Muere a los 95 Annette Cabelli, sefard¨ª superviviente al Holocausto
Nacida en Sal¨®nica (Grecia) y enamorada de Espa?a, Cabelli estuvo internada en el campo de exterminio de Auschwitz
En la oscura bruma de maldad que fue el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau se escuchaba una torre de Babel de lenguas. Una de ellas era el judeoespa?ol, cuyos dichos, cantigas y bendiciones ayudaban a sobrellevar la sombra alargada de la depravaci¨®n. Esa era la lengua que susurraba una joven de apenas 17 a?os que hab¨ªa sido deportada en el verano de 1943. Se llamaba Annetta Florentin y hab¨ªa nacido en Sal¨®nica (Grecia) en abril de 1925. El s¨¢bado falleci¨® a los 95 a?os.
Su infancia evocaba la estrechez de una madre viuda ¡ªIda se llamaba¡ª que, con gran dificultad, hab¨ªa sacado adelante a tres hijos a los que hab¨ªa ense?ado las tradiciones sefard¨ªes y una emocionada idea de nostalgia: ¡°Cuando tengamos un poco de dinero, tenemos que regresar a la Espa?a¡±. Sus hijos le respond¨ªan que nunca hab¨ªan estado en ese lugar, pero Ida les daba luz: ¡°Es cierto, pero nosotros somos judeos de Espa?a y all¨ª tenemos que volver¡±.
La oscuridad vel¨® esa luz y el destino fue otro: Annetta e Ida llegaron juntas en un tren a Auschwitz-Birkenau; el gesto de una mano las separ¨® en dos filas distintas. Y, as¨ª, la madre que a?oraba la tierra de sus antepasados nunca regres¨® a ella, acabando sus d¨ªas en una l¨²gubre c¨¢mara de gas.
Annetta logr¨® sobrevivir a las privaciones, al martirio, al fr¨ªo, al hambre y a las salvajes marchas de la muerte hasta que qued¨® libre en mayo de 1945. Reh¨ªzo su vida en Francia, donde se cas¨®, tuvo tres hijos y Annetta Florentin dio paso a Annette Cabelli. Sobrevivir a la tragedia m¨¢s grande de la historia de la humanidad deja lacras y heridas atroces con las que Annette carg¨® toda su vida con profundo dolor y tenue esperanza.
En ocasiones, la vida nos regala lo inesperado. Eso ocurri¨® para el Centro Sefarad-Israel cuando nuestra buena amiga Linda Calvo de Sixou nos habl¨® de una superviviente del Holocausto que viv¨ªa en Niza y daba su testimonio en judeoespa?ol.
Fue conocerla y amarla, amarla con ternura¡ La invitamos a la tierra de su madre, a Sefarad, y aqu¨ª pudo trasladar su sobrecogedor testimonio a muchas personas, principalmente a los j¨®venes, que tuvieron el privilegio de escuchar de viva voz el legado de una superviviente en la vieja lengua de los sefard¨ªes.
Pero Annette no solo era una superviviente de la Shoah. Era una mujer extraordinaria, alegre y con una vitalidad desbordante. Su reencuentro con Espa?a la trajo aromas de la Sal¨®nica de su mancebez: cantamos juntos las coplas que aprendi¨® de su madre ¡ª¡±Ya se escondi¨® la Luna, Luna lunera¡±¡ª, paseamos en calesa por Sevilla, re¨ªmos y disfrutamos sacando el ¨²ltimo aliento a la vida.
Ella am¨® a Espa?a y Espa?a se volc¨® con ella. Fue recibida en audiencia privada por el rey Felipe VI y pudo relatarle su historia de dolor y de nostalgia. Un a?o despu¨¦s, se reuni¨® con la reina Sof¨ªa en una animada charla, que tuvo lugar principalmente en griego, la lengua que las un¨ªa. Tambi¨¦n fue recibida por la ministra de Asuntos Exteriores, Uni¨®n Europea y Cooperaci¨®n, Arancha Gonz¨¢lez Laya, en el palacio de Santa Cruz, y en ese hist¨®rico lugar ofreci¨® uno de sus ¨²ltimos testimonios.
Una de sus grandes alegr¨ªas le lleg¨® al obtener la nacionalidad espa?ola al amparo de la ley de nacionalidad para sefard¨ªes. Cuando ense?aba con orgullo su pasaporte espa?ol, siempre dec¨ªa: ¡°No es por m¨ª; es por mi mam¨¢ la pobresita¡±. Era el sentido homenaje a una madre que siempre quiso volver a una patria evocada y que acab¨® sus d¨ªas, en plena juventud, en un campo de exterminio.
Gracias, querida Annette, por haber tenido el coraje de sobrevivir al horror y a todos los a?icos que dej¨® en lo m¨¢s profundo de tu alma. Gracias tambi¨¦n por haber encontrado fuerzas para sentir la alegr¨ªa de vivir y de cantar. Y gracias, por ¨²ltimo, por querernos tanto.
Hoy te cantamos el Adio kerida que tantas veces entonamos juntos. Pero en la lejan¨ªa resuenan en nuestros corazones las voces de dos mujeres sefard¨ªes, Ida y Annetta, cantando ¡°ya se escondi¨® la Luna, Luna lunera¡±.
Miguel de Lucas es director general del Centro Sefarad-Israel. Fernando M. Vara de Rey es director del Instituto Cervantes en Cracovia.
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