Menores inmigrantes de ida y vuelta
Los adolescentes expulsados hace un a?o a Marruecos en un proceso paralizado judicialmente siguen intentando regresar a Espa?a. Algunos lo logran
¡°No es justo¡±. Abdel no se llama Abdel. Y tampoco admite pa?os calientes ante lo que le sucedi¨® hace un a?o: ¡°No ten¨ªan que haberlo hecho, no ten¨ªan derecho¡±. El adolescente critica sin ambages y con resentimiento las devoluciones de menores a Marruecos ¡ªilegales, seg¨²n varias sentencias judiciales¡ª llevadas a cabo en agosto de 2021 en Ceuta tras la crisis fronteriza que puso en jaque a la ciudad.
La historia de Abdel, que ahora tiene 17 a?os, es rocambolesca. Pero no es la ¨²nica. El chaval fue expulsado de Ceuta hace justo un a?o junto a otros 54 menores de edad y ha pasado varios meses en casa, en Fnideq (la antigua Castillejos del protectorado espa?ol). Hasta que reapareci¨® de nuevo en Ceuta el 20 de julio. En febrero, un juzgado de la ciudad aut¨®noma orden¨® su repatriaci¨®n a Espa?a; en junio, el Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa ratific¨® la sentencia, sobre la que cabe recurso ante el Supremo. ¡°Ya no pod¨ªa esperar m¨¢s¡±, asegura.
Mohamed (tambi¨¦n nombre ficticio), compa?ero de fatigas de Abdel y en su misma situaci¨®n, recuerda c¨®mo cruzaron de nuevo a Ceuta. ¡°Aprovechamos la niebla y entramos nadando desde Marruecos hasta [la zona de Juan XXIII]¡±, explica se?alando unos pisos amarillos sobre un horizonte dominado por el paso fronterizo de El Tarajal. Fueron unos tres kil¨®metros nadando a braza, en mitad del tar¨®, la niebla que el levante arrastra desde el mar hacia el istmo que forma la ciudad. Nadaron ese trecho para evitar ser detectados por las autoridades marroqu¨ªes o por las espa?olas, que los hubieran mandado de vuelta al punto de partida. No pod¨ªan limitarse a cruzar de playa a playa el espig¨®n por el que entre el 17 y el 18 de mayo del a?o pasado entraron a Ceuta entre 10.000 y 15.000 personas, en el mayor pulso que Marruecos ha echado a Espa?a en la historia reciente.
Diferentes administraciones calculan que hasta 1.500 menores consiguieron colarse en aquellas 48 horas de mayo, la mayor¨ªa solos. Durante las primeras semanas se contabilizaron 1.177, seg¨²n las filiaciones llevadas a cabo por la Polic¨ªa en los d¨ªas siguientes. M¨¢s que un reto, aquello supuso un duro golpe para el sistema de acogida en la ciudad aut¨®noma, hist¨®ricamente saturado. Tras arduas negociaciones con las comunidades, 16 autonom¨ªas aceptaron acoger unos 200 ni?os que ya se encontraban en la ciudad desde marzo de 2020, cuando Marruecos decret¨® el cierre de las fronteras terrestres con Espa?a a cuenta de la pandemia. Ese fue el mayor compromiso que pudo arrancarse.
En agosto del a?o pasado quedaban en Ceuta m¨¢s de 700 menores bajo tutela de la Administraci¨®n, dentro de un sistema preparado para acoger a poco m¨¢s de 100 en condiciones ¨®ptimas. El Gobierno local volvi¨® a sacar a relucir una reivindicaci¨®n antigua, compartida con Melilla: utilizar el acuerdo bilateral con Marruecos, que deb¨ªa agilizar el tr¨¢mite pero que exige atenerse a la legislaci¨®n espa?ola e internacional. Seg¨²n el relato de la fiscal del ?rea de Ceuta, Silvia Rojas, en una querella presentada en junio contra la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos, y la vicepresidenta ceut¨ª con competencias en materia de Menores, Mabel Deu, el Ministerio del Interior dio luz verde a su expulsi¨®n el 12 de agosto. Comenzaron as¨ª los llamados ¡°retornos asistidos¡± que circunvalaban la ley de extranjer¨ªa. Un total de 145 adolescentes de entre 15 y 17 a?os, cercanos a cumplir la mayor¨ªa de edad, figuraban en una lista para ser repatriados, 55 fueron expulsados hasta que una orden judicial mand¨® parar las devoluciones, que fueron despu¨¦s suspendidas por el Ejecutivo local. Entre el 13 y el 16 de agosto, los menores fueron trasladados en grupos de 15 a la frontera y entregados a las fuerzas marroqu¨ªes sin que mediaran las familias, como se hab¨ªa hecho hasta entonces en las reagrupaciones que s¨ª se realizaron en Ceuta legalmente hasta 2020.
¡°Mi madre empez¨® a llorar y yo la tranquilic¨¦ dici¨¦ndole que iba a intentar cruzar de nuevo¡±, recuerda Abdel. La llam¨® desde el mismo puesto fronterizo en cuanto el autob¨²s parti¨® por la ma?ana, el 15 de agosto. Seg¨²n los testimonios recabados por EL PA?S, no hubo dispositivo de aviso a los parientes ni seguimiento de la situaci¨®n familiar. Ni siquiera un contacto previo con los padres, como se deduce del acuerdo, a pesar de que el listado de menores ya estaba en manos de las autoridades desde el d¨ªa 12. Abdel describe el protocolo: ¡°Nos avisaron un d¨ªa antes y al d¨ªa siguiente nos llevaron, desde all¨ª llam¨¦ a mi familia y les dije lo que hab¨ªa pasado y que nos iban a devolver¡±.
En casa de Mohamed, la noticia tambi¨¦n lleg¨® por sorpresa en unos d¨ªas en los que los padres, que hab¨ªan renunciado a que sus hijos volviesen, aguantaban la respiraci¨®n tras producirse las primeras devoluciones. ¡°No sab¨ªan nada¡±, dice el adolescente. ¡°Nos llevaron a la frontera, nos dejaron media hora all¨ª y nos hicieron la prueba de la covid y directamente nos llevaron a Martil (a unos 10 kil¨®metros de Tetu¨¢n) para que nos recogieran nuestras familias¡±.
Seg¨²n han denunciado organizaciones como la Fundaci¨®n Ra¨ªces, que llev¨® a los tribunales los retornos, no hubo una monitorizaci¨®n de los ni?os devueltos por parte de las autoridades. ¡°En los primeros meses despu¨¦s de la repatriaci¨®n, absolutamente nadie se puso en contacto con estos ni?os o con estas familias para intentar hacer un seguimiento, ni para garantizar su bienestar ni para ofrecerles una alternativa a la repatriaci¨®n¡±, protesta Paloma Garc¨ªa de Viedma, abogada de Ra¨ªces. ¡°A ra¨ªz de las primeras resoluciones judiciales se ofrecieron algunas alternativas, se contact¨® con algunas familias, pero desde luego no podemos decir que haya sido algo que tenga la calidad que deber¨ªa exigirse¡±.
La delegaci¨®n en Tetu¨¢n de la Cooperaci¨®n Nacional marroqu¨ª (L¡¯Entraide Nationale), organismo gubernamental de asistencia social, supervis¨® aquel procedimiento. Representantes de la instituci¨®n se reunieron, en un ¨²nico encuentro d¨ªas antes de empezar los retornos, con miembros del Gobierno ceut¨ª y de la Delegaci¨®n del Gobierno para establecer el dispositivo. Los ni?os fueron conducidos a un punto de encuentro ¡ªy no a un centro de acogida¡ª, en unas instalaciones dependientes del Ministerio de Educaci¨®n, donde se reunir¨ªan con sus familias en Martil, una villa costera a las faldas de Tetu¨¢n.
El despliegue fue meramente temporal y desde el principio se rechaz¨® trasladar a los chicos a un dispositivo espec¨ªfico de protecci¨®n de menores, como asegura Mohsin Chergui, coordinador de la Asociaci¨®n para la Protecci¨®n de la Infancia y la Sensibilizaci¨®n de la Familia, entidad civil colaboradora con Cooperaci¨®n Nacional y organizaciones espa?olas como Sevilla Acoge. ¡°Estuvieron all¨ª concentrados provisionalmente para identificarlos, identificar a sus familias o derivarlos a otros centros u otros territorios [fuera de Tetu¨¢n]¡±, explica. ¡°En cuanto se vinculaba a un ni?o con la familia, se les entregaba¡±. Seg¨²n Chergui, ¡°todos los sectores que deb¨ªan intervenir, intervinieron¡± en las devoluciones, aunque denuncia el procedimiento, que considera ilegal ¡°en fr¨ªo o en caliente¡±. ¡°No puedes devolver a un ni?o¡±, sentencia.
En Ceuta, la denuncia en junio de la Fiscal¨ªa por un presunto delito de prevaricaci¨®n continuada contra la delegada, Salvadora Mateos, y la vicepresidenta, Mabel Deu, ha generado movimientos en el Ejecutivo. Seg¨²n la fiscal, desde ambas administraciones se orquest¨® una operaci¨®n para devolver a al menos 145 menores a sabiendas de que el procedimiento no cumpl¨ªa con la normativa de extranjer¨ªa ni de protecci¨®n del menor. Deu ha perdido las competencias en menores, que ha asumido ahora el consejero de Sanidad, Alberto Gait¨¢n, con la intenci¨®n de no interferir en el procedimiento judicial.
En una entrevista en mayo, la vicepresidenta ratific¨® la posici¨®n oficial sobre las devoluciones: ¡°Nosotros no est¨¢bamos repatriando, nosotros est¨¢bamos asistiendo a los menores, retorn¨¢ndolos de forma asistida¡±. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, cuyo departamento ampar¨® el proceso, lleg¨® a alegar que se trataba de ¡°interpretaciones jur¨ªdicas complementarias¡±. En una entrevista concedida a EL PA?S en octubre de 2021, el ministro reiter¨® que las autoridades ceut¨ªes eran las competentes de la tutela y, en su caso, del retorno asistido. Tras varios fallos en Ceuta que ratifican la ilegalidad de las devoluciones, desde el Ministerio insisten en atenerse a las resoluciones de juzgados y tribunales.
El varapalo del a?o pasado s¨ª ha llevado al Gobierno de Pedro S¨¢nchez, desde el Ministerio de Derechos Sociales, a lanzar un mecanismo que pueda aliviar la presi¨®n en las ciudades fronterizas de Ceuta y Melilla y en Canarias en momentos de crisis humanitaria, cuando la presencia de menores migrantes hace desbordar el dispositivo de acogida. Desde las autonom¨ªas, que deben asumir en exclusiva la tutela, se podr¨¢ derivar casi autom¨¢ticamente a ni?os y adolescentes a plazas en la Pen¨ªnsula. ¡°Estamos ante un problema que debe ser afrontado como pa¨ªs y, por tanto, debe ser un asunto que concierne a toda Espa?a¡±, valora Gait¨¢n. ¡°Lo que pedimos nosotros es que esto sea ya un tema estructural, que se quede este mecanismo para muchos a?os o que se perfeccione en la medida de lo posible¡±.
En la actualidad, Ceuta acoge a 302 menores, la inmensa mayor¨ªa ni?os marroqu¨ªes que entraron durante la crisis migratoria. La cifra, muy lejos de los n¨²meros del pasado a?o, es inferior incluso a la registrada antes de la pandemia, pero est¨¢ a¨²n por encima de la capacidad de acogida de una ciudad de unos 86.000 habitantes en la que no han dejado de producirse llegadas. Solo el mes pasado la Fundaci¨®n SAMU registr¨® al menos una veintena de ni?os. Al menos cinco hab¨ªan regresado tras ser devueltos en 2021. Entre ellos estaban Abdel y Mohamed. La expulsi¨®n de Mohamed, de hecho, debi¨® haberse parado en la misma frontera despu¨¦s de que la jueza ordenase paralizar los traslados como medida cautelar¨ªsima ante una denuncia de la Coordinadora de Barrio y la Fundaci¨®n Ra¨ªces.
Ilyas Abghouni, que ya ha cumplido 18 a?os y ahora vive y trabaja temporalmente en Algeciras (C¨¢diz), estuvo a punto de ser entregado a las autoridades marroqu¨ªes en El Tarajal. Pero en cuanto lo bajaron del autob¨²s, lo volvieron a subir para llevarlo de vuelta con el resto de chavales. ¡°Tuve mucha, mucha suerte¡±, dice con calma sentado en una cafeter¨ªa cercana al puerto al que llegan los ferris desde Ceuta, en los que otros chavales intentan escapar de la ciudad haciendo riski (m¨¦todo que utilizan para esconderse en los ferris que viajan a la Pen¨ªnsula). Tras cumplir la mayor¨ªa de edad este a?o en Ceuta, formaliz¨® su permiso de residencia y consigui¨® viajar a la Pen¨ªnsula con la organizaci¨®n Voluntarios Por Otro Mundo. Junto a otros dos colegas, Nordin y Walid, que tambi¨¦n se han hecho legalmente adultos en Ceuta tras cruzar durante la crisis de 2021, se pasa las noches vendiendo tarjetas de tel¨¦fono a viajeros que regresan a Marruecos en la Operaci¨®n Paso del Estrecho. Los tres env¨ªan a casa la mitad de los 64 euros que ganan trabajando de once de la noche a ocho de la ma?ana. ¡°Primero encontramos trabajo en el campo en Jerez (C¨¢diz), recogiendo la uva. Cuando termin¨®, encontramos trabajo aqu¨ª¡±, cuenta Walid. ¡°Este trabajo es mejor, m¨¢s f¨¢cil¡±. Su aspiraci¨®n, sin embargo, es acabar entre hornos o fogones: ¡°Cuando termine, quiero hacer un curso, porque el campo es muy duro, quiero estudiar para camarero o cocinero¡±.
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