Jos¨¦ Manuel Ferrater, fot¨®grafo: ¡°He buscado romper los l¨ªmites y los tab¨²es, he jugado, me he expuesto¡±
Pionero de la fotograf¨ªa de moda, abandon¨® a las ¡®top model¡¯ de los noventa en busca una mirada propia m¨¢s osada y rompedora. El Museo del Traje recupera su trayectoria

Jos¨¦ Manuel Ferrater (Barcelona, 76 a?os) ten¨ªa 22 cuando retrat¨® a Orson Welles. ¡°Fui al festival de cine de San Sebasti¨¢n y aprend¨ª que si lo pides con seguridad puedes retratar¡±, recuerda. El rostro de Monica Bellucci tambi¨¦n atraviesa el papel fotogr¨¢fico en el archivo de este fot¨®grafo, un legado que respira a?os ochenta. ¡°En esos a?os, en las p¨¢ginas de publicidad de moda aparec¨ªa incluso el nombre del fot¨®grafo¡±, explica Ferrater. El suyo acompa?aba a Cindy Crawford, Claudia Schiffer, Linda Evangelista o Naomi Campbell. Diez a?os despu¨¦s, esas firmas hab¨ªan desaparecido.

?l tiene una teor¨ªa para explicarlo: ¡°Calvin Klein le daba dos millones de d¨®lares a Peter Lindbergh para que fuese con Christy Turlington a Miami a hacer la gran foto para vender el perfume Eternity. ?Resultado? La gente no hablaba del perfume. Hablaba de ella¡±. Un a?o despu¨¦s, en 1990, Lindbergh dispar¨® la portada de la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue. All¨ª Turlington, Tatjana Patitz, Naomi Campbell, Linda Evangelista y Cindy Crawford posaron juntas. ¡°Las editoras gr¨¢ficas dec¨ªan que la industria era aburrida y las supermodelos hab¨ªan devuelto el entusiasmo¡±. Sin embargo, se hablaba tanto de ellas que ese protagonismo alejaba lo anunciado. Resultado: nunca m¨¢s un grupo de 10 modelos acapar¨® las portadas de las revistas de moda. ¡°La siguiente generaci¨®n las ensalz¨® de una en una: Amber Valletta, Kate Moss¡¡±. El grupo se hab¨ªa desvanecido. ¡°Crearon un concepto sofisticado. El retrato de la modelo en su mundo: ensimismada, seria, sin mirar a la c¨¢mara. Miraban a su interior, se alejaban del espectador. Y, con esa gestualidad torturada, la gente prestaba atenci¨®n a lo que las modelos vest¨ªan. No a quien lo vest¨ªa¡±.

¡ªPero los hombres aparec¨ªan alegres y fuertes y las mujeres tiradas, como apalizadas.
¡ªHa habido machismo en la fotograf¨ªa de moda. A m¨ª no me interes¨®. Yo apost¨¦ por la libertad: chicos vestidos de chica y chicas vestidas de chico. Sin dramatismo, como juego. He buscado romper los l¨ªmites y los tab¨²es. He jugado. Me he expuesto.
¡ªCon todo, en su trabajo hay mucha delgadez.
¡ªHay una tendencia insana que lleva a la bulimia o a la anorexia y que existe en el mundo de la moda, pero una modelo ha de aguantar el vestido con los hombros.

¡ª?C¨®mo decide alguien convertirse en fot¨®grafo de moda?
¡ªSi rebobino y me voy a mi infancia, me veo como un cazador, un bicho raro de monte. Me pas¨¦ 11 a?os en los jesuitas. Hicieron de m¨ª un salvaje. Me dec¨ªa: me tendr¨¦is aqu¨ª todo el d¨ªa, pero no me vais a meter todo eso en la cabeza. Vol¨¦ los lavabos con una bomba de sodio. Nos echaron del colegio, claro. Era un centro cerrado a cualquier iniciativa personal. No hablemos de la creatividad.
¡ª?Qu¨¦ tipo de creatividad ten¨ªa siendo tan ni?o?
¡ªYo iba al colegio en autom¨¢tico. Me sent¨ªa encerrado. Los domingos, en nuestra finca en la falda del Montseny, sal¨ªa con mi perro y una escopeta y era feliz cazando un conejo, una perdiz¡ Crec¨ª amando a los animales.
¡ªY sin embargo los mataba. ?Qu¨¦ era eso?
¡ªCuando me di cuenta me plante¨¦ que ten¨ªa dos opciones: destruir o tratar de construir belleza. Y opt¨¦ por salvarme y construir. La fotograf¨ªa me salv¨® la vida.
¡ª?Qu¨¦ tiene que ver la caza con la fotograf¨ªa?
¡ªEl modus operandi se parece: sucede en un instante, exige observaci¨®n, espera, rastrear huellas, estar alerta¡ La foto es taxidermia. Est¨¢s deteniendo un instante de la vida.

Recuerda su juventud como un tiempo parad¨®jico: ¡°Mi familia era de extrema derecha: generales, falangistas. Y yo me hice de extrema izquierda. Durante a?os solo ten¨ªa claro lo que no quer¨ªa hacer¡±. Cuenta que le¨ªa por la noche, bajo las mantas, con una linterna. ¡°Porque si mi madre ve¨ªa luz entraba a apag¨¢rmela¡±. Se matricul¨® en Agr¨®nomos porque en su familia era impensable que no quisiera estudiar. Pero sal¨ªa de casa a las ocho de la ma?ana y se iba a un bar-librer¨ªa que hab¨ªa en la calle de Balmes, el Crystal City.
¡ª?De d¨®nde le nac¨ªa la rebeld¨ªa?
¡ªMis recuerdos de adolescencia provienen de escuchar a mis padres comentar que yo era corto. Mi hermano [el arquitecto Carlos Ferrater] dec¨ªa que era primitivo. Y es cierto.

Su padre hac¨ªa negocios importando. Su abuelo materno, que fue general jefe de prensa extranjera en la Guerra Civil, era pintor. ¡°Vengo de ah¨ª: Era un ni?o espont¨¢neo en una familia pija. Y eso o te refuerza o te aplaca¡±.
En mayo de 1968 Ferrater ya era fot¨®grafo. Hab¨ªa estudiado en Eina, una escuela donde daban conferencias Garc¨ªa M¨¢rquez o Umberto Eco. All¨ª, un profesor, Xavier Miserachs, le dej¨® una c¨¢mara. ¡°Como pijo, era socio de El Polo y les hac¨ªa fotos a los que saltaban a caballo. Como ten¨ªan mucha pasta, me las compraban. Pero tambi¨¦n hac¨ªa cat¨¢logos de termos chinos, lo que fuera¡±. Hasta que lleg¨® al mundo de la moda.
Su madre coleccionaba revistas de moda. Y Ferrater miraba con lupa los ojos de las modelos. ¡°Vi que cada fot¨®grafo consegu¨ªa brillos distintos¡±, recuerda. Supo lo que quer¨ªa. ¡°Comenc¨¦ pintarrajeando a mis amigas¡±. Publicaba en Hogares Modernos, donde escrib¨ªa V¨¢zquez Montalb¨¢n. Javier Elorriaga, que luego ser¨ªa actor, dirig¨ªa la revista Mobelart. ¡°La escrib¨ªan Joan Barril y mi cu?ada. Me cas¨¦ con Pilar Fern¨¢ndez Cubas, hermana de Cristina. Era mi escudo, me paraba los golpes¡±. Estuvieron juntos 18 a?os. ¡°No tuvimos hijos. Me aterraba tenerlos porque mi ni?ez hab¨ªa sido tremenda: por fuera era alegre, pero por dentro desgraciado¡±. Hoy, de ese ni?o ¡°corto, primitivo¡±, que ten¨ªa el sue?o de hacer algo que saliera de ¨¦l, admira el aguante.

Ferrer y Sanchis, una firma textil que hab¨ªa contratado a Claude Montana, lo llev¨® a Par¨ªs. Conoci¨® al promotor musical Gay Mercader. ¡°Fue en el Taita, el bar junto al Tur¨® Park donde nos reun¨ªamos los ni?os malos de casa bien¡±. All¨ª jugaba al ajedrez con Enrique Irazoqui, que protagoniz¨® con 20 a?os El Evangelio seg¨²n san Mateo, de Pasolini. Gay Mercader hab¨ªa montado una comuna con grupos de m¨²sica donde estaba Jacqueline, ¡°una especie de fiera con el pelo rizado, acojonante. Ped¨ª trabajar con ella y lleg¨® con un ojo morado. ?Y ahora qu¨¦ hago?, me dije¡±. Le pint¨® el otro ojo y la boca de negro. ¡°La met¨ª entre las dunas, en el confesionario, en un basurero¡¡±. Descontextualizando modelos entre ratas, entre vacas muertas, ¡°cualquier animalada que se me ocurr¨ªa¡±. Ferrater hab¨ªa encontrado su sello. Para algunos, fresco. Para otros, irreverente.
No tardar¨ªan en llamar a su puerta dise?adores como Toni Mir¨®, Roser Marc¨¦ o Armand Basi. En Mil¨¢n, en las redacciones de Donna y Mondo Uomo separaron las fotos entre salvajes y comestibles: ¡°Si est¨¢s dispuesto a trabajar en el lado suave, tienes futuro con nosotros¡±. Se qued¨® siete a?os publicando en esas revistas, pero¡ ¡°No me gustaban las famosas. Prefer¨ªa elegir a modelos poco vistas, gamberras, con sentido del humor, con mala hostia¡±, dice. Se dio cuenta de que sus mejores retratos no estaban en las revistas. ¡°Y en 1992 me hart¨¦ de mi vida¡±. Le llam¨® su agente de Par¨ªs para retratar a Isabella Rossellini para Vogue. Dijo que no. ¡°No he sido muy capaz de adaptarme a la sofisticaci¨®n de las grandes campa?as. He encontrado libertad y valent¨ªa con clientes que me han dejado hacer. ¡®T¨² enc¨¢rgale a Ferrater lo que quieras que ¨¦l har¨¢ lo que le d¨¦ la gana¡¯. Ese era mi drama. Desde la adolescencia me ha obsesionado la libertad. Y cuando sent¨ª que la pod¨ªa perder, trat¨¦ de recuperarla¡±.
En el Museo del Traje cuelga ese lado salvaje. ¡°Durante a?os, si ve¨ªa una chica interesante la paraba por la calle¡±. Lo sigue haciendo. ¡°No me gusta la belleza extraordinaria de las modelos cl¨¢sicas. Me gusta lo extraordinario en lo ordinario. Presumo de no tener alma, pero cuando fotograf¨ªo pido que pongan su alma en mis manos. Fotografiar es un juego de seducci¨®n. No hace falta sexo. Hay danza¡±. Tras su paso por la moda aprendi¨® que en la publicidad cab¨ªa su potencia. La crisis de 1992 hizo que la moda se hiciera m¨¢s conservadora y la publicidad m¨¢s osada.
¡ª?Qu¨¦ ocurri¨® despu¨¦s?
¡ªUno no deja de ver y no deja de fotografiar, pero llega un momento en que la fotograf¨ªa no responde a las preguntas que me hago. Mi forma de pensar es cambiante. Y eso altera la mirada. Empec¨¦ a pintar para buscar respuestas.
Tiene 600 cuadros. Retirado, empez¨® tambi¨¦n a escribir poes¨ªa. ¡°Me doy cuenta de que estoy bajando al quinto s¨®tano de mi mente. Se me han ido el dolor y la rabia¡±.
¡ª?La fotograf¨ªa fue su b¨²squeda de una verdad?
¡ªBueno, la moda puede ser la construcci¨®n de una mentira. Pero a m¨ª me ayud¨® a construirme.
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