Audio filtrado de un minuto de silencio
La naci¨®n funciona de dos maneras: la primera se retransmite por televisi¨®n desde el Congreso; la segunda, en diferido mediante grabaciones de Villarejo con pol¨ªticos, polic¨ªas y periodistas
Cuando sali¨® disparatadamente Cuca Gamarra (PP) a la tribuna de oradores, pidi¨® un minuto de silencio por Miguel ?ngel Blanco, v¨ªctima de la banda terrorista ETA. ?Qui¨¦n pod¨ªa negarse? Se levant¨® todo el hemiciclo, incluido Bildu (genialidad t¨¢ctica de Gamarra, tanto si se levantan como si se quedan sentados). Al terminar Gamarra su intervenci¨®n, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet (PSOE), empez¨® a hablar para darle las gracias por el gesto tan hermoso que hab¨ªa tenido. Y ah¨ª se revel¨® con toda su crudeza la biso?ez de Gamarra: sin que Batet terminase de hablar, Gamarra, a¨²n ruborizada, mirando para abajo, le dio las gracias. ?Las gracias! He aqu¨ª la diferencia entre el retorcido colmillo socialista y el pardillismo del PP, que no repar¨® en que el agradecimiento inicial de Batet llevaba adosada una adversativa que se ve¨ªa a kil¨®metros. El cl¨¢sico piropo-trampa que asfalta un reproche, tan grotesco que sorprendi¨® que Gamarra creyese que Batet estaba reconoci¨¦ndole algo. Batet no le estaba reconociendo nada. Batet le estaba diciendo que muy bien el gesto (¡°gracias, gracias¡±, explot¨® agradecida Gamarra) pero que esas cosas se deciden en la Junta de Portavoces, no las improvisa nadie por su cuenta en la tribuna. Gamarra qued¨® tocada. Debi¨® de sentirse como cuando Pipita Higua¨ªn descubri¨® que estaba fuera del Madrid al irse de un pub y ver que le persegu¨ªa un camarero porque no hab¨ªa pagado la cuenta; ¡°perd¨®n, es que nunca me cobran¡±, se excus¨® muerto de verg¨¹enza. ?Un delantero del Madrid pagando? Ese a?o lo facturaron en ferri a N¨¢poles. Los camareros ya lo sab¨ªan: los camareros lo saben todo.
Los gestos populistas funcionan porque los dem¨¢s lo permiten. Cuando lleg¨® el turno de S¨¢nchez, ?qui¨¦n no le hubiera seguido en otro minuto de silencio por Miguel ?ngel Blanco? ?Y a Abascal? ?Por qu¨¦ no iba ¨¦l a convocar un minuto de silencio por Miguel ?ngel Blanco? ?En qu¨¦ momento alguien ¨Dautom¨¢ticamente una mal¨ªsima persona¨D dice: ¡°Bueno, ya vale de tantos minutos de silencio¡±? A un amigo m¨ªo, una vez, le abord¨® en Italia un superviviente de Auschwitz de 90 a?os. Mi amigo ten¨ªa que coger un tren; el hombre no paraba de contar historias, algunas en bucle, una y otra vez. ?Qu¨¦ le dices a un superviviente del Holocausto, c¨®mo te excusas con un chapas que ha sobrevivido al mayor horror del siglo XX, un tipo que le dobl¨® el brazo a Hitler? ?Que lo sientes pero tienes que coger un tren a Lecce? Un tren, por si fuera poco. As¨ª que mi amigo perdi¨® el tren, y escuch¨® con educaci¨®n: al fin y al cabo a ese hombre le deb¨ªa la libertad. Hay asuntos que s¨®lo puede interrumpir el que los abre. Por ejemplo, esta declaraci¨®n impactante de S¨¢nchez: ¡°Espa?a vuelve a atravesar una ola de calor¡±. ?Qu¨¦ le iba a decir la oposici¨®n, que ten¨ªa fr¨ªo? Lo raro fue que ning¨²n diputado del PSOE, al escucharlo, murmurase: ¡°Se lo carga, Pedro se lo carga, se carga el calor¡±. Al sanchismo, y este debate lo demuestra, le ha pasado lo peor que le puede pasar a un movimiento personalista: que el l¨ªder se empiece a gustar, y adem¨¢s sea guapo. Los finales felices de los guapos se producen cuando pierden. El problema del sanchismo y la ventaja de S¨¢nchez es que ¨¦l ya perdi¨® varias veces; no va a haber l¨ªmite en la devoci¨®n por ¨¦l, ni en la verg¨¹enza que nos provocar¨¢ a los que miremos.
El tono de su discurso, el tono del discurso de S¨¢nchez y el de cualquier presidente en la apertura del debate, es un hilo musical en la sala de espera del Instituto Anat¨®mico Forense. Un tono monocorde que suena entre aplausos mec¨¢nicos interrumpido por anuncios de medidas (nunca es el Debate del Estado de la Naci¨®n, sino el Debate del Estado de la Naci¨®n Futura). La naci¨®n funciona de dos maneras. La primera la retransmiten por televisi¨®n desde el Congreso de los Diputados, la segunda se retransmite en diferido mediante grabaciones efectuadas por el Deus ex machina de la democracia espa?ola, Jos¨¦ Manuel Villarejo en francachelas con pol¨ªticos, polic¨ªas y periodistas; tiene tantas horas grabadas con tanta gente que est¨¢ tardando en tener un Cachitos propio cada Navidad. Acoplar el funcionamiento de esas dos naciones da la medida del disparate. Algo as¨ª:
Pedro S¨¢nchez: ¡°S¨¦ que cada vez cuesta m¨¢s llegar a fin de mes. Comprendo la angustia, la frustraci¨®n y el enfado de todos, porque tambi¨¦n es el m¨ªo¡±.
(Ruido de hielos, voces al fondo, carraspeos, ¡°cabronazo, eso te lo arreglo yo¡±).
Santiago Abascal (Vox) sali¨® ¨Dtranquilo y pac¨ªfico, casi enrollado (¡±vamos a derogarlo todo¡±, pero con educaci¨®n)¨D a la tribuna al mismo tiempo que se hicieron p¨²blicas las im¨¢genes del telescopio m¨¢s grande del mundo: planetas gigantes, estrellas agonizantes y galaxias estrell¨¢ndose a alt¨ªsima velocidad. El observatorio espacial muestra galaxias a 4.600 millones de a?os luz de la Tierra y persigue un objetivo: captar la luz de las primeras estrellas nacidas despu¨¦s del Big Bang, el estallido con el que naci¨® el universo hace 13.700 millones de a?os. Son fotograf¨ªas que muestran una realidad mucho m¨¢s cercana y familiar, y sencilla de entender, que la que describi¨® Abascal en su discurso. Har¨¢ falta un telescopio a¨²n m¨¢s grande y m¨¢s potente, que vaya m¨¢s all¨¢ del big bang, para tratar de detectar se?ales remotas de la Espa?a de Abascal (Espa?a por entonces ya exist¨ªa, seg¨²n c¨¢lculos estelares de Esperanza Aguirre).
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