28-F, D¨ªa de Andaluc¨ªa: el PP toca el himno del agravio frente a Catalu?a
El recurrente debate sobre el trato del PSOE a ambas comunidades se adue?a de la pol¨ªtica en la andaluza, donde ha crecido con fuerza el apoyo al centralismo
Hay un tema fijo en Andaluc¨ªa: Catalu?a. Recurrente desde la Transici¨®n, el enfriamiento del proc¨¦s no ha mermado su protagonismo, que va a m¨¢s esta legislatura en el discurso del PP y del Gobierno andaluz de ...
Hay un tema fijo en Andaluc¨ªa: Catalu?a. Recurrente desde la Transici¨®n, el enfriamiento del proc¨¦s no ha mermado su protagonismo, que va a m¨¢s esta legislatura en el discurso del PP y del Gobierno andaluz de Juan Manuel Moreno, con especial ¨¦nfasis tras la llegada de Mar¨ªa Jes¨²s Montero al liderazgo del PSOE-A. Esta semana, marcada por el 28-F de este viernes, aniversario del refer¨¦ndum autonomista de 1980, la cuesti¨®n catalana se ha vuelto omnipresente. ?El motivo? La propuesta del Gobierno de quita de deuda auton¨®mica, rechazada por la Junta pese a que la comunidad est¨¢ entre las m¨¢s beneficiadas: el importe de la propuesta es el mayor en t¨¦rminos absolutos y, por habitante, es igual a los de Catalu?a, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Murcia. Antes han sido otros temas, pero la idea del PP ha sido invariable: el PSOE agravia a Andaluc¨ªa en beneficio de Catalu?a.
Esta narraci¨®n, que ahora vive un pico de intensidad, es un cl¨¢sico del PP. En 2006, con Javier Arenas al frente, el partido acusaba al presidente Manuel Chaves de ¡°enterrar la dignidad de los andaluces que ganaron el 28-F¡± por respaldar el Estatut; ahora, con Moreno como l¨ªder, presenta a Mar¨ªa Jes¨²s Montero como personificaci¨®n de la ¡°traici¨®n¡±. Ya el mismo 8 de enero en que anunciaba su candidatura para liderar el PSOE-A, la portavoz del Gobierno andaluz, la popular Carolina Espa?a, la retrataba como la ministra de Hacienda que hab¨ªa ¡°traicionado¡± a su tierra por lo que el PP llama el ¡°cupo catal¨¢n¡±.
Catalu?a aparece casi en cada valoraci¨®n de la tarea de Montero. ?Tributos? El PP la ha acusado de ¡°fre¨ªr a impuestos¡± a los andaluces mientras da ¡°independencia fiscal¡± a Catalu?a. ?Salario m¨ªnimo? Cuando el Gobierno aprob¨® la subida, el PP sostuvo que la ministra hace abonar el IRPF a ¡°95.000 andaluces¡± para ¡°beneficiar a Catalu?a¡±, ya que ese dinero ir¨¢ a pagar su deuda. ?Deuda? Esta semana, cuando Montero ha anunciado una quita equivalente a 2.285 euros por andaluz ¡ªcifra casi id¨¦ntica a la de Catalu?a, 2.284¡ª, la Junta ha hablado de ¡°traje a medida¡± del independentismo y otra vez de ¡°traici¨®n¡±. Moreno sostiene que solo sirve para ¡°pagar la fiesta del proc¨¦s¡±. ¡°Catalu?a pidi¨® champ¨¢n y ostras y los dem¨¢s men¨² de la casa, pero la cuenta se paga a escote¡±, ha escrito en X Toni Mart¨ªn, el portavoz del PP-A.
¡°El discurso del agravio siempre ha funcionado, porque se basa en estereotipos asentados¡±, explica el catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Granada Juan Montabes. ¡°El propio PSOE us¨® el reconocimiento [estatutario] obtenido antes por Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco para movilizar al electorado el 28-F con la idea de ¡®no quedarse atr¨¢s¡¯, como dec¨ªa Rafael Escuredo [primer presidente de la Junta]. Con el tiempo, los socialistas modularon su discurso, porque para gobernar necesitaban ser fuertes en Andaluc¨ªa y en Catalu?a. Mientras tanto, el PP, aunque hizo cesiones al nacionalismo con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, ha apostado desde el debate sobre el Estatut por sacrificar voto en Catalu?a a costa de ganarlo fuera, incluida Andaluc¨ªa, intensificando el discurso del agravio¡±.
Lazos y recelos
Catalu?a ha sido en la pol¨ªtica andaluza una moneda de dos caras. Por un lado, ha habido una explotaci¨®n de la sensaci¨®n de agravio frente a la m¨¢s rica e influyente Catalu?a, destino de una inmigraci¨®n andaluza tan masiva en los 60 y 70 que a Barcelona se la conoc¨ªa como ¡°la novena provincia¡±. Un flujo as¨ª crea lazos, pero tambi¨¦n recelos. Sobre todo, si hay discursos que los facilitan. En Andaluc¨ªa han circulado con profusi¨®n los escritos del joven Jordi Pujol sobre el andaluz ¡°an¨¢rquico¡± y ¡°destruido¡±, o los comentarios de Josep Antoni Duran Lleida, siendo portavoz de CiU en el Congreso, acerca de la afici¨®n del campesino meridional a gastarse el PER ¡°en el bar¡± a costa del pay¨¦s.
Pero Catalu?a tambi¨¦n ha sido para parte de Andaluc¨ªa ejemplo a seguir, explica el historiador Javier T¨¦bar, que durante la resaca del proc¨¦s particip¨® en una iniciativa liderada por el escritor Javier Aristu ¡ªfallecido en 2021¡ª para propiciar el di¨¢logo entre ambas comunidades. ¡°Tanto por su b¨²squeda de autonom¨ªa como por disfrutar de una econom¨ªa m¨¢s din¨¢mica ¡ªse?ala¡ª, sectores progresistas andaluces han considerado a Catalu?a una inspiraci¨®n¡±. Es un fen¨®meno enraizado en el siglo XIX, cuando las vanguardias federalistas andaluzas identifican en Catalu?a una aliada por su ¡°visi¨®n perif¨¦rica¡± frente a los ¡°dictados de Madrid¡±, forjando una conexi¨®n que se extiende al andalucismo del siglo XX, desde Blas Infante hasta las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, que incluyeron una en Barcelona, repasa Carlos Arenas, autor de Lo andaluz: historia de un hecho diferencial. ¡°El 4-D se dec¨ªa ¡®Andaluc¨ªa, como la que m¨¢s¡¯. No se pretend¨ªa negar nada a Catalu?a, sino ir igual de lejos¡±, afirma el escritor Antonio Manuel Rodr¨ªguez, patrono de la Fundaci¨®n Blas Infante. La renovaci¨®n del Estatuto andaluz de 2007 tambi¨¦n tuvo algo de reflejo imitativo del Estatut.
Catalu?a nunca ha sido un tema f¨¢cil para el PSOE-A. Durante d¨¦cadas, no obstante, logr¨® mantener el equilibrio, present¨¢ndose como garante del caf¨¦ para todos. ¡°Lo que es bueno para Catalu?a debe ser bueno para Andaluc¨ªa¡±, resolv¨ªa Chaves, que junto a otras muchas voces de su partido logr¨® incrustar en el imaginario colectivo el estereotipo de un villano oficial y enemigo del progreso de Andaluc¨ªa que no necesitaba recurrir a la figura del nacionalista insolidario. ?Cu¨¢l? El se?orito de derechas, ese que se gasta en Madrid las rentas que cobra en Andaluc¨ªa. Con eso machacaba al PP. No hay foto que el partido que gobern¨® durante 37 a?os haya hecho circular m¨¢s que aquella de Arenas haci¨¦ndose lustrar los zapatos en Madrid.
Del se?orito al ¡®indepe¡¯
La ecuaci¨®n cambi¨® en las elecciones andaluzas de 2018. Tras una campa?a con Catalu?a convertida en protagonista, los resultados arrojaron una in¨¦dita mayor¨ªa derechista del PP, Cs y Vox, que logr¨® su irrupci¨®n electoral tras presentarse al electorado con un v¨ªdeo de sus dirigentes a caballo. Cosas de la pol¨ªtica: un partido que se acercaba orgullosamente a la imagen cortijera usada para estigmatizar al PP complet¨® la terna que acab¨® con la hegemon¨ªa socialista y llev¨® a Moreno al poder.
Aquel viraje derechista, que tuvo lugar con el debate encendido por la cuesti¨®n territorial, mostr¨® que ¡°la sinton¨ªa de los sectores progresistas andaluces con Catalu?a se hab¨ªa ido quebrando con los a?os, o al menos se hab¨ªa debilitado¡±, analiza Javier T¨¦bar. ¡°En parte ¡ªa?ade¡ª, por la lejan¨ªa temporal de los lazos creados por la emigraci¨®n. En parte, porque el proc¨¦s no fue visto mayoritariamente como un movimiento popular, sino dirigido por las ¨¦lites, y para el que Andaluc¨ªa sol¨ªa aparecer como ejemplo de tierra subsidiada en contraste con la productividad catalana¡±.
Desde entonces, el agravio frente a Catalu?a ha sido uno de los ingredientes habituales del discurso del presidente Moreno. El indepe insaciable ha sustituido al se?orito como malo del oficialismo. El PP ha tirado del agravio en el debate sobre financiaci¨®n, pero tambi¨¦n para acusar al Gobierno de postergar a Andaluc¨ªa en favor de Catalu?a en asuntos tan dispares como la red ferroviaria o la dependencia. En un pleno hace algo m¨¢s de medio a?o, Moreno afirm¨® que ¡°gran parte¡± de las ¡°deficiencias¡± de Andaluc¨ªa ¡°vienen de los privilegios¡± a otros territorios.
¡°De ser un espejo en el que reflejar aspiraciones, Catalu?a ha pasado a funcionar como justificaci¨®n de nuestro atraso, evitando cualquier autocr¨ªtica¡±, lamenta el escritor Antonio Manuel Rodr¨ªguez, que destaca la ¡°habilidad¡± de Moreno ¡ªnacido en Barcelona como hijo de emigrantes establecidos como comerciantes al volver¡ª al sortear en su discurso el repertorio del nacionalismo espa?ol, ¡°con poco recorrido en Andaluc¨ªa¡±. En su lugar, a?ade, Moreno recurre a la ¡°simbolog¨ªa andalucista¡±, de una forma parecida a como Alberto N¨²?ez Feij¨®o se mov¨ªa en el galleguismo.
Crece el centralismo
No es f¨¢cil saber si un dato demosc¨®pico es fruto de los t¨¦rminos del debate pol¨ªtico, o el debate es una adaptaci¨®n al cambio social detectado por la encuesta. Lo seguro es que el centralismo ha crecido m¨¢s en Andaluc¨ªa que en el conjunto del pa¨ªs. En 2011, antes del proc¨¦s, el 25,9% de los andaluces defend¨ªan un Estado sin autonom¨ªas o con menos competencias descentralizadas, lejos del 36,3% en Espa?a. El margen se hab¨ªa estrechado en 2018, en la antesala del cambio en Andaluc¨ªa: 27,6% frente a 30,8%. En octubre de 2024, tras m¨¢s de cinco a?os con el PP en el poder, el porcentaje de andaluces con posiciones centralistas (39,6%) supera al de Espa?a (38,9%).
Ning¨²n sondeo pronostica la p¨¦rdida del poder de Moreno, que combina un discurso de reivindicaci¨®n de la gesti¨®n del PP ¡ªpese a que la comunidad es ¨²ltima en PIB per c¨¢pita y primera en tasa de paro¡ª con la denuncia del trato de favor a Catalu?a, recurso casi tan reconocible ya como la bandera blanquiverde o el ¡°Andaluces, levantaos¡± del himno. El PP encadena cuatro victorias en Andaluc¨ªa desde 2022, incluida su mayor¨ªa absoluta en las auton¨®micas y su primer triunfo en unas europeas. ¡°Hemos corregido la miop¨ªa en Catalu?a [donde el PSC ha recuperado la primac¨ªa] a costa de desarrollar astigmatismo en el resto de Espa?a¡±, sostiene una fuente de Ferraz con la vista especialmente puesta en Andaluc¨ªa.