Cerrar las heridas entre Puig y Oltra: la aritm¨¦tica electoral es la que es
La cohabitaci¨®n desgasta mucho y el tel¨¦fono rojo ya llevaba demasiado tiempo sin sonar, pero a fecha de hoy, no hay alternativa al Gobierno del Bot¨¢nico.
En su primer discurso como presidente electo de los EE.UU, Joe Biden apel¨® a la unidad del pa¨ªs, reciamente polarizado tras cuatro a?os de administraci¨®n Trump y una bronca campa?a electoral mediante. ¡°Es el momento de cerrar las heridas¡±, expres¨® el dem¨®crata, mientras su oponente segu¨ªa abonando la polarizaci¨®n social al lanzar toneladas de basura dial¨¦ctica para cuestionar la pulcritud del proceso electoral y su resultado.
Una asesora de Trump, para justificar las habituales mentiras de su jefe, despach¨® a los informadores que le inquir¨ªan por tan grosera costumbre presidencial con la explicaci¨®n, no menos burda, de que el ahora presidente en funciones de USA daba cuenta de ¡°hechos alternativos¡±, obviando que las opiniones pueden ser alternativas, pero los hechos, no. Los hechos son sagrados.
No nos consta que nadie con peso en el Consell, el gobierno de los valencianos, haya lanzado un tiro al aire, al estilo de Biden, para se?alar que el ¨²nico camino posible para recobrar la paz en el ejecutivo valenciano pasa por cerrar las heridas abiertas. Y tambi¨¦n por eliminar narrativas con hechos alternativos que confunden a los ciudadanos y a?aden zozobra a la que de por s¨ª genera la pandemia que nos asola. ?Es sensato que Ximo Puig y M¨®nica Oltra discrepen p¨²blicamente sobre el rigor de las medidas restrictivas a adoptar para acotar la expansi¨®n del coronavirus?
Los expertos en direcci¨®n de equipos y recursos humanos suelen advertir que las organizaciones mediocres se caracterizan por dedicar grandes esfuerzos a in¨²tiles conflictos internos, en vez de canalizar esa energ¨ªa en definir estrategias y t¨¢cticas encaminadas a alcanzar los objetivos propuestos.
Quedan por delante dos a?os y medio de legislatura auton¨®mica que se nos van a hacer muy, pero que muy largos, si los tres socios que integran el gobierno de la Generalitat -PSPV-PSOE, Comprom¨ªs, y Unidas Podemos- se empecinan en resolver sus discordancias del modo en que lo vienen haciendo: a garrotazos goyescos. Si siguen dedicando arrestos a encabronarse entre ellos y no a perge?ar iniciativas en respuesta a los grandes retos que la Comunidad Valenciana tiene por delante. Con una tasa de desempleo juvenil que roza el 40% en tierras valencianas, resulta obscena cualquier diferencia entre socios de gobierno que no vaya encaminada a corregir esa y otras disfunciones, como garantizar la calidad de vida del colectivo de la tercera edad m¨¢s vulnerable: en los ¨²ltimos diez a?os no se ha construido una sola residencia p¨²blica en la Comunidad Valenciana.
Cuando arranc¨® la presente legislatura escribimos que la suspicacia instalada entre Ximo Puig y M¨®nica Oltra -padres fundadores del Gobierno del Bot¨¢nico- iba a exigir una especie de l¨ªnea caliente, un tel¨¦fono rojo que permitiese desactivar los conflictos que se anunciaban en el horizonte. Y no, el origen de los recelos no fue la decisi¨®n de Puig de adelantar las elecciones en contra del criterio de Oltra y Comprom¨ªs. Esa fue una m¨¢s de las consecuencias de un deterioro fechado meses antes. La cohabitaci¨®n desgasta mucho y el tel¨¦fono rojo ya llevaba demasiado tiempo sin sonar.
Los peor de todo este foll¨®n entre los dos principales socios del Consell, narrado por los medios de comunicaci¨®n y amplificado por el uso torticero de las redes sociales, es que es gratuito. A fecha de hoy, no hay alternativa al Gobierno del Bot¨¢nico. La aritm¨¦tica electoral es la que es y el PSPV-PSOE, por muchos acercamientos que haga a C¡¯s y por m¨¢s que Puig reciba a Toni Cant¨® todas las semanas en el Palau de la Generalitat, necesita a Comprom¨ªs para gobernar. Y a Unidas Podemos. No se aprecia en el horizonte de la demoscopia electoral un cambio de tendencia que permita elucubrar sobre un futuro gobierno valenciano conformado por socialistas y C¡¯s. La polarizaci¨®n pol¨ªtica y la fragmentaci¨®n del espacio electoral enterraron las grandes mayor¨ªas y el bipartidismo. La miop¨ªa pol¨ªtica de Albert Rivera aneg¨® el camino para convertir a C¡¯s en el partido bisagra que pod¨ªa haber sido. In¨¦s Arrimadas se afana en conseguirlo, pero est¨¢ por verse que logre tal objetivo y que el electorado se deje seducir por la nueva estrategia.
?Que ser¨ªa menor el incordio si el PSPV-PSOE no tuviese que tener en cuenta a sus socios nacionalistas? Pues pico y pala, y a trabajarse la mayor¨ªa absoluta de cara a 2023. Mientras tanto, los mimbres son los que son y parece poco inteligente ningunear a aquellos que te son necesarios.
La coalici¨®n Comprom¨ªs tambi¨¦n tendr¨¢ que hac¨¦rselo mirar. Tiene que resta?ar sus propias heridas internas y sacar sus cuentas. El sue?o de asestar un sorpasso al PSPV-PSOE se ha desvanecido y para seguir tocando poder, s¨ª o s¨ª, tendr¨¢n que mantener las alianzas suscritas hace ahora seis a?os. Por otro lado, cuestionar a M¨®nica Oltra como activo electoral y sugerir su candidatura al ayuntamiento de Valencia como premio de consolaci¨®n, se nos antoja, hoy, muy arriesgado.
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