Expectaci¨®n entre los 300.000 vecinos del Campo de Gibraltar ante el posible cierre del acuerdo sobre el Pe?¨®n
Fronteras, pensiones y fiscalidad est¨¢n en juego con un pacto llamado a acabar con un periodo transitorio iniciado tras el Brexit, y que aspira a crear una zona de prosperidad y usos compartidos
Cada ma?ana, desde hace 39 a?os, la frontera de Gibraltar aspira a salir indemne de una gran gesta cotidiana. Unas 27.000 personas, 15.500 de ellas trabajadores transfronterizos, atraviesan un paso no especialmente grande ni extraordinariamente moderno con el ¨²nico deseo de no verse atrapados en una cola de horas. Muchas veces lo consiguen, pero otras no. La diferencia solo est¨¢ en un simple vaiv¨¦n pol¨ªtico, un malentendido o una orden peor o mejor ejecutada. El tratado que Reino Unido, Espa?a y la Uni¨®n Europea ultiman est¨¢ supuestamente llamado a acabar con esa fragilidad y avanzar en facilidades que deber¨ªan repercutir en la vida diaria de los m¨¢s de 300.000 habitantes del Campo de Gibraltar.
Si la reuni¨®n de este viernes en Bruselas entre la Comisi¨®n Europea, los m¨¢ximos responsables de Exteriores del Reino Unido y Espa?a acabara en un acercamiento evidente de las posturas, se aproximar¨ªa el fin de un proceso que lleva m¨¢s de tres a?os prometiendo acabar con la frontera terrestre, permitir el uso conjunto del aeropuerto de Gibraltar, armonizar impuestos o estandarizar las reglas medioambientales en el entorno. Son algunas de las cuestiones que, en principio, una r¨²brica deber¨ªa resolver, aunque el celo de las negociaciones ha blindado hasta ahora del escrutinio el detalle de lo que se pueda acordar. Lo que s¨ª parece seguro es que el ¨¦xito del tratado llevar¨ªa a Gibraltar y la comarca espa?ola que la circunda a un escenario de ¡°prosperidad compartida¡± ¨Dcomo lo ha definido el Ministerio de Exteriores espa?ol en varias ocasiones¨D desconocido en la zona.
Una de las mayores incidencias que se esperan del tratado es el pr¨¢ctico ¡°desmantelamiento¡± de la actual frontera, como avanza Juan Carlos Ruiz-Boix, diputado, presidente de la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores del Congreso y alcalde de San Roque. Los m¨¢ximos del acuerdo contemplan que el control fronterizo exterior pase a estar en el aeropuerto y el puerto de Gibraltar, y que el paso terrestre quede as¨ª libre de los controles actuales que experimentan al d¨ªa esas 27.000 personas, seg¨²n estimaciones del Gobierno de Gibraltar. Adem¨¢s de ser el punto m¨¢s anhelado para los trabajadores transfronterizos, es tambi¨¦n el que ha desentra?ado mayor complejidad para las partes de la negociaci¨®n, que se han pasado meses enfrascadas en qui¨¦n y c¨®mo ¡ªFrontex o las fuerzas de seguridad espa?olas¡ª deb¨ªa controlar a los pasajeros en esos nuevos puntos exteriores.
¡°Eso de acabar con la Verja es algo que ni se hab¨ªa so?ado. Los vecinos solo nos plante¨¢bamos mantener el statu quo tras el Brexit¡±, explica Ruiz-Boix. Eso fue lo que el llamado Acuerdo de Nochevieja, rubricado ese d¨ªa de 2020, hizo que la comarca haya sorteado desde entonces y hasta ahora verse afectada por la incidencia de una frontera dura exterior de la Uni¨®n Europea. El paso gibraltare?o, de hecho, nunca fue zona Schengen, ni siquiera cuando el Reino Unido estuvo dentro de la Uni¨®n Europea. ¡°Ahora ser¨ªa mejorar lo que tenemos con un territorio que es ajeno a la Uni¨®n, ser¨ªa un verdadero revulsivo¡±, apunta el alcalde de San Roque. El cambio se notar¨ªa tambi¨¦n en que la comarca volver¨ªa a tener un acceso m¨¢s fluido a un aeropuerto de Gibraltar que podr¨ªa recuperar vuelos a Madrid o Barcelona, como lleg¨® a tener tras los acuerdos de C¨®rdoba de 2006.
El tratado est¨¢ llamado tambi¨¦n a englobar asuntos de derechos de los trabajadores, fiscalidad, seguridad o medio ambiente. De ah¨ª que la negociaci¨®n tambi¨¦n gire en torno a equiparar las pensiones de los gibraltare?os con las de los trabajadores transfronterizos en el Pe?¨®n, unas 400 libras (465 euros) de media m¨¢s altas las de los primeros, seg¨²n estima Ruiz Boix. A eso suma la armonizaci¨®n fiscal y de impuestos, que incidir¨ªa en productos como el tabaco, y que persigue equiparar a Gibraltar con cargas fiscales de otros territorios europeos que no necesariamente tienen que ser como las espa?olas. En el punto del medio ambiente, el acuerdo deber¨ªa establecer el respeto por las normas europeas en unas aguas en eterna disputa, seg¨²n valora el diputado.
Hasta ahora, las partes siempre han asegurado intentar dejar cuestiones espinosas como esa de las aguas o de la propia soberan¨ªa del Pe?¨®n al margen para poder progresar en las negociaciones. As¨ª han ido avanzando con lentitud y con m¨¢s de una aspereza a lo largo de 18 rondas negociadoras que comenzaron en octubre de 2021 y que, en este tiempo, han sorteado las elecciones gibraltare?as y las espa?olas. Ahora, son las Elecciones al Parlamento Europeo las que aprietan de nuevo el calendario.
Mientras, los m¨¢s de 32.000 gibraltare?os y los 280.000 vecinos campogibraltare?os siguen el tira y afloja de la negociaci¨®n con una mezcla de esperanza y desconfianza. Desde que, en 1985, se reabri¨® la frontera ¡ªtras el cierre de d¨¦cadas provocado por el franquismo¡ª los desencuentros pol¨ªticos han provocado m¨¢s de un entuerto en una frontera que ha llegado a verse bloqueada con largas y exasperantes colas. Quiz¨¢s por eso, Gibraltar lleva meses prometiendo que, en caso de que el tratado se quedase en nada, tienen incluso un plan de contingencia para intentar evitar el alto impacto que se presupone a que el Pe?¨®n pasase a ser una frontera exterior dura de la Uni¨®n Europea.
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