El Gobierno logra con un truco que el Congreso avale las mascarillas en la calle
El Ejecutivo fuerza que la obligaci¨®n de los tapabocas se vote junto a la actualizaci¨®n de las pensiones


El Gobierno rasc¨® de aqu¨ª y de all¨¢, lo empaquet¨® todo y lo mand¨® al Congreso colocando a los diputados en un dilema: si quer¨ªan votar contra la obligaci¨®n de usar mascarillas en la calle, lo tendr¨ªan que hacer tambi¨¦n contra la actualizaci¨®n de las pensiones. Solo los habituales ¡ªla derecha¡ª se atrevieron a llevar su rechazo tan lejos. Los otros habituales, los del Gobierno, permitieron a rega?adientes que, a cambio de la paga extraordinaria para los pensionistas, el Parlamento respaldase este martes la controvertida imposici¨®n de la mascarilla al aire libre. Situados frente al dilema, el grueso de los aliados habituales del Ejecutivo facilit¨® con su abstenci¨®n que el decreto y su variopinto contenido pasasen el examen del Parlamento, aunque con un marcador m¨¢s bien escu¨¢lido: 162 a 153, con 28 engrosando las filas abstencionistas.
Ante una medida que tanta contestaci¨®n hab¨ªa suscitado, la magia del Gobierno obr¨® un truco, uno de esos decretos leyes que la jerga llama ¨®mnibus, porque tan pronto pueden transportar en las primeras filas medidas contra la covid como colocar en los asientos de atr¨¢s la paga para compensar a los pensionistas de la p¨¦rdida de poder adquisitivo por el aumento de la inflaci¨®n. Con la reforma laboral a¨²n levitando ante la votaci¨®n de ma?ana, el Ejecutivo no se pod¨ªa permitir un estreno con derrota de su crucial semana parlamentaria. Y as¨ª ide¨®, para votar en bloque, su original decreto, que inclu¨ªa tambi¨¦n otros medidas apenas cuestionadas: permitir que los sanitarios jubilados contratados de urgencia para la pandemia sigan cobrando su pensi¨®n y habilitar los t¨ªtulos de m¨¦dicos de pa¨ªses ajenos a la UE.
La triqui?uela gubernamental logr¨® su prop¨®sito, aunque al precio de que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, soportase un chaparr¨®n que uni¨® a protagonistas tan dispares como el contenido del decreto, de UPN a EH Bildu, de Vox al PNV, de Junts a Ciudadanos. La palabra ¡°chantaje¡± fue la m¨¢s repetida, por Ana Pastor (PP), por Sergio Sayas (UPN), por Concep Ca?adell (PDeCAT), por Mercedes Jara (Vox) o incluso por la siempre comedida Josune Gorospe (PNV), que defini¨® el decreto como un ¡°popurr¨ª¡±. La representante del PDeCAT eligi¨® el t¨¦rmino ¡°trilerismo¡± y Xavier Eritj¨¢, de ERC, el de ¡°filibusterismo¡±.
I?aki Ruiz de Pinedo, de EH Bildu, habl¨® de ¡°decreto tipo saco¡± y, tras anunciar la abstenci¨®n de su grupo, lanz¨®, muy molesto, un aviso al Gobierno: ¡°De ahora en adelante, no vamos a aceptar este tipo de abusos¡±. No fue el ¨²nico de los miembros del bloque de investidura que mostr¨® su enfado con el Ejecutivo. ¡°Los apoyos parlamentarios se consiguen negociando y no retorciendo las tramitaciones¡±, afe¨® In¨¦s Saban¨¦s, de M¨¢s Pa¨ªs-Equo, quien remach¨®, en una cr¨ªtica muy repetida entre las filas de la izquierda: ¡°Nos han obligado a votar en el mismo paquete una medida en la que nadie cree¡±. Solo el PNV, pese a las cr¨ªticas, dio su respaldo al Gobierno y lo sac¨® del apuro, porque sin los nacionalistas vascos se habr¨ªa visto una votaci¨®n muy apretada.
La ministra Darias estaba sola en el banco azul y all¨ª soport¨® con la mejor cara que pudo un vapuleo que dur¨® m¨¢s de una hora. Hasta que en el ¨²ltimo momento lleg¨® la socialista Ana Prieto para echarle una mano y recordar que la obligatoriedad de las mascarillas en la calle hab¨ªa sido solicitada por gobiernos regionales del PP como los de Galicia y Andaluc¨ªa. La ministra de Sanidad hab¨ªa intervenido al principio en defensa de la medida, justificada por la explosi¨®n de contagios de la sexta ola y que el Gobierno se propone ¡°modular¡± cuanto antes. Sin entrar demasiado en la diferencia entre su uso al aire libre o en espacios cerrados, subray¨® que los cubrebocas han sido ¡°una de las medidas que m¨¢s impacto han tenido en el control de la transmisi¨®n del virus¡±.
La mayor¨ªa de los grupos descalific¨®, con burlas incluidas, la eficacia de portar mascarillas al aire libre. La escasa audiencia que hab¨ªa en el hemiciclo pudo asistir hasta a una peque?a performance, protagonizada por Guillermo D¨ªaz, de Ciudadanos, que subi¨® a la tribuna con una herradura para sentenciar: ¡°Podr¨ªan recomendar a la gente que fuese por la calle con una herradura de la suerte que tendr¨ªa el mismo efecto que las mascarillas¡±.
ERC y PNV se mostraron, en cambio, m¨¢s comprensivos con una medida que tambi¨¦n han defendido los gobiernos que ambos comandan, en Catalu?a el primero y en Euskadi el segundo. La popular Ana Pastor tampoco entr¨® de lleno en el asunto de las mascarillas en la v¨ªa p¨²blica y se centr¨® en criticar los cambios de opini¨®n del Gobierno sobre su uso desde el comienzo de la pandemia, resumidos en una frase: ¡°Ahora me la quito, ahora me la pongo¡±. Y rechaz¨® que el decreto permita al Gobierno decidir discrecionalmente cuando retira o vuelve a imponer la obligaci¨®n. En realidad, la exministra de Sanidad con el PP dedic¨® la mayor¨ªa de su tiempo a descalificar la gesti¨®n del Gobierno frente a la pandemia, para lo que volvi¨® sobre viejos argumentos como que no se decretase el primer confinamiento en 2020 hasta que pas¨® el 8 de marzo.
En el debate flame¨® sobre el hemiciclo la bandera libertaria, enarbolada por Mercedes Jara, de Vox: ¡°Estamos hartos de prohibiciones, dejen de amargarle la vida a la gente¡±. Vox fue adem¨¢s el ¨²nico que se opuso a contratar m¨¦dicos de pa¨ªses extracomunitarios.
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