Aires del Caribe en un piso modernista de Oviedo
La dise?adora de moda Celia Bernardo ha transformado el interior de su piso en Oviedo en todo un oasis caribe?o de color. Una apuesta muy atrevida, como sus creaciones, que conecta a trav¨¦s del tiempo con las ra¨ªces del edificio hist¨®rico en el que se encuentra.
La creadora de la firma Celia B, Celia Bernardo (Oviedo, 45 a?os), vive y trabaja internacionalmente desde su ciudad natal. Despu¨¦s de haber pasado una d¨¦cada residiendo en diferentes partes de Asia, entre China, Tailandia e Indonesia, la pandemia la trajo de vuelta a casa y fue ah¨ª donde su marca propia, en la que llevaba ya varios a?os trabajando, despeg¨® en medio del confinamiento gracias, en parte, a las compras online. As¨ª que finalmente dej¨® de ver aquella vuelta como algo transitorio y se busc¨® un lugar en el que vivir de manera estable.
El piso se encuentra en un edificio de Manuel del Busto (1874-1948), un arquitecto local influido por las tendencias modernistas y art d¨¦co de su ¨¦poca, que mezclaba de un modo ecl¨¦ctico con elementos de tradici¨®n vern¨¢cula y monta?esa o, como en este caso concreto, de la arquitectura ¨¢rabe andaluza. El arquitecto proyect¨® este edificio en 1928 reci¨¦n llegado de Cuba, donde hab¨ªa pasado unos a?os construyendo el Centro Asturiano de La Habana (tambi¨¦n habr¨ªa nacido all¨ª, pero fue criado en Espa?a). La forma de las ventanas, los festones o los tejadillos podr¨ªan ser una influencia que se trajo de este estilo que exportamos all¨ª, como se?ala la autora Rosa M. Faes en el libro sobre su obra publicado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias.
El eclecticismo entre estos tres estilos se aprecia desde la fachada, con su chafl¨¢n redondeado hasta la tercera planta y la parte superior coronada por tres torreones con diferentes alturas y retranques. Por dentro, en realidad son dos edificios, solo que por fuera no se aprecia. De hecho, tiene dos accesos. Las viviendas ten¨ªan entre cuatro y cinco dormitorios. Y esto fue lo que se encontr¨® Celia cuando se lo ense?aron por casualidad, ya que en realidad ven¨ªa de ver otro piso y este lo descubri¨® de manera fortuita.
La casa llevaba 50 a?os cerrada, as¨ª que manten¨ªa su estructura original de peque?as habitaciones. ¡°A¨²n quedaba el hueco, todo negro, de la antigua cocina de carb¨®n, que se la hab¨ªan llevado¡±, recuerda Celia. ¡°Estaba hecho polvo y por su compartimentaci¨®n no ten¨ªa casi luz. La entrada era un cub¨ªculo oscuro¡ As¨ª que lo que hicimos fue tirar algunos tabiques para que entrara m¨¢s luz hacia el interior y abrir algunas puertas para conectar mejor ciertos espacios. No tiramos la casa entera y la volvimos a hacer. La cocina sigue donde estaba y del ba?o sacamos dos. Pero el resto lo conservamos¡±. Habla en plural porque sus padres estuvieron muy involucrados en el replanteamiento espacial. La idea era respetar y conservar en la medida de lo posible la esencia de esta peque?a joya arquitect¨®nica local pero adapt¨¢ndola a sus necesidades y estilo, as¨ª que abord¨® con sumo cuidado cada elemento. Todo pavimento que se pudo mantener, lo conserv¨®, desde las baldosas hidr¨¢ulicas al antiguo suelo de madera, que estaba devorado por la carcoma en algunas zonas. Sin embargo, en lugar de poner uno nuevo, decidi¨® aplicarle un tratamiento y mantenerlo, dejando visibles sus cicatrices como parte de su encanto a?ejo.
¡°Al principio, habl¨¦ con varias empresas de reformas y me dec¨ªan de poner un falso techo, subir los suelos¡, cosas superb¨¢sicas. Entonces contact¨¦ con la arquitecta Patricia Ibarrondo, que es vasca pero tiene su estudio en Oviedo. Ella entendi¨® desde el principio la idea: que esto es una obra de arte que ha llegado hasta nuestros d¨ªas de un arquitecto insigne asturiano y que hab¨ªa que respetar al m¨¢ximo su visi¨®n, obviamente viviendo con el confort actual y d¨¢ndole mi toque personal¡±, explica Celia.
Un par de cosas las ten¨ªa muy claras: que la cocina la quer¨ªa amarilla y el vestidor rosa salm¨®n. A partir de ah¨ª, fue abordando todo lo dem¨¢s. Por ejemplo, puertas y ventanas mezclan diferentes tonalidades. Esto se aprecia muy bien en una de las intervenciones m¨¢s emp¨¢ticas que ha hecho en la casa: la puerta corredera que abri¨® para conectar el sal¨®n con el estudio, cuyo marco, adem¨¢s, imita la forma de las ventanas originales del sal¨®n. Desde el estudio, sus formas se encadenan visualmente, como en un laberinto de espejos.
Que el edificio hubiera sido dise?ado con la influencia que el arquitecto tra¨ªa del Caribe no deja de tener su gracia teniendo en cuenta la paleta de color tan caribe?a que Bernardo ha escogido para determinados elementos, como marcos, puertas, ventanas, radiadores o tuber¨ªas a la vista. ¡°Vivimos como en una especie de colorfobia¡, sobre todo en c¨®mo vestimos, pero tambi¨¦n en las casas. Yo vivo a trav¨¦s de los colores y, como soy dise?adora, quer¨ªa participar en el proyecto. La arquitecta me ayud¨® a llegar hasta determinadas decisiones, porque no es lo mismo c¨®mo se aplica el color a la ropa que a un espacio. Pero la direcci¨®n art¨ªstica fue cosa m¨ªa¡±, recalca.
El estilo de los dise?os de Bernardo es tan singular y colorista como su propia casa. Sus creaciones las han llevado desde Lena Dunham a Candela Pe?a, Sophie Ellis-Bextor o Hilary Duff, Zooey Deschanel o Eva Mendes, Olivia Palermo o Paula Echevarr¨ªa, Eugenia Silva o Mart¨ªnez de Irujo¡, mujeres que se atreven y a las que no les da miedo destacar. ¡°Son mujeres a las que les gusta el color, la diversi¨®n. Mi ropa es como una celebraci¨®n de la vida. Expresarte con fuerza y con alegr¨ªa a trav¨¦s de la ropa es un recurso que est¨¢ al alcance de todo el mundo. Claro, que tambi¨¦n debes tener un car¨¢cter abierto y que no te importe no pasar inadvertida¡ No es f¨¢cil encontrar gente que se atreva tanto, pero la hay¡±.
Aunque estudi¨® Publicidad y Relaciones P¨²blicas en la Complutense, Celia Bernardo redirigi¨® enseguida su profesi¨®n hacia el dise?o, primero de accesorios y despu¨¦s de ropa. Sin experiencia previa, se present¨® en Pepe Jeans con un book que no ten¨ªa casi nada, excepto probablemente un estilo interesante que les llam¨® la atenci¨®n. All¨ª estuvo tres a?os, y despu¨¦s salt¨® a Zara otros tres a?os. De ah¨ª a Shangh¨¢i a trabajar para Asobio, que no result¨® ser lo que esperaba, pero cuya estancia posterior le permiti¨® aprender mucho sobre producci¨®n y establecer v¨ªnculos locales. ¡°Cuando empec¨¦ con el proyecto de mi propia marca en 2012, ten¨ªa muy claro en qu¨¦ me quer¨ªa diferenciar: en dise?o y en calidad, porque no quiero hacer cosas para competir con el fast fashion. No hay forma de competir con eso¡ Aparte, quiero que mis prendas duren en el armario. Que despu¨¦s de 10 a?os te las puedas seguir poniendo y sigan siendo actuales. No quer¨ªa sacrificar ni en dise?o ni en calidad, y esas dos cosas las he conseguido en China¡±.
No produce en China por precio, sino porque ¡°es la vanguardia total, en materiales, tecnolog¨ªas¡ Tienen unos equipos de I+D que te hacen aut¨¦nticas locuras, que no ves en ning¨²n otro sitio. Esto me permite poder ser muy creativa¡±, asegura. ¡°Despu¨¦s, tengo a cuatro personas en el equipo de all¨ª que se encargan del control de calidad. Lo de la mala calidad es un mito. Pero claro, hay que hacerlo bien¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.