La izquierda de la izquierda, obligada a decidir
La fractura abierta entre Podemos y Yolanda D¨ªaz forzar¨¢ la definici¨®n de nuevos espacios antes de las elecciones. La Moncloa rechaza un adelanto de las generales aunque hubiera ruptura de la coalici¨®n
Desde hace semanas se constata que la c¨²pula de Podemos y la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda D¨ªaz ¡ªel principal rostro institucional de Unidas Podemos¡ª se aproximan a un punto de no retorno en su imposibilidad de caminar juntos hasta las elecciones generales de finales de 2023. Sin necesidad de anuncios dram¨¢ticos ni grandilocuentes, la ruptura ha tomado cuerpo. Cada uno ir¨¢ por su lado, salvo en la ¡ªen este momento improbable¡ª hip¨®tesis de que, desde el pragmatismo y el c¨¢lculo electoral, se fuerce la unidad. No es ese el ambiente ni el contexto actual. El enfrentamiento es abierto y total.
Cuando Yolanda D¨ªaz anunci¨® que su proyecto, Sumar, no estar¨¢ terminado para la elecciones municipales y auton¨®micas del pr¨®ximo mayo, los tambores de guerra con Podemos se escuchaban con sordina. Los pasos iniciales conduc¨ªan al enfrentamiento. La presentaci¨®n de Sumar en Madrid, en la caluros¨ªsima tarde del pasado 8 de julio, motiv¨® a mucha gente en la misma medida que contrari¨® a los dirigentes nacionales de Podemos, que se consideraron excluidos del acto. D¨ªaz pidi¨® que no hubiera representaci¨®n oficial de partidos ni estructuras org¨¢nicas.
Desde ese mismo momento se abri¨® el debate fuera y dentro de Podemos, en ¨¢mbitos a la izquierda del PSOE: ?es posible llevar a cabo un proyecto pol¨ªtico, que solo tiene raz¨®n de ser si se somete a las urnas y obtiene representaci¨®n, sin una estructura organizativa, sin un partido, es decir, sin Podemos? Tanto simpatizantes como detractores de D¨ªaz, te¨®ricos y pol¨ªticos de la izquierda, coinciden en la extremada dificultad de conducir un movimiento de este tipo si no adquiere la forma de plataforma electoral. Y, sin oficializarse a¨²n la separaci¨®n, todas las fuentes consultadas dan por seguro que Podemos no ser¨¢ la marca electoral que Yolanda D¨ªaz encabezar¨¢ como candidata a la presidencia del Gobierno. El distanciamiento y la animadversi¨®n han saltado de lo pol¨ªtico a lo personal. Unos y otros, Podemos de un lado y de otro IU, M¨¢s Pa¨ªs, En Com¨² Podem, Comprom¨ªs y otras fuerzas, no estar¨¢n en la misma orilla.
No obstante, para las auton¨®micas de dentro de seis meses, D¨ªaz aplaude el acuerdo al que han llegado varias organizaciones de izquierdas en Navarra, en la que est¨¢ Podemos, para ofrecer una opci¨®n electoral ¨²nica. No hay concreci¨®n a¨²n por su parte, pero desde las organizaciones que la apoyan reconocen que habr¨¢ que ir m¨¢s deprisa para montar el proyecto de Sumar si quiere llegar a las generales.
Hasta que la crisis no se ha desatado, al verse directamente interpelada por su antecesor en el cargo, fundador de Podemos y antiguo amigo, Pablo Iglesias, los aspectos organizativos no estaban en los planes inmediatos de la vicepresidenta. Sus modelos tienen referencias de plataformas ciudadanas y suele citar a Jean-Luc M¨¦lenchon y su Francia insumisa, o a los ya presidentes Gabriel Boric, en Chile, y Gustavo Petro, en Colombia. D¨ªaz sostiene y defiende que es posible la convivencia de los movimientos con los partidos pero sin dar prevalencia a los segundos; o, m¨¢s claro, sin la preeminencia de Podemos. Desde el inicio de la andadura de la vicepresidenta como candidata designada por Pablo Iglesias, ese ha sido el problema. Tal designaci¨®n llevaba consigo que el poder lo ten¨ªa la organizaci¨®n, la c¨²pula dirigente que encabeza ahora Ione Belarra. D¨ªaz, no lo acepta ni lo aceptar¨¢. Quien tiene el mando decide el contenido del proyecto y, por supuesto, la composici¨®n de las listas electorales.
¡°Yolanda, te hemos hecho ministra, vicepresidenta, resp¨¦tanos¡±. Esta es la s¨ªntesis del duro alegato de Iglesias contra D¨ªaz expresado el pasado lunes en la SER. Ha sido llamada ¡ªindirectamente, porque Iglesias no la cit¨® por su nombre¡ª miserable por no respaldar a las claras a la ministra de Igualdad, Irene Montero, en medio de una de las crisis m¨¢s profundas de la coalici¨®n gobernante por las consecuencias indeseadas de la ley del solo s¨ª es s¨ª. ¡°No venimos a la pol¨ªtica para jalearnos¡±, respondi¨® D¨ªaz, que acto tras acto reitera su agradecimiento a quienes la apoyaron aunque precisa que no le debe nada a nadie. Su trabajo es su aval. ¡°Me dejo la piel por mi pa¨ªs¡±, dice.
En el campo socialista hay muchos motivos para la zozobra. De entrada, por la evoluci¨®n de las consecuencias de la ley del solo s¨ª es s¨ª y la andadura de la supresi¨®n del delito de sedici¨®n y quiz¨¢ tambi¨¦n del de malversaci¨®n. Las discrepancias de D¨ªaz con Podemos, no obstante, son compatibles con sus coincidencias frente a ciertas decisiones del ala socialista. El fantasma de la ruptura del Gobierno de coalici¨®n no se desvanece, pero nunca se hace presente en forma de adelanto electoral. Y La Moncloa no deja el menor resquicio a la posibilidad de adelantar las elecciones, haga lo que haga Unidas Podemos.
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