S¨¢nchez incluye la pieza catalana en un acuerdo de pa¨ªs
Yolanda D¨ªaz trabaja en paralelo por un pacto con los agentes sociales. Puigdemont a¨²n no se ha decantado por la l¨ªnea dura o flexible. El debate sobre las lenguas cooficiales arrojar¨¢ luz sobre la salud de los pactos
La vida pol¨ªtica, institucional, econ¨®mica y social de Espa?a est¨¢ bloqueada por la crisis hist¨®rica con el nacionalismo y el independentismo catal¨¢n. La machacona realidad, tras los comicios del 23 de julio, gira en torno a si habr¨¢ amnist¨ªa para procesados e investigados independentistas catalanes y si se abordar¨¢ el derecho de autodeterminaci¨®n. Pedro S¨¢nchez quiere dar un giro al discurso y a la acci¨®n pol¨ªtica imperante, si recibe el encargo del jefe del Estado de intentar la investidura, una vez que fracase la del candidato del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, sentenciado ahora y desde la noche electoral.
Los socialistas, con el concurso de Sumar, aparentemente separados, pero con el mismo objetivo, han introducido una variable para intentar salir de la burbuja que marcan los independentistas y, singularmente, el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, fugado en Waterloo y encargado de se?alar con el pulgar si da el s¨ª a Pedro S¨¢nchez. El reto del l¨ªder del PSOE, en paralelo con el que lleva a cabo la vicepresidenta segunda, Yolanda D¨ªaz, es el de convencer de que la conciliaci¨®n con el independentismo es una pieza importante ¡ªpero no ¨²nica¡ª del proyecto que quiere construir para Espa?a, como pa¨ªs adelantado dentro de la Uni¨®n Europea. No hay detalles, salvo que Pedro S¨¢nchez quiere construir un consenso de pa¨ªs ¡°con las fuerzas pol¨ªticas, sociales y c¨ªvicas¡±. A todos convocar¨¢.
Puede ya exceptuarse del acuerdo al PP. Pero el socialista s¨ª conf¨ªa en recabar el apoyo de los agentes sociales. La primera se?al de esto la lanz¨® Pedro S¨¢nchez el viernes en la sede de la CEOE, donde invoc¨® las intenciones de la Europa comunitaria, de desarrollo y reindustrializaci¨®n, con la vocaci¨®n de Espa?a de ser un actor protagonista. En ese marco se apreciaron los esfuerzos de S¨¢nchez y del presidente de la patronal, Antonio Garamendi, por mostrarse afabilidad mutua despu¨¦s de largos meses de desencuentros ¨¢speros. Esta fue la primera vez en la que el presidente del Gobierno en funciones trataba de desbordar el discurso del independentismo, empe?ado en marcarle reglas, condiciones y obligaciones a cambio de sus votos para la investidura.
Algo tendr¨¢n que decir los agentes sociales y entidades con peso e influencia social, o eso pretende el l¨ªder socialista. El d¨ªa anterior, la vicepresidenta segunda acud¨ªa a la celebraci¨®n de la Diada de Catalu?a en Madrid, que coincide con la llegada del nuevo delegado de la Generalitat en la capital, Joan Capdevila, que sustituye a Ester Capella, nombrada consejera de Territorio. Todos de ERC, en consonancia con el Gobierno monocolor que preside Pere Aragon¨¦s. Al acto no acudi¨® ning¨²n representante de Junts, a pesar de que se cursaron numerosas invitaciones a parlamentarios del partido de Puigdemont. Tampoco ning¨²n ministro socialista. S¨ª diputados del PSC, y la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua.
La vicepresidenta segunda, l¨ªder de Sumar, tuvo todas las atenciones del nuevo delegado, aunque ambos quisieron dejar claro que su relaci¨®n cordial viene de antiguo. La conversaci¨®n informal con D¨ªaz sobre la forma y el fondo de articular una amnist¨ªa no tuvo concreci¨®n, pero s¨ª desliz¨® la novedad de que lo que pueda surgir saldr¨¢ de un acuerdo ¡°pol¨ªtico y social¡±, previo a cualquier ley. Con sigilo, ya se est¨¢ trabajando. Esa expresi¨®n, en voz de la ministra de Trabajo, conduc¨ªa inexorablemente a empresarios y sindicatos, aunque al d¨ªa siguiente Pedro S¨¢nchez lo ampli¨® a ¡°la sociedad civil¡±.
S¨¢nchez tiene en mente un ¡°proyecto de largo alcance¡±, econ¨®mico y social, pero tambi¨¦n ¡°conciliador¡± y ¡°de convivencia¡±, y ajustado ¡°a la letra y al esp¨ªritu de la Constituci¨®n¡±. Todo sin desarrollar.
No son las voces discrepantes del PSOE lo que m¨¢s preocupa a S¨¢nchez y su equipo, al menos de momento. Preocupa m¨¢s lo que pueda hacer Carles Puigdemont. El eurodiputado independentista recibe opiniones que le piden flexibilidad en las exigencias y en los plazos, actitud en la que se mantiene ERC, aunque con dureza creciente. Exige amnist¨ªa, en la que se le incluya y en plazos r¨¢pidos, adem¨¢s de un compromiso sobre la autodeterminaci¨®n. El martes se debate en el Congreso el cambio de su reglamento para incluir el uso de lenguas cooficiales. En los discursos de los grupos independentistas se apreciar¨¢ que ese hipot¨¦tico acuerdo no est¨¢ a¨²n ni en fase preliminar. Todo ser¨¢n exigencias sin contemplaciones.
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