Peggy Gou, la dj del momento: ¡°No hay nadie tan grande como Taylor Swift, pero yo soy grande¡±
Tras publicar el sencillo ¡®(It Goes Like) Nanana¡¯, un bombazo de canci¨®n que muchos descubrieron en la radio del coche o en la peluquer¨ªa, la DJ y productora surcoreana ha convertido su nueva electr¨®nica de estadio con influencias noventeras en un negocio de grandes cifras. Tambi¨¦n es icono de moda y embajadora global de Maybelline.
Cinco amigos treinta?eros (podr¨ªan ser cualquiera) se apelotonan en la parte delantera de un autob¨²s de la EMT de Madrid y cantan como si fuera un c¨¢ntico de f¨²tbol: ¡°Na-na-na-na-na, na-na-na-na-na¡±. Acaba de terminar la actuaci¨®n de la DJ surcoreana Peggy Gou (Incheon, Corea del Sur, 33 a?os) en el festival Kalorama (celebrado en Ifema del 29 al 31 de agosto) y vuelven a casa en un servicio especial que ha puesto la organizaci¨®n. No logran sacarse de la cabeza ¡ªni ellos, ni medio autob¨²s¡ª el estribillo de (It goes like) Nanana, el tema de house con influencias noventeras que ha dado a conocer a esta productora a todo aquel que no suele acercarse a la electr¨®nica por gusto. Uno de los amigos ¡ªla mochila de cuerdas contra el cristal que separa al conductor de los pasajeros¡ª le cuenta al resto que con esa canci¨®n abr¨ªa El hormiguero la temporada pasada. No lo sab¨ªan. Est¨¢n a otra cosa por las noches.
Nanana se public¨® en junio del a?o pasado, suma 523 millones de reproducciones en Spotify y fue nominada a mejor canci¨®n internacional en los Brit Awards 2024. Muchos han descubierto este bombazo (a trav¨¦s de la tele, las radiof¨®rmulas o la peluquer¨ªa) antes que a su creadora, una rebelde a la que sus padres enviaron a Londres cuando era adolescente porque daba guerra. ¡°Tres veces me tuvieron que cambiar de tutor en Inglaterra. Me siento mal por los problemas que caus¨¦ pero tampoco me averg¨¹enzo. No era f¨¢cil para una ni?a asi¨¢tica de 15 a?os¡±, confiesa. All¨ª estudi¨® moda, pero sigui¨® dando disgustos: aprendi¨® a pinchar y se traslad¨® a Berl¨ªn para salir de fiesta y dedicarse a la m¨²sica. ¡°Si hubiese hecho caso a mis padres, no ser¨ªa DJ. Seguir¨ªa usando mi nombre coreano y ser¨ªa profesora o m¨¦dica¡±, cuenta. ¡°La presi¨®n de los padres en mi pa¨ªs es muy fuerte; conozco un mont¨®n de coreanos que no pueden ser ellos mismos. Tenemos una cultura en la que se compara mucho a unos ni?os con otros y eso es un desastre¡±, a?ade la asi¨¢tica, que lleva media vida en Europa y siempre ha hecho, seg¨²n cuenta, lo contrario a lo que le han dicho que hiciera. Peggy Gou (o Kim Min-ji) fue la primera coreana en pinchar en Berghain ¡ªla capital mundial del tecno dicen los crucigramas¡ª, un club que abre de viernes a lunes, en horario ininterrumpido. Algunos afortunados que lograron entrar y la vieron tocar all¨ª en 2016 sin saber qui¨¦n era, se la volvieron a encontrar a?os despu¨¦s con las letras en grande en los carteles de los festivales de medio mundo transformada en una artista pop sin hacer m¨²sica en directo.
Peggy Gou responde a las preguntas en un hotel de Madrid flanqueada por Sadie, su asistente, una joven londinense de origen caribe?o que 15 minutos antes hac¨ªa tiempo con este periodista hablando del carnaval de Notting Hill (¡°ahora es m¨¢s africano¡±, informa) mientras se adecenta para la entrevistada, reci¨¦n aterrizada de Z¨²rich, donde pinch¨® la noche anterior. La DJ, nuevo icono de moda y flamante embajadora global del gigante de belleza Maybelline, se presenta n¨ªtida. Lleva un pantal¨®n de ch¨¢ndal voluminoso, unas deportivas de muelles, un top y unas gafas de sol negras que mantiene puestas ¡ªun punto desprendidas de los ojos¡ª durante toda la entrevista. Extiende la mano y dice ¡°mucho gusto¡± en espa?ol. A las 1.15 toca en el Kalorama, y lo hace ya con un conjunto rosa palo de seda del dise?ador chino Mark Gong. ¡°Hasta la publicaci¨®n de Nanana, la gente me conoc¨ªa a m¨ª antes que a mi m¨²sica¡±, admite. Era conocida como dj de Berl¨ªn y como mujer dj y como una dj asi¨¢tica y como icono de moda y como todo lo anterior. Su set, de 1 hora y 15 minutos, cierra el festival. Sadie graba con el tel¨¦fono durante la actuaci¨®n para que luego Peggy Gou convierta el material en stories (4,2 millones de seguidores en Instagram). En los v¨ªdeos sale ella sonriendo y levantando las manos y salen sus fans con camisetas de ella en las primeras filas. Un tipo vestido de negro llamado Brendan, su seguridad personal, cierra la delegaci¨®n en Madrid. Al d¨ªa siguiente la coreana vuela a su pa¨ªs; luego vienen Dub¨¢i, Nueva York, M¨¢nchester¡ Ibiza.
¡°El p¨²blico de Espa?a es fuego¡±, describe la DJ, que est¨¢ aprendiendo espa?ol. El set, desigual, comienza con un corte tech house muy groovy, al que le sigue otro para luego ir entreg¨¢ndose poco a poco a un house de digesti¨®n f¨¢cil y as¨ª despejar el camino para la llegada de las canciones que espera escuchar este p¨²blico: Lobster Telephone, en la que canta en coreano ¡ªy la audiencia tararea¡ª, y Nanana, que acostumbra a pincharlo a mitad de la actuaci¨®n. Un remix de un tema de Rosal¨ªa, que un grupo de asistentes de camino al autob¨²s lamentan que durara tan poco, divierte y cambia el paso de una multitud de unos 10.000 asistentes. ¡°Cuando tocas para un p¨²blico muy numeroso la cosa va de poner temazos y que la gente levante los brazos¡±, reconoce la DJ, que pide al camarero del hotel que baje un poco la m¨²sica. ¡°Una sesi¨®n para poca gente en un club es m¨¢s dif¨ªcil, es m¨¢s ¨ªntimo. Pero me encanta, te exige m¨¢s¡±, explica para distinguir entre una muchedumbre heterog¨¦nea que baila al aire libre y una audiencia m¨¢s especializada que acude a un club oscuro y peque?o de techos bajos. ¡°No quiero acomodarme. Las sesiones para poca gente son importantes para los shows grandes¡±, concede la productora, que trata de pinchar un par de veces al a?o en clubes legendarios, como Robert Johnson, en Fr¨¢ncfort, o RSO, en Berl¨ªn. ¡°Nunca hab¨ªa pensado lo de crearme un alias para tocar en sitios peque?os. Est¨¢ bien. As¨ª la gente no sabe qui¨¦n soy y puedo probar m¨²sica rara. Si funciona, dir¨¦ que soy yo. Si no, no¡±, y se r¨ªe a carcajadas.
La electr¨®nica est¨¢ muy acomodada en los carteles de los festivales, convive con grupos de rock (o lo que sea, hay guitarras en el escenario) y con reguetoneros. El melanc¨®lico ¨ªdolo millennial Fred Again ya ha encabezado este tipo de reuniones musicales. O el luminoso Caribou. Al final se trata de una expresi¨®n pop m¨¢s: los asistentes se saben las canciones, acuden con camisetas de su DJ preferida, graban los primeros planos mostrados en las pantallas y llevan carteles con juegos de palabras como ¡°Me Gousta¡±. Dos veintea?eras con brillantes en la cara charlan con un camarero parlanch¨ªn que les anuncia que el concierto de Sam Smith va a comenzar. ¡°Tranquilo, estamos aqu¨ª por Peggy Gou¡±, le dicen.
No se va a disertar aqu¨ª sobre electr¨®nica y sociolog¨ªa, pero s¨ª cabe recordar que el tecno, originario de Detroit, ayud¨® tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn a que las dos Alemanias bailaran juntas (es mucho esto) en edificios abandonados del este. En la misma ¨¦poca surgi¨® tambi¨¦n la cultura rave en naves de la periferia de Londres, fiestas ilegales en el entorno de la circunvalaci¨®n M-25. Definirlo como expresiones de libertad puede resultar vago hoy; digamos que por unas horas la gente viv¨ªa otra vida o se desprend¨ªa de la suya, incompleta o descontenta o saturada, o simplemente se convert¨ªa en una manifestaci¨®n contra lo establecido, o en pura diversi¨®n. O en m¨²sica, ya est¨¢. La electr¨®nica era el conductor. Eran los m¨¢rgenes, y en esos m¨¢rgenes se ha posicionado cada vez m¨¢s gente, por lo que han dejado de serlo. Y claro que hab¨ªa drogas. Y las hay. Hay clubes en los que segmentos del p¨²blico se mecen con los beats como si fueran un arrecife de coral, una expresi¨®n amistosa de vida conjunta. ¡°El tecno y el house est¨¢n en ese proceso de convertirse en muy populares, y es impresionante que sea as¨ª. Pero siempre habr¨¢ espacio para el underground¡±, dice la productora nacida en la portuaria Incheon.
Los DJ que antes reun¨ªan a miles de asistentes sol¨ªan encuadrarse en la etiqueta EDM (electronic dance music), un estilo fundamentado en melod¨ªas sencillas y pegadizas con grandes subidones y acompa?ados en los grandes recintos de pirotecnia. David Guetta, Martin Garrix o Avicii son algunos de los exponentes. Peggy Gou se abre paso con una propuesta sucesora del EDM, una electr¨®nica de festival. La productora coreana se molesta al escuchar las siglas EDM asociadas a su m¨²sica, cuando a ella se la ve compadrear con los sofisticados Four Tet o Floating Points. ¡°La pregunta podr¨ªa haber sido: ?cu¨¢l es el peor cumplido que te han dicho?¡±, se revuelve entre risas para no mostrar el enfado en exceso. Se le aclara que tiene m¨¢s que ver con ocupar el sitio de esta m¨²sica de grandes cifras, cuyo pico se alcanz¨® a primeros de 2010 pero que todav¨ªa llena las macrodiscotecas de Ibiza ¡ªPeggy Gou act¨²a el 13 de octubre en Pacha; es el cierre de la temporada¡ª. ¡°Estoy c¨®moda si se etiqueta mi m¨²sica como electr¨®nica de estadio. Si lo que hago se vuelve pop y eso implica llenar un estadio, pues es el sue?o de cualquier m¨²sico. No me importa si se refieren a m¨ª como comercial¡±, cuenta mientras da un sorbo a un caf¨¦ con hielo. Para antes de su actuaci¨®n en el Kalorama ha pedido dos botellas de champ¨¢n. ¡°Siempre me pongo nerviosa. Es algo bueno. Significa que me importa lo que hago¡±, reconoce. Esa tensi¨®n (¡°10 minutos antes de salir¡±, dice) se rebaja con una copa. ¡°No me gusta mucho el champ¨¢n, por eso es lo que pido en mi rider. Porque si tuviera mi bebida favorita¡¡±, y se r¨ªe. ¡°En realidad nunca bebo mucho¡±, aclara.
En la espera, mientras la DJ se av¨ªa en la habitaci¨®n del hotel, da tiempo a hablar de f¨²tbol con Sadie, la asistente. No hay un tema m¨¢s seguro cuando se trata de conversar por primera vez con un ingl¨¦s. Peggy Gou congreg¨® a 25.000 asistentes en Gunnersbury Park, en Londres, el pasado agosto. Su concierto m¨¢s numeroso. Se anunciaban ella y cuatro teloneros. En mitad de la actuaci¨®n apareci¨® el rapero londinense Central Cee. No es nada parecido a un club, ni se trata de un festival con muchos nombres, ni es Ibiza con todo su boato. Se trata de algo m¨¢s pr¨®ximo a un concierto de una artista grande, sea el g¨¦nero que sea. ¡°?En el estadio del Real Madrid, yo sola, como Taylor Swift? Ja. No hay nadie tan grande como ella¡±, asegura. ¡°Pero yo soy grande. ?Por qu¨¦ no? Un d¨ªa llegar¨¢ y t¨² ser¨¢s el primero en conseguir la entrada¡±, afirma ahora divertida.
La artista surcoreana public¨® su primer ¨¢lbum, I Hear You (XL Recordings), el pasado junio. Comparte sello con figuras del dubstep (Burial), productores de electr¨®nica en ascenso, como el d¨²o Overmono o Yaeji, o con la banda que aspira a ser la m¨¢s relevante de su generaci¨®n (Fontaines D.C.) cuando las listas de ¨¦xitos la acaparan artistas en solitario. Su influencia, admite Peggy Gou, es la electr¨®nica de los a?os noventa. ¡°En Corea no tuvimos la cultura rave del Reino Unido de esa ¨¦poca. As¨ª que imagin¨¦ c¨®mo habr¨ªa sido el house coreano si se hubiese hecho en los noventa y as¨ª es mi ¨¢lbum¡±, cuenta esta mujer risue?a de aspecto serio. ¡°Hay algo acerca de esta m¨²sica que me llega mucho. Es repetitiva pero no te cansas de ella. Las letras son muy simples, pero poderosas y esperanzadoras¡±, describe. El ¨¢lbum recoge un ¨¦xito suyo de 2021, I Go, que primero public¨® con su sello Gudu Records, una colaboraci¨®n con Lenny Kravitz y Nanana. ¡°No es lo mismo hacer un temazo que un temazo de verano. La canci¨®n del verano no dura mucho. As¨ª que tengo que hacer m¨¢s y mejor¡±, dice.
Peggy Gou exhibe una vida glamurosa. ¡°Despu¨¦s de tantos a?os viajando, el lujo lo encuentro en las peque?as cosas, como dormir en mi cama. Es lo que m¨¢s valoro¡±, detalla. La DJ comisaria su vida en Instagram, como todos los que usan esta plataforma. Y lo que aparece es bueno, bonito y caro, y rico y divertido. Elegancia con car¨¢cter: chuler¨ªa fina. Y es directo, no hay iron¨ªa. No hay fotos borrosas, pero s¨ª selfis con el gran angular. Tampoco hay crudeza, ni costumbrismo, ni reivindicaci¨®n, ni barrio. Es una vida de estrella global: est¨¢ en todos sitios. La gorra no es para ocultarse, es para verse bonita. ¡°No hablo de dinero, simplemente s¨¦ que est¨¢ ah¨ª¡±, sentencia. Vende camisetas y m¨¢s merchandising en sus shows y online bajo el concepto Peggy Goods. ¡°No lo hago por el dinero, sino para conectar con mis fans¡±, revela. Algunos de ellos participan en los concursos de dise?o que organiza. ¡°As¨ª apoyo a gente creativa que me sigue¡±, cuenta.
Se acaba de mudar de Berl¨ªn a Londres, donde todo empez¨®. All¨ª estudi¨® y en The Book Club, un garito de Shoreditch, tuvo una residencia semanal como DJ. ¡°Tocaba para dos personas. Si ten¨ªa suerte, para 20. Aprend¨ª mucho porque cuando pon¨ªa la canci¨®n equivocada se vaciaba la pista¡±, recuerda con seriedad. Con 18 a?os, adopt¨® el nombre de Peggy Gou. ¡°Quer¨ªa que fuera ingl¨¦s y se pronunciara bien. Si empezara ahora mi carrera tampoco mantendr¨ªa mi nombre coreano. Kim Min-ji es muy com¨²n. Quer¨ªa algo singular¡±, asegura.
Llamar a su m¨²sica k-house (korean house) ser¨ªa oportunista. Equipararla con los artistas de k-pop resultar¨ªa impreciso. ¡°Tal vez no deber¨ªa entrar mucho en detalle, pero los est¨¢ndares de belleza que ha creado el k-pop¡ Que si tienes que ser delgada, que si tienes que ser de esta manera, que si tienes que operarte¡ En Europa la gente se acepta m¨¢s, tiene m¨¢s autoestima y son m¨¢s abiertos de mente¡±, afirma la coreana. M¨¢s acertado ser¨ªa asociarla con el capit¨¢n del Tottenham Hotspur, su compatriota Heung-min Son, que se ha hecho grande en Europa y es muy querido. ¡°Respeto que ¨¦l haya dicho que hasta que no se retire no se va a casar, para centrarse en su trabajo. Yo tambi¨¦n estoy centrada en mi trabajo y tendr¨¦ ni?os en el futuro. Ahora tengo novios en todas las ciudades¡±, dice en espa?ol entre risas. Al despedirse practica m¨¢s su nuevo idioma. Invita a los caf¨¦s y dice que va a pedir que env¨ªen la cuenta a su dormitorio.
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