Bill Gates: ¡°Espero que Elon Musk reflexione bien sobre lo que dice¡±
Mientras la nueva estirpe de multimillonarios se enfrasca en una delirante carrera por conquistar el poder pol¨ªtico y el espacio, el padre de Microsoft afirma que su fundaci¨®n est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de dar con la vacuna de la malaria. En su nuevo libro, ¡®C¨®digo fuente¡¯, recorre sus primeros 25 a?os de vida. Hablamos con ¨¦l en California
Cuando Paul Allen le dijo a Bill Gates (Seattle, 69 a?os) que probara el alcohol, se emborrach¨® por primera vez. Cuando le dijo que fumara marihuana, la prob¨®. Cuando le convenci¨® para que creasen una empresa, fundaron Micro-Soft, el nombre original de la compa?¨ªa de software que revolucion¨® la inform¨¢tica desde su nacimiento, hace medio siglo. El ¨¦xito arrollador de Microsoft convirti¨® a Bill Gates en una celebridad cuando solo era un veintea?ero. Desde entonces, todos los focos le han apuntado, primero como empresario y luego como fil¨¢ntropo. Sin embargo, su infancia, adolescencia y juventud son mucho menos conocidas. Gates decidi¨® hace a?o y medio excavar en el ba¨²l de los recuerdos. El resultado es C¨®digo fuente (Plaza & Jan¨¦s), una autobiograf¨ªa fascinante que cubre sus primeros 25 a?os de vida, desde su infancia en Seattle hasta el nacimiento de Microsoft.
Ese viaje al pasado est¨¢ repleto de confesiones ¨ªntimas. Cuenta la historia de un ni?o que a los nueve a?os se hab¨ªa le¨ªdo de la A a la Z todos los tomos de la enciclopedia familiar, pero al que le costaba encajar en el colegio, donde intent¨® forjarse una identidad como bromista. Relata la relaci¨®n con su abuela Gami, que le ganaba siempre a las cartas. Admite que se comportaba como un ¡°sabelotodo malcriado¡± con sus padres hasta que un psic¨®logo le ayud¨®. Explica c¨®mo tuvo acceso a una computadora a los 13 a?os en el mismo colegio que Paul Allen, dos a?os mayor. Explica que la muerte de su mejor amigo a los 16 a?os le marc¨® para siempre. Confiesa que, por el uso que hac¨ªa de la sala de computaci¨®n, estuvieron a punto de expulsarle de Harvard, la universidad de ¨¦lite que abandon¨® para apostar por un sue?o luego hecho realidad.
El fundador de Microsoft, que dej¨® de dirigir la empresa en 2006, traza un paralelismo entre la revoluci¨®n del software hace medio siglo y el momento actual de la inteligencia artificial, que transformar¨¢ la sociedad. Al tiempo, est¨¢ preocupado por las prioridades de la presidencia de Donald Trump ¡ªno acudi¨® a su toma de posesi¨®n¡ª y asegura que tratar¨¢ de convencerle para minimizar los recortes en ayuda sanitaria y energ¨ªas verdes.
Gates, que perdi¨® puestos en la lista de las personas m¨¢s ricas del mundo en 2021, el hombre que don¨® gran parte de su fortuna a la filantrop¨ªa, el hombre que ha sobrevivido a teor¨ªas de la conspiraci¨®n, al caso Epstein y a su divorcio, recibe a EL PA?S en un estudio de su firma Gates Ventures en Indian Wells (California), donde pasa parte del invierno. Un ej¨¦rcito de asistentes se ocupa de que todo est¨¦ a punto para grabar la entrevista sin hacerle perder un minuto. Una estilista le coloca bien el jersey y le peina mientras posa disciplinadamente. En la sala de espera, unas barajas de naipes y un gran juego de tres en raya son un gui?o al pasado que recorre en su libro.
?Por qu¨¦ decidi¨® escribir sus memorias?
Me gusta pensar en el futuro y centrarme en impulsar la siguiente innovaci¨®n. Pero pens¨¦ que contar d¨®nde tuve suerte, las personas clave que conoc¨ª y las cosas que he aprendido con el tiempo ser¨ªa algo divertido para m¨ª y, quiz¨¢, valioso para los dem¨¢s. Me ha hecho apreciar la incre¨ªble suerte que tuve por mi exposici¨®n a las computadoras y haber nacido en la ¨¦poca en que el microprocesador revolucionar¨ªa todo y abaratar¨ªa enormemente la computaci¨®n. Mis dos padres, cada uno a su manera, fueron asombrosos. Luego estuvieron las personas que conoc¨ª: un joven amigo, Kent Evans, que muri¨® cuando ten¨ªa 16 a?os, y otro amigo de Lakeside, Paul Allen, quien insist¨ªa diciendo: ¡°Vamos, tenemos que hacer algo, fundar una empresa¡±. Y, por supuesto, cofund¨® Microsoft conmigo.
Usted escribe: ¡°No cambiar¨ªa el cerebro que me ha tocado por nada del mundo¡±. ?Se siente privilegiado por su inteligencia?
Me siento muy afortunado de que las matem¨¢ticas se me den con bastante naturalidad, y que, por mi amor hacia ellas, mucha gente me dijera: ¡°Ac¨¦rcate a esta computadora y ay¨²danos a averiguar c¨®mo funciona¡±. Entonces descubr¨ª que era un poco adictivo, porque si lo haces bien, el programa funciona, y enseguida sabes si est¨¢s en lo correcto o no. Desde los 13 a?os hasta que fund¨¦ Microsoft, estuve pensando en software. As¨ª que s¨ª, el hecho de que tenga mucha curiosidad y persevere en tratar de comprender las cosas ¡ªque de ni?o me hac¨ªa parecer un poco raro¡ª ha sido la clave de mi ¨¦xito.
Al tiempo, menciona que, si hubiera crecido hoy, probablemente le habr¨ªan diagnosticado un trastorno del espectro autista.
Hab¨ªa cierta frustraci¨®n porque mis padres o¨ªan cosas como: ¡°Su hijo es muy talentoso, pero, ya sabe, es un poco disruptivo¡±. Incluso cuando me iba bien, como cuando entregaba un trabajo de 200 p¨¢ginas mientras los dem¨¢s entregaban uno de 10, era como: ¡°Vaya, esto es un poco embarazoso. ?C¨®mo no me di cuenta de que me estaba pasando de la raya?¡±. Supuso un desaf¨ªo para mis padres. Al final, hicieron muchas cosas buenas: me enviaron a una escuela privada donde las clases eran m¨¢s peque?as y recib¨ªa mucha atenci¨®n. Un a?o, cuando estaba en primaria, un profesor dijo que deb¨ªan adelantarme incluso dos cursos, y luego rectifico: ¡°No, mejor retras¨¦moslo un a?o¡±, porque mi conducta en el aula¡, no pod¨ªa quedarme quieto. Y, sin embargo, hab¨ªa cosas que me intrigaban y mi conocimiento estaba bastante por delante de mi edad.
La relaci¨®n dif¨ªcil con su madre lo llev¨® a ver a un terapeuta a una edad muy temprana, algo casi inau?dito en la d¨¦cada de 1970. ?Qu¨¦ impacto tuvo eso en usted?
En esa ¨¦poca no hab¨ªa ning¨²n diagn¨®stico sobre estos temas de neurodiversidad, pero fue incre¨ªble que dijeran: ¡°Oye, ve a hablar con este terapeuta¡±. La mayor¨ªa de sus pacientes eran parejas con problemas, as¨ª que, incluso para ¨¦l, yo era algo inusual. Me puso a leer muchos libros sobre Freud, me hizo pruebas y todo eso. En un a?o, cambi¨® much¨ªsimo la forma en que entend¨ªa la relaci¨®n con mis padres. Me dijo: ¡°Mira, ellos te quieren. Tienes todas las ventajas. Si los dejas en evidencia con tu inteligencia, no tiene ning¨²n m¨¦rito. Tienes que valorar que est¨¢n de tu lado¡±. Y como lo hizo de un modo bastante sutil, logr¨® que enfocara mi energ¨ªa en los retos del mundo exterior.
?C¨®mo fue descubrir las computadoras en la escuela Lakeside?
El club de madres, con lo recaudado en un mercadillo, logr¨® que hubiera un terminal conectado a una de esas grandes computadoras. Era algo muy inusual, y hasta los profesores lo encontraban confuso. Me involucraron por mi reputaci¨®n en matem¨¢ticas, y al final fuimos cuatro ¡ªPaul y Rick, que ten¨ªan dos a?os m¨¢s, y luego Kent y yo, que est¨¢bamos en el mismo curso¡ª los que nos sent¨¢bamos durante horas intentando averiguar qu¨¦ pod¨ªa hacer. Mis primeros programas eran de risa: jugar al tres en raya, cosas sencillas, y luego un juego m¨¢s complejo como el Monopoly. Tener esa habilidad justo cuando ocurri¨® el milagro de los microprocesadores fue incre¨ªble, y contar con amigos que hac¨ªan lo mismo, tambi¨¦n.
En su libro describe c¨®mo hackeaba los sistemas para conseguir m¨¢s tiempo de computaci¨®n. ?Hay un esp¨ªritu hacker en todo programador?
Dir¨ªa que un poco s¨ª. Pero en aquellos primeros d¨ªas era tan dif¨ªcil acceder a las computadoras que colarse de noche o encontrar la manera de iniciar sesi¨®n, aunque no estuvieras autorizado, era la ¨²nica forma de lograr tiempo de m¨¢quina.
Tambi¨¦n cuenta que, con solo 13 a?os, durante una caminata por las Olympic Mountains, escribi¨® mentalmente parte de una nueva versi¨®n del lenguaje de programaci¨®n Basic.
La zona donde crec¨ª tiene lugares estupendos para hacer senderismo. Y, aunque no era muy buen excursionista, la camarader¨ªa que ten¨ªamos nos llevaba a hacer estas caminatas. Yo siempre era el que ped¨ªa que hici¨¦ramos una ruta m¨¢s corta, no tan larga. Pero, bueno, lo disfrutaba. Y durante la caminata, mi mente pod¨ªa divagar para no pensar solo en el cansancio. Cre¨¦ una parte del que ser¨ªa el primer producto de Microsoft, que era un int¨¦rprete de Basic. Se me ocurri¨® una forma muy elegante y sencilla de hacerlo, que me encant¨®. Y cuatro a?os despu¨¦s, cuando desarrollaba ese producto, pude recordar: ah, s¨ª, esto ya lo pens¨¦, se utiliza este enfoque y es muy breve. Y result¨® muy valioso.
?C¨®mo le afect¨® la muerte de su amigo Kent?
Kent era mi mejor amigo y molde¨® mucho mi forma de pensar. Yo era algo perezoso en mis estudios ¡ªsalvo en matem¨¢ticas¡ª y ¨¦l no. As¨ª que pens¨¦: bueno, deber¨ªa ponerme las pilas. Tambi¨¦n me hizo reflexionar sobre mis posibles carreras: ser general, embajador, trabajar en el Gobierno. Le¨ªa revistas de negocios como Fortune y me hac¨ªa pensar en cosas que ninguno de mis compa?eros consideraba. Habl¨¢bamos cada noche. Cuando muri¨® de forma tr¨¢gica mientras aprend¨ªa un poco de escalada, fue un impacto enorme. Hasta entonces, mi infancia no hab¨ªa tenido ning¨²n trauma; era todo muy positivo. A esa edad ni siquiera comprendes la muerte. Para sobrellevar esa p¨¦rdida, me acerqu¨¦ mucho m¨¢s a Paul Allen. Aunque Paul ten¨ªa dos a?os m¨¢s, lo convenc¨ª para regresar y ayudarme con un proyecto de organizaci¨®n de horarios escolares, y eso fortaleci¨® nuestra amistad.
En el libro cuenta que en la Universidad de Harvard casi lo expulsan y finalmente decidi¨® dejarla.
Me encant¨® estar en Harvard. Las clases eran muy interesantes y creo que lo que aprend¨ª de psicolog¨ªa, econom¨ªa e historia fue valioso en mi carrera. Quer¨ªa ser un pensador amplio. Me alimentaban, me pon¨ªan buenas notas¡, ?qu¨¦ m¨¢s se pod¨ªa pedir? Me resist¨ªa a dejarlo. Cuando te vas de Harvard, quedas en excedencia, as¨ª que, si Microsoft no hubiera funcionado, podr¨ªa haber vuelto. Paul vino para presionarme. La idea fundamental era que nuestra visi¨®n de la computaci¨®n personal¡ no quer¨ªamos que sucediera sin nosotros. Quer¨ªamos participar, ser l¨ªderes con el software. Tuve que mudarme a Albuquerque, en Nuevo M¨¦xico, donde estaba nuestro primer cliente, para contratar gente y fundar Microsoft. As¨ª que nunca volv¨ª. Pero no recomiendo abandonar los estudios. Hasta hoy, sigo siendo estudiante y, cuando me adentro en temas como la malaria, la salud global o la agricultura, dedico mucho tiempo a aprender y lo disfruto.
Cuenta que experiment¨® con LSD en la d¨¦cada de 1970.
Siempre he sido muy optimista y no me he agobiado mucho con los riesgos. De joven, cuando Paul me dijo: ¡°Oye, prueba el alcohol¡±, me emborrach¨¦ por primera vez. Luego: ¡°Prueba la marihuana¡±, y tambi¨¦n lo hice. Incluso me ofreci¨® probar el ¨¢cido unas cuantas veces, lo cual, vi¨¦ndolo ahora, fue una locura. No lo hice mucho tiempo porque me gusta tener la mente en forma y, tanto en ese momento como despu¨¦s, me preocupaba: ?habr¨¦ da?ado mi cerebro? Quer¨ªa admitir en el libro que la gente experimentaba muchas cosas en aquella ¨¦poca. Creo que en gran medida prob¨¦ a fumar marihuana porque pensaba que me har¨ªa parecer interesante y quiz¨¢ gustarle m¨¢s a las chicas. No funcion¨®, as¨ª que lo dej¨¦.
Usted y Paul Allen vieron la necesidad de software mucho antes de que la mayor¨ªa entendiera qu¨¦ era el software. ?C¨®mo reconocieron esa oportunidad?
Fue la combinaci¨®n de que Paul me hablara de la mejora exponencial de los chips y de nuestra exposici¨®n al software. Si la computaci¨®n fuera b¨¢sicamente gratuita, habr¨ªa much¨ªsimos tipos de software ¡ªprocesadores de texto, bases de datos, hojas de c¨¢lculo¡ª que la gente necesitar¨ªa, y eso ser¨ªa el factor clave. As¨ª que deb¨ªamos fundar una empresa que no se limitara a un solo producto, sino que contratara a los mejores, creara herramientas de desarrollo y trabajara a escala mundial. Si hab¨ªa una categor¨ªa de software popular, pod¨ªamos competir muy bien porque nos mov¨ªamos r¨¢pido. Empresas como IBM hac¨ªan mucho software, pero no se dedicaban exclusivamente a ello; nosotros ¨¦ramos m¨¢s ¨¢giles. As¨ª pasamos de que IBM fuera el gigante de todo el sector de la computaci¨®n a hoy, que IBM sigue existiendo, pero es mucho m¨¢s peque?a que Microsoft, Apple, Google¡
?C¨®mo era su relaci¨®n con Paul Allen?
Tener un cofundador con quien convives y trabajas d¨ªa y noche es algo muy valioso. Si uno es demasiado optimista, el otro lo corrige. Si uno se siente abatido, el otro lo anima. Ese era Paul. ?l se fue de Microsoft tras los primeros cinco a?os, y escribir¨¦ m¨¢s sobre Steve Ballmer en mi siguiente libro, porque pas¨® a ser mi compa?ero en ese compromiso de d¨ªa y noche. Pero las ideas de Paul fueron fundamentales. Microsoft no existir¨ªa sin que ¨¦l viera el potencial de los microchips. Se mud¨® a Boston para decirme: ¡°Tenemos que hacerlo ya¡±. Yo no estaba listo al principio, pero cuando apareci¨® el Altair, la primera computadora personal, me di cuenta de que ten¨ªamos que actuar si quer¨ªamos estar a la vanguardia. Paul y yo coincid¨ªamos y discrep¨¢bamos en distintas cosas. ?l no iba a salir a contratar gente ni a trabajar d¨ªa y noche como yo. Pero a la hora de la estrategia, desempe?¨® un papel tan importante como el m¨ªo en las ideas que llevaron a Microsoft a un ¨¦xito incre¨ªble.
?Qu¨¦ tecnolog¨ªas le entusiasman en este momento y c¨®mo cree que transformar¨¢n la sociedad?
En innovaci¨®n, nunca ha habido un momento con tantas cosas apasionantes como ahora, por ejemplo, en medicina, como la edici¨®n gen¨¦tica o la revoluci¨®n de la computaci¨®n, que nos ayuda a entender mejor la biolog¨ªa y a desarrollar nuevas vacunas. En la inform¨¢tica, la inteligencia artificial es la gran protagonista, y no puedo subrayar suficientemente lo importante que ser¨¢. Aunque a¨²n no es completamente fiable y tenemos mucho por hacer, contamos con mucha gente inteligente y grandes empresas que trabajan en ello. Cambiar¨¢ el descubrimiento cient¨ªfico y la educaci¨®n y ayudar¨¢ en la atenci¨®n sanitaria. Hay muchos aspectos positivos y mucho cambio al que tendremos que adaptarnos. Es el centro de todo ahora mismo. Microsoft, Google y las principales compa?¨ªas est¨¢n enfocadas en ello.
?Dir¨ªa que los avances actuales en IA son comparables al nacimiento del software para computadoras personales en la d¨¦cada de 1970?
Sin duda, en el sentido de que hay esa sensaci¨®n de posibilidad, y la inteligencia artificial va a transformar toda la sociedad. Aqu¨ª hay cientos de miles de millones de d¨®lares invertidos y millones de personas involucradas. En sus inicios la computaci¨®n personal era un negocio diminuto; gran parte de la actividad se concentraba en la costa oeste de Estados Unidos, y las m¨¢quinas ten¨ªan tantas limitaciones que hac¨ªa falta mucha visi¨®n para imaginar el salto desde algo como el Altair hasta lo que hoy puede hacer tu tel¨¦fono.
Por otra parte, la inteligencia artificial genera algunos temores. ?Cree que est¨¢n justificados?
Soy consciente de que, conforme estas herramientas digitales se han vuelto m¨¢s potentes, no todo es positivo. Hasta las redes sociales, la idea de los procesadores de texto e incluso de los sitios web era muy positiva. Pero ahora hay interacciones sociales estresantes para los ni?os o pasan tanto tiempo en eso que no se concentran en aprender. Las redes sociales nos muestran que los humanos no siempre utilizan los avances de forma completamente ben¨¦fica. Autores como Harari, en Nexus, hablan de que, cuando apareci¨® la imprenta, la mayor¨ªa de los libros trataban sobre brujas y c¨®mo localizarlas, y no sobre las leyes de la f¨ªsica. Hay que involucrar a toda la sociedad, porque la IA es much¨ªsimo m¨¢s potente que las redes sociales, y ser¨¢ incluso m¨¢s importante prever y dirigir c¨®mo se utiliza.
De adolescente hizo pr¨¢cticas como asistente en el Congreso y mostr¨® inter¨¦s por la pol¨ªtica, pero ?ha sentido la tentaci¨®n de dedicarse a ella?
De joven, trabaj¨¦ en Washington DC con un empleo de mensajero y asistente, en un momento muy interesante: 1972, la campa?a entre McGovern y Nixon. Me fascin¨® y pens¨¦: vaya, este trabajo es muy importante. Sin embargo, nunca cre¨ª que lo har¨ªa mejor que otros, a diferencia del ¨¢mbito tecnol¨®gico, donde sent¨ª que ten¨ªa una comprensi¨®n ¨²nica y pod¨ªa liderar el camino. En cuanto me enganch¨¦ a las computadoras, ese inter¨¦s se desvaneci¨®, aunque admiro a los buenos pol¨ªticos. Hoy necesitamos buenos pol¨ªticos m¨¢s que nunca. Dedico mucho tiempo a conversar con pol¨ªticos porque la Fundaci¨®n Gates depende de los presupuestos de ayuda exterior de Estados Unidos, Espa?a y muchos otros pa¨ªses.
?Qu¨¦ opina de Elon Musk, que ha asumido un papel muy activo en pol¨ªtica?
Me asombra la cantidad de cosas en que participa Elon. Admiro la labor fenomenal que hizo en SpaceX para abaratar los lanzamientos, y el trabajo impresionante en Tesla para obligar a todos los fabricantes de autom¨®viles a crear buenos veh¨ªculos el¨¦ctricos, algo importante para el clima. No coincidimos en muchas cuestiones pol¨ªticas. Al principio lo percib¨ªa como progresista y liberal, pero ahora se ha vuelto m¨¢s conservador. No he tenido ocasi¨®n de hablar con ¨¦l sobre eso, pero dado que ejerce influencia, espero que reflexione bien sobre lo que dice.
?Le preocupa el impacto que pueda tener la Administraci¨®n de Trump en aspectos como la sanidad, la reducci¨®n de la pobreza o la lucha contra el cambio clim¨¢tico?
Me preocupa cu¨¢les ser¨¢n sus prioridades. Por ejemplo, Estados Unidos es con mucha diferencia el pa¨ªs m¨¢s generoso a la hora de aportar dinero para los medicamentos contra el VIH, que mantienen con vida a decenas de millones de personas en el mundo. Tengo la esperanza de que este nuevo Gobierno los mantenga. He hablado con el presidente Trump sobre ello y volver¨¦ a Washington. Me preocupa que debamos defender a¨²n m¨¢s la importancia del dinero destinado a ayuda. Podr¨ªa mantenerse o recortarse, lo que me parecer¨ªa tr¨¢gico.
?Y sobre el cambio clim¨¢tico?
Me decepcionar¨¢ si se retiran del Acuerdo de Par¨ªs [fue de las primeras decisiones de Trump como presidente]. Est¨¢n surgiendo muchas innovaciones, nuevas formas de generar energ¨ªa, como la geotermia. No s¨¦ c¨®mo las van a apoyar, as¨ª que tendr¨¦ que volver a la capital, reunirme con el poder ejecutivo y el Congreso, para al menos mantener algunos de los incentivos a la innovaci¨®n. No creo que en los pr¨®ximos cuatro a?os se preste tanta atenci¨®n al clima, pero intentar¨¦ que se reduzca lo m¨ªnimo posible.
?De qu¨¦ manera sus experiencias de juventud le llevaron m¨¢s tarde a donar la mayor parte de su fortuna a la sociedad?
Aspiro a los valores de mis padres. Ellos dedicaban mucho tiempo a hacer voluntariado y donaban con bastante generosidad para sus posibilidades. Adem¨¢s, mi amigo Warren Buffett es muy fil¨¢ntropo y ha hablado de que incluso limitar un poco la cantidad de riqueza que se les deja a los hijos puede ser algo sensato. La mayor parte de mi dinero ir¨¢ a la fundaci¨®n, y ese es mi trabajo a tiempo completo. Aplico los valores de mis padres y el esp¨ªritu innovador de Microsoft a la salud de quienes m¨¢s lo necesitan. Los avances han sido incre¨ªbles. A¨²n no hemos erradicado la polio, pero estamos cerca. Cuando lo consigamos, iremos a por el sarampi¨®n, la malaria¡ La gente no sabe que los esfuerzos globales en salud han reducido a la mitad las muertes infantiles, as¨ª que esta labor combina todas las lecciones de mi vida. Y me encanta.
Explica en su libro que trabajaba d¨ªa y noche. ?C¨®mo ha evolucionado eso con los a?os?
De joven, cuando estaba obsesionado con programar, sobre todo tras nacer Microsoft, trabajaba sin parar. No cre¨ªa en las vacaciones ni en los fines de semana. Intentaba avanzar a toda prisa para ir siempre por delante de la competencia. Era una forma de vida muy poco natural, pero a m¨ª me funcion¨® a los 20 a?os. En mis 30, empec¨¦ a tomarme los fines de semana. Conoc¨ª a Melinda y ella me dijo: ¡°Si quieres tener una relaci¨®n, hay que irse de vacaciones¡±. Decid¨ª hacerlo. Segu¨ªa trabajando muy duro, pero ya no como un loco. Incluso hoy, obviamente podr¨ªa no trabajar en absoluto, pero elijo trabajar bastantes horas, aunque no tanto como en mis 30. Ahora me voy de vacaciones, juego al tenis y leo libros que no est¨¢n directamente relacionados con mi trabajo. Comparado con mis 20, ahora soy muy perezoso, aunque comparado con la mayor¨ªa, sigo teniendo una gran ¨¦tica de trabajo.
?Qu¨¦ consejo dar¨ªa a los j¨®venes que aspiren a una aventura como la suya?
Si alguien tiene un estilo de aprendizaje distinto, le animo a que lo vea como una posible fortaleza. Que busque aquello que lo motive y lo ayude a entender el mundo de un modo que pueda llevar a una gran carrera. Realmente creo que la revoluci¨®n digital ¡ªahora centrada en la IA¡ª es lo m¨¢s importante que sucede. Estar¨¢ en el centro de todo. Por ejemplo, ?c¨®mo utilizaremos la IA para la salud mental? Todav¨ªa no lo sabemos. ?C¨®mo la usaremos para abordar la polarizaci¨®n? Necesitamos nuevas formas de acercar a la gente. Es inquietante que, incluso en un pa¨ªs como Estados Unidos, la gente no comparta los mismos objetivos, hechos o el respeto mutuo, cosas b¨¢sicas para una democracia sana.