Las mujeres de Arag¨®n fueron menos tratadas y peor asistidas en la covid
Un estudio de la Universidad de Zaragoza revela c¨®mo afect¨® la desigualdad de g¨¦nero a la asistencia sanitaria durante la pandemia
Menos diagnosticadas, menos ingresadas en los hospitales y menos asistidas en general. Ser mujer en Arag¨®n durante la pandemia del coronavirus fue una desventaja a la hora de recibir asistencia sanitaria. El rol de cuidadora, la mayor longevidad y la mayor institucionalizaci¨®n en residencias de mujeres fueron el c¨®ctel perfecto para que la desigualdad se cebara con ellas en este per¨ªodo de incertidumbre. Lo demuestra con datos un exhaustivo trabajo llevado a cabo por el Grupo de Investigaci¨®n en Servicios Sanitarios de Arag¨®n (Grissa) y que ha contado con la participaci¨®n de cient¨ªficas de la Universidad de Zaragoza y el Instituto de Investigaci¨®n Sanitaria de Arag¨®n.
Un total de 390.000 personas residentes en Arag¨®n que dieron positivo de covid en el sistema p¨²blico han sido la materia prima de este estudio, que ha abarcado desde marzo de 2020 a 2022, el periodo pand¨¦mico clave. ¡°Nos llamaron la atenci¨®n algunos datos y empezamos a estudiarlos¡±, cuenta Mar¨ªa Jos¨¦ Rabanaque, epidemi¨®loga del Grissa. Y lo completa la responsable del estudio, Isabel Aguilar: ¡°Ya sab¨ªamos que las mujeres ingresan menos y sus estancias hospitalarias suelen ser m¨¢s cortas, pero vimos que en la pandemia, las diferencias se agrandaban¡±.
Y los datos arrojados son claros. Entre los varones que fallecieron a 30 d¨ªas de ser diagnosticados, el 77% hab¨ªan sido ingresados, mientras que en el caso de las mujeres fallecidas el porcentaje descend¨ªa al 69%, ocho puntos menos. Tambi¨¦n eran menos los d¨ªas que ellas permanec¨ªan ingresadas con respecto a ellos, lo mismo que en menor medida fueron internadas en las UCI, con diferencias evidentes y mayores en la primera ola -10,7% de los varones frente al 3,6% de las mujeres- lo que lleva a las investigadoras a una conclusi¨®n: ¡°Existen diferencias en la atenci¨®n sanitaria prestada a hombres y mujeres que se fueron reduciendo a lo largo de la pandemia, pero que persistieron incluso despu¨¦s de considerar otros factores como la edad, el nivel socioecon¨®mico de los pacientes o el lugar de residencia y la existencia de otras patolog¨ªas¡±.
Bajo esta afirmaci¨®n se esconden varias realidades que, como dice Isabel Aguilar, son ¡°la tormenta perfecta¡± para que ocurra esto y ¡°la mujer est¨¦ en situaci¨®n de mayor vulnerabilidad¡±. Por un lado, ellas son m¨¢s longevas, tienen menos nivel de ingresos y padecen m¨¢s enfermedades. Adem¨¢s, explica el estudio, tambi¨¦n acaban en mayor medida viviendo en residencias y padeciendo enfermedades como demencia y depresi¨®n asociadas a esa edad, y ¡°todo son factores que suman para ser peor diagnosticadas y para acudir o ser llevadas menos al hospital¡±. Adem¨¢s, explica Aguilar, tambi¨¦n hay que tener en cuenta su rol de cuidadora, que hace que ellas ¡°vayan m¨¢s tarde al m¨¦dico¡±. ¡°De hecho, se ponen en el ¨²ltimo lugar, por eso vemos tantas veces a muchas mujeres que han estado cuidando a sus maridos por cualquier enfermedad, y fallecen poco despu¨¦s de quedarse viudas¡±, cuenta Rabanaque.
La guinda de estos comportamientos son, seg¨²n estas investigadoras, unos protocolos sanitarios que se aplican por igual a todos cuando ¡°muchos s¨ªntomas no son iguales en hombres y mujeres¡±. Pese a ello, se despliegan los mismos procesos de atenci¨®n y cuidados, confirma la epidemi¨®loga Rabanaque, entre otras cosas porque no existen gu¨ªas cl¨ªnicas ¡°que expliquen estas diferencias¡±. En paralelo, ¡°falta una mayor sensibilidad en el personal sanitario¡±, a?ade Aguilar, ¡°y cambios estructurales para hacer frente a esas desigualdades, pero los profesionales no son conscientes de esas diferencias y no est¨¢n habituados¡±.
?Son las mujeres m¨¢s invisibles y consideradas menos importantes? Seg¨²n esta profesional, ¡°hay una percepci¨®n del riesgo diferente, tanto en los pacientes seg¨²n sean hombres y mujeres, en sus entornos y tambi¨¦n en los profesionales que los asisten¡±. Se detecta incluso en la prescripci¨®n de f¨¢rmacos, apunta. De hecho, el grupo de investigaci¨®n ha ampliado ahora a otras patolog¨ªas este trabajo -con una base de 700.000 ciudadanos y pacientes- y est¨¢n descubriendo que ¡°este patr¨®n de desigualdad se repite aun con protocolos id¨¦nticos y las mismas prescripciones farmacol¨®gicas¡±.
Por todo esto, el trabajo concluye con una petici¨®n: ¡°Si queremos reducir las desigualdades en la salud y en los servicios sanitarios hacen falta directrices claras y con una perspectiva de g¨¦nero de cara a pr¨®ximas pandemias¡±. Las investigadoras denuncian que ¡°la igualdad llega m¨¢s tarde al ¨¢mbito sanitario¡± porque aunque se empieza a tener mucha evidencia cl¨ªnica, ¡°siguen faltando estudios como este que constaten las diferencias y sobre todo que puedan implementarse en la pr¨¢ctica¡±. No se trata solo de que las mujeres vivan m¨¢s, inciden, sino ¡°de conseguir que no vivan con peor calidad.¡±
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