Gravamen a la banca, impuesto energ¨¦tico y subida al di¨¦sel: los tres escollos fiscales m¨¢s inmediatos del Gobierno
La brecha abierta en el bloque de investidura frena al Ejecutivo en su proyecto fiscal
El tiempo aprieta. El fin de a?o est¨¢ a la vuelta de la esquina y el Gobierno tiene varios asuntos pendientes en materia fiscal que pretende finiquitar cuanto antes, aunque asume que la brecha abierta en el bloque de investidura complicar¨¢ sus planes. Ya tiene previsto aprobar el pr¨®ximo lunes por decreto, en el ¨²ltimo Consejo de Ministros de 2024, un nuevo impuesto energ¨¦tico tras encajar una sonora derrota pol¨ªtica en el Congreso, que ha derogado el gravamen vigente gracias a una alianza entre Junts, PNV y el PP. Sabe, sin embargo, que el tributo ya est¨¢ herido de muerte, pues los votos no suman para tramitarlo despu¨¦s en las Cortes. Tambi¨¦n deber¨¢ abordar la subida fiscal del di¨¦sel, un compromiso asumido con Bruselas para desbloquear una nueva entrega de fondos europeos, y corregir un fallo t¨¦cnico en el impuesto a la banca. Todo ello, con las hojas del calendario que van cayendo y en un ambiente pol¨ªtico de m¨¢xima incertidumbre: el Ejecutivo, sin mayor¨ªa, tiene que hacer constantes malabares en cada votaci¨®n para contentar a sus socios tanto del ala derecha como izquierda.
El impuesto a las energ¨¦ticas es la medida m¨¢s peliaguda en perspectiva pol¨ªtica. Aunque es muy improbable que siga adelante, protagoniza desde hace meses un pulso entre las formaciones ¡ªtan distintas¡ª que avalaron la investidura de Pedro S¨¢nchez. Podemos lo exige y ha arrancado al Gobierno el compromiso de que se apruebe. En caso contrario, ha amenazado que se lo cobrar¨¢ de cara a la negociaci¨®n de los Presupuestos de 2025, vitales para la supervivencia de la legislatura y que a¨²n no se han presentado porque el Ejecutivo no tiene atados los votos suficientes para que prosperen en las Cortes. La izquierda soberanista de ERC, EH Bildu y BNG tambi¨¦n presiona para que el gravamen se mantenga, mientras que PNV y Junts no dejan de exhibir su rechazo frontal al tributo, que recaud¨® unos 1.164 millones este a?o.
El tributo se cre¨® en 2022 con una duraci¨®n de dos a?os ¡ªes decir, hasta finales de 2024¡ª para gravar los beneficios extraordinarios registrados por el sector tras la espectacular subida de los precios de la energ¨ªa, una espiral exacerbada por la invasi¨®n rusa de Ucrania. Y desde el principio se convirti¨® en un culebr¨®n. Ya antes de ver la luz caus¨® revuelo en la arena parlamentaria y puso a las compa?¨ªas en pie de guerra; despu¨¦s llegaron los recursos del sector empresarial, las presiones de las formaciones por ambas bandas, los plantones de los partidos a las comisiones negociadoras y, finalmente, el compromiso del Ejecutivo a mantener el gravamen m¨¢s all¨¢ de 2024, aunque revis¨¢ndolo.
Hace justo un a?o, la entonces ministra para la Transici¨®n Ecol¨®gica y ahora comisaria europea, Teresa Ribera, abri¨® la puerta a modificar la figura para adaptarla a la nueva coyuntura, pues los precios se han moderado, integrarla en el sistema fiscal como impuesto ¡ªse aprob¨® como prestaci¨®n patrimonial no tributaria, una especie de compensaci¨®n¡ª e incluir bonificaciones para las inversiones en renovables.
El movimiento intentaba convencer a Junts y PNV, espoleados por las grandes empresas vinculadas a sus territorios ¡ªCepsa en Catalu?a, Iberdrola o Repsol en el Pa¨ªs Vasco¡ª, que amenazaron con trasladar sus proyectos al extranjero y recurrieron a los tribunales. Ante las dificultades para llegar a un acuerdo, el Gobierno sacrific¨® el tributo del paquete fiscal que el jueves recibi¨® luz verde en el Congreso, que ya de por s¨ª se ha quedado descafeinado: incluye medidas como el tipo m¨ªnimo del 15% a las multinacionales y endurece la tributaci¨®n de las rentas del ahorro, entre otras cosas, pero deja fuera iniciativas como la subida fiscal a las sociedades de inversi¨®n inmobiliaria (socimis) o la supresi¨®n de la exenci¨®n del IVA de los pisos tur¨ªsticos, previstas inicialmente. A la vez, el Ejecutivo prometi¨® al ala izquierda del bloque de investidura prorrogar el gravamen a las energ¨¦ticas actualmente vigente y a la vez trabajar en la creaci¨®n de un nuevo impuesto que lo sustituyera. Un esfuerzo que, de momento, ha ca¨ªdo en saco roto.
La ¨²ltima ri?a se produjo el pasado jueves en el Congreso: el PP hab¨ªa logrado introducir una enmienda en el Senado, donde tiene mayor¨ªa, que deroga el impuesto temporal a las energ¨¦ticas ahora vigente. Gracias al apoyo de Junts y PNV, la iniciativa de los populares ha prosperado y ha quedado fuera de juego la posibilidad de extender el gravamen vigente. El Gobierno, sin embargo, ha anunciado que respetar¨¢ los acuerdos con sus socios de izquierda y aprobar¨¢ un decreto ley para que el impuesto siga en vigor el 1 de enero de 2025 ¡ªincorporar¨¢ los cambios antes mencionados que ya estaban previstos para la pr¨®rroga¡ª. Pero es consciente de que esta f¨®rmula no garantiza su permanencia: a los 30 d¨ªas, cuando el decreto caduque, no podr¨¢ convalidarlo en el Congreso sin los votos de PNV y Junts y se volver¨¢ a la casilla de salida.
La subida fiscal del di¨¦sel tambi¨¦n protagoniza desde hace a?os un tira y afloja en campo parlamentario. El Gobierno, que prev¨¦ con ella recaudar unos 1.500 millones adicionales, ya hab¨ªa intentado incluirla en los Presupuestos de 2021, pero el PNV se opuso. Esta medida pretende eliminar la bonificaci¨®n de la que el gas¨®leo se beneficia en comparaci¨®n con la gasolina y es una de las medidas que exige Bruselas para desbloquear el quinto pago de los fondos europeos, solicitado este viernes. La Comisi¨®n Europea da plazo hasta marzo para aprobarla; en caso contrari¨®, minorar¨¢ el importe del tramo. A diferencia del impuesto a las energ¨¦ticas, s¨ª se incluy¨® en el paquete fiscal reci¨¦n aprobado, pero decay¨® en la primera votaci¨®n en el Congreso celebrada en noviembre, pues Podemos no la apoy¨® alegando que iba vinculada a una enmienda que inclu¨ªa otros cambios que consideraba negativos. El Ejecutivo aprobar¨¢ la subida el lunes en el Consejo de Ministros, esta vez s¨ª confiado en que tenga recorrido.
Correcci¨®n
El impuesto a la banca, tambi¨¦n aprobado en 2022 junto al energ¨¦tico, con el mismo esquema ¡ªcomo prestaci¨®n patrimonial y duraci¨®n de dos a?os¡ª, s¨ª ha sobrevivido al examen de las Cortes. Se vot¨® con el paquete fiscal, aunque con modificaciones con respecto al original negociadas con Junts y el PNV. El gravamen tendr¨¢ una duraci¨®n de tres a?os y se aplicar¨¢ sobre el margen de intereses y comisiones. Su tipo impositivo, antes el 4,8%, ser¨¢ ahora progresivo en funci¨®n de la base liquidable de la entidad y, en el caso de Pa¨ªs Vasco y Navarra, ser¨¢ cedido a las haciendas forales. Tambi¨¦n se incluye una deducci¨®n del 25% de la cuota del impuesto de sociedades, y otra extraordinaria si la entidad sufre una ca¨ªda importante en su rentabilidad. Sin embargo, el Gobierno tiene pendiente subsanar un fallo t¨¦cnico en su redacci¨®n.
El texto aprobado implica una doble imposici¨®n contable que ha puesto en alerta las entidades y el supervisor burs¨¢til: los bancos deber¨ªan apuntarse en el mismo ejercicio, el de 2024, tanto el gravamen temporal como el nuevo tributo. Es decir: aunque en la pr¨¢ctica se abonen en dos ejercicios distintos, queda registrado un doble asiento contable. ¡°Es un problema, porque lo que valen son las cuentas, que se auditan. Este fallo puede suponer un aprieto, porque obliga a las empresas a dar explicaciones al mercado, a los inversores y los accionistas¡±, resumen fuentes del sector bancario. Si la correcci¨®n no se aprueba el lunes ¡ªno est¨¢ a¨²n confirmado¡ª, el Gobierno tendr¨¢ una tarea m¨¢s para el a?o que viene, que tambi¨¦n se prev¨¦ de alto voltaje.
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