El cortijo de Queipo de Llano en Camas, siguiente objetivo de las asociaciones memorialistas
Tras la salida de los restos del general franquista de la bas¨ªlica de la Macarena, una plataforma busca ahora que se expropie su finca de Gambogaz. El referente es el del pazo de Meir¨¢s
El pasado s¨¢bado, alrededor de 200 personas marcharon desde la plaza del Ayuntamiento de Camas (Sevilla) hasta el cercano cortijo de Gambogaz para reclamar que esta finca, propiedad de los descendientes del general franquista Gonzalo Queipo de Llano, pase a manos del Estado. Era la tercera marcha con esta petici¨®n desde 2018, pero la primera despu¨¦s de que, el 2 de noviembre, se ejecutara la salida de los restos del militar golpista de la bas¨ªlica de la Macarena. Aquella victoria de las asociaciones memorialistas se produjo gracias a la nueva Ley de Memoria Democr¨¢tica; y ahora estos mismos grupos se van a centrar en reclamar la expropiaci¨®n de esta finca agr¨ªcola en la que Queipo emple¨® a prisioneros de guerra. La Plataforma Gambogaz intenta explorar la v¨ªa Meir¨¢s ¡ªel pazo gallego de la familia Franco que el Estado recuper¨® en 2020¡ª, exigiendo la expropiaci¨®n del cortijo. Los dos casos, sin embargo, no son id¨¦nticos.
¡°Seguimos la estela de Meir¨¢s, pero en Gambogaz no podemos aferrarnos a su car¨¢cter de bien p¨²blico, porque antes de que Queipo se lo apropiara siempre fue de titularidad privada. Por eso nos hemos centrado en demostrar el origen p¨²blico del dinero con el que supuestamente se compr¨®¡±, indica Bonifacio Ca?ibano, investigador de la plataforma. Y en esas pesquisas se ha avanzado considerablemente. La escritura de compraventa del cortijo, firmada en la Nochebuena de 1937 por Queipo de Llano ante el notario Fulgencio Echaide Aguinaga, amigo suyo, se hab¨ªa convertido en el elemento clave para conocer el origen del dinero. A diferencia de la escritura de Meir¨¢s, la de Gambogaz es un documento inaccesible para los investigadores porque la ley establece que deben pasar 100 a?os para consultar los archivos notariales privados. Sin embargo Ca?ibano asegura que ha podido leerla y sostiene que ¡°es m¨¢s relevante lo que no existe en esa escritura que de lo que se da fe en ella¡±.
En ese acto se certificaba la adquisici¨®n de buena parte del cortijo a Manuel Nevada Camacho, representante de la General Motors en C¨¢diz, que hab¨ªa comprado la finca el 26 de julio de 1936 a Mar¨ªa Lastra, viuda del due?o de todo Gambogaz, Jos¨¦ V¨¢zquez. Ahogado en deudas y despu¨¦s de haber pasado cuatro meses en la c¨¢rcel, Camacho era un hombre fr¨¢gil, con una situaci¨®n absolutamente desesperada, cuenta el investigador. ¡°Era la v¨ªctima propicia para obligarle a vender una propiedad que daba muchos beneficios¡±, se?ala.
El d¨ªa de la firma de la compraventa, sin embargo, Camacho no estuvo presente. ¡°Queipo no quer¨ªa testigos, m¨¢s all¨¢ de su c¨ªrculo de confianza¡±, interpreta Ca?ibano. En la escritura que ¨¦l ha podido consultar aparece como representante de Camacho el banquero Miguel Aramburu (compa?ero de Queipo en la Academia de Caballer¨ªa de Valladolid); el director del Banco de Espa?a en Sevilla, Vicente Barba Farrugio; el auditor de guerra Francisco Boh¨®rquez ¡ªexhumado junto con el general golpista de la Macarena¨D; y el presidente de la Diputaci¨®n de Sevilla Joaqu¨ªn Benjumea. El cortijo le cost¨® supuestamente a Queipo 1,5 millones de pesetas, que pag¨® con dinero de una cuestaci¨®n popular. ¡°En el documento se dice que Queipo entrega a Barba Farrugio las 750.000 pesetas de la hipoteca, pero no se dice c¨®mo se pag¨®: en met¨¢lico, con un cheque... a diferencia de la compra del pazo de Meir¨¢s, donde qued¨® todo acreditado¡±, subraya Ca?ibano.
Sin rastro de la hipoteca
Y en este punto la ausencia de documentos se convierte en el mejor indicio de esa adquisici¨®n irregular, seg¨²n la plataforma memorialista. ¡°No existe documento que confirme que ese pago se efectu¨®, no est¨¢ la escritura de la cancelaci¨®n de la hipoteca y tampoco el apunte contable en el Banco de Espa?a de haber recibido las 750.000 pesetas. Solo la escritura de un notario genuflexo y colaborador en el golpe¡±, se?ala Ca?ibano. ¡°No hay documentos y por eso la familia de Queipo tampoco puede reivindicar la propiedad del cortijo, porque no hay ning¨²n t¨ªtulo que lo acredite¡±, insiste.
En ese mismo acto de compraventa se constituy¨® la Fundaci¨®n Ben¨¦fica Social Agraria Gonzalo Queipo de Llano, a la que se transfiri¨® la propiedad de Gambogaz. En la escritura se recoge que, dado el car¨¢cter ben¨¦fico de la instituci¨®n, Camacho ¡ªque no estaba presente y estaba acuciado por las deudas¨D hac¨ªa una donaci¨®n voluntaria de 150.000 pesetas y el Banco de Espa?a otras 100.000. Tambi¨¦n con ese argumento de que se trataba de una fundaci¨®n ben¨¦fica, los acreedores de Camacho pagaron el 10% y el 16% del principal de sus deudas para la fundaci¨®n. Es decir, no solo no cobraron lo que se les deb¨ªa, sino que incluso tuvieron que pagar. Este acto ins¨®lito evidencia, para el investigador, c¨®mo la constituci¨®n de la fundaci¨®n y el acto de compraventa fueron una mera pantalla para camuflar que en realidad le estaban regalando el cortijo a Queipo.
Posteriormente, siempre en nombre de la fundaci¨®n, el militar franquista se fue haciendo con el resto de las tierras y viviendas del cortijo adquiri¨¦ndoselas a los herederos de Jos¨¦ V¨¢zquez a trav¨¦s de amenazas o permutas de terrenos que nunca se ejecutaron, seg¨²n la investigaci¨®n de la plataforma. Lo sabe bien Jos¨¦ Manuel V¨¢zquez, nieto de Ignacio V¨¢zquez Reina, uno de los herederos de Gambogaz. ¡°En mi familia siempre hubo mucho miedo. Queipo se present¨® en la casa y les amenaz¨® con que, si no vend¨ªan, el hermano de mi abuelo, que estaba en la guerra, pasar¨ªa a la primera l¨ªnea del frente. Ese mismo d¨ªa se quedaron tambi¨¦n con su parte pese a que no estaba presente¡±, dice. V¨¢zquez, abogado, se ha dedicado, junto con otros hermanos y primos, a rastrear los registros de la propiedad en busca de toda la documentaci¨®n. ?l tambi¨¦n est¨¢ interesado en que Gambogaz pase a manos del Estado, como ha ocurrido con Meir¨¢s.
¡°Siempre iba con el pistol¨®n en el cinto¡±
Jos¨¦ Manuel V¨¢zquez nunca ha podido pisar el cortijo que perteneci¨® a su familia. Quien s¨ª lo hizo, cuando ten¨ªa 15 a?os, es Floreal Reina, que trabaj¨® all¨ª en el verano de 1950 recogiendo la gavilla que soltaban las trilladoras. ¡°Nos ven¨ªan a buscar a Camas. Cog¨ªan a los m¨¢s j¨®venes, porque nos quej¨¢bamos menos¡±, cuenta. ¡°Nos daban seis pesetas y medio kilo de pan¡±. Reina recuerda la estampa de Queipo pase¨¢ndose a caballo. ¡°Era muy delgado y siempre iba con el pistol¨®n al cinto. Con nosotros no se relacionaba para nada¡±, rememora. Los que lo hac¨ªan eran los capataces y los manijeros, muchos de ellos presos republicanos que trabajaban y viv¨ªan en el cortijo. ¡°A muchos los conoc¨ªamos porque eran de Camas¡±, cuenta Reina. ¡°Gambogaz fue un verdadero campo de concentraci¨®n¡±, a?ade Ca?ibano.
Sin documentos p¨²blicos que acrediten la compraventa, para poder explorar la v¨ªa Meir¨¢s es necesario justificar que el origen del dinero era p¨²blico y que proced¨ªa del Banco de Espa?a. ¡°Todas las operaciones se realizaron en un momento de confusi¨®n total [en plena guerra civil] donde las delegaciones del Banco de Espa?a ten¨ªan total autonom¨ªa, al no tener que rendir cuentas a la sede central¡±, explica Ca?ibano, que cree que Queipo se vali¨® de ese ¡°agujero negro¡±. El investigador se?ala a Aramburu, a Barba Farrugio y al delegado del Banco de Espa?a en C¨¢diz, Carlos Jim¨¦nez la Iglesia, que fue quien concedi¨® las hipotecas a Camacho, como los cerebros detr¨¢s del expolio de Gambogaz.
La supuesta suscripci¨®n popular tampoco consta en ning¨²n papel. Si con Meir¨¢s la cuestaci¨®n popular ¡ªy forzada¨D para la compra del pazo qued¨® perfectamente documentada , en el caso de Gambogaz se enmascar¨® la adquisici¨®n con la forma de un regalo de Sevilla a ¡°su libertador¡±. El problema es que no hay rastro documental de la colecta. ¡°En aquella ¨¦poca se dejaba constancia de todas, pero de esta no hay pruebas, aunque hemos confirmado que existi¨®¡±, indica Ca?ibano. Dur¨® siete d¨ªas, del 11 de julio al 18 de julio del 37 y, de acuerdo con el historiador Paul Preston, se recaudaron 100.000 pesetas, una cantidad que no hubiera servido para cubrir los 1,5 millones por los que estaba escriturado el cortijo. ¡°La colecta, como la fundaci¨®n, fue una forma de Queipo para camuflar su enriquecimiento¡±, afirma el investigador, que recuerda que Queipo, entonces, dispon¨ªa de una cuenta en el Banco de Espa?a donde se ingresaba dinero de multas y ten¨ªa plenos poderes sobre su delegaci¨®n en Sevilla.
Una propiedad muy dividida
Carlos Bab¨ªo, miembro de la plataforma Pazo de Meir¨¢s, se?al¨® el viernes, durante unas jornadas organizadas por la Plataforma Gambogaz, que las claves para conseguir recuperar el pazo fueron la investigaci¨®n, la divulgaci¨®n y la movilizaci¨®n social. En el caso del cortijo camero, solo el Ayuntamiento se ha alineado en favor de la expropiaci¨®n, pero el resto de administraciones siguen de perfil. La nueva Ley de Memoria Democr¨¢tica tampoco allana el camino, porque ¨²nicamente recoge la expropiaci¨®n de bienes p¨²blicos. ¡°Nos gustar¨ªa que al menos el Estado pudiera ayudarnos a poner toda la documentaci¨®n que tenemos en pie¡±, indica el investigador.
V¨¢zquez es m¨¢s pragm¨¢tico. Gambogaz ahora es un cortijo ruinoso. La propiedad est¨¢ dividida en tantas partes que lo que puedan obtener por el alquiler de las tierras no parece tan rentable. ¡°Han perdido la opini¨®n p¨²blica y esto caer¨¢ por su propio peso. Est¨¢ en un punto muerto. Lo m¨¢s sencillo ser¨ªa que el Estado negocie con ellos el traspaso, porque ni siquiera una expropiaci¨®n les beneficiar¨ªa¡±, abunda. V¨¢zquez recuerda que la finca est¨¢ en terrenos inundables y catalogada como bien de inter¨¦s cultural, lo que condiciona tambi¨¦n el valor. ¡°El caser¨ªo no puede valer m¨¢s de uno o dos millones de euros, tal y como est¨¢¡±, calcula. M¨¢s all¨¢ de c¨®mo se acabe resolviendo la situaci¨®n, lo esencial es que termine siendo p¨²blico. ¡°No queremos solo devolver Gambogaz al pueblo, Gambogaz es la punta del iceberg de todos los expolios que se realizaron durante el franquismo¡±, afirma Ca?ibano.
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