Lourdes Reyz¨¢bal: ¡°No hay nada m¨¢s racista que querer a los migrantes para cambiar pa?ales y no de vecinos¡±
La psic¨®loga preside la Fundaci¨®n Ra¨ªces que ayuda y forma a menores migrantes no acompa?ados desde hace 25 a?os: ¡°En casa, estos ni?os son de los nuestros¡±, afirma

A las doce del mediod¨ªa, la trastienda del restaurante Ovillo de Madrid bulle de actividad. En sus instalaciones, cedidas por el cocinero Javier Mu?oz-Calero, practican los alumnos de la escuela Cocina Conciencia, uno de los proyectos de la Fundaci¨®n Ra¨ªces, para ayudar y formar a adolescentes migrantes. En una de las cocinas, un grupo de chicos africanos prepara las primeras tortillas de patata de su vida y, cuando nos sentamos a charlar en el despacho de Lourdes Reyz¨¢bal, Seku, un chaval llegado a Canarias en patera desde Guinea-Conakry, nos ofrece y nos sirve su primer caf¨¦ como alumno de las clases de camarero. Le brillan los ojos como faros. Hablamos justo el d¨ªa que EL PA?S publica una encuesta que revela que el 57% de espa?oles cree que hay demasiados inmigrantes y el 75% los asocia con conceptos negativos.
?Qu¨¦ siente al o¨ªr a alguien decir ¡®menas¡¯ en tono peyorativo?
Me da verg¨¹enza. Es la excusa perfecta para despersonalizar, clasificar y criminalizar a los ni?os y ni?as migrantes que llegan solos, los m¨¢s desprotegidos de nuestra sociedad. As¨ª, podemos saltarnos el Estado de Derecho, que ha firmado la Convenci¨®n de los Derechos del Ni?o. Si no te crees lo que dice su pasaporte, les sometes a pruebas de determinaci¨®n de la edad, les niegas la condici¨®n de infancia, los dejas en la calle solos, sin formaci¨®n, sin trabajo, sin compa?¨ªa, sin recursos, les est¨¢s abocando a la criminalidad. La mayor red de criminalizaci¨®n no es la de quienes les obligan a pagar por subirse a una patera, sino la de quienes, desde el Estado, los criminaliza dej¨¢ndolos en la calle.
?Por qu¨¦ tanta gente los teme?
La sociedad grita lo que la pol¨ªtica calla. Los pol¨ªticos, todos, nos han hecho creer que son una amenaza contra nuestra integridad y seguridad. La ultraderecha abandera los discursos de odio y el relato m¨¢s grosero sobre las personas migrantes. Pero la izquierda lleva haciendo pol¨ªticas de extranjer¨ªa hip¨®critas durante, al menos, los 25 a?os que llevo en esto.
?Les dejamos entrar a todos?
La pol¨ªtica migratoria ideal ser¨ªa respetar los Derechos Humanos y la Convenci¨®n de los Derechos del Ni?o. Y todav¨ªa no ha habido un Gobierno que la haya respetado. Ahora mismo, en Canarias, muchos de los ni?os que llegan vienen de Mali, un pa¨ªs en guerra, igual que Ucrania. Lo que ocurre es que ellos son negros y los ni?os ucranios son rubios y de ojos azules.
?Espa?a es racista?
Creo que sobre todo el racismo est¨¢ ligado a la clase social, pero s¨ª. Necesitamos que vengan migrantes para utilizarlos porque hay que llenar la Espa?a vaciada, porque hay que cuidar de nuestros ancianos y nuestros beb¨¦s. No hay nada m¨¢s racista que quererlos para cambiar pa?ales, pero no de vecinos, compartiendo las plazas y los centros de salud con ellos. Necesitamos a esos chicos altos, negros, fuertes, para hacer lo que nosotros no queremos hacer, pero no queremos que se enamoren de nuestras hijas. Hay quien les encomiendan crianza de sus beb¨¦s, lo que m¨¢s quieren, pero luego piden que endurezca la ley de extranjer¨ªa y dicen barbaridades xen¨®fobas en WhatsApp y en cenas de amigos. Eso es racismo. Me rebela.
?Eso le ha costado amistades o relaciones familiares?
Me he tenido que salir de muchos chats. Me genera much¨ªsima impotencia y frustraci¨®n ver c¨®mo calan mensajes falsos y absolutamente racistas. Falta informaci¨®n real.
?Desde cu¨¢ndo tiene esa conciencia social?
Mi madre dice que de siempre. He crecido con la conciencia del cristianismo. Pero ha habido acontecimientos en mi vida que me hicieron plantearme muchas cosas. Mi padre muri¨® cuando yo ten¨ªa 10 a?os, estando conmigo, de un infarto fulminante, a los 43 a?os. Mi abuelo se qued¨® hu¨¦rfano muy joven y se vino de su pueblo, en Burgos, a Madrid, se busc¨® la vida e hizo fortuna, pero, tambi¨¦n, porque le ayudaron. Conoc¨ª a Enrique de Castro, el cura de Vallecas, y me conmovi¨® su labor con los m¨¢s necesitados. Entonces, ese saber que la vida es ahora, y el haber nacido en un entorno privilegiado me ha hecho sentirme en deuda con la sociedad desde chiquitina e intentar aportar lo que tengo, lo que puedo y lo que soy.
?Sigue teniendo fe religiosa, viendo lo que ha visto?
La fe m¨¢s profunda que tengo no es religiosa, probablemente estoy alejada de la Iglesia Cat¨®lica, pero s¨ª tengo un sentimiento muy arraigado de un compromiso social, de solidaridad, de creer en la capacidad del ser humano de salir adelante. Y eso depende mucho de la resiliencia de cada uno, pero tambi¨¦n de las oportunidades que el resto de la sociedad brindemos a esas personas.

Su marido, Nacho de la Mata, fue el abogado que consigui¨® parar la repatriaci¨®n de ni?os. ??l tambi¨¦n influy¨® en su vocaci¨®n solidaria?
Fue el hombre de mi vida, lo tengo clar¨ªsimo. ?l trabajaba en un despacho de abogados importante. Nos conocimos en un viaje a Lourdes para ayudar a los enfermos. Luego, yo me fui a la India y la madre Teresa de Calcuta quiso que me quedara con ella, pero yo ya estaba locamente enamorada de Nacho, y volv¨ª a Espa?a. Nos casamos y, en la luna de miel se sinti¨® mal. A la vuelta nos enfrentamos a un diagn¨®stico fatal, un tumor cerebral por el que le daban cinco a?os de vida. Recuerdo lo que nos dijo Enrique de Castro en nuestra boda: que el matrimonio era compartir la desnudez de nuestros cuerpos y nuestras almas. Decidimos seguir viviendo la vida que quer¨ªamos hacer porque era lo que nos sal¨ªa del coraz¨®n. Y nos fuimos a vivir a Vallecas y acoger a chavales de la calle. Conviviendo con ellos, me qued¨¦ embarazada de mi primera hija. Y, as¨ª, nacieron las otras dos, siempre con ni?os migrantes en casa. Cuando me dicen que le meta en mi casa, puedo decir que ya los he metido.
Su marido muri¨®, finalmente, en 2012, ?c¨®mo se sobrepuso a ese dolor?
Me qued¨¦ viuda, con tres hijas, con la misma edad que mi madre. Yo hab¨ªa tenido ese ejemplo y ese aprendizaje. Si mi madre lo hab¨ªa hecho, yo tambi¨¦n podr¨ªa. Y, f¨ªjate, yo creo que para m¨ª una de las piezas clave para que yo saliera adelante, para que mis hijas salieran adelante y para que Nacho llevara la enfermedad como la llev¨® ha sido vivir con estos ni?os. Porque ellos tambi¨¦n sufren, a ellos se les han muerto los padres, han visto c¨®mo los asesinaban, Un ni?o de 15 a?os que ha tardado dos a?os en atravesar el desierto. Si salen adelante ellos, c¨®mo no vamos a salir nosotros.
?Nos quejamos de vicio?
S¨ª, pero matizando. Cada cual se queja de lo que le duele, de lo suyo. El problema es que, a veces, no salimos de nosotros mismos, y lo nuestro es solo lo que te pasa a ti. Entonces, yo he convertido lo que les pasa a estos ni?os en lo m¨ªo. En mi familia, los ni?os migrantes son de los nuestros. Mis hijas se han tenido que ir de fiestas de amigos suyos por c¨®mo se hablaba de estos ni?os. Ellas tambi¨¦n se quejan de lo suyo, lo que pasa es que lo suyo es m¨¢s amplio. Hay que salir a la calle, hay que mirar a los ojos.
?Qu¨¦ es el lujo para usted que los podr¨ªa tener todos?
Tengo muchos tics de ni?a pija. Poner la mesa bonita, por ejemplo. Me gustan las cosas bonitas. Para m¨ª, el lujo es tener tiempo para el encuentro humano. Y viajar.
Ahora me dice que ese bronceado suyo es de sus vacaciones en Maldivas para desconectar.
No, prefiero irme a Santo Tom¨¢s, o a Puerto Pr¨ªncipe, que he ido hace poco. Ahora me muero por ir a Marrakech, que no he estado nunca.
Yo fui y vine enferma de ver tanta desigualdad.
Yo tambi¨¦n vengo enferma cuando viajo seg¨²n d¨®nde, pero tambi¨¦n vengo enferma de ver la Ca?ada Real, aqu¨ª, en Madrid.
?Y c¨®mo se cura ese dolor? ?Cu¨¢ndo dice basta?
Me cuesta desconectar. Atendemos a 550 adolescentes distintos cada a?o. Hago yoga, medito, pero la forma que tengo de curarme, desde hace 25 a?os, es sentir que estoy en el lado correcto, al lado de la gente. Mucha gente me dice que c¨®mo yo, perteneciendo a la familia que pertenezco, no voto a la derecha. La gente vota pensando en sus intereses econ¨®micos, pero yo he decidido intentar pelear por el bien com¨²n, y, si tengo que elegir bien com¨²n, es intentar beneficiar al que peor lo est¨¢ pasando.
Hay quien considera eso ¡®buenismo¡¯ o superioridad moral.
No soy mejor que nadie. Simplemente, he tenido la suerte y el privilegio de poder conocer de verdad esta realidad. Y lo que creo es que hay mucha ignorancia y un abismo entre la realidad y los discursos que se traga la sociedad, porque interesa que se los trague.
M¨¢s all¨¢ de sus bienes, ?qu¨¦ legado le gustar¨ªa dejar a sus hijas?
[se emociona] F¨ªjate, eso es lo que m¨¢s me cuesta pensar y m¨¢s tengo que trabajarme. Cuando pierdes a tu padre tan peque?a, lo s¨¦ porque lo viv¨ª, te fusionas de tal forma a tu madre que mis hijas y yo somos una pi?a brutal. Mis tres hijas han nacido viviendo un menor extranjero no acompa?ado en casa, tuvieron hermanos que no eran de sangre, pero eran hermanos. Ese amor y esos valores los tienen s¨²perinculcados y es lo mejor que les puedo dejar. Pero no quiero dejarlas, todav¨ªa.
LAS RA?CES DE REYZ?BAL
Lourdes Reyzábal (Madrid, 51 años) es la tercera generación de una acaudalada y numerosa saga iniciada por el esfuerzo y el trabajo de su abuelo, Julián, un campesino emigrado a Madrid desde Caleruega (Burgos), que hizo fortuna en el Madrid de la posguerra y que llegó a poseer la legendaria torre Windsor, en pleno centro financiero de la capital, desaparecida pasto de las llamas en un incendio declarado en 2005. Lourdes, marcada por la prematura muerte de su padre, primero; el encuentro con el cura Enrique de Castro, después; y su matrimonio con el abogado y activista humanitario Nacho de la Mata, fallecido en 2012, decidió dedicar su vida a "devolverle a la sociedad" parte de su privilegio. Psicóloga de formación, Reyzábal preside la Fundación Raíces, la ONG que fundó de muy joven junto a su madre y que, hoy, atiende cada año, ofreciéndoles ayuda y formación, a 550 adolescentes, la mayoría de ellos menores y jóvenes extranjeros que llegan a España como migrantes no acompañados.
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