Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo: ¡°Por la noche lloro, durante el d¨ªa peleo¡±
La responsable de la organizaci¨®n, que ha recuperado a 130 nietos desaparecidos por la dictadura argentina, alaba el tes¨®n de las v¨ªctimas del franquismo
Un hombre toca el piano y canta a una mujer que le mira embelesada. Ella se llama Estela de Carlotto, tiene 91 a?os y preside la asociaci¨®n Abuelas de Plaza de mayo, que busca a los hijos de los desaparecidos de la dictadura argentina (1976-1983). ?l se llam¨® Ignacio Hurban hasta que en 2014 supo que la pareja que le crio no eran sus padres biol¨®gicos y que una mujer llevaba toda su vida busc¨¢ndolo. Ahora es Ignacio Montoya Carlotto, el nieto 114 que ha sido recuperado por las Abuelas de Playa de Mayo, el nieto de Estela de Carlotto.
La escena tiene lugar en la residencia del embajador argentino en Espa?a que, junto a la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Red Iberoamericana de J¨®venes Ana Frank, ha organizado un homenaje en Madrid a esa mujer que convirti¨® una pa?oleta blanca en s¨ªmbolo universal de la perseverancia. En septiembre de 1977, durante la dictadura argentina, los militares secuestraron a su hija Laura, de 23 a?os. El 25 de agosto de 1979 le entregaron su cuerpo. Una chica que hab¨ªa convivido con ella en el campo de detenci¨®n le inform¨® de que hab¨ªa tenido un hijo durante el cautiverio porque cuando se la llevaron, estaba embarazada. De Carlotto empez¨® entonces a reunirse con otras mujeres en su misma situaci¨®n. ¡°Al principio en casas, poniendo mucho cuidado de que no nos siguieran¡±. Despu¨¦s, buscando visibilidad para su lucha, comenzaron a acudir a la Plaza de Mayo de Buenos Aires con otras abuelas que buscaban a los hijos que la dictadura hab¨ªa hecho desaparecer tras asesinar a sus padres. Llevaban un pa?uelo blanco en las cabezas. Las llamaban locas. ¡°El primer d¨ªa me temblaban las piernas entre los uniformes y los caballos¡±. Pero no se rindieron. Este jueves se cumplen 46 a?os del golpe de Estado de Rafael Videla en Argentina y De Carlotto sigue buscando: ¡°Hemos encontrado a 130 nietos. Nos faltan 300. Es imposible descansar¡å.
¡°Por la noche lloro, durante el d¨ªa peleo¡±, explica la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo ante un auditorio emocionado donde se encuentran, entre otros, el exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garz¨®n, quien abri¨® una causa en 1996 por los cr¨ªmenes de la dictadura argentina; el secretario de Estado de Memoria Democr¨¢tica, Fernando Mart¨ªnez; el actor Juan Diego Botto, hijo de uno de los desaparecidos tras el golpe de Estado, y el cantautor Joan Manuel Serrat. ¡°Pero tengo que darle gracias a la vida¡±, contin¨²a, ¡°porque es feo pasar por este mundo sin hacer nada y a m¨ª la vida me permiti¨® hacer algo por los dem¨¢s, dejar algo¡±.
¡°Brotes totalitarios¡±
De Carlotto relat¨® c¨®mo, haciendo el recorrido inverso a ellas, nietos de los desaparecidos durante la Guerra Civil y la dictadura franquista les pidieron un d¨ªa ¡°consejos para encontrar los restos de sus abuelos¡±. ¡°Tomaron el concepto de luchar, de organizarse y exigir al Estado. Gracias a ellos, muchas abuelas en Espa?a han podido llevar flores a sus maridos porque por fin sab¨ªan d¨®nde estaban¡±. El secretario de Estado de Memoria Democr¨¢tica present¨® a la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo como ¡°un s¨ªmbolo para los dem¨®cratas espa?oles que combatieron al franquismo¡±. ¡°En Argentina siguen buscando desaparecidos y en Espa?a, tristemente, tambi¨¦n. A¨²n yacen a miles en fosas comunes y cunetas¡±, a?adi¨®. Para Mart¨ªnez ¡°ahora m¨¢s que nunca¡± es necesario hacer ¡°pedagog¨ªa democr¨¢tica¡± y recordar ejemplos como el De Carlotto ¡°porque hay brotes totalitarios y neofascistas ocupando instituciones no solo en Espa?a, sino en otros pa¨ªses de Europa¡±.
Ricardo Alfons¨ªn, embajador argentino en Espa?a, alab¨® su coraje: ¡°Estela luch¨® por los derechos humanos en momentos en los que eso significaba enfrentar el riesgo de muerte, desaparici¨®n y tortura y lo hizo sin rencores, sin sentimientos de venganza ni de odio. Fue capaz de convertir su dolor en causa, su tragedia en una bandera¡±. Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, explic¨® la importancia de extender ese ejemplo e instruir a los m¨¢s j¨®venes en derechos humanos, ¡°hacer un esfuerzo de gimnasia democr¨¢tica¡±. Argentina ha solicitado que la ESMA, centro de torturas y asesinatos durante la dictadura, hoy museo, sea reconocido por la UNESCO como ¡°patrimonio mundial de la memoria¡±.
Poco antes de escuchar a su nieto al piano, De Carlotto record¨® el momento en el que supo que por fin lo iba a conocer. ¡°Me llam¨® la jueza Mar¨ªa Servini de Cubr¨ªa. Me habl¨® de otras cosas y cuando pens¨® que estaba tranquila me dijo: ¡®Le hemos encontrado¡¯. Pegu¨¦ un salto, me abrac¨¦ a ella y lloramos juntas. Luego nos encontramos, nos fuimos conociendo... Para m¨ª es como si volviera el aura de mi hija Laura. Soy feliz¡±.
La pareja que le crio trabajaba en el campo, en la finca de un hombre rico. El ni?o fue inscrito como si fuera hijo biol¨®gico. Al conocer sus or¨ªgenes, cuando ya hab¨ªa cumplido los 36 a?os, ¨¦l cambi¨® sus apellidos por los de sus padres biol¨®gicos, pero no su nombre de pila, Ignacio. Laura, su madre, le hab¨ªa llamado Guido, como su padre, que fue secuestrado unos meses antes. De Carlotto pag¨® un rescate por su marido y 25 d¨ªas despu¨¦s se lo devolvieron, torturado, cambiado para siempre, pero vivo. En otros casos, las criaturas de las v¨ªctimas de la dictadura argentina fueron a parar a casas de los verdugos, lo que complica emocionalmente los procesos. ¡°Reecuerdo un reencuentro en el despacho de un juez. ?l le dijo: ¡®Se?ora, no me pida que la quiera porque no la conozco¡¯. Ella le respondi¨®: ¡®Yo te quiero mucho y te voy a esperar¡¯. La segunda vez que los vi, meses despu¨¦s, gracias a la ayuda de nuestros psic¨®logos, el nieto abrazaba a su abuela. Y ese abrazo nos daba fuerza a todas¡±.
De Carlotto insiste en que es una lucha colectiva, no personal, y que tampoco es argentina, sino universal porque sigue habiendo desaparecidos. Espa?a no se salva de eso¡±. Ya solo quedan activas tres abuelas de la asociaci¨®n. ¡°Pero hay relevo porque ahora nos ayudan nuestros nietos. Muchos de ellos est¨¢n buscando a sus hermanos. El d¨ªa que no estemos ninguna de nosotras, seguir¨¢n ellos¡±.
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