La muerte sin asesino de David en una noche de confinamiento en Laguna de Duero
La jueza archiva el crimen de un joven tras casi cuatro a?os sin indicios, mientras la madre recurre la decisi¨®n y pide que se analice el ADN de un cuchillo hallado en la zona
Parece una historia de fantasmas, pero es un crimen sin resolver. Ocurri¨® la madrugada del 16 de abril de 2020. Coronavirus. Confinamiento estricto. Prohibido salir a la calle. David, de 18 a?os, se va de casa con un ch¨¢ndal encima del pijama. Est¨¢ nervioso. Esa misma medianoche hab¨ªa felicitado a su hermana, que cumpl¨ªa 16, un hito para cualquier adolescente. No hay nadie por Laguna de Duero, una ciudad-dormitorio de Valladolid de 24.000 habitantes. Pasan las horas y no regresa. Su madre se inquieta. Nerviosa, baja a comprar una tarta para su hija sobre las nueve de la ma?ana. Esta le manda una foto que circula por la localidad. Es el cuerpo de David sobre una acera de Laguna. La autopsia revel¨® que ten¨ªa varias pu?aladas y golpes. La investigaci¨®n judicial poco ha aclarado. La jueza ha archivado provisionalmente el caso, bajo secreto de sumario, mientras la madre reclama que se siga investigando: ha recurrido la decisi¨®n y pide que se analice el ADN de un cuchillo hallado en la zona.
Lorena S¨¢nchez, de 42 a?os, vive un sinvivir desde aquella noche infausta. La reconstrucci¨®n de los hechos da ciertas pistas sobre lo que pudo haber sucedido aquel d¨ªa, pero no las evidencias necesarias como para armar judicialmente el caso: el chaval podr¨ªa haber recibido un aviso, quiz¨¢ por un tema de drogas y, al citarse con esas personas, le propinaron el golpe en la cabeza y las pu?aladas que acabaron con su vida.
La madre tiene constancia de que existe un sospechoso sobre quien apenas se manejan indicios incriminatorios, menos a¨²n como para se?alarlo e iniciar un proceso judicial. Ella no tiene ni idea de qui¨¦n se trata, aunque tantos meses de elucubraciones y dudas le hacen pensar que podr¨ªa tratarse de alguien del entorno de David. De hecho, plantea que fuesen varios los atacantes porque el chico, alto y delgado, pero fuerte, podr¨ªa haberse resistido ante un hipot¨¦tico ¨²nico agresor. Pero son todo teor¨ªas e hip¨®tesis.
El archivo del caso en los tribunales, casi cuatro a?os despu¨¦s del deceso, no implica que la Guardia Civil deje de trabajar para averiguar lo ocurrido, pero igualmente su abogado ha recurrido y ha solicitado que se hagan pruebas de ADN a un cuchillo hallado en las proximidades del lago cerca del cual fue localizado el joven. ¡°?En serio va a quedar impune un crimen as¨ª? Pedimos que se haga justicia¡±, reclama la mujer, quien, al inicio de las investigaciones, se mostr¨® cr¨ªtica con las actuaciones de la Guardia Civil, pero que con el tiempo ha ido apreciando las labores policiales.
Para ella, la muerte de su hijo presenta un factor fundamental que dificulta su resoluci¨®n: el confinamiento. Aquellas semanas de miedo a pisar la calle, con el coronavirus circulando, reducen la posibilidad de encontrar potenciales testigos, que arrojar¨ªan detalles fundamentales a la hora de solucionar el caso. ¡°Al principio las condiciones no eran buenas, tardaron un poco en analizar los m¨®viles o el lago, en pleno confinamiento, aunque quiz¨¢ esto no era de gran importancia¡±, reconoce, y lamenta c¨®mo ¡°se ha juntado todo, quiz¨¢ en otro momento hubiera sido muy diferente, sin la pandemia¡±.
La voz de la mujer se rompe cuando relata c¨®mo le atormenta no tener noticias sobre la causa de la muerte de su hijo. Los dos hermanos menores del muchacho ya tienen 15 y 19 a?os, edad suficiente como para calibrar la envergadura de todo lo que pas¨® cuando ten¨ªan 11 y 15. La ¨²ltima novedad le ha costado un esfuerzo de pedagog¨ªa y paciencia para explicarlo en casa: ¡°Ya son mayores para entenderlo todo, imag¨ªnate leer que han cerrado el caso de su hermano¡±.
Ella insiste en que todav¨ªa queda mucho recorrido, pero tampoco le resulta f¨¢cil contener ¡°la rabia muy grande¡± que les despiertan esas tristes novedades. Lorena S¨¢nchez ha tratado siempre de mantener el tipo en sus comparecencias ante las autoridades, los medios de comunicaci¨®n o en las concentraciones con el objetivo de dar seguridad a sus otros dos hijos, pero las emociones cambian cuando se encuentra mirando al techo en la soledad de su habitaci¨®n. ¡°No me queda otra que ser fuerte, intento estar fuerte, pero se me nota en la cara y en el cuerpo¡±, admite la madre de la v¨ªctima.
¡°Ojal¨¢ podamos dar una buena noticia y que se acabe esto, es como no avanzar nunca¡±, sostiene la mujer. Ella sigue trabajando para sacar adelante el hogar y como v¨¢lvula de escape para que el suceso no inunde su mente las 24 horas, incluso cuando logra dormir. La vida sigue, guste o no y, tras muchos meses de asistencia psicol¨®gica, ha pedido a su terapeuta interrumpir sus sesiones. ¡°Ahora me hace da?o contar todo el rato lo mismo, es casi mejor seguir con la vida¡±, cuenta.
Esa ayuda, fundamental al principio, se la reserva para momentos cr¨ªticos, bajones emocionales cuando la embargan los recuerdos o el dolor de un hijo perdido todav¨ªa sin respuesta. Tanto ella como sus amigos de Laguna de Duero celebran cada 16 de abril una concentraci¨®n con carteles y consignas para demostrar que nadie olvida a David y que nadie ha perdido la esperanza de hacerle justicia. De momento, dependen de los potenciales estudios de ADN de un cuchillo encontrado en el lago. Despu¨¦s, ya habr¨¢ tiempo de calibrar c¨®mo reaccionar y el devenir de los hechos. Ojal¨¢, reitera la madre, pueda evolucionar de una vez y cerrar el c¨ªrculo que la priv¨® de los abrazos de su hijo.
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