Un juez ingl¨¦s pide que Espa?a confirme si el rey em¨¦rito a¨²n forma parte de la Casa Real
El tribunal que lleva la demanda de Corinna Larsen contra Juan Carlos I debe decidir si el exmonarca mantiene su inmunidad para no ser juzgado
La rivalidad de los dos titanes jur¨ªdicos que argumentaban este lunes en la sala 13 de los Reales Tribunales de Justicia, el imponente edificio g¨®tico en el coraz¨®n de Londres, daba una idea de la seriedad del asunto en discusi¨®n. Sir Daniel Bethlehem, ex asesor legal de los gobiernos del Reino Unido e Israel, en representaci¨®n de Juan Carlos I; y James Lewis, exgobernador de las Malvinas y colaborador clave en el caso contra el dictador chileno Augusto Pinochet, en nombre de la antigua amante del rey em¨¦rito Corinna Larsen. El juez Matthew Nicklin presid¨ªa la vista preliminar que concluir¨¢ este martes, y en la que se debe decidir si el exmonarca espa?ol preserva su inmunidad para no ser juzgado. Es una cuesti¨®n fundamental para saber si sigue adelante la demanda interpuesta contra ¨¦l por Larsen en los tribunales brit¨¢nicos por presunto acoso, seguimientos ilegales y difamaci¨®n.
A finales de diciembre de 2020, la examante de Juan Carlos I relat¨® en su reclamaci¨®n de da?os el acoso que, siempre seg¨²n su versi¨®n, hab¨ªa sufrido directamente del rey em¨¦rito o de personas en su nombre, como el exdirector del CNI, F¨¦lix Sanz Rold¨¢n. Con la pretensi¨®n, seg¨²n Larsen, de recuperar los casi 65 millones de euros que le hab¨ªa transferido de manera ¡°irrevocable¡± en 2012, o de reanudar la relaci¨®n sentimental, la empresaria relata en una extensa demanda las supuestas amenazas, vigilancia electr¨®nica y seguimientos a los que ella y su equipo de asesores se vieron sometidos, as¨ª como las numerosas difamaciones que se vertieron contra ella. La consecuencia de todo eso, seg¨²n su escrito, es una ansiedad y una angustia que han necesitado de tratamiento m¨¦dico; el deterioro de las relaciones con sus hijos y familiares, y la p¨¦rdida de muchos de sus multimillonarios clientes.
Sir Daniel Bethlehem es el barrister que trabaja para el bufete internacional Clifford Chance, que lleva la representaci¨®n jur¨ªdica de Juan Carlos I. En el Reino Unido, el barrister, a diferencia del solicitor, es el abogado que puede comparecer en sala, y solo se especializa en argumentaci¨®n jur¨ªdica. El solicitor es el abogado todoterreno que indaga los hechos y trata con el cliente. En muchos casos, el barrister ni siquiera conoce a su defendido. Lo suyo es el mundo de los grandes conceptos jur¨ªdicos, de los argumentos que construyen y moldean el Derecho con may¨²sculas. Bethlehem se ha aferrado a la Ley de Inmunidad de Estado que el Reino Unido aprob¨® en 1978 para construir tres argumentos. En primer lugar, todo aquello de lo que Larsen acusa al rey em¨¦rito que tuvo lugar antes de junio de 2014, cuando se produjo su abdicaci¨®n, no puede ser llevado a los tribunales, porque se aplicaba entonces la inmunidad ratione personae (¡°por raz¨®n de la persona¡±). Es decir, en su condici¨®n de jefe de Estado, esa inmunidad acompa?a a la persona. Y una vez hubo renunciado a la Corona, seg¨²n ha defendido Bethlehem, tambi¨¦n qued¨® preservada, porque, en el alambicado dise?o constitucional espa?ol del que Juan Carlos I es piedra angular, ha recalcado el abogado, mantiene su condici¨®n de soberano y de miembro de la Casa Real. Precisamente las dos condiciones ¡ªsovereign y member of his household¡ª sobre las que se extiende la inmunidad de Estado de 1981.
Ah¨ª ha sido donde el juez Nicklin ha puesto en apuros al abogado. Se hab¨ªa estudiado el caso al detalle, y le ha interrumpido en varias ocasiones durante su exposici¨®n para recordarle que Juan Carlos I renunci¨® a su tarea de representaci¨®n y funci¨®n p¨²blica en mayo de 2019, y se desplaz¨® a residir a Abu Dabi, capital de los Emiratos ?rabes Unidos, en agosto de 2020. ¡°Me sentir¨ªa mucho m¨¢s c¨®modo si el Estado espa?ol pudiera confirmarme que Juan Carlos I sigue siendo un miembro de la Familia Real. No me gustar¨ªa tener que entrar en un terreno de Derecho Constitucional espa?ol en el que no me siento a gusto¡±, reclamaba una y otra vez el magistrado. Suger¨ªa incluso la v¨ªa para obtener esa confirmaci¨®n: que fuera la ministra brit¨¢nica de Exteriores, Liz Truss, la que utilizara los canales diplom¨¢ticos adecuados para lograr esos datos. ¡°Me temo que, en general, la mayor¨ªa de los gobiernos son bastante reticentes a entrar en asuntos judiciales como este, por la cascada de conclusiones en que podr¨ªa derivar¡±, respond¨ªa Bethlehem al juez. El abogado le insist¨ªa una y otra vez en que utilizara, como puros hechos factuales, todas las leyes espa?olas, empezando por la Constituci¨®n, que establecen la especial relevancia de la figura de Juan Carlos I en la arquitectura jur¨ªdica de la democracia espa?ola contempor¨¢nea.
Si algo quedaba claro, en cualquier caso, para el observador de la vista judicial, era que la parte demandante ten¨ªa un tes¨®n fuera de lo com¨²n a la hora de impulsar su causa. En una sala rodeada de anaqueles jur¨ªdicos y maderas nobles, pero a la vez cortinas rasgadas, paredes con humedades y un fr¨ªo descorazonador ¡ªesa mezcla inglesa entre la pompa y la austeridad¡ª, Corinna Larsen, de 57 a?os, acompa?ada de una amiga, un s¨¦quito de relaciones p¨²blicas y el equipo jur¨ªdico del bufete Kobre and Kim, ha aguantado impert¨¦rrita casi seis horas de argumentaci¨®n jur¨ªdica densa y compleja, mientras revisaba los distintos documentos a los que alud¨ªan los abogados.
Mucho m¨¢s entusiasmada se ha mostrado Larsen cuando ha llegado el turno de James Lewis. Su capacidad dial¨¦ctica lograba cuestionar, con dosis de aparente sentido com¨²n, muchos de los argumentos contrarios. Nadie en su sano juicio piensa que Juan Carlos I siga siendo ¡°soberano¡±, mucho menos jefe de Estado: renunci¨® a todo ello cuando abdic¨®. Nadie piensa que dependa econ¨®micamente de su hijo Felipe VI, y ese es el verdadero sentido de la ley de 1981 cuando extiende su aplicaci¨®n a los ¡°familiares del Jefe del Estado¡±. Y nadie puede sostener, ha asegurado Lewis, que los actos de acoso u hostigamiento de los que le acusa Larsen los realizara bajo el manto de su funci¨®n p¨²blica, es decir, bajo la inmunidad ratione materiae. Es decir, argumentaba el abogado, por mucho que el director o los agentes del CNI cumplieran, presuntamente, ¨®rdenes del monarca, sus actos no quedaban amparados por la legalidad.
El precedente utilizado, el de la sentencia de los lores brit¨¢nicos sobre la extradici¨®n de Pinochet, a?ad¨ªa un tono t¨¦trico a la vista. ¡°Si un jefe de Estado mata su jardinero en un ataque de rabia, dif¨ªcilmente puede concebirse, ni siquiera estirando la imaginaci¨®n, que haya realizado ese acto en ejercicio de sus funciones de jefe de Estado¡±, escrib¨ªa entonces lord Styen en su voto particular. ¡°Maltratar o acosar a una mujer con la que el acusado tuvo una relaci¨®n sentimental es un asunto privado. Es casi rid¨ªculo sostener que el Estado espa?ol es el que cometi¨® esos actos¡±, ha dicho Lewis. Y por tanto, seg¨²n el abogado, no hay inmunidad que valga.
La vista preliminar proseguir¨¢ durante todo este martes. Y el juez Nicklin deber¨¢ decidir, a la mayor brevedad posible, si la batalla judicial que Larsen ha desatado contra el rey em¨¦rito en territorio ingl¨¦s tiene visos de llegar a alg¨²n lado.
El precedente del juicio en el que Villarejo qued¨® absuelto
Corinna Larsen ha referido previamente en sede judicial las supuestas amenazas que según ella recibió de Félix Sanz Roldán, exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), unas acusaciones negadas de plano por él. El pasado enero, Larsen testificó en el juicio en el que se acusaba al comisario jubilado José Manuel Villarejo de injurias y denuncia falsa precisamente por culpar al exdirector del CNI de haber intimidado a la examante de Juan Carlos I. En su comparecencia ante el juez del Juzgado de lo Penal Número 8 de Madrid, por videoconferencia y desde Londres, Larsen respaldó las afirmaciones del comisario, quien había afirmado en una entrevista de televisión que Sanz Roldán se reunió con ella en Londres, un encuentro que, señaló la empresaria, se produjo por “solicitud expresa” del monarca emérito. “El rey [Juan Carlos I] me llamó para informarme de que Sanz Roldán venía a Londres para reunirse conmigo. No me dio opción de rechazar la reunión”, declaró Larsen, que señaló haberse sentido “aterrorizada” porque, según su relato, Sanz le había dicho que él no podía garantizarle ni su seguridad ni la de su hijo.
En el mismo testimonio, Larsen añadió que unos agentes españoles habían ocupado su casa y también su oficina en Mónaco antes de la reunión con Sanz, y que llamó a don Juan Carlos tras esos hechos: “Llamé al rey Juan Carlos para pedirle una explicación. Me dijo que Sanz Roldán estaba llevando a cabo una operación para protegerme de los paparazi. Yo no había dado mi consentimiento”, especificó.
La empresaria también afirmó que había encontrado en su vivienda familiar de Suiza un libro sobre una supuesta conspiración en torno a la muerte de Lady Di y que, además, había recibido una llamada anónima en la que, en español, alguien apuntaba que había “muchos túneles entre Mónaco e Ibiza”.
Ante el juez, que días después absolvió a Villarejo de todos los cargos, Larsen indicó también que ella no había presentado denuncias por ninguno de estos hechos.
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