Un a?o de la Ley de Memoria Democr¨¢tica: desenterrar la historia para cerrar heridas
V¨ªctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista celebran el impacto de la norma en la sociedad
La Ley de Memoria Democr¨¢tica, que cumple ahora su primer a?o en vigor, ampli¨® hasta 13 las categor¨ªas de v¨ªctimas de la Guerra Civil y la dictadura: desde asesinados y desaparecidos, a presos, torturados, represaliados por su orientaci¨®n sexual, deportados, internados en campos de trabajo o concentraci¨®n, dentro o fuera de Espa?a, exiliados, ni?os sustra¨ªdos y sus progenitores; depurados en sus empleos, expulsados del Ej¨¦rcito por defender la democracia; quienes sufrieron la incautaci¨®n de bienes o persecuci¨®n ideol¨®gica¡ En plena batalla pol¨ªtica sobre c¨®mo abordar las consecuencias del pasado reciente, con el PP y Vox haciendo un frente com¨²n contra la legislaci¨®n de memoria all¨¢ donde gobiernan, cinco beneficiados por la ley ¨Dpara la que se ha destinado una partida presupuestaria de 13,9 millones de euros¨D relatan a EL PA?S qu¨¦ ha supuesto para ellos su aprobaci¨®n.
Fausto Canales. Las exhumaciones en el Valle de Cuelgamuros
Ten¨ªa dos a?os cuando una madrugada de 1936 sacaron a su padre, Valerico Canales, jornalero y miembro de UGT, de su casa para matarlo; 69 cuando, en 2003, descubri¨® que hab¨ªa sido trasladado sin el consentimiento familiar de una fosa com¨²n hasta el Valle de Cuelgamuros, antes llamado de los Ca¨ªdos, y 89 cuando, tras dos d¨¦cadas de batalla, en agosto logr¨® recuperar sus restos y darle, junto a los de las v¨ªctimas que lo acompa?aban en la caja inhumada por los forenses, un entierro digno en su pueblo, Pajares de Adaja (?vila). ¡°Para m¨ª¡±, explica Fausto, ¡°fue muy emocionante. Era la satisfacci¨®n por el deber cumplido. Pude cerrar una herida y el duelo que, lamentablemente, muchos descendientes todav¨ªa no han podido cerrar. Junto a los restos, el Gobierno me entreg¨® un informe elaborado por historiadores y antrop¨®logos forenses que explica la verdad: que mi padre fue v¨ªctima de una muerte violenta. Y creo, adem¨¢s, que ese acto solemne e institucional, que cont¨® con la presencia del ministro F¨¦lix Bola?os y el secretario de Estado de memoria, Fernando Mart¨ªnez, trasciende a las familias por eso, porque la sociedad puede conocer la verdad¡±.
Al igual que hac¨ªa antes de recuperar los restos de su padre, Fausto sigue yendo ahora a todos los actos de memoria que puede. ¡°Lo hago por solidaridad, porque quiero participar en la reparaci¨®n de las injusticias, y porque, como mi padre, todas esas v¨ªctimas murieron por defender los derechos y valores democr¨¢ticos. Eran inocentes¡±.
La Secretar¨ªa de Estado de Memoria Democr¨¢tica ha creado este a?o un portal web espec¨ªfico con toda la documentaci¨®n sobre la historia del Valle de Cuelgamuros, el monumento que Franco ide¨® para inmortalizar su victoria y que alberga los restos de m¨¢s de 33.800 v¨ªctimas. Las exhumaciones contin¨²an en las criptas del mausoleo para atender las reclamaciones de un centenar de familias que, como Fausto, quieren elegir d¨®nde y c¨®mo enterrar a sus muertos.
Fernando Reinlein. La deuda con la Uni¨®n Militar Democr¨¢tica (UMD)
El 31 de octubre del a?o pasado, en el primer d¨ªa oficial de homenaje y recuerdo a las v¨ªctimas de la Guerra Civil y la dictadura, el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, le entreg¨® un certificado que reconoce su persecuci¨®n ideol¨®gica y declara ¡°la ilegalidad¡± de los tribunales franquistas y la ¡°nulidad de las sentencias y resoluciones que dictaron¡±. Hoy est¨¢ enmarcado en el sal¨®n de su casa, junto a una fotograf¨ªa del acto. ¡°S¨ª, para m¨ª es importante. Lo interpret¨¦ como un reconocimiento a todos los miembros de la UMD, los expulsados o procesados y el centenar de personas que fueron perseguidas por formar parte de ella¡±.
La Unidad Militar Democr¨¢tica fue la primera grieta en el ej¨¦rcito franquista. ¡°La idea no era dar un golpe a la portuguesa, sino, como explic¨® Xos¨¦ Fortes [tambi¨¦n miembro de la UMD], echar agua en la p¨®lvora del franquismo. Sab¨ªamos que Franco se iba a morir y que los militares pod¨ªan impedir una transici¨®n que deb¨ªa hacer la sociedad civil, los sindicatos y partidos clandestinos. As¨ª que ayudamos a desenmascarar golpes en marcha. Algunos conocidos y otros no. En junio de 1977 nos disolvimos, precisamente para no servir como coartada para que quienes pensaban lo contrario montaran sus propias asociaciones, porque nosotros ¨¦ramos 100, pero ellos pod¨ªan ser 1.000. Y seguimos alertando. Avisamos de que hab¨ªa varias conspiraciones en marcha, pero no se esperaban el d¨ªa que pas¨®: el 23-F¡±.
Por luchar contra la dictadura, 11 jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas fueron juzgados y condenados en 1976 y 9 de ellos, expulsados del Ej¨¦rcito. La amnist¨ªa de 1977 dej¨® fuera a la UMD. Reinlein, que tambi¨¦n es periodista, se enter¨® en el Congreso. ¡°Cada uno tiene su opini¨®n sobre eso. Para m¨ª fue un error, pero comprensible, y que tard¨® mucho en corregirse. El ministro de Relaciones con las Cortes, Arias Salgado, con el que yo hab¨ªa conspirado contra Franco, me dijo, colorado, que se hab¨ªa reunido con el teniente general Guti¨¦rrez Mellado, al que tanto debe la democracia de este pa¨ªs, y que le hab¨ªa dicho que si la UMD entraba en la amnist¨ªa, el Ej¨¦rcito no lo permitir¨ªa. El problema fue que tardaron mucho en corregirlo, nos sumieron en un pozo de silencio¡±.
Ese silencio dur¨® a?os. ¡°A principios de 1987 hicieron una ampliaci¨®n de la ley de amnist¨ªa, diciendo que afectaba a la reincorporaci¨®n a las Fuerzas Armadas de los militares de la UMD, pero de manera descafeinada porque, cuando pretendimos volver al Ej¨¦rcito y pedir destino, un miembro del Gobierno me dijo: ¡®No te van a dar ni la caja de reclutas de Soria¡¯. Nos obligaron a pasar a la reserva transitoria. En 2010, Carme Chac¨®n, a la que estamos muy agradecidos, condecor¨® a los que hab¨ªamos sido procesados con la medalla al m¨¦rito militar, con distintivo blanco. Y el a?o pasado me llamaron para entregarme la declaraci¨®n de reconocimiento personal. Fue un acto muy emotivo. Vi a aut¨¦nticas v¨ªctimas del franquismo, de las que duelen en el alma¡±.
Para Reinlein, la Ley de Memoria Democr¨¢tica era necesaria. ¡°Lo dice el sentido com¨²n, el de justicia y el democr¨¢tico. Se han roto muchos tab¨²es, se han puesto en marcha las exhumaciones en el Valle de Cuelgamuros, se est¨¢n recuperando restos y se est¨¢ aboliendo la simbolog¨ªa de esa ¨¦poca¡±, celebra. Preguntado por el manifiesto que firmaron algunos exmilitares en apoyo a Franco, cree que ¡°ya no representan a nadie¡±. S¨ª lamenta que, cuando, a menudo, acude a institutos a dar charlas, percibe que, en general, los alumnos conocen ¡°muy poco¡± de su propia historia ¡ªuna de las medidas de la ley establece la inclusi¨®n de contenidos espec¨ªficos sobre la represi¨®n franquista en los curr¨ªculos escolares, lo que el PP y Vox califican de ¡°adoctrinamiento¡±¡ª. ¡°Yo suelo contarles c¨®mo en 1971 iba con mi mujer por la calle, le di un pico y una se?ora me dio un paraguazo en la cabeza. Hoy la gente joven hace el amor en cualquier lado. ?Eso qu¨¦ significa?, les pregunto. Que la sociedad es libre¡±.
Desde la aprobaci¨®n de la ley, el Gobierno ha concedido y entregado 242 declaraciones de reconocimiento y reparaci¨®n como la que Reinlein tiene enmarcada en su sal¨®n.
Marcela Castelo, un mo?o entre los huesos
En la exhumaci¨®n de una fosa en el paraje conocido como Cruz del Cerro (?vila), los expertos encontraron el a?o pasado el esqueleto de una mujer con alpargatas de caucho. Entre los huesos se apreciaba a¨²n su mo?o. Ten¨ªa las manos atadas a la espalda. ¡°La asesinaron y enterraron estando maniatada¡±, seg¨²n explica la antrop¨®loga e historiadora Lourdes Herrasti. La v¨ªctima se llamaba Marcela Castelo. Ten¨ªa 36 a?os y seis hijos (el mayor de 13, el m¨¢s peque?o, de tres) cuando la mataron. No tuvo juicio ni sentencia. Su delito fue subir comida a los milicianos combatientes y su familia fue pr¨¢cticamente exterminada por los rebeldes franquistas. Mataron a su hermano Patricio; a su padre, V¨ªctor, de una paliza en el calabozo del Ayuntamiento; a su madre, Antonina Bl¨¢zquez, fusilada en Navarredonda, y a su t¨ªo, Bernardo, ejecutado tras ser condenado a muerte. Su hermano Gregorio muri¨® en el frente. El pasado marzo, en el sal¨®n de plenos del Ayuntamiento de Cuevas del Valle, se celebr¨® un solemne acto de entrega de restos, ante el alcalde y el secretario de Estado de Memoria Democr¨¢tica. La familia de Marcela recibi¨® sus horquillas. Elena San Mart¨ªn, sobrina nieta, y su t¨ªa Blanca Extramiana Castelo lloraban de emoci¨®n. ¡°Para nosotros supuso empezar a cerrar una herida que duraba m¨¢s de 80 a?os, que se reconociera por fin que fue v¨ªctima de una injusticia, saber que pod¨ªamos darle un entierro digno y recuperar su memoria despu¨¦s de tantos a?os de dolor y de miedo. Por fin se sab¨ªa la verdad, la que se hab¨ªa escondido¡±.
La ley de memoria democr¨¢tica corrigi¨® el principal d¨¦ficit de la legislaci¨®n anterior, en la que el Estado no asum¨ªa la localizaci¨®n de v¨ªctimas en fosas y cunetas y se limitaba a subvencionar a las asociaciones que impulsaban la recuperaci¨®n de restos. Adem¨¢s, introdujo la perspectiva de g¨¦nero en la reparaci¨®n de la represi¨®n franquista. Esposas, hijas y hermanas de republicanos sufrieron castigos espec¨ªficos en la Guerra Civil y la dictadura: fueron violadas, rapadas al cero y asesinadas, pero ese dolor qued¨® oculto durante d¨¦cadas. El Gobierno ha financiado exposiciones, investigaciones, congresos y cursos para destacar el papel y el sacrificio de esas mujeres en la defensa de los valores democr¨¢ticos.
Jes¨²s Garc¨ªa, el ¨²ltimo brigadista vivo
En mayo, en Collioure, se celebr¨®, en cumplimiento de la Ley de Memoria Democr¨¢tica, el primer d¨ªa oficial de homenaje a las v¨ªctimas del exilio. Unas 200 personas recorrieron, ocho d¨¦cadas despu¨¦s, el trayecto de la huida de los perdedores de la Guerra Civil por la carretera de Le Perthus, hacia Francia. Representantes del Gobierno espa?ol y el franc¨¦s homenajearon entonces a 17 hombres y mujeres, entre ellos, Jes¨²s Garc¨ªa, de 104 a?os, el ¨²ltimo brigadista internacional vivo. Nacido en Baza (Granada) emigr¨® con su familia a Francia siendo todav¨ªa un beb¨¦. A los 18 a?os, volvi¨® a Espa?a. ¡°Me un¨ª a las Brigadas Internacionales para defender a la Rep¨²blica espa?ola y para combatir el fascismo¡±, explic¨® en una entrevista a EL PA?S. Fue enviado al frente tras ocho d¨ªas de formaci¨®n y fue gravemente herido en la Batalla del Ebro, donde murieron 21.500 personas, incluido, y delante de ¨¦l, su mejor amigo. El d¨ªa del homenaje, el sal¨®n de actos del centro cultural de Collioure lo ovacion¨® puesto en pie.
Juan Manuel de Hoz. Un DNI espa?ol
La Ley de Memoria Hist¨®rica de 2007 estableci¨® la posibilidad de que descendientes del exilio pudieran acceder a la nacionalidad espa?ola. Miles de solicitudes quedaron sin atender en los consulados por no cumplir los criterios. Entre ellas, la de Juan Manuel de Hoz, argentino, de 37 a?os y nieto de espa?oles, que ha logrado su DNI espa?ol gracias a la modificaci¨®n introducida en la Ley de Memoria Democr¨¢tica de octubre del a?o pasado. Con ella se incluy¨® a ¡°los hijos e hijas nacidos en el exterior de mujeres espa?olas que perdieron su nacionalidad por casarse con extranjeros antes de la entrada en vigor de la Constituci¨®n de 1978; y a los hijos e hijas mayores de edad de aquellos espa?oles a quienes les fue reconocida su nacionalidad de origen¡±, en virtud del derecho de la nueva ley o la de 2007. ¡°Mis padres¡±, explica De Hoz, ¡°se beneficiaron de la ley anterior y obtuvieron la nacionalidad espa?ola. Yo entonces me qued¨¦ fuera, pero desde el 18 de noviembre del a?o pasado soy espa?ol gracias a la nueva norma. Para m¨ª esto es una cuesti¨®n de identidad y reconocimiento. Ese documento es una forma de homenajear a nuestros padres y abuelos, un gran gesto hacia ellos y a lo que padecieron¡±.
Desde la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democr¨¢tica y hasta el 31 de agosto se han aprobado en las oficinas consulares 69.000 solicitudes de adquisici¨®n de la nacionalidad espa?ola al amparo de la norma. En el de La Habana fueron 15.000; en el de M¨¦xico, m¨¢s de 8.500. En Argentina, se han presentado m¨¢s de 115.000 peticiones y se han resuelto afirmativamente, de momento, 5.000.
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