Bibliotecas de semillas en Navarra: ¡°Los guisantes y los tomates est¨¢n triunfando¡±
La comunidad foral es la primera que crea una red de pr¨¦stamo de simientes a trav¨¦s de sus centros de lectura. La iniciativa difunde la cultura inmaterial agr¨ªcola, desde consejos de siembra a refranes
Mari Paz Garbayo Fuentes (Barillas, 1959) ha plantado este a?o semillas de tomate y cebolla en el peque?o jard¨ªn de su casa: ¡°Los tomates me salieron y he recogido muy buenos, pero las cebollas, no. Solo una, muy peque?a, de todas las que puse¡±. A Juan Manuel Mart¨ªn Nagore (Legarda, 1976) le han fallado este a?o las escarolas. ¡°Las escarolas muy mal, no me sali¨® ninguna¡±, r¨ªe. ¡°Un desastre porque las ech¨¦ a tierra directamente y si no est¨¢s pendiente...; pero luego con las alubias bien¡±. Garbayo y Mart¨ªn viven en Castej¨®n y Legarda, respectivamente. Son dos pueblos navarros a casi 78 km de distancia. No se conocen, no comparten profesi¨®n ni tampoco la inquietud por la agricultura. Mart¨ªn no es agricultor, pero siempre ha tenido huerta, y Mari Paz solo hab¨ªa plantado semillas en casa un par de veces. Sin embargo, los dos son usuarios de la red de bibliotecas p¨²blicas de Navarra y han participado en el proyecto Bibliotecas y Semillas, puesto en marcha en febrero de 2022. Se desarrolla en 24 locales (incluido un bibliob¨²s que recorre pueblos peque?os de Tierra Estella para promover el acceso a la cultura) y aspira a replantar semillas de variedades aut¨®ctonas y difundir conocimientos tradicionales vinculados al sector primario, desde consejos de siembra a refranes. Por ahora, entre las semillas m¨¢s demandadas, las de guisantes y tomates, aunque tambi¨¦n pueden encontrarse ma¨ªz, nabo o cardo.
La jefa de Negociado de Coordinaci¨®n Bibliotecaria, Clara Flamarique, detalla que ¡°las 24 bibliotecas ofrecen un servicio de pr¨¦stamo de semillas de variedades aut¨®ctonas tradicionales que se est¨¢n perdiendo y que conseguimos gracias a la Red de Semillas de Navarra, a la entidad p¨²blica INTIA y a trav¨¦s tambi¨¦n de CITA-Arag¨®n, un banco de germoplasma¡±. Tambi¨¦n trabajan con otros organismos como el Consejo de la Producci¨®n Agraria Ecol¨®gica de Navarra o el Proyecto Berdesia de Tafalla. Estas entidades proveen de semillas a las bibliotecas y ¡°cualquier persona, agricultora o no, que est¨¦ interesada en cultivarlas se puede llevar un pu?adito de las que quiera¡±. El reparto se hace durante todo el a?o porque cada semilla tiene su ¨¦poca de siembra, pero es en primavera cuando m¨¢s actividad tienen. Le llaman pr¨¦stamo, aclara Flamarique, ¡°porque es lo que hacemos las bibliotecas, prestar, pero en realidad las semillas las regalamos porque no pretendemos que luego nos devuelvan m¨¢s¡±. ¡°Nuestra intenci¨®n es que la gente se las lleve y las utilice porque la manera de conservarlas es precisamente cultiv¨¢ndolas en la tierra para que crezcan las plantas¡±, a?ade.
Aun as¨ª, Garbayo y Mart¨ªn van a realizar su propia aportaci¨®n a la red y van a entregar semillas de calabaza. El hermano de Garbayo las cultiva en su huerta y su familia las guarda de a?o en a?o desde hace generaciones. Mart¨ªn ha apostado por este fruto porque ¡°es muy sencillo recolectar la semilla y luego es casi imposible que no te crezca¡±: ¡°Ya que aporto, aporto algo que salga bien¡±. Los dos quieren seguir vinculados con un proyecto en el que est¨¢n participando perfiles de lo m¨¢s diversos, destaca Flamarique: ¡°En la Biblioteca de Navarra [en Pamplona], tenemos el huerto comunitario al lado y sus usuarios son los que m¨¢s utilizan la biblioteca y nos proveen tambi¨¦n de semillas que extraen de su propio huerto. En algunos pueblos se est¨¢ trabajando mucho con los centros escolares que tienen huertos en el centro. Se les dejan semillas para que las cultiven ellos¡±. Han llevado el proyecto hasta las residencias de personas mayores porque ¡°son quienes conocen los usos tradicionales, palabras, expresiones, refranes¡±. S¨ª han detectado mayor inter¨¦s en los ciudadanos m¨¢s alejados del sector primario. Por ejemplo, en la capital y sus alrededores, donde ¡°hay cada vez m¨¢s huertos peque?itos, urbanos y particulares que en los pueblos de la Ribera donde se han perdido pr¨¢cticamente todos los huertos tal y como se conoc¨ªan antes y es m¨¢s dif¨ªcil llegar a la poblaci¨®n porque los que quedan est¨¢n ya muy acostumbrados a comprar cada a?o la semilla¡±.
El pr¨¦stamo de semillas es la primera parte del proyecto. La otra es la difusi¨®n y salvaguarda de conocimientos tradicionales, vinculados tanto al cultivo como al patrimonio cultural inmaterial navarro (refranes, expresiones...). Para ello, junto a cada armario de semillas, hay ilustraciones y folletos en castellano y euskera que recogen textos literarios y datos de siembra. Es m¨¢s, se ha habilitado el blog ¡°MINTEGI. Nuestro semillero de voces olvidadas¡±. ¡°Cualquier persona puede enviar un refr¨¢n que conozca, una expresi¨®n, una palabra que dec¨ªa su abuelo, etc. Es un formulario que est¨¢ abierto al p¨²blico y cualquiera puede utilizarlo¡±, incide Flamarique. As¨ª, cuando un usuario se acerca a preguntar, tiene a su disposici¨®n toda la informaci¨®n que desee.
Navarra ha sido la primera comunidad en crear una red de bibliotecas de semillas. Desde los a?os noventa existen en Am¨¦rica y en otras zonas de Espa?a, aunque han sido iniciativas individuales, no en red. Tras el ¨¦xito de este a?o, est¨¢n preparando para el a?o que viene una ¡°informaci¨®n m¨¢s sistematizada de las semillas para que quien se acerque a las bibliotecas pueda encontrar en todas ellas la misma informaci¨®n sobre caracter¨ªsticas, ¨¦poca de siembra, etc¡±. Sobre todo, insiste Flamarique, el objetivo es conservar y difundir el patrimonio cultural inmaterial. Aqu¨ª tienen un papel fundamental las bibliotecarias: ¡°Hay que aprender para poder explicarle a la gente lo que se lleva¡±. Se formaron de la mano de la Red de Semillas de Arag¨®n, que hab¨ªan impulsado la creaci¨®n de estos armarios en algunos pueblos peque?os.
Flamarique subraya que tambi¨¦n est¨¢n trabajando en incluir a toda la ciudadan¨ªa en el proyecto. Los armarios semilleros los fabrica una empresa de inserci¨®n sociolaboral, se ha adaptado la informaci¨®n a pictogramas y se han organizado exposiciones y charlas sobre el papel fundamental de las mujeres en la custodia de la biodiversidad y de los conocimientos relacionados con la siembra y la preparaci¨®n de esos alimentos.
El proyecto ha sido un ¨¦xito y han ganado incluso un premio de la red iberoamericana Iberbibliotecas. Para el futuro, cuentan con voluntarios como Mart¨ªn o Garbayo, que aseguran que seguir¨¢n participando. Para Mart¨ªn no es algo nuevo porque ya hab¨ªa guardado con anterioridad semillas de un a?o a otro, pero no hab¨ªa tenido continuidad y ahora est¨¢ decidido a retomar: ¡°El hecho de compartirlas me anima porque cuando las guardaba para m¨ª, igual al a?o siguiente no llegaba a tiempo a sembrar y entonces compraba la planta¡±. Ahora incluso se ha comprado un peque?o invernadero para cultivar otros productos como el tomate. Garbayo tambi¨¦n va a continuar. Se siente motivada por ¡°la filosof¨ªa de conservar las semillas aut¨¦nticas que tenemos aqu¨ª en Navarra¡± y, es m¨¢s, ya ha animado a otras usuarias de la biblioteca de Castej¨®n a participar.
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