Las disputas entre los aliados complican a¨²n m¨¢s la legislatura a S¨¢nchez
El Gobierno surfea entre las crecientes contradicciones ideol¨®gicas de su base parlamentaria
¡°Este hemiciclo es de derechas¡±, certificaba el pasado martes ante el pleno del Congreso una diputada de izquierdas, la republicana catalana Pilar Vallugera. Hace 16 meses, cuando se constituyeron las actuales Cortes, resultar¨ªa raro o¨ªr algo as¨ª. La inercia de la anterior legislatura llevaba a algunos a seguir hablando de una ¡°mayor¨ªa progresista¡±. La reali...
¡°Este hemiciclo es de derechas¡±, certificaba el pasado martes ante el pleno del Congreso una diputada de izquierdas, la republicana catalana Pilar Vallugera. Hace 16 meses, cuando se constituyeron las actuales Cortes, resultar¨ªa raro o¨ªr algo as¨ª. La inercia de la anterior legislatura llevaba a algunos a seguir hablando de una ¡°mayor¨ªa progresista¡±. La realidad se ajustaba m¨¢s bien a lo que en noviembre de ese a?o, en la sesi¨®n de investidura de Pedro S¨¢nchez, otro miembro de ERC, Gabriel Rufi¨¢n, coment¨® dirigi¨¦ndose a los esca?os de la derecha estatal: ¡°?Saben qu¨¦ es lo ¨²nico que nos une a los que vamos a votar juntos? ?Frenarles a ustedes!¡± Frenar todo aquello que se podr¨ªa sintetizar en la celeb¨¦rrima foto de Col¨®n: una idea de Espa?a en combate sin tregua con las fuerzas soberanistas.
Han pasado los meses, atr¨¢s ha quedado la ley de amnist¨ªa, la cuesti¨®n territorial ya no est¨¢ en el centro del debate y la tarea de gobernar impone otras cuestiones como las econ¨®micas. Y se abre paso la evidencia. En el Congreso apenas se habla ya de ¡°bloque de investidura¡± y diputados del espectro progresista corroboran con resignaci¨®n: ¡°Hay que asumirlo, no hay una mayor¨ªa de izquierdas¡±. Cuando alguno como Podemos todav¨ªa parece resistirse, llega el portavoz del PNV, Aitor Esteban, y los reprende: ¡°A ver si se van haciendo a la idea de que no tienen mayor¨ªa para ciertas cosas¡±. Esteban ya lo hab¨ªa advertido en la ¨²ltima comparecencia de S¨¢nchez: ¡°Si alg¨²n grupo quiere imponer su agenda, el PNV se va a plantar¡±.
En el Congreso se habla de la teor¨ªa de la manta como met¨¢fora de las dificultades del Gobierno para conciliar las posiciones de sus aliados. La imagen original es futbol¨ªstica y proviene de un entrenador brasile?o de los a?os 70, Tim, quien ejemplificaba as¨ª la dificultad de equilibrar el juego entre ataque y defensa: ¡°El f¨²tbol es como una manta corta: si te tapas la cabeza, descubres los pies; y si te tapas los pies, descubres la cabeza¡±. En el hemiciclo detall¨® con sorna el ¡°espect¨¢culo de la manta¡± un diputado popular, Pedro Puy, la ma?ana que, tras d¨ªas de ag¨®nicas negociaciones, se aprobaba el paquete fiscal antes de enviarlo al Senado: ¡°Se tapa Junts, se destapa Sumar; se tapa Sumar, se destapa Esquerra; se tapa Esquerra, se destapa Podemos. Y el PNV, por supuesto, siempre est¨¢ tapado¡±.
El Congreso vive en una permanente ciclotimia. El optimismo y el pesimismo van por semanas. Cuando el mes pasado se cerr¨® el acuerdo para el paquete fiscal, los diputados de Junts aparentaban encantados de la relaci¨®n con el Gobierno, y las apuestas apuntaban a la aprobaci¨®n de los pr¨®ximos Presupuestos. Ahora, los de Puigdemont han vuelto a enfurru?arse y exigen una cuesti¨®n de confianza. Podemos tambi¨¦n amenaza, aunque no acaba de consumarlo. Y sus se?or¨ªas se han ido de vacaciones con los Presupuestos cotizando a la baja.
Lo que no quiere decir que el panorama no pueda despejarse en enero. Porque en este juego de perspectivas entre el vaso medio lleno o medio vac¨ªo, el Gobierno esgrime la aprobaci¨®n de proyectos muy relevantes. Surfeando en el agitado oleaje entre derecha e izquierda, la vicepresidenta y ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, ha hecho malabarismos y ha podido refrendar una reforma fiscal que incluye un tipo m¨ªnimo del 15% en el impuesto de Sociedades, subidas del IRPF para las rentas de capital y de la fiscalidad del tabaco o un nuevo impuesto a la banca. Otro ministro, F¨¦lix Bola?os, ha logrado aprobar una ley que cambiar¨¢ sustancialmente la estructura y el funcionamiento de la Administraci¨®n de Justicia. En un a?o y con ese endemoniado reparto de fuerzas en el Congreso, los socialistas destacan que han sacado 25 textos legislativos, ¡°dos por mes¡±.
Tan cierto como que en este tiempo se han exacerbado las diferencias entre sus aliados. El episodio del impuesto a las energ¨¦ticas resulta paradigm¨¢tico: se ha convertido en un campo de batalla entre todos ellos. Y revela que, como apunta un diputado de Sumar, a menudo ¡°se busca m¨¢s exhibir el posicionamiento pol¨ªtico que lograr un acuerdo¡±. El Gobierno ha dedicado muchas horas ¡ªy m¨¢s que dedicar¨¢¡ª a un esfuerzo in¨²til. Junts y PNV se sumaron al PP en el ¨²ltimo pleno para derogar un impuesto que ya expiraba el d¨ªa 31. Solo quer¨ªan escenificar su rechazo a las demandas de la izquierda. Por exigencia de ERC, EH Bildu y BNG, el Consejo de Ministros aprobar¨¢ el lunes un decreto que vuelve a crear el impuesto, con la certeza de que decaer¨¢ cuando se lleve en enero a convalidar en el Congreso. Pero la izquierda quiere que Junts y PNV ¡°se retraten¡±.
Este pulso a varias bandas ha deparado choques de una dureza desconocida. Ione Belarra, de Podemos, recomend¨® a Esteban que ceda su puesto en las listas del PNV al CEO de Repsol y expresidente de ese partido, Josu Jon Imaz. Furioso, el portavoz del grupo vasco arremeti¨® contra las ¡°amenazas¡± de Belarra al Gobierno y sugiri¨® que tal vez est¨¦ buscando ¡°que se convoquen elecciones para ver si ganan en su duelo particular con Sumar¡±. Mientras, el soberanismo de izquierdas acusaba al soberanismo conservador de ¡°reforzar las estrategias e intereses de la derecha espa?ola¡±. La preocupaci¨®n por la actitud de Podemos no es exclusiva del PNV. Sus reiteradas amenazas de romper la baraja en algunos temas y su inter¨¦s en presentarse como los genuinos defensores de los intereses populares incomoda a los otros grupos de izquierda.
Y luego est¨¢ Junts, claro, y esa imprevisibilidad que desconcierta a todos, empezando por el Gobierno. Ya no se trata solo de su estrategia de tensi¨®n permanente. Es que sus posiciones acaban arrastrando a otros. A ERC la presiona martilleando con la acusaci¨®n de que apoya a S¨¢nchez ¡°a cambio de nada¡±. En asuntos econ¨®micos ha atra¨ªdo al PNV a posiciones a las que antes no se aventuraba. Se ha visto con el impuesto a las energ¨¦ticas. El grupo vasco no le puso pegas en la anterior legislatura y tampoco tom¨® la iniciativa en esta para anularlo. Lo hizo Junts y por ese resquicio se col¨®.
En temas econ¨®micos, el partido de Carles Puigdemont se abre a entendimientos puntuales con el PP, cuyo l¨ªder, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, le lanza gui?os amistosos. En el ¨²ltimo pleno parlamentario, adem¨¢s del acuerdo sobre las energ¨¦ticas, Junts apoy¨® una decena de enmiendas de los populares a la ley de desperdicios alimentarios.
En algunas de estas confluencias sobre medidas econ¨®micas puede entrar el PNV. Pero sus dirigentes aseguran con rotundidad que no har¨¢n nada que comprometa la estabilidad del Gobierno. Los peneuvistas han alimentado un largo memorial de agravios con el PP de Feij¨®o: desde desplantes de sus portavoces hasta posicionamientos pol¨ªticos como rechazar el traspaso de m¨¢s competencias a Euskadi y del tr¨¢fico a Navarra.
La mayor¨ªa que invisti¨® a S¨¢nchez sufre el desgaste, 13 meses despu¨¦s. Pero ese pegamento al que alud¨ªa entonces Rufi¨¢n no se ha disuelto: la alternativa sigue siendo un Gobierno de PP y Vox. Lo que ocurre es que, como apunta temeroso uno de los diputados de la izquierda lamentando tantas negociaciones y votaciones al borde del precipicio: ¡°Un d¨ªa puede haber un accidente y mandarlo todo al traste¡±.