Una escuela para mantener viva la memoria de Ucrania en Murcia
150 menores ucranios se forman con el curr¨ªculum oficial de su pa¨ªs a trav¨¦s de un proyecto que es tambi¨¦n un punto de encuentro y convivencia para las familias


Es s¨¢bado por la ma?ana, pero las aulas del instituto El Carmen, de Murcia, bullen de actividad. A las 9 en punto, 153 alumnos toman asiento repartidos en 12 grupos, uno por curso desde primero de primaria a segundo de bachillerato. Estar¨¢n all¨ª hasta las dos de la tarde recibiendo clases de lengua y literatura, historia, geograf¨ªa, biolog¨ªa o matem¨¢ticas. Pero los contenidos no ser¨¢n los mismos que reciben el resto de alumnos murcianos. Ellos siguen el curr¨ªculum del sistema educativo ucranio con el objetivo de no olvidar su lengua ni sus ra¨ªces y de, tal vez, un d¨ªa, retomar la formaci¨®n universitaria en su pa¨ªs de origen.
El proyecto, explica a EL PA?S Natalia Kontsur, directora de esta particular escuela, forma parte de un programa del Ministerio de Educaci¨®n de Ucrania, denominado ¡°Escuela Internacional de Ucrania¡±, que se puso en marcha hace casi dos d¨¦cadas para facilitar que los ni?os y j¨®venes ucranios residentes en pa¨ªses europeos pudieran acceder a la titulaci¨®n oficial de su pa¨ªs y continuar en ¨¦l sus estudios universitarios. Los estudiantes siguen el curr¨ªculum oficial de Ucrania y son evaluados desde Kiev. Los que pasan las pruebas, reciben los t¨ªtulos oficiales de primaria, secundaria y bachillerato de manera que podr¨ªan, si as¨ª lo quisieran, ingresar en la universidad sin tener que hacer ninguna prueba extra o convalidaci¨®n.

La escuela internacional est¨¢ implantada en pa¨ªses como Francia, Italia, Grecia o Espa?a, donde hay una decena de estos colegios. El de Murcia es uno de los m¨¢s antiguos del pa¨ªs: cumple 16 a?os este 2025 y, desde el comienzo de la guerra, en febrero de 2022, sus alumnos se han multiplicado de manera exponencial. De los 20 alumnos que hab¨ªa en 2009, pasaron a ser 230 en los meses inmediatamente posteriores a la invasi¨®n rusa, en marzo, abril y mayo de 2022. En la Regi¨®n de Murcia hay censados unos 14.000 ciudadanos ucranios, una cifra que pr¨¢cticamente se ha duplicado en estos a?os (eran unos 8.000 antes del conflicto). El volumen de alumnos se ha estabilizado ahora en torno a los 150 estudiantes de entre 5 y 17 a?os. ¡°Las familias los traen no solo por el aspecto acad¨¦mico. Muchos encuentran aqu¨ª un refugio, un espacio donde tener presente su pa¨ªs y su cultura. Muchos vienen buscando un trozo de Ucrania en Murcia¡±, resume Kontsur, ya que, adem¨¢s de las materias obligatorias, en la escuela se imparten clases de danza y m¨²sica tradicionales, se celebran las fiestas m¨¢s representativas del pa¨ªs, se estudia su gastronom¨ªa y su folklore.
Kontsur lleg¨® a Murcia en el a?o 2000 junto con su marido a trav¨¦s de un amigo de la familia en busca de una vida mejor. Tuvo dos hijos ¨Dque hoy tienen 14 y 21 a?os¨D y fue una de las impulsoras de esta escuela, que gestiona la Asociaci¨®n Nueva Generaci¨®n, que es la que selecciona al profesorado: docentes ucranios residentes en Murcia y que, en muchas ocasiones, encuentran en la escuela una primera v¨ªa de acceder a un empleo, una tarea que no siempre es f¨¢cil por la barrera del idioma.
Es lo que le ocurri¨® a Lina Vzheshch, que lleg¨® a Murcia hace un a?o con su hija Anna, de cinco. Su marido fue uno de los muchos civiles que decidi¨® alistarse al ej¨¦rcito ucranio cuando estall¨® la guerra, y ella permaneci¨® en su ciudad, Vinnitsa, a unos 260 kil¨®metros al suroeste de Kiev, envuelta en una vor¨¢gine constante de idas y venidas a los refugios cada vez que sonaban las sirenas, hasta que recibi¨® la fatal noticia de que su marido hab¨ªa fallecido. ¡°Necesitaba cambiar¡±, resume para explicar c¨®mo sali¨® del pa¨ªs con su hija. Una amiga le consigui¨® alojamiento en Murcia, donde est¨¢ estudiando espa?ol con el objetivo de volver a trabajar como maestra, no solo en el colegio ucranio, sino en uno local. ¡°En Navidades hemos echado mucho de menos estar en Ucrania, pero nuestra idea es quedarnos aqu¨ª. Aqu¨ª mi hija est¨¢ segura, su nuevo colegio le parece el mejor colegio del mundo¡±, explica, y pide a los pa¨ªses europeos ¡°no olvidar a Ucrania, a sus militares, a sus voluntarios y a su poblaci¨®n civil¡±.

La seguridad para los hijos es lo que ha impulsado a la mayor¨ªa de familias que pasan por el colegio ucranio en Murcia a abandonar su pa¨ªs y a no plantearse volver. ¡°Con la guerra, todo se puso patas arriba. La vida me parece diferente ahora, mis valores han cambiado por completo, mis prioridades han cambiado y solo son poder dar una buena vida a mis hijos¡±, explica Valeria Chernukha, que abandon¨® su ciudad, Dnipr¨®, muy cerca de la frontera con Rusia, el 26 de febrero de 2022, solo dos d¨ªas despu¨¦s de estallar el conflicto. Ah¨ª inici¨® un largo periplo que la ha llevado a residir en Alemania, Ruman¨ªa y diferentes ciudades de Espa?a hasta llegar a Murcia hace un mes con su hijo Marc, de 6 a?os, y su hija Mariana, de tres, que apenas ten¨ªa nueve meses cuando emprendieron la huida. Sin empleo, Chernukha recuerda que regentaba un restaurante en su pa¨ªs, donde todav¨ªa viven su madre y sus suegros. ¡°Ellos no quieren irse, no se ir¨¢n de all¨ª. Muchos adultos deciden permanecer, pero con ni?os peque?os es muy complicado seguir¡±, apunta. Es un pensamiento generalizado: Yana Zenliana siti¨® lo mismo el primer d¨ªa de la guerra, cuando comenzaron los bombardeos sobre Kiev. ¡°Mir¨¦ el puente que cruza el r¨ªo Dnieper y pens¨¦ que si esper¨¢bamos un solo d¨ªa, ya no podr¨ªamos cruzar. En una hora hice la maleta: medicinas, un par de trajes, ropa para mi hija. Ya no pude sacar dinero. Y nos fuimos hacia la frontera, sin un destino claro¡±, relata junto a su hija Mia, de cinco a?os. Al preguntarle sobre su futuro, no tarda ni un segundo en responder que su intenci¨®n es volver a su pa¨ªs. ¡°Estamos bien, pero vamos a volver. Nadie sabe cu¨¢ndo, pero volveremos¡±, insiste rotunda.
Y es que, a pesar de la seguridad que estos refugiados pueden hallar en el extranjero, la adaptaci¨®n no siempre es f¨¢cil, como cuenta Olena Zabihailo, que no puede evitar romper a llorar al hablar de su hijo Denys, de 17 a?os, a quien lleva dos a?os sin ver, puesto que el adolescente decidi¨® abandonar Espa?a e instalarse en Polonia, muy cerca de su ciudad natal, en la frontera con ese pa¨ªs. Zabihailo sali¨® de Ucrania a principios de marzo de 2022 con Denys, que ten¨ªa entonces 14 a?os, y con su hermana Anastasia, que ten¨ªa 5. Tras un breve paso por Polonia, donde reside el padre de los ni?os, se trasladaron a Murcia, pero el chico nunca lleg¨® a adaptarse. Recuerda aquella como una ¨¦poca ¡°de mucho sufrimiento¡± que acab¨® con la marcha del menor. ¡°A veces quedarse resulta m¨¢s duro que volver¡±, explica, aunque considera que en su pa¨ªs ¡°no hay futuro¡±, no solo por la situaci¨®n de guerra, sino tambi¨¦n por el enorme ¨¦xodo que ha dejado a las ciudades con una poblaci¨®n envejecida con la que ser¨¢ dif¨ªcil reconstruir el pa¨ªs. La peque?a Anastasia, que ahora tiene ocho a?os, habla un perfecto espa?ol y est¨¢ totalmente adaptada en Murcia, interviene en la conversaci¨®n para dejar claro que ella s¨ª volver¨¢ a Ucrania, que quiere ver a su hermano, a su padre, a sus abuelos. Mientras llega ese d¨ªa, el colegio ucranio del instituto El Carmen sigue siendo su cadena de uni¨®n con el lenguaje, las tradiciones y las costumbres de ese pa¨ªs que, a pesar de su corta edad, no ha borrado de sus recuerdos.

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