Operaci¨®n para resucitar Las Viudas, el barrio m¨¢s deprimido de Valladolid
El Ayuntamiento invertir¨¢ 26 millones de euros para impulsar una rehabilitaci¨®n urban¨ªstica y planes de inserci¨®n social en una de las zonas m¨¢s pobres de Espa?a
Las calles de Las Viudas est¨¢n vivas aunque pocos en Valladolid lo saben: casi nadie entra en esta barriada deprimida. Las casas desvencijadas y basura desperdigada reciben al visitante de una de las zonas m¨¢s pobres de Espa?a, con sof¨¢s en las aceras, hombres improvisando talleres de coches en cualquier esquina y ventanas rotas y portales destrozados donde se aparcan carritos de beb¨¦. Este luto econ¨®mico y social ha conducido a que el Ayuntamiento (PSOE-Valladolid Toma La Palabra) proyecte una reforma urban¨ªstica, valorada en 26 millones de euros para 780 viviendas, con planes de inclusi¨®n social que exigen dialogar con los l¨ªderes de las comunidades vecinales que lo habitan, en su mayor¨ªa gitanas o inmigrantes, para buscar equilibrios con poblaci¨®n de costumbres arraigadas.
La mejor soluci¨®n para conocer impresiones pasa por asomarse a las ventanas de los bajos, pues los timbres no funcionan o est¨¢n arrancados, y pedir permiso para pasar. Algunos de los vidrios, rotos, est¨¢n taponados con cartones de cajas de cereales, aislamiento escaso en hogares de 47 metros cuadrados y finas paredes. El fr¨ªo gobierna en domicilios a pie de calle, pasto de humedades y necesitados de calefactores el¨¦ctricos. As¨ª vive Maricruz Ram¨ªrez, de 59 a?os ¡°y 300 sobrinos¡±, con sus hijos Isabel y Sa¨²l Jim¨¦nez, de 29 y 27 a?os. La familia insiste ¡°no todos somos iguales¡± para renegar de la delincuencia que se asocia a la barriada, edificada hace unos 60 a?os, con 2.650 habitantes y donde recalaron muchos narcotraficantes tras desmantelarse el poblado de La Esperanza hace dos d¨¦cadas. La exclusi¨®n la propicia su DNI, lamentan los hermanos, que han estudiado cursos de teleoperadores, hosteler¨ªa o reponedores, pero el apellido y su residencia lastran.
Isabel comenta que de noche oye ratas entre paredes y que alguna vez la han despertado drogadictos buscando proveedor. ¡°En este barrio no te aburres¡±, a?ade su hermano, que lamenta tiroteos ocasionales relacionados con estupefacientes. Las nocheviejas son conflictivas: alguien decidi¨® recibir 2019 disparando al aire. Fuentes policiales aseguran que esta vez han vuelto a recoger cartuchos y tildan a la zona de ¡°muy conflictiva, con tr¨¢fico de drogas y conflictos raciales entre gitanos y marroqu¨ªes¡±.
Estos episodios cr¨ªticos requieren a Esteban Jim¨¦nez, de 51 a?os, t¨®tem para calmar aguas o meterse entre pistolas cuando la cosa pinta fea. ?l pertenece a Gitanos en Progreso, una asociaci¨®n que busca que esta etnia prospere y rompa con h¨¢bitos como la ley gitana porque, pese a la reticencia de los patriarcas, ¡°impide que los gitanos progresen¡±. ¡°?Denuncia!¡¯, les digo cuando pasa algo, y que la justicia haga su trabajo¡±, expone contra los tradicionales exilios o temibles represalias al margen de la ley. Esteban dialoga con Sole¨¢ Lozano y Mar¨ªa Jos¨¦ Motos, de Gitanas Feministas por la Diversidad, en el centro c¨ªvico Segundo Montes, donde se citan con Carmen Jim¨¦nez, concejala de Convivencia (PSOE) y primera gitana edil en Valladolid. Tambi¨¦n acuden la mediadora Chus Mat¨ªa, la trabajadora social Maite Fern¨¢ndez y Ram¨®n Mart¨ªn, animador.
Unos y otros aparcan diferencias culturales para buscar consensos y el bienestar con medidas, financiadas con 400.000 euros, como clases de caj¨®n flamenco, teatro sobre violencia machista, chocolatadas o cuentacuentos. ¡°Somos referentes mutuos y ayudamos para solucionar problemas¡±, coinciden las partes, que destacan la progresiva evoluci¨®n, sobre todo en las mujeres, mientras que los hombres tardan m¨¢s en cambiar de mentalidad. ¡°Hay cosas que no tienen que ver con la etnia sino con la pobreza¡±, sentencia Mat¨ªa, antes de charlar con la cartera Ang¨¦lica Aguado. ¡°Del trato no me puedo quejar, el resto ya lo veis¡±, afirma Aguado. Las Viudas es el n¨²cleo m¨¢s pobre de Castilla y Le¨®n y se encuentra en el 1% m¨¢s pobre de Espa?a.
¡°Esto son guetos, hace falta que huela a limpio¡±, ¡°necesitamos una intervenci¨®n urban¨ªstica salvaje¡± o ¡°hay que meter la pala¡±, zanjan Lozano y Motos, sobre esa barriada con cables colgando entre paredes de ladrillos rotos. La concejala sostiene que esas casas peque?as pobladas por familias supernumerosas conllevan ¡°vivir en la calle¡± tanto por falta de espacio como por el calor veraniego, algo muy criticado por los vallisoletanos. Tanto el equipo reunido en Las Viudas como el responsable consistorial de Urbanismo, Manuel Saravia, asumen que actuar en un espacio marginal puede acarrear cr¨ªticas. ¡°El apoyo social a estas medidas es variable, el Ayuntamiento debe actuar con criterio, constancia y tranquilidad. Nadie dijo que ser¨ªa f¨¢cil: el cambio es paulatino¡±, argumenta el edil, de Valladolid Toma La Palabra. ¡°Suele ser necesario que la ciudad haga un esfuerzo extraordinario y sostenido en los espacios m¨¢s dif¨ªciles con una suerte de discriminaci¨®n positiva¡±.
El proyecto implica 26 millones de euros para 780 viviendas siguiendo un m¨¦todo aplicado en otro sector vallisoletano vulnerable, el 29 de Octubre. El objetivo es rehabilitar los bloques y sus entornos con instalaciones b¨¢sicas ahora inexistentes, si bien existi¨® el debate sobre derruir todo y empezar de cero. ¡°Mejor ¡®llevar ciudad¡¯ a donde est¨¢ la gente antes que desplazar a esa poblaci¨®n¡±, zanja Saravia. De haberse construido nueva vivienda, podr¨ªa haberse propiciado ¡°gentrificaci¨®n¡± que expulsara a parte de la poblaci¨®n. Imitar la dispersi¨®n ejecutada en La Esperanza tampoco convendr¨ªa, a?ade.
Los residentes en Las Viudas mantienen sus rutinas mientras avanzan los planes urban¨ªsticos. ¡°Cargamos una mochila, a los ni?os les afecta mucho: ?c¨®mo les explicas que haya tanta polic¨ªa?¡±, lamenta Sole¨¢ Lozano. Los chavales juegan por la calle con sus bicicletas o en casa, como una peque?aja, abrigad¨ªsima en otro bajo, presumiendo de juguetes. Su madre cocina mientras la vigila ayudada por Luis Adolfo Gim¨¦nez, de 23 a?os, que con un lenguaje exquisito relata que lleva a?os estudiando el ¨¢rbol geneal¨®gico familiar y que ha llegado a 1609: ¡°Empec¨¦ a investigar por el misticismo del que hablaban de otros parientes¡±. La particular tesis doctoral de este ayudante de camarero, apoyado en centenarios recortes de prensa o en censos, est¨¢ imprimida en lo que podr¨ªa ser una s¨¢bana que ¨¦l y su primo extienden por el sal¨®n. Las ra¨ªces de ese ¨¢rbol rozan los fr¨ªos suelos y muestran decenas de nombres esparcidos ahora por Valladolid y por Las Viudas. Queda ver si los descendientes crecer¨¢n con ba?os sin azulejos y a?adidos de pladur para contener las humedades.
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