Dos padres recuperados bajo una monta?a de basura
Pino Sosa y Conchita Viera, canaria y extreme?a, celebran la apertura de los pozos a los que sus progenitores, hojalatero y alcalde socialista, fueron arrojados en los primeros a?os de la Guerra Civil
Pino Sosa y Conchita Viera tienen mucho en com¨²n, pero hasta este martes, cuando ambas acudieron al acto por el D¨ªa oficial de recuerdo de las v¨ªctimas de la Guerra Civil y la Dictadura en Madrid, no se conoc¨ªan. 1.700 kil¨®metros las separan: la primera vive en Arucas (Gran Canaria) y la segunda, en Valencia de Alc¨¢ntara (C¨¢ceres). Las dos perdieron a sus padres de un modo cruel y parecido y ambas lograron rescatarlos, despu¨¦s de a?os de tes¨®n y esfuerzo, de sendos pozos donde compart¨ªan tumba con 62 esqueletos y basura y escombros que otros hab¨ªan arrojado sobre aquellos agujeros en la tierra durante d¨¦cadas de olvido.
EL PA?S las presenta antes del acto, donde ambas van a recibir, de manos del presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, y el ministro de Pol¨ªtica Territorial y Memoria Democr¨¢tica, ?ngel V¨ªctor Torres, un diploma que reconoce su sufrimiento, sacrificio y defensa de los valores democr¨¢ticos. ¡°Yo ten¨ªa tres a?os cuando se llevaron a mi padre y mi hermano ocho¡±, le cuenta la extreme?a, de 91. ¡°Yo, 40 d¨ªas. Lo ech¨¦ siempre de menos porque no lo conoc¨ª¡±, responde la canaria, que en enero cumplir¨¢ 88. ¡°A m¨ª me pasa igual¡±, coincide Conchita: ¡°No tengo un recuerdo fijo de ¨¦l porque era demasiado peque?a¡±, lamenta. Pino la anima: ¡°Pero los estamos recordando ahora, con nuestro tes¨®n¡±.
Jos¨¦ Sosa era hojalatero y tesorero de la agrupaci¨®n socialista de Arucas. Cuando lo detuvieron, ten¨ªa 33 a?os, dos hijos de dos y cuatro y una m¨¢s a punto de nacer, Pino. Poco despu¨¦s lo dejaron en libertad, pero la madrugada del 19 de marzo de 1937 unos falangistas fueron a buscarlo a casa y ya no lo volvieron a ver. ¡°Vivo se lo llevaron y vivo lo reclamaba mi madre¡±, explic¨® la propia Pino, en 2012, cuando declar¨® ante el Tribunal Supremo durante el juicio contra Baltasar Garz¨®n por su causa contra los cr¨ªmenes del franquismo. Su madre, Balbina, y otras viudas, hab¨ªan o¨ªdo que a sus maridos los hab¨ªan tirado a los pozos despu¨¦s de matarlos, pero no sab¨ªan a cu¨¢l, as¨ª que llevaban flores a todos. A¨²n hubo una crueldad m¨¢s. Les dijeron que las hab¨ªa abandonado, que Jos¨¦ se hab¨ªa fugado en un barco franc¨¦s con otra mujer. Pino lo recuerda perfectamente. Cuando Balbina muri¨®, a los 85 a?os, le prometi¨® que seguir¨ªa busc¨¢ndolo. ¡°Me trataban de loca. Era la viejita loca que dec¨ªa que a su padre lo hab¨ªan tirado a un pozo¡±, recuerda, pero su determinaci¨®n logr¨® convencer a varias administraciones para inspeccionar ¡°los pozos del olvido¡±. En 2008, fueron hallados los restos de 24 fusilados en el de Llano de las Brujas, y en 2017 ¡ªcuando el alcalde de Arucas era el actual ministro de Pol¨ªtica Territorial¡ª los de otros 14 asesinados en el del barranco de Tenoya, entre ellos, su padre. ¡°Estaban cubiertos de basura y cal viva. Hab¨ªan arrojado dentro hasta el chasis de un cami¨®n¡±.
¡°En Mina Terr¨ªa, donde recuperaron a mi padre¡±, le cuenta Conchita, ¡°tambi¨¦n hab¨ªan arrojado basura¡±. Amado Viera era abogado y alcalde socialista de Valencia de Alc¨¢ntara. Fue su hermano, que entonces ten¨ªa ocho a?os, quien le cont¨® que el d¨ªa que fueron a buscarlo, ella se agarr¨® a su pierna y le pidi¨®: ¡®Pap¨¢, no te vayas¡¯. A su t¨ªo le dijeron que lo trasladaban a C¨¢ceres, pero lo llevaron directamente al pozo para matarlo. ¡°Mi madre lloraba siempre que se hablaba de ¨¦l. No sab¨ªamos d¨®nde hab¨ªa ido a parar hasta que en el libro del catedr¨¢tico de historia Juli¨¢n Chaves vi que lo mencionaba y lo llam¨¦. Cuando fui a hablar con los due?os de la finca donde estaba, me dijeron que lo que ten¨ªa que hacer era rezar. No quer¨ªan que se inspeccionara Mina Terr¨ªa¡±, relata. Pino le cuenta que el due?o de los terrenos de los pozos del olvido lleg¨® a denunciarla. El Ayuntamiento de Valencia de Alc¨¢ntara amenaz¨® con expropiar temporalmente los terrenos, pero finalmente, no hizo falta. El pasado octubre, las pruebas de ADN confirmaron la identidad de siete de los 49 hombres que fueron arrojados a ese pozo, entre ellos, el padre de Conchita y el de Manolo Vital, protagonista de la pel¨ªcula El 47. Estaban a 26 metros de profundidad, sepultados por cal, escombros, esqueletos de animales y basura arrojada durante a?os.
Ambas mujeres reflexionan sobre la hipocres¨ªa de algunos hombres y mujeres de misa diaria. ¡°Cuando te vas haciendo mayor¡±, cuenta Conchita, ¡°te das cuenta de que son ellos mismos los que te van apartando de la Iglesia, que nunca debi¨® haber permitido que pasara esto. ?No nos ense?aban los mandamientos? Pues uno de los importantes es ¡®No matar¨¢s¡±. Pino recuerda que cuando ten¨ªa siete a?os y hac¨ªa su primera comuni¨®n con otras ni?as, el cura pregunt¨® una a una de d¨®nde eran. ¡°Le dije el nombre de mi barrio, Las Chorreras, y me respondi¨®: ¡®?Ah, de los comunistas!¡±. Cuando volv¨ª a casa, pregunt¨¦ a mi madre qu¨¦ significaba ¡°comunista¡± y se asust¨® much¨ªsimo. Siempre tuvo mucho miedo. Hasta en 1983, cuando fui en las listas del PSOE al Ayuntamiento ¡ªfue la primera mujer concejal de Arucas¡ª ten¨ªa miedo. Aquel silencio impuesto... cu¨¢nto pesaba¡±. Ya no se callan. Pino y Conchita est¨¢n dispuestas a dedicar cada minuto que les queda en recordar y celebrar con orgullo a esos padres a los que no les dio tiempo a conocer y a pelear porque otras hijas e hijos como ellas puedan recuperar a los suyos.
Ambas se muestran ofendidas por las recientes declaraciones del diputado de Vox Manuel Mariscal en el Congreso: ¡°Gracias a las redes sociales, muchos j¨®venes est¨¢n descubriendo que la etapa posterior de la Guerra Civil no fue oscura, como nos vende este Gobierno, sino una etapa de reconstrucci¨®n, de progreso y de reconciliaci¨®n para lograr la unidad nacional¡±, dijo. Pregunta Conchita: ¡°?Qu¨¦ reconciliaci¨®n? Despu¨¦s del crimen, nos desalojaron pistola en mano de nuestra casa¡±. Pino a?ade: ¡°Toda la vida se?aladas como rojas, ni?as rojas, adultas rojas... Y aqu¨ª nadie ha perdido perd¨®n¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.