El Congreso se cansa de la bronca
El tono baja en una sesi¨®n de control sin S¨¢nchez ni sus vicepresidentas, pese al choque por la reforma expr¨¦s del C¨®digo Penal
Todo cansa, incluso armar jaleo en el Parlamento. Y m¨¢s en una sesi¨®n de control descafeinada como la de este mi¨¦rcoles, con toda la c¨²pula del Gobierno, Pedro S¨¢nchez el primero, ausente por diversos compromisos internacionales. No es que faltaran motivos para la confrontaci¨®n, empezando por esa supers¨®nica reforma del C¨®digo Penal que este jueves ser¨¢ consagrada en el pleno despu¨¦s de un proceso de redacci¨®n liquidado en 24 horas, un r¨¦cord para los anales de la historia legislativa. En los ¨²ltimos d¨ªas, m¨¢s all¨¢ de los muros del Congreso se hab¨ªan escuchado cosas terribles sobre una democracia agonizante y un presidente investido con los poderes fraudulentos de un dictador. Nada de eso hizo mella en esta ocasi¨®n en los diputados, tal vez receptivos a los insistentes llamamientos de la presidencia en las ¨²ltimas semanas o simplemente un poco hartos de la reyerta
Quedaban los ecos de alg¨²n altercado reciente, como el de la ¨²ltima sesi¨®n de control, cuando la ministra de Igualdad, Irene Montero, descarg¨® sobre los diputados del PP la acusaci¨®n de ¡°fomentar la cultura de la violaci¨®n¡±. La popular Carmen Navarro le exigi¨® este mi¨¦rcoles que se disculpase por ello. Montero ignor¨® la petici¨®n, pero evit¨® el contraataque y se limit¨® a defender los nuevos instrumentos que la ley del solo s¨ª es s¨ª brinda a las mujeres para defenderse de las agresiones sexuales. Ni siquiera el choque posterior con la diputada de Vox In¨¦s Ca?izares elev¨® en exceso la temperatura. Ca?izares compareci¨® con el lanzallamas a medio gas ¡ªque no volviese a acusar a Montero de promover la pederastia result¨® toda una novedad¡ª y prefiri¨® mostrar su ingenio para el juego de palabras: ¡°Si le queda algo de dignidad, dimita s¨ª o s¨ª¡±. La ministra persisti¨® en su estrategia de no embestir y le respondi¨® con un alegato a favor del feminismo, ¡°la principal fuerza democratizadora de Espa?a¡±.
La tensi¨®n solo subi¨® un poco cuando la popular Edurne Uriarte pregunt¨® al ministro de la Presidencia, F¨¦lix Bola?os, por la contrataci¨®n del marido de la vicepresidenta primera, Nadia Calvi?o, como alto cargo del Patrimonio Nacional. Para el PP es un caso de nepotismo. Bola?os se la devolvi¨® dici¨¦ndole a Uriarte que ella no era la m¨¢s indicada para plantear la cuesti¨®n. Todo el mundo entendi¨® que estaba insinuando alg¨²n supuesto beneficio que habr¨ªa recibido su interlocutora en la ¨¦poca en que estuvo casada con el que era ministro de Educaci¨®n, Jos¨¦ Ignacio Wert. Desde los esca?os del PP se escucharon gritos de ¡°machista¡±. Uriarte lo repiti¨® y aprovech¨® para ironizar sobre Irene Montero: ¡°Tenga cuidado, que la ministra de Igualdad lo va a acusar de violencia pol¨ªtica¡±.
Una semana m¨¢s, el PP se olvid¨® de la econom¨ªa. El asunto solo aflor¨® por la pregunta de Iv¨¢n Espinosa de los Monteros a la ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, que sirvi¨® para demostrar que el portavoz de Vox resiste inmune al consenso que se ha ido abriendo paso en Europa sobre la inconveniencia de bajar impuestos en estas circunstancias. Los populares se dedicaron con m¨¢s ah¨ªnco a la reforma de los delitos de sedici¨®n y malversaci¨®n. Por ah¨ª atacaron a las ministras de Justicia, Pilar Llop, y de Defensa, Margarita Robles. Esta ¨²ltima es de siempre la mejor valorada por la derecha, y el PP intenta a menudo arrancarle alguna declaraci¨®n comprometedora para sus compa?eros de Gobierno. El n¨²mero dos del Grupo Popular, Carlos Rojas, lo prob¨® de nuevo y, como de costumbre, pinch¨® en hueso. Robles, tan cr¨ªtica a menudo con sus socios de Unidas Podemos, se declar¨® ¡°orgullosa¡± de pertenecer al Ejecutivo de S¨¢nchez.
El Gobierno parec¨ªa contar con que sus adversarios repitiesen algunas de las altisonantes acusaciones de los ¨²ltimos d¨ªas, por lo que varios ministros reprocharon a la oposici¨®n que niegue la legitimidad al Ejecutivo y a la mayor¨ªa que lo sostiene. El PP no se dio por aludido.
In¨¦s Arrimadas llegaba tras haber aportado su particular sentencia al frenes¨ª hiperb¨®lico de los ¨²ltimos d¨ªas: ¡°S¨¢nchez ya no es presidente de un Gobierno, es un aprendiz de dictador¡±. En sede parlamentaria y ante el ministro de la Presidencia, la l¨ªder de Ciudadanos se cuid¨® de no deslizarse de nuevo por esa pendiente. Lo suyo fue como agitar una coctelera: ¡°Cada a?o en Espa?a se sufren 280.000 robos, unas 14.000 ocupaciones ilegales, la corrupci¨®n nos cuesta centenares de millones de euros y, por poner un ejemplo, el separatismo cada d¨ªa se?ala a familias que quieren tener tambi¨¦n una educaci¨®n en espa?ol¡¡± ?Ad¨®nde quer¨ªa llegar Arrimadas? A que, en lugar de legislar sobre todo eso, el Gobierno se dedica ¡°a cambiar con artima?as infames el C¨®digo Penal para beneficiar a cuatro condenados delincuentes¡±. Bola?os le replic¨® que Ciudadanos tiene nostalgia de los d¨ªas del proc¨¦s: ¡°Ustedes son una garant¨ªa de conflicto, nosotros una garant¨ªa de soluciones¡±.
Los diputados del PP hicieron eco a su l¨ªder ausente, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, y remataron cada intervenci¨®n pidiendo elecciones anticipadas. Vox mostr¨® otro estribillo, repetido con insistencia el martes, en la primera jornada del pleno semanal: ¡°Vamos a parar el golpe de S¨¢nchez¡±. Del lado gubernamental no hubo ministro que no reconviniese al PP por su ¡°deslealtad¡± al bloquear la renovaci¨®n del Poder Judicial. Frases de laboratorio que no elevan mucho el debate parlamentario, pero al menos tampoco hieren el aire como los insultos.
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