El a?o en que la Feria de Abril cruz¨® a la otra orilla del r¨ªo y se democratiz¨®
Sevilla conmemora el 50? aniversario del traslado de esta celebraci¨®n desde el centro de la ciudad a su ubicaci¨®n actual, una mudanza que acab¨® con su elitismo y multiplic¨® su atractivo tur¨ªstico
¡°La Feria de Sevilla es una celebraci¨®n extra?a si no se conocen a fondo sus claves culturales¡±. Lo afirma Isidoro Moreno, catedr¨¢tico em¨¦rito de Antropolog¨ªa de la Universidad Hispalense. ¡°Una fiesta sin programa¡±, a?ade, donde cada cual llega hasta donde sea capaz. Quiz¨¢s ese trampantojo de la realidad que es la ciudad ef¨ªmera que se construye cada a?o en una superficie de 450.000 metros cuadrados del barrio de Los Remedios tiene en esas particularidades su principal atractivo.
Este 2023, la Feria de Sevilla, que se celebra entre el 23 y el 30 de abril, conmemora los 50 a?os del traslado desde su primitiva ubicaci¨®n en el Prado de San Sebasti¨¢n, hoy un nudo gordiano en el centro de la ciudad, hasta Los Remedios, un barrio al otro lado del Guadalquivir con pedigr¨ª alto burgu¨¦s que recibi¨® a la feria en abril de 1973. Un cambio que fue crucial y que transform¨® tanto la fisonom¨ªa de la celebraci¨®n como el concepto de la fiesta, sus claves culturales y los c¨®digos de participaci¨®n de la ciudadan¨ªa. La convirti¨® en un evento l¨²dico que actualmente tiene un impacto en la ciudad de 900 millones de euros, consolidado como un atractivo tur¨ªstico de primer nivel.
¡°La feria cambia radicalmente en 1973 y se convierte en lo que es hoy gracias a la definici¨®n de la caseta, que es lo que marca a esta fiesta¡±, apunta Rafael Carretero, responsable durante 36 a?os del montaje del Real de Los Remedios (desde 1980 hasta 2016) como jefe de servicio de Fiestas Mayores en el Ayuntamiento de Sevilla. ¡°En El Prado, hasta la d¨¦cada de los a?os sesenta, todo estaba muy indefinido, cada caseta cambiaba cada a?o de forma, no hab¨ªa ninguna unificaci¨®n est¨¦tica¡±, rememora Carretero. ¡°La gente andaba con dificultad, los coches de caballos conviv¨ªan con los autom¨®viles, que cruzaban por en medio de la feria, hasta que se fueron definiendo unas calzadas y unos pasos peatonales y se consigui¨® llegar a una feria de 480 casetas en los primeros a?os setenta¡å, explica.
No sin controversia en una ciudad abonada a las pol¨¦micas, se decide celebrar la Feria de Sevilla al otro lado del r¨ªo a partir de 1973, con el reclamo ese a?o de la visita de la entonces princesa Sof¨ªa vestida de flamenca. Se construy¨® un Real ¡ªnombre con el que se conoce el recinto¡ª que multiplicaba por tres las dimensiones del anterior y que ha determinado para siempre su nueva est¨¦tica. ¡°Al llegar all¨ª nos encontramos con un pol¨ªgono regular magn¨ªficamente bien planteado, el eje de simetr¨ªa de las calles permite que desde todos los ¨¢ngulos se est¨¦ viendo la entrada principal de cada caseta¡±, desgrana Carretero, con el p¨®rtico triangular de entrada que en Sevilla se llama pa?oleta y unas cortinas que responden exclusivamente a dos colores, el rojo y el verde, coincidiendo con la equipaci¨®n de los equipos de f¨²tbol de la ciudad: el Sevilla FC y el Real Betis Balompi¨¦.
Junto a la transformaci¨®n urban¨ªstica ¡ªse introdujeron las calles con nombres de toreros y se defini¨® el paseo de caballos¨D, fue definitorio el cambio de concepto que llev¨® a la feria a la modernidad. ¡°El traslado era imprescindible, la especulaci¨®n hab¨ªa quitado mucho suelo al antiguo Prado de San Sebasti¨¢n, que desde el siglo XIX acog¨ªa el mercado de ganado que es origen de la feria hasta la fiesta l¨²dica que se comi¨® lo anterior¡±, explica Isidoro Moreno. Al multiplicar por tres la superficie, a?ade el catedr¨¢tico de Antropolog¨ªa, lleg¨® una ¡°cierta democratizaci¨®n¡± de la fiesta, ¡°hasta entonces bastante elitista, con casetas unifamiliares, disponibles solo para familias con posibilidades econ¨®micas y sociales, que trasladaban durante una semana su casa a estas construcciones ef¨ªmeras para invitar a sus amistades, hacer negocios, etc¨¦tera¡±. ¡°Los ni?os pobres en aquella ¨¦poca ¨¦ramos una mayor¨ªa que ¨ªbamos all¨ª a mirar c¨®mo se divert¨ªa una minor¨ªa¡±, apunta Moreno.
De esas casetas pertenecientes a una sola familia se pas¨® a casetas ¡°gestionadas por asociaciones formalizadas de 20 a 30 socios que pagan una cuota anual¡±, explica Moreno. Los sectores medios, que hasta entonces no ten¨ªan mucha posibilidad de disfrutar de la feria, ocupan desde entonces la fiesta. ¡°Incluso los partidos pol¨ªticos que a¨²n no estaban legalizados, tambi¨¦n sindicatos, normalizaron su presencia con las casetas a nombre del partido que a¨²n existen hoy, fue muy democratizador¡±, recuerda el catedr¨¢tico, que durante la d¨¦cada de los setenta fue secretario general del Partido del Trabajo de Andaluc¨ªa.
Igualmente, con la Feria de Los Remedios desaparecieron h¨¢bitos ahora tan impensables como ¡°ponerle horario¡± a la fiesta. ¡°Hab¨ªa una feria de ma?ana y una de tarde, una separaci¨®n que estaba determinada por la hora de los toros¡±, recuerda Moreno, pero tambi¨¦n por la cercan¨ªa del Prado al centro de la ciudad, lo que permit¨ªa ir y venir con facilidad: ¡°En el esquema actual, la feria empieza a directamente a mediod¨ªa¡±.
La estimaci¨®n para 2023 es que pasen por las 1.050 casetas del Real de Los Remedios en torno a cuatro millones de personas durante los ocho d¨ªas que dura la feria, con un impacto econ¨®mico de 930 millones de euros en las arcas municipales. Es ya la fiesta principal de la ciudad, doblando los ingresos que reporta la Semana Santa, y supone el 3% de su Producto Interior Bruto. ¡°No hay ninguna ciudad de Espa?a o Europa capaz de organizar una Semana Santa con el volumen que tiene la de Sevilla y dos semanas despu¨¦s, la feria. Y eso se debe al gran despliegue de recursos de todos los servicios municipales y un modelo de coordinaci¨®n entre todas las administraciones a trav¨¦s del Cecop [el Centro de Coordinaci¨®n Operativa de Sevilla], que se instala en las inmediaciones¡±, destaca el alcalde, el socialista Antonio Mu?oz.
El proyecto de una nueva ampliaci¨®n hacia otros terrenos ¡ªtambi¨¦n en la misma orilla del r¨ªo¨D, que se aparc¨® en 2020 con la llegada de la pandemia y la consiguiente suspensi¨®n de la feria, no se ha vuelto a abrir: ¡°El traslado ahora mismo no est¨¢ encima de la mesa¡±, zanja el alcalde ante la petici¨®n de ciertos sectores de la sociedad sevillana que, a pesar de esa primera democratizaci¨®n, siguen sin poder contar con una caseta, imprescindible para el disfrute de una feria donde la entrada no es libre m¨¢s que en los m¨®dulos llamados ¡°de distrito¡±, que son de titularidad municipal.
¡°Esta feria no se ha quedado peque?a¡±, recalca igualmente Rafael Carretero, que como profundo conocedor del montaje del Real, ofrece unas claves convincentes: ¡°No podemos crecer m¨¢s, estamos en el l¨ªmite. Crear¨ªamos m¨¢s residuos, necesitar¨ªamos m¨¢s avituallamiento, es decir, la entrada de m¨¢s camiones con horario de carga y descarga, y todo eso es muy complejo. Va en detrimento del horario del paseo de caballos y, por tanto, de la belleza intr¨ªnseca de la feria¡±. De este modo, se mantiene adem¨¢s la idiosincrasia de esta fiesta ¡°extra?a¡±, donde ¡°tener un amigo es la llave¡±, reconoce Carretero: ¡°La feria de Sevilla es as¨ª, esto no es multitudinario¡±.
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