber lo que no quieres que lo que quieres.
?La necesidad de ense?ar a alguien es control o deseo de compartir?
Las dos cosas, ?no? Creo. ?Qu¨¦ creo? [Se para a pensar]. El lado menos positivo de compartir es esperar que se repita lo que has ense?ado. Eso no es ense?ar. Pero todos tenemos ese impulso. Cuando nos enamoramos, necesitamos mostrarlo todo: la m¨²sica que nos gusta, los lugares, las pel¨ªculas, los libros¡ Hay una explosi¨®n de cultura popular entre dos personas que puede ser una invasi¨®n. ?Te estoy ense?ando lo que soy! Creo que a no ser que quieras un eco de ti mismo, la gente que ense?a lo hace motivada por compartir algo.
Aborda la competencia profesional entre parejas.
Un hombre que ense?a a su amante rara vez espera no ser imitado. Pero el buen profesor ense?a no para ser imitado, sino para que el otro encuentre su camino. Me interesa lo inesperado de las relaciones. Cuando, en lugar de enfadarse por no ser un modelo, ¨¦l se da cuenta de que la echa de menos por lo que es. No por lo que ¨¦l querr¨ªa que fuera.
Su pareja, Owen Pomery, tambi¨¦n es ilustrador.
Se form¨® como arquitecto y es muy bueno con las l¨ªneas rectas y la perspectiva: todo en lo que yo soy mala. Pero cada uno tiene su espacio.
?Nos gustan los hombres mayores de j¨®venes y los j¨®venes de mayores?
Ni idea. Creo que lo importante es acabar gust¨¢ndote a ti misma. Reconozco que dejar solo a un personaje con 60 a?os te da un pel¨ªn de pena. Pero para m¨ª es importante decir con un libro que una mujer puede estar sola y bien. Que los sesenta sean un momento de oportunidades es de lo mejor de nuestra sociedad. Muchas mujeres necesitan ese espacio porque llevan a?os, la primera parte de su vida, defini¨¦ndose a partir de la persona que tienen al lado: su pareja, su padre, su madre, su amante ?o su mejor amiga!
?Cu¨¢ndo empez¨® a tener voz propia?
Puede que¡ [empieza a silbar y mover los ojos] tal vez a ratos¡ Todav¨ªa me siento insegura sobre muchas cosas. Pero siento el permiso de decir lo que pienso. Acepto que igual a alguien le puede interesar. Antes lo hubiera descartado. Miro trabajos que hice con 20 o 30 a?os y veo que no estaba entera. Necesit¨¦ esperar para contar algo real, algo en lo que estuviera lo que hab¨ªa sentido. Me gusta la verosimilitud: cuando algo se siente verdadero aunque no lo sea.
Ubic¨® a Alison entre los cincuenta y noventa del siglo XX para evitar dibujar pantallas.
Nos enteramos de los muertos y los embarazos por Instagram. Para apoyar a alguien le das un ¡°me gusta¡± en lugar de un abrazo. No s¨¦ si eso puede ser sano¡ En los cuentos infantiles trato de decirles a los ni?os que, m¨¢s all¨¢ de las pantallas, hay un mundo que es para ellos. Es lo que los ni?os necesitan creer. Yo cre¨ª.
Su protagonista lleva el nombre de su abuela.
Mi abuela contaba que un d¨ªa, mientras estaba en la ba?era, vio una rata. ?C¨®mo no querer salir de ah¨ª? Quer¨ªa ser algo m¨¢s que una madre. Y sufri¨®. Las mujeres no ten¨ªan la oportunidad de plantearse lo que quer¨ªan ser.
Escrib¨ªa poemas. ?Eran buenos?
Nooo. Eran los de una joven de 20 a?os que no estaba donde quer¨ªa estar. Mi abuela encontr¨® su mundo ya de mayor. Pudo viajar y escribir.
?Alison es una alternativa al movimiento #MeToo?
No necesita el enfado. Y necesita a la gente. No mucha gente creativa lo afronta. Su humanidad la acerca. Es duro ser alguien introvertido. En una mujer se ve con suspicacia. Una mujer solitaria produce rechazo.
?Qu¨¦ ense?a a sus alumnos?
Lo que para m¨ª es esencial: sentirse a gusto. Normalmente a los artistas se les ense?a de manera brutal: te cuestionamos, te rompemos y t¨² te reconstruyes. Para m¨ª eso no funciona en el mundo en que vivimos. Quiero que mis alumnos se sientan entusiasmados con la idea de aprender. No quiero transmitirles lo que para m¨ª es importante. Necesito que encuentren ellos lo que les importa. Ense?ar lo que sabes puede ser bienintencionado, pero es limitado.
?Por qu¨¦ hace cuentos infantiles?
Aunque no tengo hijos me gusta escribir para los ni?os: est¨¢n locos, son raros y brillantes a la vez. Hacen preguntas impertinentes. ¡°?Cu¨¢ntos a?os tienes y cu¨¢nto dinero ganas?¡±. Y me emociona que mis palabras puedan quedarse en ellos: acercarme sin necesidad de tratar de educarlos.
?La falta de imaginaci¨®n es un problema?
Nacen con la imaginaci¨®n para sobrevivir. Y no hay imaginaci¨®n mayor que la que se necesita para sobrevivir. Yo era f¨ªsicamente t¨ªmida: soy muy alta y quer¨ªa estar en el grupo, pero mi cabeza siempre sobresal¨ªa. Hubiera querido ser m¨¢s invisible. Fui seria. Pero me gustaba hacer tonter¨ªas. Llega un momento en que tienes que parar de hacer el tonto. No te toca porque se supone que has crecido. Un error.
Ha dibujado Londres a lo largo de las d¨¦cadas. ?C¨®mo es el de hoy?
Incluso si es dif¨ªcil y caro vivir aqu¨ª, en Londres las capas hablan. Sientes a los de antes: a Virginia Woolf, a Dickens. Hay una gran riqueza, y no hablo solo de dinero. Pero tambi¨¦n hay enga?o, gente que no tiene m¨¢s remedio que irse, mansiones vac¨ªas que no son m¨¢s que inversiones¡
?Por qu¨¦ alguien que ha sido pobre se averg¨¹enza de su infancia y alguien rico no?
La historia la escriben los poderosos. Pero puede que estemos reconsiderando lo que es ganar y perder. Lo veo como profesora. Los que intentan ser perfectos producen dibujos brillantes, pero los que experimentan, arriesgan y trabajan sin miedo son mejores.
?En qu¨¦ grupo estaba usted?
En el primero. Hoy creo que crear el ambiente en el que la gente deje de pensar que equivocarse arruinar¨¢ su vida es un trabajo personal y comunitario. Los errores son el principio de una lecci¨®n. Quiero vivir en un mundo en el que la gente puede cometer errores.
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