Las residencias catalanas ven la luz al final del t¨²nel tras rozar el 50% de vacunados
La covid-19 se ha cebado con las residencias de ancianos y discapacitados: cerca de 28.800 personas se infectaron y unas 8.000 fallecieron
Las residencias de ancianos empiezan a albirar la luz al final del t¨²nel en el que se han encontrado desde el inicio de la pandemia. El motivo no es otro que la llegada de la vacuna. El Departamento de Salud calcula que en torno al 50% de sus residentes (el pasado viernes era 22.373, un 47%) han recibido la primera dosis, aunque evitan clarificar cu¨¢ndo prev¨¦n acabar de administrarla. Desde el inicio de la pandemia, m¨¢s de 28.700 residentes se han infectado y unos 8.000 han fallecido, seg¨²n la Generalitat. El 55% de las muertes a causa de la covid-19 en Catalu?a se han producido en estos centros.
Eran el caldo de cultivo perfecto para un virus que se hace grande en espacios cerrados y masacra a los a?osos. Las residencias de ancianos y discapacitados fueron las grandes v¨ªctimas del factor sorpresa con el que el desconocido Sars-Cov-2 azot¨® el mundo la pasada primavera: lugares cerrados, sin protecci¨®n ni protocolos preventivos, ventilados lo justo y repletos de personas muy vulnerables. La covid-19 se ceb¨® con ellos. Una y otra vez. En la primera ola y en la segunda.
¡°La primera ola fue de absoluta incertidumbre y estupefacci¨®n. Muri¨® mucha gente y muy r¨¢pido. Faltaba material y todo estaba colapsado. No est¨¢bamos preparados. Fue un caos total¡±, resume ahora Vicente Botella, presidente de Upimir, patronal de las peque?as y medianas residencias. El virus se colaba por todas partes y los ancianos ca¨ªan enfermos uno tras otro. De poco sirvi¨® cerrar las residencias a visitas externas a mediados de marzo e intentar blindar los centros. El coronavirus ya estaba dentro y hac¨ªa estragos: enfermaban, se contagiaban entre ellos, no hab¨ªa recursos en las residencias para atenderlos y los profesionales, sin acceso a equipos de protecci¨®n individual (EPI), eran tambi¨¦n vectores de transmisi¨®n o v¨ªctimas del virus ¡ªo las dos cosas¡ª.
Seg¨²n un estudio realizado por el Hospital Vall d¡¯Hebron de Barcelona en las 69 residencias de su ¨¢rea de influencia, el 24% de los mayores residentes en los centros y un 15% de sus empleados dieron positivo por coronavirus entre los pasados 10 y 24 de abril. ¡°No sab¨ªamos nada. No ten¨ªamos EPI, no conoc¨ªamos el virus¡ El personal no sab¨ªa qu¨¦ hacer porque estaban acostumbrados a cuidar, no a curar¡±, coincide Montse Llopis, de la patronal ACRA. La enfermedad, adem¨¢s, circulaba silenciosa en la mayor¨ªa de los casos: el mismo estudio de Vall d¡¯Hebron constata que el 70% de los residentes y el 56% de los trabajadores infectados por la covid-19 fueron asintom¨¢ticos.
La abuela de V¨ªctor Ech¨¢iz fue uno de ellos. La anciana, de 95 a?os, contraj¨® la covid-19 de forma asintom¨¢tica en abril en la residencia Palau en Palau-solit¨¤ i Plegamans (Vall¨¨s Occidental). Abuela y nieto llevaban ya varias semanas sin verse y todav¨ªa faltaba para volver a reencontrarse. ¡°Estuvieron encerrados en sus habitaciones tres meses. Mi abuela dio negativo el 10 de mayo, pero se pas¨® un mes m¨¢s confinada en su habitaci¨®n. Yo he tenido la suerte de hablar con ella por tel¨¦fono casi a diario, pero a¨²n no he podido ver las secuelas que le ha causado¡± el encierro, explica Ech¨¢iz.
La soledad azot¨® a las residencias tan fuerte como la covid-19. Se suspendieron las visitas, pero tambi¨¦n las actividades sociales, las terapias grupales, los cursos. Los confinamientos m¨¢s estrictos se vivieron all¨ª y los ancianos pasaron meses encerrados entre las cuatro paredes de su habitaci¨®n. ¡°A nivel cognitivo, mi abuela es una persona dura, aunque seguro que le ha tocado. Lo que me preocupa es a nivel motriz, porque todas las sesiones de fisioterapia se perdieron¡±, apunta Ech¨¢iz. Un estudio del Hospital del Mar revela que el 60% de los ancianos con deterioro cognitivo empeoraron con el confinamiento y siete de cada 10 abandonaron sus actividades diarias.
El punto m¨¢s controvertido durante la primera ola fue, sin embargo, la accesibilidad de los residentes a los hospitales. Los centros estaban colapsados y muchas familias y trabajadores de las residencias denunciaron los impedimentos para trasladar a los mayores a los hospitales. El Govern siempre ha negado que hubiese directrices de limitar la entrada a cuidados intensivos, por ejemplo, en funci¨®n de la edad. Sin embargo, s¨ª se difundi¨® un protocolo del Sistema de Emergencias M¨¦dicas que avalaba limitar la ventilaci¨®n mec¨¢nica a mayores de 80 a?os en las emergencias, aunque matizaba que deb¨ªa primar, en cualquier caso, el criterio cl¨ªnico por encima de la edad.
Tras la primera ola, el verano dio un respiro a los centros, que volvieron a abrir sus puertas a las familias con estrictas medidas de seguridad. Pero poco han durado los d¨ªas de calma. La segunda ola volvi¨® a entrar a las residencias y, aunque la experiencia de la primavera ha servido a los centros y a las autoridades para prepararse a conciencia, el virus se ha colado de nuevo. Este oto?o han llegado a infectarse 500 ancianos por semana y han muerto m¨¢s de 150 personas en siete d¨ªas. En el ¨²ltimo mes, se cuentan por centenares los mayores fallecidos cada semana.
¡°En la primera ola, la Administraci¨®n no estaba preparada y no dio recursos. En la segunda ola, estamos m¨¢s preparados, pero tambi¨¦n hay muchos protocolos y esto es un s¨¢lvese quien pueda. Tenemos mucha carga de trabajo y no hacemos bien nuestro trabajo porque tenemos que estar m¨¢s pendientes de las tareas de despacho y coordinaci¨®n que de atender a los propios usuarios¡±, valora Botella. En esta ola, la atenci¨®n primaria se ha puesto a coordinar la asistencia m¨¦dica en las residencias, se hacen test rutinarios cada tanto a trabajadores y usuarios, los centros est¨¢n sectorizados para separar a los casos positivos y hay circuitos de trabajo diferenciados. Pero sigue siendo insuficiente para blindar las residencias.
No hay forma de blindar estos centros al 100%. ¡°La Administraci¨®n parece conformarse con esas cifras de muertos. Deber¨ªan hacerse m¨¢s test semanales los trabajadores y cribados alternos a los residentes quincenalmente, por ejemplo. El protocolo actual es un coladero de contagios¡±, lamenta Ech¨¢iz.
Gesti¨®n controvertida
La gesti¨®n del Govern en las residencias ha sido muy cuestionada desde el primer momento e incluso puso contra las cuerdas, al borde del cese, al consejero de Asuntos Sociales, Chakir EL Homrani. Cuando la situaci¨®n en las residencias se desbord¨®, el Departamento de Salud asumi¨® el mando y la situaci¨®n mejor¨® moment¨¢neamente, pero la titular del ramo, Alba Verg¨¦s, ha vuelto a ser muy criticada por la gesti¨®n de casos paradigm¨¢ticos como la residencia de Tremp, donde han fallecido m¨¢s de 60 personas.
Este centro era uno de los calificados como ¡°de referencia¡±, es decir, apto para acoger y tratar a ancianos contagiados de otras residencias de la zona. Este sistema de traslado de ancianos positivos a otras residencias ha sido muy criticado por familiares y trabajadores por el temor a dispersar el virus. Llopis, de ACRA, lo defiende: ¡°Las residencias de referencia son necesarias, son un bal¨®n de ox¨ªgeno para los centros que no pueden sectorizar¡±. La Coordinadora de Residencias 5+1 se manifest¨® en contra y alert¨® de los riesgos: ¡°S¨®lo sirve para poner en peligro a los usuarios y trabajadores de la residencia receptora¡±, dijo en un comunicado.
Las residencias miran ahora a la vacuna contra la covid-19 entre esperanzadas y esc¨¦pticas. Catalu?a ya empez¨® el domingo a vacunar en estos centros a los m¨¢s vulnerables, pero parte del sector avisa de que el despliegue log¨ªstico se ha hecho a prisa y corriendo. ¡°Vemos mucha improvisaci¨®n y prisas. Nos faltan l¨ªderes¡±, critica Botella. Y advierten de que, a¨²n con la vacuna, no se puede bajar la guardia: la amenaza del virus persistir¨¢ durante varios meses.
33 centros intervenidos y 453 desinfectados
En los casos m¨¢s extremos, cuando el virus campaba a sus anchas por la residencia y dejaba bajo m¨ªnimos al personal, el Govern tuvo que tomar el mando. Desde el inicio de la pandemia se han intervenido 33 centros, la mayor¨ªa por falta de personal o incapacidad de cumplir los protocolos sanitarios. La primera fue la residencia Ball¨²s de Vals, el 25 de marzo y la ¨²ltima, Cal Garret, en Sant Fost de campsentelles, el pasado 16 de diciembre.
La Generalitat tambi¨¦n se ha empleado a fondo en la limpieza de las residencias, incluso lleg¨® a pedir ayuda al Ej¨¦rcito para ello. En estos meses se han realizado 619 desinfecciones en 453 centros distintos.
Adem¨¢s, este a?o, por el camino tambi¨¦n han quedado algunas residencias. Seg¨²n la Generalitat, 12 centros han cerrado durante la pandemia.
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