El ¡®caso Dajla 2309¡ä, c¨®mo reconstruir el naufragio de una patera
Un proyecto de Cruz Roja aplica la metodolog¨ªa cient¨ªfica para investigar la desaparici¨®n de migrantes e identifica a una treintena de n¨¢ufragos que iban en una barca hallada en Cabo Verde
Entre el 22 y el 24 de septiembre, cuatro pateras partieron de la misma zona costera de Dajla, en el S¨¢hara Occidental, con varias decenas de marroqu¨ªes a bordo. Dos de estas barcas llegaron a Gran Canaria, una tercera fue interceptada por la gendarmer¨ªa marroqu¨ª y devuelta al punto de partida, y la cuarta, que acab¨® bautizada como Dajla 2309, nunca lleg¨® a su destino. Los familiares de sus ocupantes, en Europa y en Marruecos, fueron especialmente activos al contactar con ONG, periodistas y autoridades para saber del paradero de aquella embarcaci¨®n. Mandaron decenas de correos electr¨®nicos desesperados con las fotos de sus parientes. ¡°S¨¢lvalos, por favor¡±, ¡°tenemos las puertas cerradas¡±, ¡°ay¨²danos, por favor¡±, se le¨ªa en los tres mensajes enviados a EL PA?S. Pero se hab¨ªan esfumado.
A finales de octubre, una patera apareci¨® en la isla de S?o Nicolau, en Cabo Verde, a 1.200 kil¨®metros al suroeste de Dajla, en direcci¨®n opuesta a su destino. A bordo, hab¨ªa solo tres cad¨¢veres descompuestos, tres m¨®viles, un documento de identidad partido en dos y un certificado de vacunaci¨®n. Ese documento y los identificadores de los tel¨¦fonos daban una pista de qui¨¦n pod¨ªa ir en la barca y las familias, despu¨¦s de m¨¢s de un mes de su salida, podr¨ªan asumir que todos murieron, pero ?cu¨¢ntos y qui¨¦nes exactamente viajaban en esa patera?
Una investigaci¨®n del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) y de la Cruz Roja espa?ola puede confirmar ahora que hab¨ªa 33 personas y qui¨¦nes eran. Y su muerte podr¨ªa marcar un antes y un despu¨¦s en el esfuerzo de unos pocos por poner nombres a los n¨¢ufragos de la emigraci¨®n hacia Espa?a. El caso Dajla 2309 es la primera investigaci¨®n tejida en Espa?a que aplica una metodolog¨ªa cient¨ªfica que se ensay¨® en el peor naufragio del Mediterr¨¢neo, cuando m¨¢s de mil personas murieron en abril de 2015 en aguas del canal de Sicilia.
El antrop¨®logo Jos¨¦ Pablo Baraybar, del CICR, que particip¨® en las dos investigaciones, no cree que este proyecto para investigar los naufragios y fundamentar las respuestas que piden las familias sea la verdadera soluci¨®n. ¡°El problema es de tal magnitud que requiere de muchas soluciones, pero s¨ª es una soluci¨®n ante enfoques que hasta ahora no han dado resultados¡±, explica. La propia Cruz Roja, que cuentan con una base de datos privilegiada al ser quien recibe a los migrantes en costa, tiene un servicio de b¨²squeda que no lograba identificar a los desaparecidos que mor¨ªan en el mar. Carlos Chana, que dirige este servicio y trabaj¨® en el caso Dajla 2309, explica: ¡°Si la persona llega viva hay un 100% de respuesta, pero nunca hab¨ªamos reconstruido un naufragio y acumul¨¢bamos un mont¨®n de expedientes por resolver. Es un tema que necesita entrar en la agenda pol¨ªtica¡±.
Cuando los migrantes se hunden en el mar en su intento de llegar a Europa ¡ªen lo que va de a?o ya hay m¨¢s de 900 desaparecidos solo en las rutas hacia Espa?a¡ª sus identidades se pierden para siempre. Y son la mayor¨ªa: un estudio a¨²n no publicado del CIRC mantiene que entre 2014 y 2019 a orillas europeas solo llegaron los cuerpos del 13% de 20.000 fallecidos. Con los diferentes datos que manejan las familias, las autoridades o las ONG podr¨ªa deducirse qui¨¦n, d¨®nde y cu¨¢ndo embarc¨® alguien que desapareci¨®. Quiz¨¢ hasta con cu¨¢ntas personas lo hizo y con qu¨¦ ropa viajaba y, sobre todo, si lleg¨®. Pero las piezas de ese puzle no suelen compartirse y, cuando no hay cuerpos, no hay certezas. Aun despu¨¦s de a?os de una desaparici¨®n en alta mar hay familias agarradas a un hilo de esperanza de encontrarlos vivos. ¡°El derecho a saber no puede depender solo del hallazgo de cuerpos, sino que debe tener respuestas fundamentadas ante la ausencia de cad¨¢veres¡±, afirma Baraybar.
Para reconstruir la suerte de esta patera primero se recopilaron todas las peticiones de b¨²squeda que los familiares hab¨ªan enviado a la Cruz Roja. Despu¨¦s, dos t¨¦cnicos desplazados a las islas entrevistaron a los pasajeros de las dos embarcaciones que s¨ª arribaron a Gran Canaria. En una, que tard¨® m¨¢s de dos semanas en llegar y perdi¨® a 10 de sus ocupantes, algunos se conoc¨ªan solo de vista, pero en la otra s¨ª viajaban conocidos de los desaparecidos. Eran de la misma ciudad, Bejaad. Hab¨ªan compartido habitaci¨®n en el mismo hotel en el que esperaron al embarque y hab¨ªan salido de la misma playa la madrugada del 24 de septiembre, con apenas una hora de diferencia. Al mostrarles las fotos de los desaparecidos, confirmaron la identidad de algunos de ellos. Uno de los supervivientes asegur¨® que su primo viajaba en la patera Dajla 2309. Durante la investigaci¨®n, que se extendi¨® dos semanas, se descubri¨® que en otra patera que lleg¨® d¨ªas m¨¢s tarde tambi¨¦n hab¨ªa conocidos del mismo pueblo, que ayudaron a concretar qui¨¦nes eran los desaparecidos.
Al poner sobre la mesa todas las alertas de familiares, la informaci¨®n de ONG y otras fuentes salieron 97 nombres. Era un n¨²mero improbable para una barca de pesca de esas caracter¨ªsticas y, adem¨¢s, uno de esos nombres result¨® ser un superviviente de la patera de los 10 muertos que no hab¨ªa contactado con su familia porque llevaba d¨ªas en el hospital. Hab¨ªa que filtrar porque esas son las confusiones que pueden hundir a una familia.
Se crearon ocho listas distintas, dependiendo de la fuente de informaci¨®n, y salt¨® a la vista que hab¨ªa nombres que aun escritos de forma diferente ¡ªcon variaciones ortogr¨¢ficas¡ª pod¨ªan referirse a la misma persona. Las identidades se cotejaron de nuevo con los supervivientes y tambi¨¦n en Excel con una funci¨®n que identifica sintaxis parecidas. La lista se redujo a 26 nombres nuevos que se sumaron a otros siete que aportaron las familias.
Entre los nombres estaba el de Soukaina Dabbab, una ama de casa de 24 a?os, que horas antes de subirse a la patera envi¨® a su hermano Zakaria una foto desde la playa. Posaba junto a ella, con el ce?o fruncido, su hija Nourhan, de solo tres a?os. Soukaina, adem¨¢s de con la peque?a, se embarc¨® con su marido, Hamza Saklafi, carpintero de 25 a?os, y su hermano mayor, Mohammad, un militar de 31 a?os. Toda la familia apostando por mejorar su vida y la de los padres que dejaban en Marruecos. ¡°Nos avisaron cuando ya estaban en Dajla y despu¨¦s de tres d¨ªas empezamos a preocuparnos¡±, cuentan Zakaria y Yousseff, hermano y primo de los Dabbad, que viven en San Sebasti¨¢n. ¡°Llamamos a la Cruz Roja, a la Guardia Civil, a Tenerife, a Gran Canaria, a las ONG¡ Nadie nos dec¨ªa nada¡±, recuerda Yousseff. ¡°Nosotros sab¨ªamos qu¨¦ hacer y no conseguimos nada, imag¨ªnate las familias en Marruecos que no sab¨ªan ni por d¨®nde empezar¡±.
Cuando la patera apareci¨®, la etapa final del proceso consisti¨® en explicar a las familias c¨®mo hab¨ªan llegado a esa lista de nombres para informar del m¨¢s que probable fallecimiento. A¨²n hay cosas que mejorar. Aunque el proyecto pretende que los familiares no dependan de publicaciones de dudosa fiabilidad en las redes sociales, algunos de ellos supieron de la suerte de sus parientes por los medios de Cabo Verde y Facebook antes que por la Cruz Roja. ¡°Siempre pens¨¦ que llegar¨ªan y solo lo asum¨ª cuando le¨ª la noticia. Supimos que el documento que se encontr¨® era del patr¨®n de la barca donde viajaban mis hermanos. La llamada de Cruz Roja la recib¨ª d¨ªas despu¨¦s y no entend¨ª bien lo que me contaron¡±, cuenta Zakaria.
¡°Las respuestas a un naufragio son solo un primer paso¡±, insiste Baraybar. Dar una identidad a los muertos, como explica, es importante, pero no resuelve los problemas de los vivos. Si no se certifica la muerte, las viudas de los desaparecidos en el mar, por ejemplo, encuentran problemas para volver a casarse, vender propiedades o recibir una pensi¨®n. Tambi¨¦n sus hijos. Para el pa¨ªs de origen esa persona que se trag¨® el oc¨¦ano nunca muri¨®. ¡°Ahora trabajamos en crear una plataforma donde todos los actores que manejan informaci¨®n puedan compartirla, y nos gustar¨ªa involucrar a actores como la Fiscal¨ªa o las fuerzas de seguridad, pero el desaf¨ªo es mayor¡±, mantiene el antrop¨®logo. ¡°Alg¨²n d¨ªa quiz¨¢ podamos hablar de que las autoridades emitan certificados de desaparici¨®n para que los vivos puedan, de verdad, continuar con sus vidas¡±.
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