Los j¨®venes rusos regatean las sanciones de la Uni¨®n Europea en su aventura educativa espa?ola
La nacionalidad rusa lidera el crecimiento de los estudiantes extracomunitarios a pesar de sufrir las consecuencias de la guerra econ¨®mica de Bruselas contra Mosc¨²
Mar¨ªa Makarova, joven moscovita de 22 a?os, despierta ansiosa cada ma?ana y repasa r¨¢pidamente las ¨²ltimas noticias de varios peri¨®dicos internacionales en su tel¨¦fono. Teme que la llegada de nuevas sanciones europeas contra Rusia trastoquen a¨²n m¨¢s su vida como estudiante en Salamanca, donde reside desde 2020. Una incertidumbre similar rodea a los 4.312 rusos con un permiso de estancia por estudios, la poblaci¨®n que m¨¢s crece dentro de los extracomunitarios (casi ha triplicado su n¨²mero desde 2021), que eligen las universidades y los centros de formaci¨®n espa?oles. Las sanciones impuestas por Bruselas tienen como objetivo cercenar la econom¨ªa rusa y a los responsables de la guerra en Ucrania; pero estos j¨®venes sufren algunos da?os colaterales que, si bien dificultan su d¨ªa a d¨ªa, no evitan su apuesta por Espa?a como un destino en el que formarse y desarrollar un proyecto vital.
Uno de los efectos m¨¢s tangibles tiene que ver, sobre todo, con el uso del sistema bancario: un estudiante ruso que llegue a Espa?a no puede abrirse una cuenta ni recibir transferencias de sus familias tras el cese de actividad de Visa, MasterCard y del bloqueo del sistema SWIFT, el principal sistema de interconexi¨®n bancaria de occidente.
Para esquivar este tipo de restricciones, Makarova trata de regresar a casa una o dos veces al a?o para traer todo el dinero posible en efectivo ¡ªel m¨¢ximo permitido en la frontera son 10.000 euros¡ª, para hacer frente a los gastos de estancia, aunque la estrategia no es tan sencilla. ¡°La cantidad depende del precio al que est¨¦ el rublo en ese momento. Adem¨¢s, hay escasez de billetes en los puestos de cambio de divisa porque no se pueden traer euros a Rusia y a veces hay que ir a varias oficinas para poder juntar una cantidad suficiente¡±, explica Makarova.
La inseguridad y el miedo a perder el dinero son una constante, aunque los fajos son lo suficientemente manejables como para traerlos en un bolso. ¡°Los billetes dependen de la disponibilidad, pero suelen ser de entre 50 y 200 euros. Aunque ser¨ªa m¨¢s c¨®modo, en Espa?a te pueden mirar raro si pagas con un billete de 500 y mi objetivo es evitar problemas¡±, a?ade.
Adem¨¢s, la devaluaci¨®n experimentada por el rublo, que lleg¨® a perder el 30% de su valor con respecto al euro en el primer a?o de invasi¨®n, ha provocado que los estudiantes necesitasen invertir m¨¢s recursos ante cada viaje. ¡°Ya me he acostumbrado a tener un estilo de vida muy austero, pero ante cualquier gasto imprevisto, es muy angustioso tener que esperar hasta un a?o para volver a recibir dinero¡±, a?ade.
Volar a Rusia, eso s¨ª, no es tan sencillo. Tras la prohibici¨®n de los vuelos directos con el pa¨ªs eurasi¨¢tico, la necesidad de hacer escala en uno o m¨¢s pa¨ªses multiplica el precio y la duraci¨®n del viaje. Tras el cierre de la frontera entre Rusia y Finlandia en noviembre del a?o pasado ¡ªhasta entonces, la forma m¨¢s sencilla de viajar seg¨²n explica Makarova¡ª, la ruta m¨¢s com¨²n para llegar a Mosc¨² pasa por Estambul. La joven rusa cuenta que una aerol¨ªnea turca de bajo coste enlaza los pa¨ªses de la UE con Mosc¨² por unos 1.000 euros, ida y vuelta. Los m¨¢s pudientes, agrega, optan por vuelos m¨¢s r¨¢pidos y c¨®modos desde Emiratos ?rabes, pero con un coste m¨ªnimo de 3.000 euros.
Su compatriota Dar¨ªa Noskova (19 a?os, San Petersburgo), es testigo de este cambio, aunque utiliza otra ruta para volver. ¡°Antes iba a casa desde Madrid en siete horas, pero ahora tengo que volar a Estonia o Letonia y coger un autob¨²s. Son m¨¢s de 24 horas de viaje, sola y con grandes maletas¡±.
Todos estos j¨®venes llegaron a Espa?a atra¨ªdos por el estilo de vida europeo, la libertad de expresi¨®n y la b¨²squeda de oportunidades laborales en el futuro. Aunque rechazan la guerra en Ucrania, tambi¨¦n muestran su inconformidad por las medidas adoptadas por Bruselas. ¡°Las sanciones son una fachada para que parezca que se hace algo, pero al final, no funcionan¡±, cuenta Makarova.
Su compatriota Sofa Kuglikova (29 a?os), estudiante de un M¨¢ster de Lenguas y Culturas Europeas en la Universidad de Salamanca, se muestra a¨²n m¨¢s cr¨ªtica. ¡°Las sanciones no afectan a los verdaderos responsables de la guerra, sino a gente como yo, que he dejado mi pa¨ªs para empezar de cero. Una de las cosas m¨¢s dif¨ªciles es avergonzarse de tu nacionalidad. Yo no eleg¨ª donde nacer, nunca he votado por mi presidente. Yo no soy culpable de nada¡±, explica con resignaci¨®n.
Adem¨¢s de los efectos indeseados en lo individual, lo cierto es que Mosc¨² se ha mostrado m¨¢s que resiliente a la hora de recibir el castigo de Occidente. El rublo ha ido poco a poco recuperando su valor y el Fondo Monetario Internacional (FMI) prev¨¦ que su crecimiento sea del 2,6% este a?o, superior que el de cualquier miembro del G7. Eso s¨ª, detr¨¢s de este dato se encuentra un ingente gasto en defensa, los altos precios del petr¨®leo y diversos acuerdos comerciales con China.
Si bien las sanciones afectan a la vida de estos j¨®venes en Espa?a, las dificultades comienzan incluso antes de llegar. Noskova recuerda que ante todo el caos burocr¨¢tico que implicaba venir a estudiar a Granada, acudi¨® a una agencia especializada en gestionar los tr¨¢mites de acceso de los alumnos rusos en universidades espa?olas. ¡°Estas agencias suelen ser privadas, muy caras y exclusivas. Yo pagu¨¦ unos 400 euros y en dos meses me comunicaron mi admisi¨®n, aunque lo habitual es pagar m¨¢s de 1.000 por el proceso¡±.
A pesar de todo, Rusia fue el pa¨ªs con m¨¢s crecimiento en cuanto al n¨²mero de alumnos que llegaron desde fuera de la UE a Espa?a a finales de 2023. Dentro de la tendencia al alza que ha llevado a Espa?a a batir el r¨¦cord de estudiantes extracomunitarios en 2023, la nacionalidad rusa es la quinta m¨¢s numerosa (4.664) de este grupo de alumnos, detr¨¢s de Colombia (7.932), Estados Unidos (6.905), China (6.410), Per¨² (6.452) y Marruecos (5.051). En el curso anterior a la invasi¨®n (2020-2021), la cifra total de permisos de residencia por estudios concedidos a rusos era de 2.364.
La mitad de los permisos corresponden a estudios universitarios, y el resto, a Formaci¨®n Profesional, cursos y otras formaciones, seg¨²n los datos del Ministerio de Universidades. Respecto al tipo de estudios, 2.169 de las matr¨ªculas son ordinarias ¡ªpersonas que vienen a estudiar un grado o m¨¢ster completo¡ª y 402 corresponden a programas de movilidad.
El vicerrector de Relaciones Internacionales de la Universidad de Salamanca, Ra¨²l S¨¢nchez, afirma que la ruptura de relaciones entre muchas universidades europeas y sus hom¨®logas rusas no ha impedido que cada vez m¨¢s estudiantes abandonen el pa¨ªs por su disconformidad con la guerra en Ucrania. ¡°Los j¨®venes rusos tienen una mentalidad m¨¢s abierta. No son tan selectivos con sus estudios, simplemente quieren salir de su pa¨ªs y encuentran un camino en los estudios¡±.
S¨¢nchez explica que los requisitos acad¨¦micos y econ¨®micos para los alumnos de Grado que vengan desde fuera de la UE son los mismos que para un nacional, mientras que para los de m¨¢ster se realiza una entrevista para seleccionar los perfiles m¨¢s interesantes. Y sobre los rusos, a?ade que Espa?a ni siquiera es un destino predilecto. ¡°En Espa?a, suelen preferir la zona mediterr¨¢nea, pero si aqu¨ª el crecimiento es notorio, en el este de Alemania o en pa¨ªses con grandes comunidades rusoparlantes como Bulgaria, la cifra debe ser mucho mayor¡±.
Las sanciones complican el presente, pero es la incertidumbre por el futuro lo que m¨¢s inquieta a estas tres j¨®venes. ¡°Pienso en ello todos los d¨ªas. Me gustar¨ªa quedarme en Espa?a, Italia o Francia. Tambi¨¦n puedo volver a Rusia, es lo m¨¢s c¨®modo, pero no veo muchas posibilidades para mi futuro¡±, comenta Makarova. Su encrucijada es la de similar a la de Kuglikova. ¡°Tener que elegir entre tu idioma, tu cultura y tu familia, versus la posibilidad de tener un futuro m¨¢s libre, es una decisi¨®n dif¨ªcil. Con el estado actual de las cosas, no quiero volver a Rusia. No s¨¦ d¨®nde terminar¨¦¡±.
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