17 presos yihadistas entran en el nuevo programa de Interior de desradicalizaci¨®n
El plan de reinserci¨®n sustituye al existente desde 2016, interrumpido hace un a?o por sus escasos resultados al haber atra¨ªdo desde entonces solo a 52 internos
17 de los 163 presos clasificados como yihadistas por Instituciones Penitenciarias han solicitado de forma voluntaria entrar en el nuevo programa de desradicalizaci¨®n puesto en marcha en marzo por el Ministerio del Interior, seg¨²n ha confirmado EL PA?S en fuentes penitenciarias. Este plan de reinserci¨®n, destinado espec¨ªficamente a terroristas islamistas, sustituye al que se activ¨® en 2016, que Interior interrumpi¨® en 2022 por sus escasos resultados, tras haber atra¨ªdo a tan solo 52 internos en los a?os que estuvo en vigor.
El objetivo del denominado Programa de Intervenci¨®n en Procesos de Radicalizaci¨®n Violenta de Car¨¢cter Yihadista es ¡°prevenir y evitar que quienes realicen el programa efect¨²en conductas no l¨ªcitas o ilegales vinculadas a la radicalizaci¨®n violenta de etiolog¨ªa yihadista¡±, tanto dentro de prisi¨®n como una vez que recobran la libertad, y as¨ª evitar la reincidencia. Hasta ahora, siete presos que cumplieron condena por estos delitos en Espa?a han vuelto a la c¨¢rcel por delinquir. Cinco, acusados otra vez de actividades yihadistas. Entre ellos, Mustaf¨¢ Maya Amaya y Deniz Ibryam Redzheb, que reingresaron en prisi¨®n poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s de ser excarcelados acusados de adoctrinamiento de otras personas, el mismo delito por el que cumplieron una condena de ocho a?os cada uno.
El nuevo plan contempla que los reclusos yihadistas participen en 66 sesiones ¨Dla mayor parte grupales¨D dirigidas por profesionales penitenciarios formados en la materia, as¨ª como por una psic¨®loga e investigadora del Departamento de Psicolog¨ªa Social y de las Organizaciones de la Universidad Nacional de Educaci¨®n a Distancia (UNED), instituci¨®n acad¨¦mica que ha tenido una participaci¨®n ¡°fundamental¡± en el desarrollo de este plan de reinserci¨®n, seg¨²n destacan fuentes penitenciarias.
En estos encuentros los profesionales abordar¨¢n con los reclusos desde la narrativa a partir de la cu¨¢l estos construyeron el discurso con el que justifican la violencia islamista a aspectos emocionales ligados a su entorno social o sus valores, para terminar trabajando aspectos que eviten reca¨ªdas en el futuro. El plan no contempla por ahora que se sienten cara a cara con v¨ªctimas del terrorismo yihadista, al contrario de lo que ocurre con los presos de ETA, que participan en los llamados talleres de justicia restaurativa como parte de su reinserci¨®n. El tiempo previsto por Interior para completar el nuevo programa de desradicalizaci¨®n se sit¨²a entre los 15 y 16 meses.
Antes de iniciarlo, los reclusos han sido informados de que su participaci¨®n en este programa ¨Dcomo ocurre con el resto de los m¨¢s de 20 planes de reinserci¨®n para condenados por otros delitos que imparte Interior¨D no les supondr¨¢ ni una reducci¨®n de la pena ni el acceso a beneficios penitenciarios. Es la forma de garantizar que su inter¨¦s es sincero y que no buscan ninguna ventaja que vaya m¨¢s all¨¢ del plano estrictamente personal. No obstante, Instituciones Penitenciarias si lo tiene en cuenta a la hora de hacer las valoraciones para, por ejemplo, mejorar su r¨¦gimen penitenciario o concederles permisos de salida.
El programa se dirige principalmente a presos yihadistas que cumplen condena firme, pero tambi¨¦n incluir¨¢ a preventivos. Todos ellos est¨¢n en alguno de los tres grupos en los que Instituciones Penitenciarias clasifica a este colectivo desde 2014. El primero, denominado Grupo A, es el formado por presos que entraron en la c¨¢rcel por la comisi¨®n de delitos de terrorismo yihadista. Seg¨²n la ¨²ltima estad¨ªstica oficial, el pasado 30 de octubre, este colectivo lo formaban 67 reclusos. El segundo o Grupo B est¨¢ integrado por internos que, si bien fueron encarcelados por delitos comunes, se les ha detectado haciendo proselitismo del islamismo radical en las c¨¢rceles. Lo forman 40 internos. Finalmente, el Grupo C lo componen presos que est¨¢n bajo observaci¨®n por haber mostrado los primeros s¨ªntomas de radicalizaci¨®n. Su n¨²mero es de 56.
Esta previsto que los presos que participen sean sometidos durante el mismo a cuatro evaluaciones para comprobar su evoluci¨®n. La primera se les realiza antes de empezar y, con ella, se estudia si est¨¢n preparados para participar en el mismo. La segunda se produce a los siete meses, poco antes de cumplir la mitad del programa. Y la tercera, al t¨¦rmino del mismo. La cuarta y ¨²ltima se realizar¨¢ seis meses despu¨¦s de que haya finalizado. Estas evaluaciones ser¨¢n realizas tanto por profesionales de Instituciones Penitenciarias que han recibido formaci¨®n espec¨ªfica como por expertos externos de la UNED.
?ngel G¨®mez, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Social de la UNED y experto en la prevenci¨®n, detecci¨®n y neutralizaci¨®n de los procesos que conducen a la radicalizaci¨®n violenta, ha sido pieza clave en los m¨¢s de dos a?os de trabajo que ha llevado elaborar el programa. Durante este tiempo, G¨®mez y el equipo que ha trabajado en el nuevo plan han visitado 35 c¨¢rceles y hecho 523 entrevistas a presos de los grupos A, B y C, pero tambi¨¦n a otros reclusos sin relaci¨®n con el yihadismo. Este trabajo ha permitido identificar los mecanismo subyacentes a la radicalizaci¨®n violenta y, a la vez, las variables que pueden favorecer la reinserci¨®n de estos reclusos. Fuentes penitenciarias recalcan la enorme dificultad para que este tipo de delincuentes se desligue totalmente del radicalismo, pero creen posible lograr que desistan del uso de la violencia.
La elaboraci¨®n de este programa arranc¨® en 2019. Entonces, el departamento de Fernando Grande-Marlaska public¨® la Estrategia Nacional contra el Terrorismo, en la que se abogaba por prestar ¡°especial atenci¨®n a los centros penitenciarios¡± en la lucha contra el terrorismo yihadista y abr¨ªa la puerta a reforzar los equipos de funcionarios de Instituciones Penitenciarias que vigilaban a estos presos. Este documento plante¨® ya entonces la necesidad de hacer cambios en el programa de desradicalizaci¨®n ante los modestos resultados que arrojaba el de 2016, elaborado en la etapa de Juan Ignacio Zoido, del PP, como ministro del Interior.
Desde entonces, Instituciones Penitenciarias ha trabajado en la actualizaci¨®n de esta y otras herramientas utilizadas con este colectivo. La primera que se cambi¨®, a comienzos de este a?o, fue la utilizada para detectar el radicalismo en presos e impedir la expansi¨®n del islamismo violento dentro de las c¨¢rceles. Entre los cambios introducidos fue el incremento del n¨²mero de los indicadores que los expertos de prisiones utilizan para determinar la peligrosidad de estos internos, que pasaron de los 39 que hab¨ªa a 63. Adem¨¢s, se aument¨® la frecuencia con la que se hac¨ªan estas valoraciones, que pasaron de semestrales a cuatrimestrales. Y, como principal novedad, se instaur¨® que todos los reclusos yihadistas fuesen sometidos a un estudio final sobre su nivel de radicalismo un mes antes de la fecha prevista para su excarcelaci¨®n, con el objetivo de evaluar el riesgo que supon¨ªa su puesta en libertad. Ahora, el nuevo programa de reinserci¨®n ha sido la ¨²ltima pieza.
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