Perfil | Teresa Ribera: de ¡®sabia¡¯ clim¨¢tica de S¨¢nchez a candidata socialista a las europeas
La vicepresidenta, que acompa?a al presidente desde su convulsa etapa en la oposici¨®n a Rajoy, se ha labrado desde 2018 una buena imagen en Bruselas. La crisis energ¨¦tica ha sido un gran trampol¨ªn en su carrera pol¨ªtica
Hubo un tiempo en el que el Gobierno espa?ol amenazaba a las el¨¦ctricas que quer¨ªan cerrar las centrales de carb¨®n. Incluso se prepar¨® un real decreto para expropiar esas centrales y subastarlas para que siguieran quemando este combustible, mayoritariamente importado. No fue hace d¨¦cadas, sino en 2017, en el tramo final del Gobierno de Mariano Rajoy (PP), cuando ese combustible ¡ªel m¨¢s sucio de todos¡ª a¨²n generaba alrededor del 20% de la electricidad y era responsable del 15% de todos los gases de efecto invernadero. Con una mano se amenazaba a quienes quer¨ªan desengancharse del carb¨®n y con la otra se bloqueaba la entrada a las renovables. Era un tiempo en el que la planificaci¨®n energ¨¦tica iba por un lado y las pol¨ªticas de medio ambiente por otro. No solo eso: estaban, adem¨¢s, alojadas en un ministerio casi ¨ªntegramente dominado por la agricultura y la pesca.
Todo aquello cambi¨® en 2018. Con la llegada al poder de Pedro S¨¢nchez (PSOE), Teresa Ribera (Madrid, 54 a?os) fue la persona elegida para liderar el reci¨¦n creado Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico. Se qued¨®, adem¨¢s de con las competencias en medio ambiente, con las energ¨¦ticas; agricultura se independiz¨®, aunque sin llevarse las pol¨ªticas de aguas. Ribera es una de las ¨²nicas cuatro personas de aquel primer gabinete de S¨¢nchez que a¨²n siguen en el Ejecutivo, en el que no ha dejado de ganar peso: del superministerio a la vicepresidenta cuarta y, luego, a la tercera. El carb¨®n, entretanto, se ha visto completamente borrado del sistema el¨¦ctrico nacional, dando paso a una aut¨¦ntica explosi¨®n renovable que ha laminado las emisiones y propiciado un in¨¦dito hundimiento de los precios.
Antes de ser nombrada ministra, la hoy candidata socialista para las elecciones europeas ya formaba parte del n¨²cleo de expertos en los que confi¨® S¨¢nchez durante su complicada etapa al frente de la oposici¨®n y de un PSOE desgarrado por sus guerras internas. Ribera estuvo en su consejo de sabios (2015) y en su gobierno en la sombra (2016). Antes, con Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, hab¨ªa sido directora de la Oficina Espa?ola de Cambio Clim¨¢tico (2004-2008) y secretaria de Estado de ese mismo ¨¢rea (2008-2011). Fue en 2011, tras varios a?os en altos cargos, cuando se afili¨® al PSOE. Despu¨¦s pasar¨ªa varios a?os ¡ªen plena traves¨ªa por el desierto de su partido¡ª al frente del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (Iddri), con sede en Par¨ªs.
Cuando fue nombrada ministra en 2018, Ribera ya contaba con un marcado perfil internacional, pero circunscrito a las negociaciones medioambientales y, sobre todo, a las de cambio clim¨¢tico. Al frente de la cartera de Transici¨®n Ecol¨®gica ha ganado m¨¢s peso en lo energ¨¦tico, en la mayor crisis sectorial hasta donde alcanza la memoria, para catapultarla hacia un m¨¢s que probable cargo de alto nivel en Bruselas. Dos escenas ayudan a entenderlo.
La primera ocurri¨® en el tramo final del invierno de 2022. La factura de la luz, en m¨¢ximos, ahogaba al Gobierno. Ten¨ªa que buscar algo que cambiase el rumbo, y ten¨ªa que hacerlo ya. Tras semanas de consultas con t¨¦cnicos ¡ªtanto del ministerio como externos¡ª, una soluci¨®n imaginativa empezaba a ganar enteros: limitar el precio del gas natural que se quema en los ciclos combinados (el factor que m¨¢s estaba disparando el precio de la luz) y tratar de convencer a Bruselas con el argumento de la insularidad energ¨¦tica espa?ola. La empresa no iba a ser sencilla: no hab¨ªa precedentes y, pese a la buena voluntad en la rue de la Loi, las resistencias de los pa¨ªses del norte y su defensa del sacrosanto libre mercado pon¨ªa las cosas cuesta arriba. Pero aquello acab¨® saliendo adelante gracias a una combinaci¨®n de astucia en los consejos europeos ¡ªno exenta de riesgo: S¨¢nchez lleg¨® a levantarse de la mesa¡ª y rigor en el planteamiento.
El impulso para la figura de Ribera fue total. La crisis de precios y su empuje en la b¨²squeda de soluciones heterodoxas ¡ªla citada excepci¨®n ib¨¦rica, el tope al precio del gas a escala comunitaria y (con mucho menos ¨¦xito) la batalla contra el sistema marginal de fijaci¨®n de precios¡ª situ¨® a la vicepresidenta en primera l¨ªnea, tanto en Madrid como en Bruselas. La legislatura m¨¢s energ¨¦tica de la democracia le hab¨ªa brindado oportunidad de oro para brillar. Y la aprovech¨®.
La otra escena es algo m¨¢s reciente, ocurri¨® el diciembre pasado en Dub¨¢i, en la cumbre del clima. Ribera est¨¢ sentada en la sala Do?ana (las paredes estaban decoradas con fotograf¨ªas de este espacio protegido) del pabell¨®n de Espa?a. A su izquierda est¨¢ Ant¨®nio Guterres, secretario general de la ONU, y alrededor de ambos est¨¢n los ministros y representantes de los 27 miembros de la UE. Es una de las ¨²ltimas reuniones de coordinaci¨®n de los negociadores europeos, a los que Espa?a representa al ostentar en ese momento la presidencia semestral del Consejo de la UE junto al comisario europeo de Acci¨®n por el Clima, Wopke Hoekstra. Y Guterres acude esa ma?ana a agradecer el papel desarrollado por Europa en estas negociaciones. Finalmente, el impulso de Espa?a resulta clave para que esta cumbre se cierre con un hist¨®rico llamamiento a emprender la transici¨®n para dejar atr¨¢s los combustibles f¨®siles. Ribera sale de esta cumbre m¨¢s reforzada ante sus colegas comunitarios y le coloca en una rampa para ocupar una hipot¨¦tica comisar¨ªa tras las elecciones europeas de junio.
¡°Ha tenido que demostrar m¨¢s flexibilidad de la que indica su car¨¢cter¡±, resume una persona con acceso directo a la vicepresidenta. Cree, no obstante, que pese a su nuevo traje pol¨ªtico habr¨ªa preferido ¡°ir directamente a la Comisi¨®n y no tener que pasar por el trago de la campa?a electoral¡± de las europeas. Incluso en las empresas energ¨¦ticas le reconocen m¨¦ritos, pese a los fort¨ªsimos choques con el¨¦ctricas y petroleras. ¡°Es dura porque puede serlo: no estamos de acuerdo en muchas cosas, pero sabe lo que no ha sabido ning¨²n otro ministro a cargo de energ¨ªa¡±, admite un alto directivo.
Como en el caso de la tambi¨¦n exvicepresidenta Nadia Calvi?o ¡ªcon quien comparte trayectoria y que ha dado el salto a la esfera europea solo unos meses antes¡ª, su perfil internacional est¨¢ fuera de duda. Habla ingl¨¦s y franc¨¦s. Y se maneja como pez en el agua en los foros internacionales. ¡°Tiene m¨¢s prestigio exterior que simpat¨ªa interna¡±, sintetiza un veterano del sector. ¡°Pero es un arma de doble filo: es mejor candidata a vicepresidenta de la Comisi¨®n, que es donde realmente se siente c¨®moda, que candidata para las elecciones europeas¡±.
El mayor riesgo para sus intereses ser¨ªa un mal resultado en la cita de junio con las urnas: que el PSOE se viera claramente rebasado por el PP en clave nacional y que se produjera un reequilibrio de poder en el Parlamento Europeo, m¨¢s volcado hacia posiciones conservadoras y, por tanto, reticente a las pol¨ªticas verdes. Las mismas que Ribera deber¨ªa pilotar desde la macrocartera clim¨¢tica y energ¨¦tica en el previsible segundo mandato de Ursula von der Leyen, del Partido Popular Europeo. ¡°Durante sus a?os en el ministerio ha sabido reunir ambici¨®n y rigor, y eso no es para nada habitual¡±, apunta otra voz de peso. ¡°Pero la batalla que le espera en Bruselas es incluso mayor¡ y m¨¢s dura¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.