El falangista que se atrevi¨® a llamar traidor a Franco
El dictador convirti¨® a Primo de Rivera en su gran reclamo propagand¨ªstico. Un grito ante su tumba lo dej¨® en evidencia
Los historiadores han dedicado muchas p¨¢ginas a explicar la complicada relaci¨®n entre Francisco Franco y Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, es decir, entre el dictador y el fundador de Falange, pero un gesto condens¨®, el 22 de noviembre de 1960, esa competici¨®n de egos y estrategias. Ocurri¨® en el Valle de los Ca¨ªdos, hoy llamado de Cuelgamuros, del que este lunes saldr¨¢n los restos de Primo de Rivera para cumplir la Ley de Memoria Democr¨¢tica. Durante la misa de homenaje al fundador de Falange, enterrado en la bas¨ªlica un a?o antes, en 1959, y ante la plana mayor del franquismo ¡ªtambi¨¦n un joven Juan Carlos de Borb¨®n¡ª se oy¨® un grito: ¡°?Franco, eres un traidor!¡±. La polic¨ªa se llev¨® en volandas al responsable, que no era un perdedor de la guerra, sino un falangista de 22 a?os llamado Rom¨¢n Alonso Urdiales, soldado del regimiento de zapadores, aspirante a maestro e hijo de guardia civil.
En la Brigada Pol¨ªtico Social lo recibieron a palos, marca de la casa, y, como recuerda el investigador Juan Jos¨¦ del ?guila, que habl¨® con Alonso Urdiales en 1999, ¡°trataron de forzarle a que dijera que los comunistas le hab¨ªan lavado la cabeza¡±. El joven falangista se neg¨®.
Apenas un mes despu¨¦s, fue sometido a un consejo de guerra por el juzgado militar especial de actividades extremistas. El expediente dice que el procesado ¡°concibi¨® el prop¨®sito de dirigir unas palabras injuriosas al jefe del Estado cuando este penetraba en el recinto, a lo que no se atrevi¨® en dicho momento, pero m¨¢s tarde, durante la celebraci¨®n de la santa misa y aprovechando que las luces estaban apagadas y que exist¨ªa el correspondiente silencio, grit¨® en una voz perfectamente audible y potente: ¡®?Franco, eres un traidor!¡¯, siendo inmediatamente detenido, ya que ¨¦l mismo manifest¨® a los funcionarios de la Polic¨ªa que ¨¦l y no otro hab¨ªa sido el autor de este hecho¡±.
En su declaraci¨®n, Rom¨¢n Alonso explic¨® que, a su juicio, los cabecillas del R¨¦gimen se hab¨ªan ¡°aburguesado¡±. ¡°Hoy son unos pancistas¡±, dijo. Su abogado aleg¨® que la frase no pretend¨ªa injuriar al jefe del Estado, ¡°sino manifestar su disconformidad con la pol¨ªtica seguida por el jefe nacional de Falange que, seg¨²n su criterio, se apartaba de los puros principios transmitidos por el fundador de la misma¡±. No funcion¨®. El consejo de guerra afirma, tras escuchar al procesado: ¡°Remacha el estigma de deshonra, descr¨¦dito y menosprecio con que pretendi¨® manchar p¨²blicamente a la primera figura de nuestra Patria¡± y ¡°la injuria abarca a la personalidad total del injuriado, con todas sus cualidades caracter¨ªsticas, m¨¢xime cuando se refiere a la m¨¢s alta jerarqu¨ªa de la naci¨®n¡±. Es decir, que no cab¨ªa diferenciar entre el jefe del Estado y el de Falange, por m¨¢s que fueran la misma persona. El franquismo se hab¨ªa empleado a fondo en el exterminio de las ideas republicanas y no pod¨ªa permitirse rebeldes en sus propias filas, as¨ª que impuso un castigo ejemplarizante: 12 a?os de c¨¢rcel en un batall¨®n disciplinario en el S¨¢hara.
El 30 de abril de 1964, Rom¨¢n Alonso obtuvo la libertad condicional. Juan Jos¨¦ del ?guila explica que cuando sali¨® de prisi¨®n, su salud estaba muy deteriorada y durante varios a?os no pudo reingresar en la carrera de magisterio. ¡°Solo encontr¨® el apoyo del padre Gamo, por entonces capell¨¢n del Frente de Juventudes¡±.
?Ten¨ªa motivos La Falange para considerar a Franco un traidor? En su biograf¨ªa sobre el dictador, Paul Preston explica que Franco no respetaba a Primo de Rivera, amigo ¨ªntimo de su cu?ado, Serrano S¨²?er. La organizaci¨®n fascista fue clave a la hora de fomentar la violencia callejera para debilitar la autoridad del Gobierno y justificar la conspiraci¨®n militar. El hispanista, autor de El holocausto espa?ol, recuerda uno de los primeros discursos de Primo de Rivera: ¡°Si nuestros objetivos han de lograrse en alg¨²n caso por la violencia, no nos detengamos ante la violencia. Bien est¨¢, s¨ª, la dial¨¦ctica como primer instrumento de comunicaci¨®n. Pero no hay m¨¢s dial¨¦ctica admisible que la dial¨¦ctica de los pu?os y de las pistolas cuando se ofende a la justicia o a la patria¡±. Tras el intento de asesinato del socialista y catedr¨¢tico de Derecho Luis Jim¨¦nez de As¨²a, uno de los redactores de la Constituci¨®n de 1931 ¡ª¨¦l se salv¨®, pero su escolta muri¨®¡ª, fue detenida la c¨²pula de Falange, entre ellos, su fundador. En esos d¨ªas hubo canjes de presos, incluido el del hermano de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, Miguel, pero Franco no salv¨® al que iba a convertirse en el primer gran m¨¢rtir de la Cruzada.
La soci¨®loga e historiadora Zira Box, autora de Espa?a, a?o 0. La construcci¨®n simb¨®lica del franquismo, explica que en esa ¡°competici¨®n de liderazgos, a Franco le estorbaba Primo de Rivera¡±. Su muerte le permiti¨® convertirse ¡°en general¨ªsimo, caudillo y jefe del partido ¨²nico, ya que Falange llega al final de la guerra totalmente descabezada¡±. No solo eso, llegado el momento, aprovech¨® su fusilamiento por los republicanos como reclamo propagand¨ªstico. ¡°Convirtieron a Primo de Rivera en un Jesucristo secular: los dos hab¨ªan muerto a los 33 a?os, derramando su sangre para la resurrecci¨®n y salvaci¨®n de Espa?a. Ese era el relato. Adem¨¢s, la victoria de la contienda coincidi¨® con la Semana Santa de 1939, lo que reforz¨® ese discurso pascual¡å.
La apoteosis de esa operaci¨®n de marketing pol¨ªtico llega con el impresionante traslado en procesi¨®n, en noviembre de 1939, de los restos de Primo de Rivera desde Alicante al monasterio de San Lorenzo de El Escorial, tumba de reyes, donde le esperaban coronas de Hitler y Mussolini. La operaci¨®n, como recuerda Box, fue dise?ada desde el departamento de prensa y propaganda. Veinte a?os despu¨¦s, Franco decidi¨® que el gran m¨¢rtir de su cruzada deb¨ªa yacer en el monumento que hab¨ªa ideado para inmortalizar su victoria, el Valle de los Ca¨ªdos, aunque no estuvo presente en este tercer entierro ¡ªaleg¨® que ten¨ªa gripe¡ª. Al a?o siguiente, cuando s¨ª acudi¨® a la misa en su honor, fue cuando Rom¨¢n Alonso Urdiales le llam¨® traidor. Foros de antiguos falangistas recuerdan hoy aquel grito que no evit¨® que Franco convirtiera a Primo de Rivera en un agente movilizador, pese al desprecio con el que hablaba de ¨¦l en su c¨ªrculo ¨ªntimo.
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