Desobediencia y culpabilidad
Una comunidad pol¨ªticamente ponderada, como Castilla y Le¨®n, desobedece abiertamente al Gobierno y el Ejecutivo reacciona con el principio de autoridad
Si de los m¨¦dicos intensivistas y de los urgenci¨®logos dependiera los espa?oles volver¨ªan a un confinamiento como el de la primavera pasada, acaso m¨¢s corto, hasta constatar la evoluci¨®n de los contagios. A media distancia, al parecer, del colapso sanitario, los sanitarios, sin embargo, emiten se?ales muy sonoras de que el crecimiento sostenido de los ingresos hospitalarios por la covid-19 les retrotrae al desbordamiento que sufrieron en la pasada primavera. Sus fuerzas f¨ªsicas y emocionales flaquean de antemano. Estos avisos los tienen los dirigentes gubernamentales de las comunidades aut¨®nomas y del gobierno central. La respuesta es confusa y, lo peor, enfrentada. Una comunidad pol¨ªticamente ponderada, como es Castilla y Le¨®n, desobedece abiertamente al Gobierno central, en cuanto a los horarios de movilidad, y este reacciona con el principio de autoridad con denuncia ante los tribunales.
Desde los desaf¨ªos del independentismo catal¨¢n, que terminaron con procesos penales, y con la inhabilitaci¨®n de su cargo como presidente de la Generalitat, Quim Torra, no se hab¨ªa vuelto a dar un caso de desobediencia como el protagonizado por el Gobierno de Castilla y Le¨®n.
En los ¨¢mbitos socialistas ha habido sorpresa. Tanta como cortedad en la respuesta. Hasta que esta se produzca, m¨¢s all¨¢ de llevar a los tribunales al desobediente y recordar la alt¨ªsima capacidad de los gobiernos auton¨®micos para tomar decisiones, reina la disparidad de medidas esgrimidas por las comunidades aut¨®nomas, las argumentaciones sin desenlace y la b¨²squeda de culpables. La direcci¨®n nacional del PP se instala en exigir al Gobierno que haga algo, sin apuntar en qu¨¦ direcci¨®n. Esta vez, sin embargo, en el PP se?alan que si el Gobierno lleva al Congreso una modificaci¨®n del estado de alarma, no podr¨¢n volver a sus noes y abstenciones pasadas porque chocar¨ªan de plano con las demandas de las comunidades de su color pol¨ªtico. Las conversaciones del presidente del PP, Pablo Casado, con los jefes de gobierno de su partido le han dado el abanico abierto de necesidades, casi claramente restrictivas, a excepci¨®n de Madrid. Ante el barullo, de momento, el PP nacional no tiene por qu¨¦ arriesgar m¨¢s y le basta con pedir a Pedro S¨¢nchez que ¡°d¨¦ la cara¡± y comparezca en el Congreso. Sin marcar una posici¨®n pormenorizada.
El no empecinado del Gobierno central a las peticiones de confinamientos se mantiene con el argumento de que las comunidades aut¨®nomas tienen en su mano cierres perimetrales y de sectores de ocio, con amplios toques de queda nocturnos. Si con estas medidas la enfermedad sigue en expansi¨®n, los noes se tornar¨¢n en s¨ªes de urgencia. Con se?alamiento de culpables. A no ser que el Gobierno conceda la barra libre ante la disparidad en la Espa?a plural.
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