Charles Leclerc: ¡°Todos los pilotos de F¨®rmula 1 hemos crecido m¨¢s r¨¢pido de lo que deber¨ªamos¡±
El primer piloto monegasco en ganar el Gran Premio de M¨®naco de f¨®rmula 1 en casi un siglo compone m¨²sica cl¨¢sica, tiene un perrito con miles de fans en Instagram y una madre peluquera que todav¨ªa le corta el pelo
¡°A pesar de los eventos y el glamur, ser monegasco es mucho menos sofisticado de lo que parece desde fuera¡±. Muchos pilotos de f¨®rmula 1 viven en M¨®naco, por la cercan¨ªa de varios circuitos europeos, el lujoso estilo de vida y las ventajas fiscales, pero Charles Leclerc naci¨® all¨ª: ¡°De 40.000 habitantes, solo unos 9.000 somos de M¨®naco, aquello es como un pueblo, la vida es sencilla y todos nos conocemos¡±. El conductor de Ferrari, de 26 a?os, es uno de los rostros m¨¢s reconocibles de la ciudad-Estado y este a?o se ha convertido en un h¨¦roe nacional: en mayo gan¨® el Gran Premio de M¨®naco de f¨®rmula 1, convirti¨¦ndose en el primer monegasco en hacerlo desde 1931, cuando Louis Chiron lo consigui¨® a bordo de un Bugatti.
Tras la victoria, Leclerc colg¨® un v¨ªdeo en su canal de YouTube donde se le ve en el podio abrazando al pr¨ªncipe Alberto y firmando aut¨®grafos a los entusiasmados fans. Pero tambi¨¦n recorriendo Montecarlo en bici, paseando a su perrito con su novia como un vecino m¨¢s, haciendo el tonto con sus amigos, tocando su Steinway en casa o pidiendo pizza. Su madre, que tiene una peluquer¨ªa, se pasa por su piso para cortarle el pelo antes de la carrera; una tradici¨®n. Y el v¨ªdeo est¨¢ dedicado a su padre, piloto de f¨®rmula 3, fallecido en 2017 a los 54 a?os: ¡°He conseguido lo que so?amos juntos desde que soy un ni?o¡±.
Nos encontramos con Leclerc apenas un mes despu¨¦s de su haza?a, durante el Gran Premio de Espa?a, celebrado en junio en el Circuito de Montmel¨®, en Barcelona. Entremedias, el piloto ha tenido un fin de semana desastroso en el campeonato de Canad¨¢, donde qued¨® en el puesto 19?, muy lejos del tercero que tiene en la clasificaci¨®n global. ¡°En este deporte uno es tan bueno como su ¨²ltima carrera, por eso hay que resetearse cada fin de semana, hayas tenido uno muy malo o uno muy bueno¡±, dice con serenidad en la rueda de prensa previa a la competici¨®n catalana (en la que quedar¨¢ quinto), frente a una treintena de medios a los que contesta con fluidez en ingl¨¦s, franc¨¦s e italiano. No volver¨¢ a alzarse en el podio hasta septiembre, al ganar el Gran Premio de Italia.
¡°Es incre¨ªble esa capacidad que tiene para recuperarse, para no quedarse atascado, ni en los fracasos, ni en las victorias¡±, dice Fred Ferret, periodista especializado en f¨®rmula 1 del diario franc¨¦s L¡¯Equipe, que sigue a Leclerc desde que era un cr¨ªo montado en un kart. ¡°Puede cometer errores, y ser muy duro consigo mismo, pero sabe pasar p¨¢gina y concentrarse en lo siguiente. Siempre est¨¢ en control¡±. El propio Leclerc habla de la importancia de ser ¡°emocionalmente plano¡± en la f¨®rmula 1.
La competici¨®n requiere esta mentalidad para sobrevivir a una temporada cada vez m¨¢s larga: 24 carreras por todo el planeta, de Monza a Bar¨¦in, de Las Vegas a Singapur, durante 10 meses con apenas 40 d¨ªas de par¨®n repartidos en julio y diciembre. Un negocio n¨®mada que el a?o pasado movi¨® m¨¢s de 3.000 millones de euros. Un gigantesco circo ambulante. En el paddock de Barcelona cada uno de los 10 equipos ¡ªRed Bull, McLaren, Ferrari, Mercedes, Aston Martin¡¡ª tiene un edificio propio que se puede plegar sobre s¨ª mismo para ser transportado en cami¨®n. El de Ferrari tiene tres pisos, aire acondicionado, sala de prensa, cafeter¨ªa y un lounge con un futbol¨ªn, una barra y pantalla gigante, que unos operarios de rojo transforman en un momentito en un estudio de tele para que Leclerc sea entrevistado por Sky News.
Aunque nunca se haya estado en un paddock, es uno de esos lugares, como Nueva York, como la NASA, que se sienten extra?amente familiares porque los has visto cientos de veces en pantalla. Seis temporadas de la serie de Netflix F¨®rmula 1: La emoci¨®n de un Grand Prix (Drive to Survive) han metido la adrenalina de los circuitos y sus bambalinas en millones de hogares. En la trastienda de Montmel¨® pasa Lance Stroll en patinete, Daniel Ricciardo bromea con unos ni?os, Checo P¨¦rez charla con unos mec¨¢nicos y todo parece sacado de una escena. Los 20 pilotos de la f¨®rmula 1, los hombres m¨¢s r¨¢pidos del mundo, se parecen entre s¨ª, todos son j¨®venes (Fernando Alonso, de 43 a?os, es el mayor), atletas de ¨¦lite, competitivos, millonarios, casi todos tienen yates, cochazos, novias despampanantes¡ Pero cada uno cumple un arquetipo en la suerte de Gran Hermano que plantea el reality. Ricciardo es el fanfarr¨®n simp¨¢tico, Alonso el s¨¦nior tranquilo, Hamilton el h¨¦roe reservado. Max Verstappen, n¨²mero uno del mundo (con 303 puntos, a mucha distancia de Lando Norris y Leclerc, con 241 y 217 puntos respectivamente), ha dicho p¨²blicamente que los montajes creativos de la serie ¡°falsean muchas cosas¡±, creando por ejemplo ¡°rivalidades que no existen¡± para atraer al p¨²blico americano. El reality es una idea de Liberty Media, el grupo medi¨¢tico estadounidense propietario de la f¨®rmula 1, que es quien concede el acceso total a Netflix. En Drive to Survive, Verstappen es retratado como lo m¨¢s parecido a un villano soberbio y agresivo.
Leclerc sale bien parado, amable, templado, poco dado a histrionismos o enfados, discreto, buen chico, guap¨ªsimo. No ve los episodios que protagoniza ¡ªle resulta ¡°inc¨®modo¡±¡ª, pero dice que trata de ser ¨¦l mismo y olvidarse de las c¨¢maras. En la ¨²ltima temporada emitida, sin embargo, hay una escena en la que alguien de su equipo est¨¢ diciendo algo medio inconveniente y Leclerc le se?ala el micro que flota sobre sus cabezas. ¡°?Es que hay ciertas cosas que se pueden sacar de contexto!¡±, se defiende, explicando que aun as¨ª entiende que los guionistas dramaticen los hechos para crear una trama interesante. ¡°Para el deporte la serie ha sido incre¨ªble¡±, contin¨²a, ¡°aunque algunos pilotos no lo crean as¨ª, solo hay que ver d¨®nde estaba la f¨®rmula 1 hace 10 a?os y d¨®nde est¨¢ ahora; Netflix ha atra¨ªdo a mucha gente totalmente ajena a este mundo¡±.
Al otro lado del paddock, trepadas a una valla, Erin Jack y Keelin Stewart, un par de primas irlandesas, se han gastado 2.500 euros para pasar el finde en Barcelona viendo las carreras. Piensan aprovechar cualquier oportunidad para acercarse a sus pilotos favoritos en la serie: Leclerc y Verstappen respectivamente. Keelin, con gorra y camiseta de Red Bull, cree que el docudrama hace ¡°parecer malo¡± al holand¨¦s ¡°en pro del relato¡±. Erin, que celebra su 30? cumplea?os, lleva el pelo y las u?as pintadas de rojo Ferrari; en los dedos impares, peque?as banderitas blancas y negras. ¡°En el caso de Charlie, su aspecto es un extra¡±, dice sobre Leclerc, ¡°lo importante es su actitud, c¨®mo super¨® la muerte de su padre, c¨®mo maneja todo el trauma al que se ha enfrentado¡± (tambi¨¦n perdi¨® a su padrino en la adolescencia, el piloto Jules Bianchi, en un accidente en el Gran Premio de Jap¨®n de 2014). Joel Ales, de 23 a?os, de Sabadell, no es fan de Leclerc por la serie: es socio del circuito desde peque?o y sigue al piloto desde que compet¨ªa en la f¨®rmula 2. Lleva un recortable de cart¨®n de su cara a tama?o natural: ¡°Me gusta su manera de ser, calmado, trabajador, con rabia, pero manteniendo las formas¡±, dice.
¡°Ferrari es m¨¢s grande que cualquier piloto¡±, explica Leclerc cuando se le transmiten las opiniones de los tifosi (los hinchas de la Scuderia), ¡°pero yo trato de cumplir mi parte, es genial si el p¨²blico empatiza con mi personalidad y le gusta mi manera de conducir, pero soy muy consciente de que hacerlo para esta casa me hace especial. Sobre todo estoy muy agradecido a Ferrari por haber cre¨ªdo en m¨ª desde que tengo 15 o 16 a?os¡±.
Siempre que le preguntan por el mejor consejo que le dio su padre, que le acompa?aba a los circuitos de kart desde que empez¨® a competir a los ocho a?os, Leclerc repite: ¡°Ser humilde y estar agradecido¡±. ¡°Todos los pilotos de f¨®rmula 1 hemos crecido m¨¢s r¨¢pido de lo que deber¨ªamos¡±, explica, ¡°desde que somos muy j¨®venes estamos en un entorno que te exige rendir al m¨¢s alto nivel, as¨ª que desarrollas dos personalidades¡±. Por un lado, est¨¢ el piloto: ¡°Muy serio, disciplinado, concentrado¡±. Por otro, ¡°un tipo normal de 26 a?os al que le gusta pasarlo bien¡±: ¡°En mi vida privada carezco de esa disciplina, soy bastante desordenado, pero en la pista no hay nada fuera de mi control¡±.
Fuera del circuito se considera una persona ¡°muy creativa¡±. Est¨¢ c¨®modo hablando de arquitectura (le gusta Tadao Ando y Renzo Piano), de moda y sobre todo de m¨²sica. Durante la pandemia, al tiempo que emit¨ªa sus carreras de consola por Twitch, aprendi¨® a tocar el piano. Tiene varios temas de m¨²sica cl¨¢sica grabados junto al pianista franc¨¦s Sofiane Pamart. ¡°Mi falta de virtuosismo me limita y por ahora no tengo tiempo para mejorar y expresar lo que quiero, pero al mismo tiempo es liberadora¡ Por una vez no tengo que ser el mejor¡±, dice.
Su canci¨®n favorita es Where Is the Love, de los Black Eyed Peas, una elecci¨®n algo nost¨¢lgica para alguien de la generaci¨®n Z: ¡°Me trae flashbacks con mi padre, la pon¨ªa siempre en el coche cuando me llevaba a los karts¡±. En general tiene debilidad por las canciones melanc¨®licas (ahora est¨¢ escuchando mucho a David Kushner) y tambi¨¦n por los estilos que en principio no le atraen: ¡°El heavy metal o el jazz me intrigan, intento averiguar qu¨¦ hace que tengan tantos fans, entender c¨®mo funcionan¡±. Para competir, sin embargo, se motiva con ¨¦picas bandas sonoras. La m¨²sica, explica, es lo que le hace sentirse en casa con tanto viaje. Tambi¨¦n moverse con su entourage de amigos (su asistente personal y su fot¨®grafo son amigos de la infancia, tiene el mismo fisio y el mismo m¨¢nager desde hace a?os, y su hermano Arthur tambi¨¦n es piloto).
?Qui¨¦n le sirve de refugio cuando pierde en una profesi¨®n donde se espera que gane? ¡°Para mi madre siempre ser¨¦ su ni?o perfecto¡±, dice Leclerc poniendo carita, ¡°tambi¨¦n mi novia y, claro, mi perro Leo, al que le da igual lo que haga, gane o pierda, cuando llego a casa se pone loco de contento¡±. El animal es tan adorable que los fans le han abierto un par de cuentas de Instagram donde tiene miles de seguidores.
Leclerc est¨¢ en un punto clave de su carrera. Ya no es el rookie (el novato, la joven promesa en jerga automovil¨ªstica), ni el piloto con gran experiencia que ha conseguido casi todo en su carrera. A¨²n le falta el premio gordo: ganar un mundial. ¡°No tengo la experiencia de Lewis Hamilton [siete veces campe¨®n del mundo] o Fernando Alonso [dos], que ya estaba compitiendo cuando yo ten¨ªa cuatro a?os, pero tampoco soy un reci¨¦n llegado con todo por demostrar, llevo seis o siete a?os y empiezo a comprender bien este mundo, aunque haya cosas que a¨²n puedo aprender, en este sentido me siento joven¡±, dice a sus 26 a?os. Su carrera ha sido especialmente estable, tiene uno de los contratos m¨¢s largos del sector con Ferrari, donde le han cambiado varias veces de compa?ero. Ha sido pareja de Sebastian Vettel, que fue el campe¨®n del mundo m¨¢s joven, a los 23 a?os, en 2010 (y tambi¨¦n en 2011, 2012 y 2013), y de Carlos Sainz, que a los 30 es quinto del mundo pero no ha ganado un mundial. Para 2025 Ferrari ha fichado a Hamilton, ahora sexto del mundo, para correr con Leclerc. En todas sus declaraciones el monegasco parece encantado con el reto y se declara un profundo admirador del brit¨¢nico. ¡°En general el ambiente en el paddock ya no es como hace 15 a?os, donde hab¨ªa compa?eros de equipo que no se dirig¨ªan la palabra¡±, dice el periodista de L¡¯Equipe. ¡°Ahora todo es m¨¢s profesional, pero no nos equivoquemos¡ Salvo raras excepciones, es complicado tener amigos en la f¨®rmula 1¡å. Y advierte: ¡°Leclerc es un buen chico, mono, dulce, educado, pero ojo, en el circuito, es despiadado¡±.
Los pilotos de f¨®rmula 1 llegan a sufrir temperaturas de 50 grados en las cabinas del coche, y fuerzas superiores a 5 g en las curvas y los acelerones, que son especialmente intensas en la musculatura del cuello. El calor y el estr¨¦s puede hacer que pierdan hasta cuatro kilos en una sola carrera. Adem¨¢s, est¨¢ la responsabilidad de conducir un cacharro que ronda los 10 millones de euros para conseguir un tiempo de cuyo prestigio depende un equipo de unas 1.000 personas, sin olvidar el evidente riesgo para la propia vida que supone ir a 300 kil¨®metros por hora. Sin embargo, lo m¨¢s duro de ser piloto para Leclerc ¡°es lo que rodea al acto de conducir: los eventos, los patrocinadores, las entrevistas¡±, dice. ¡°Sobre todo las entrevistas deportivas, que repiten una y otra vez las mismas preguntas. Pero, tranquila¡±, se interrumpe a s¨ª mismo con una perfecta sonrisa y un gui?o, ¡°esta est¨¢ abordando cuestiones muy variadas¡±.
¡ª?No es m¨¢s duro que hacer entrevistas soportar la presi¨®n constante de ser el mejor del mundo en algo? ?C¨®mo encuentra su zen? ?Medita? ?Va a terapia?
¡ªClaro que tengo presi¨®n, pero al final hago lo que amo. Y fui de los primeros en probar el programa de entrenamiento mental y meditaci¨®n de [el centro italiano de preparaci¨®n y fisioterapia para pilotos] Formula Medicine. Para tener ¨¦xito como atleta la mente es clave: aqu¨ª todos sabemos conducir muy deprisa, la fortaleza mental es la que marca la diferencia en el circuito. Y tambi¨¦n es b¨¢sica para la vida personal. Hay que aprender a gestionar las emociones y saber aceptarlas, entender que vas a fallar, a ponerte triste, a decepcionarte, y saber que, aun as¨ª, todo va a salir bien. Puede sonar como un clich¨¦, pero aceptar tus emociones, todas ellas, sirve para ganar en el circuito y para ser feliz en la vida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.