La zona cero de la dana resurge con dolor
El tejido econ¨®mico de los municipios devastados por la riada del 29-O avanza en su recuperaci¨®n pese a la depresi¨®n colectiva. Pol¨ªticos, empresarios y afectados por la cat¨¢strofe valoran los trabajos por salir adelante
Lentamente reabren las tiendas en Paiporta, las que no quedaron del todo maltrechas, como ese estanco en ruinas. Penosamente, las familias de Catarroja se acomodan en los bajos de sus casas, apenas secos desde la gran inundaci¨®n del 29 de octubre. Dos meses despu¨¦s de la dana b¨ªblica, la ciudadan¨ªa de L¡¯Horta y la Ribera ¨Dlas comarcas valencianas m¨¢s devastadas¨D, sigue inmersa en una depresi¨®n colectiva, bien palpable. Lo magn¨ªfico es que la congoja cohabita con una creciente apuesta por la normalidad y la recuperaci¨®n. La dispara un doble e infalible mecanismo: rebeld¨ªa emprendedora y solidaridad incondicional.
¡±?Qu¨¦ quieres? O me saco las casta?as, o me las saco; no puedo poner la cabeza bajo la almohada; te buscas la vida cuando te aprieta¡±, disparaba como una ametralladora Julia Selma, la moixamera, a punto de reinaugurar, el 17 de diciembre, su parada de mojamas, salazones, anchoas, bacalao, en el casi desierto mercado municipal de Catarroja. ¡°No puedo permitirme el lujo de perder la campa?a de Navidad¡±.
Esa reacci¨®n combativa, que tanto enarbolaron los j¨®venes voluntarios ¡ªy los bomberos y los soldados¡ª en respuesta inmediata a la cat¨¢strofe, ha puesto el turbo tambi¨¦n a la sociedad valenciana entera. En un denso recorrido por la zona cero de pueblos y pol¨ªgonos industriales sin lindes separadoras, casi todos ellos con los bajos saqueados por el agua y el fango, Toni Zamorano se?ala el gran almac¨¦n de Ikea. Casi el ¨²nico de la zona construido sobre pilares, en palafito, con la planta a la calle di¨¢fana, sin productos, solo dedicada a aparcamiento. La previsi¨®n sueca y la prudencia de su arquitecto local, ya fallecido, Antoni Ingl¨¦s, han permitido su ins¨®lita continuidad sin sobresaltos¡ y acoger en las primeras semanas la dotaci¨®n militar de emergencia, la UME.
Zamorano resisti¨®, mojado hasta el tu¨¦tano, la noche fat¨ªdica del 29-0 sobre el techo de una camioneta en Benet¨²sser. ¡°En apenas cinco segundos se inunda, no tienes tiempo para procesarlo; ocho de los nueve muertos del pueblo fallecieron al ir a buscar el coche¡±, musita. El 30 de octubre, en la misma ma?ana posterior a la riada, este emprendedor de un taller de econom¨ªa circular, se revolvi¨® en modo activista. No pudo abrir su compa?¨ªa, Proyectos Extraordinarios Empresa Social, en la que recicla residuos textiles, emplea a mujeres con problemas de conciliaci¨®n y genera beneficios, que reinvierte ¨ªntegramente en proyectos sociales. El fango y los destrozos imposibilitaban el acceso. Con los vecinos de Protecci¨®n Social montaron en el colegio p¨²blico Blasco Ib¨¢?ez un almac¨¦n de alimentos y agua, eso que falta cuando la tierra se inunda. En 48 horas ¡°nos llam¨® Ricard Camarena, el chef, para prestar ayuda, lleg¨® la avalancha de j¨®venes, nos organizamos¡±.
Recorremos ahora el continuo de los pol¨ªgonos industriales con Zamorano con su amigo Alberto, ejecutivo de Carburos Met¨¢licos, que opta por reservar su apellido. Alberto mont¨® con ¨¦xito una red para distribuir botellas de ox¨ªgeno como sustitutas de los respiradores de la gente mayor que se qued¨® sin luz. Bordeanmos miles de peque?as (alguna mediana) naves industriales y comerciales, en su mayor¨ªa de unos 300 metros cuadrados, herencia de los a?os sesenta, que generaron los bums del mueble, el transporte, la log¨ªstica, la distribuci¨®n comercial, y los actuales servicios tecnol¨®gicos y avanzados: la mayor concentraci¨®n fabril del Pa¨ªs Valenciano.
La norma son los bajos arrasados, aunque seis semanas despu¨¦s ya se exhiben di¨¢fanos de la maquinaria arruinada; limpios, como la carretera y las calles. El fango seco se acumula, s¨ª, con los coches desvencijados en estas campas, en este vecino campo de f¨²tbol. En Alfafar se prodigan los solidarios del cocinero Jos¨¦ Andr¨¦s (World Central Kitchen). Kaly y Nuri atienden una larga cola con hambre: ¡°A¨²n estaremos m¨¢s tiempo, si no pueden moverse, les llevamos la comida a casa¡±. Un grupo de voluntarios desobtura algunos garajes. Salen en sus uniformes enfangados para aplaudir a la recua de coches que han recogido juguetes para Navidad.
Julia, la moixamera, encarna con precisi¨®n esta historia de una Valencia que resurge con dolor, en r¨¢pida transici¨®n desde la lucha por sobrevivir a las fatales horas de la m¨¢xima emergencia, y la reconstrucci¨®n que otea desde el minuto dos. Unas puertas m¨¢s all¨¢ de su casa, en la calle de la Reina, de Catarroja, todav¨ªa los militares suben bocatas a vecinos impedidos. El paracaidista Espinosa, que est¨¢ ah¨ª desde el principio, cuenta orgulloso: ¡°Es lo m¨¢s grande que he hecho, metido en el uniforme, en 20 a?os¡±.
La vendedora de salazones franquea la puerta que no bloque¨® la riada, y que durante d¨ªas no pudo cerrarse ¡ª¡°si llega a venir alguien con malas intenciones, le doy¡±¡ª. Los muebles flotaban y se subi¨® al piso ¡°con el puchero a medio cocinar en la mano¡±, para acoger en su terraza a sus vecinos colombianos, que treparon all¨ª con s¨¢banas anudadas. Hoy adorna la mesa sustituta, de decr¨¦pito pl¨¢stico playero, un coqueto hule floreado, junto al ¨¢rbol navide?o rodeado de cajas vac¨ªas, pero engalanadas. Que el desastre no nos aboque a la miseria.
Al quinto d¨ªa, ya pudo acceder al mercado municipal donde yac¨ªa, paisaje lunar, su paradeta. La Par¨¤ de Julia, se llama. Ese d¨ªa, todo est¨¢ por rehacer al completo: la c¨¢mara frigor¨ªfica, el mostrador, los enseres. Una monta?a. Su madre le ofrece los ahorros de una vida, 6.000 euros. Ella encarga una c¨¢mara de segunda mano. El 22 de noviembre atraviesa el mercado, mientras lo desatascan, un empresario ic¨®nico, en peque?a comitiva de gran ayuda. ¡°?Es usted Joan Roig?¡±, le inquiere ella. ¡°?Qu¨¦ necesitas?¡±, responde. ¡°Lo que pueda, vend¨ªa salazones¡±, explica Julia. ¡°Me hace usted la competencia¡±, sonr¨ªe, ¡°pero su negocio es singular, no puede perderse¡±. Esa misma tarde le ingresa 8.000 euros. Poco despu¨¦s, le llega de la Seguridad Social la ayuda de 5.000 euros a los aut¨®nomos, a la espera de los de la Generalitat, que aterrizan al fin al filo de la Navidad.
Relanzamiento enhebrado. ¡°Mi campa?a de Navidad ha funcionado de maravilla¡±, confiesa por tel¨¦fono, aliviada, este lunes. Aunque Julia no pueda llevar en su coche ¡ªdesapareci¨®¡ª las mojamas a su parada, usa un carro de hipermercado, ¡°mi carrito de los helados¡±, r¨ªe, contagiosa. Es el ¨¦xito de un cuadril¨¢tero virtuoso: el impulso emprendedor, la instant¨¢nea solidaridad de los pr¨®ximos, el apoyo empresarial, la ayuda oficial. Todo suma.
Todo, incluidos los ingentes apoyos p¨²blicos, tan criticados porque en buena parte son dispensados a ritmo de goteo. En ocasiones, como las ayudas econ¨®micas directas personales, ¡°mediante el sistema de anticipo, que es del todo novedoso, a diferencia, y a mayor velocidad que en cualquier cat¨¢strofe anterior¡±, razona su responsable, Virginia Barcones, directora general de Protecci¨®n Civil, del Ministerio del Interior. ¡°Algunos ponen trabas y desincentivan su tramitaci¨®n al difundir el bulo de que generan intereses¡±, lamenta la delegada del Gobierno en Valencia, Pilar Bernab¨¦. Tambi¨¦n destaca que la administraci¨®n central ha desplazado a 19.000 efectivos (soldados, polic¨ªas, forestales, t¨¦cnicos); la auton¨®mica, 495, aunque muchos otros van y vienen desde la capital valenciana en el d¨ªa, subrayan en su departamento de Emergencias (Interior). Al cabo, ¡°los datos de empleo y actividad revelan sin ninguna duda que las pol¨ªticas mitigadoras, incluidos especialmente los ERTE, est¨¢n surtiendo efecto¡±, declara a este diario el gobernador del Banco de Espa?a, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢.
Por debajo de historias como la de Julia permanecen las grandes cifras del desastre, ya ajustadas a la zona cero: 2.400 industrias seriamente da?adas; 2.880 naves y locales; 7.000 millones de facturaci¨®n en el alero; y 30.000 trabajadores, calcula la C¨¢mara de Comercio de Valencia (datos a 22 de noviembre). Y palpita el debate sobre qu¨¦ bases debe reunir el relanzamiento. Sobre si una simple reposici¨®n de edificios en iguales lugares y modos no augura nuevas desgracias. Lo advirti¨® para este reportaje, desde Barcelona, el cantante de X¨¤tiva, Raimon, siempre en¨¦rgico: ¡°Si no hay prohibiciones de urbanizar y desv¨ªo de corrientes, si nadie es castigado, si no se responde con energ¨ªa a la indignaci¨®n popular, en pocos a?os volver¨¢ el desastre¡±. Lo profetiz¨® hace veinte a?os en Al meu pa¨ªs la pluja no sap ploure. La lluvia llueve mal ah¨ª, se sab¨ªa.
¡°Todo lo inundado es inundable, por definici¨®n¡±, sintoniza el catedr¨¢tico de An¨¢lisis Econ¨®mico Francisco P¨¦rez desde su sobrio despacho en el prestigioso Instituto Valenciano de Investigaciones Econ¨®micas (IVIE), que fund¨®. Pero incluso sin una prohibici¨®n radical de reedificar, ¡°se pueden hacer cosas, las infraestructuras de prevenci¨®n que llevan retraso, la construcci¨®n con criterios prudentes, la formaci¨®n de la gente ante las cat¨¢strofes¡±, detalla. ¡°Somos absolutamente contrarios a la especulaci¨®n y a la econom¨ªa extractiva porque es perjudicial para nuestro pa¨ªs, luchamos para que eso no suceda, para no malbaratar nuestra costa, eso no hace ning¨²n bien a nadie¡±, proclama con ¨ªmpetu la empresaria Agn¨¨s Noguera, consejera delegada de Libertas 7, una potente firma de inversi¨®n inmobiliaria y financiera, y vicepresidenta de la Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios (AVE), entidad empresarial ¡ªno patronal¡ª similar al C¨ªrculo de Econom¨ªa barcelon¨¦s.
Frente a esos anhelos, el Gobierno auton¨®mico de Carlos Maz¨®n ha lanzado un doble jarro de agua fr¨ªa. Por un lado, acaba de aprobar una ley de ¡°simplificaci¨®n administrativa¡± que facilita la construcci¨®n en zonas peligrosas. Pero el general Francisco Jos¨¦ Gan Pampols, vicepresidente de ese Consell dotado de plenos poderes para la reconstrucci¨®n, recuerda expresamente sobre este asunto, en declaraciones a este diario, que ¡°la ley del agua y las directivas europeas ya traspuestas por Espa?a imponen que no se puede construir en zonas inundables¡±: y es que 270.000 personas viven en 90.000 viviendas situadas en zonas anegables de toda Valencia, seg¨²n ST-Sociedad de Tasaci¨®n. Y ante el segundo sinsentido, la modificaci¨®n del Pativel, el plan de ordenaci¨®n de la costa del Gobierno de Ximo Puig, que prohib¨ªa construir a menos de 500 metros del litoral, reduci¨¦ndolos a 200, adelanta la noticia de que ¡°visto el fen¨®meno ocurrido, el conseller de Medio Ambiente exigir¨¢ su revisi¨®n¡±.
Mucho depender¨¢ de la opini¨®n p¨²blica y de la actitud, influencia y ritmo de relanzamiento del empresariado. Algunos ya cabalgan. Otros se baten por los seguros, la financiaci¨®n, el encargo de maquinaria. Entre los m¨¢s pr¨®ximos a la jubilaci¨®n, que son bastantes porque constituyen segunda generaci¨®n de los pol¨ªgonos que se erigieron en los gloriosos sesenta, hay menos decisi¨®n. Un amigo del profesor Francisco P¨¦rez, empresario qu¨ªmico en Paiporta, de 70 a?os, le cuenta: ¡°Lo tengo todo destruido, hab¨ªa liquidado mis deudas, incluso si me llega la financiaci¨®n y es en condiciones favorables, tengo dudas de si mi horizonte vital da para meterme en nuevos l¨ªos¡±. En esa localidad ha reabierto una panader¨ªa, ¡°pero hab¨ªa tres que no lo har¨¢n¡±, explica.
Y adem¨¢s, existe una prisa objetiva. ¡°En la pandemia la paralizaci¨®n afectaba a todos por igual, pero ahora no, si no retomas la actividad enseguida, te arriesgas a que otro ocupe tu segmento de mercado y cuando est¨¦s listo, tus clientes ya no vuelvan¡±, describe To?o Pons, presidente de Importaco, la s¨¦ptima empresa valenciana, l¨ªder europeo en frutos secos y primer grupo espa?ol en agua embotellada, cuyas 14 f¨¢bricas (en Espa?a, Reino Unido, Italia, Turqu¨ªa y Polonia) facturar¨¢n este a?o en total 900 millones de euros. Dos de ellas, en la zona siniestrada.
Pons es paradigma de recuperaci¨®n r¨¢pida, basada en decisi¨®n inmediata y potencia de maniobra. Al d¨ªa siguiente de la gran inundaci¨®n acudi¨® a pie ¡ª¡±lo hice por primera vez, y con mucha dificultad para acceder¡±¡ª a la principal factor¨ªa del grupo, en Beniparrell (40.000 metros cuadrados). La parte principal est¨¢ en alto, a 1,30 metros, ¡°y el agua lleg¨® solo a 1,10 metros¡±. Pero la mitad a ras de suelo, almac¨¦n, alguna maquinaria y c¨¢maras frigor¨ªficas, qued¨® arrasada. ¡°Llamamos a nuestra gente, acudi¨® mucha, voluntariamente, y el 1 de noviembre restablecimos luz, agua y limpieza; el 5 de diciembre ya arrancaron algunos turnos y l¨ªneas de producci¨®n¡±.
M¨¢s duro arreglo tiene la f¨¢brica de Carlet, ¡°la mitad vol¨® por el tornado, se llev¨® techo y paredes, bloqueando a 25 trabajadores¡±, relata Pons. A fin de a?o, todav¨ªa a unos 200 de los 678 trabajadores afectados se les dispensa terapia: ¡°El covid dispar¨® la ansiedad, la dana la eleva a depresi¨®n¡±. Y eso, en una empresa que los envi¨® a todos a casa, garantiz¨® sus empleos sin ERTES, les dio facilidades financieras y servicio de desplazamiento en autob¨²s.
Este sector m¨¢s din¨¢mico de la burgues¨ªa valenciana, entrenado en la reivindicaci¨®n de un mejor entorno empresarial mediante el Corredor Mediterr¨¢neo, o en la Fundaci¨®n Lab-Mediterraneo para digitalizar empresas, ha eclosionado ahora con su respuesta a la dana, en sinton¨ªa con las donaciones de Joan Roig, muy sensibilizado tras perder a varios colegas emprendedores en la noche fat¨ªdica. Junto con Agn¨¨s Noguera, Pons y otros colegas de la AVE han lanzado distintas iniciativas: masivas cenas de solidaridad bajo el lema ¡°desde Valencia para Valencia¡± que ha recaudado varios millones en ayuda a los afectados; consultor¨ªas estrat¨¦gicas para repensar c¨®mo se reanuda la actividad; y sobre todo la campa?a ¡°Empresarios para empresarios¡±: cada uno patrocina a un colega afectado, de modo que ¡°hay bastantes que ayudan ?a su propio competidor!, mientras logra renovar la maquinaria¡±, en distintos sectores, por ejemplo en la impresi¨®n, ensalza Noguera.
¡°Es maravilloso lo que hacen¡±, apostilla en tercera persona Rosendo Ort¨ª, director general de la Caixa Popular, de corte cooperativo ¡ªel 6% del cr¨¦dito valenciano; cuota del 16% en el ¨¢rea damnificada¡ª, como si no estuviese conjurado en esta nuevo empe?o solidario. Ah¨ª est¨¢n sus 14 oficinas en la zona (de 78 en total) que han suspendido el cobro de comisiones, su activismo en el programa del ICO, sus ayudas a tramitar documentaci¨®n de los siniestros, sus cr¨¦ditos-puente a inter¨¦s cero¡
Rosendo tambi¨¦n pas¨® la noche del 29-0 encaramado al tanque de gasolina de un cami¨®n. La riada ha da?ado m¨¢s a los m¨¢s desiguales (por abajo), pero ha tocado a todos (tambi¨¦n por arriba), y a la fibra moral de casi todos. Noguera niega que actuasen con el prop¨®sito de reconstruir una ¨¦lite m¨¢s digna, ¡°aunque quiz¨¢ lo estamos haciendo, somos conscientes de nuestro deber con el entorno y de la obligaci¨®n de trascender el marco estricto de nuestras empresas, tenemos poder como sociedad civil y queremos usarlo bien¡±. Sugerente noticia. El compromiso c¨ªvico sol¨ªa ser patrimonio de vulnerables, desamparados, arrinconados. La desgracia colectiva ha ensanchado este horizonte.
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